EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVIII
PORTADA | PUBLICAR EN ESTE SITIO | AUTOR@S | ARCHIVO GENERAL | CONTACTO | ACERCA DE | ESTADISTICAS | HACER UN APORTE

— VER EXTRACTOS DE TODOS LOS ARTICULOS PUBLICADOS A LA FECHA —Artículo destacado


Marcel Duchamp y concepto del Ready made

por Alfredo Fredericksen
Artículo publicado el 08/09/2021

“Vivir es más cuestión de lo que uno gasta que de lo que uno hace.”
Marcel Duchamp
 
“Por lo demás, los que mueren son siempre los demás…”
Epitafio, tumba de Marcel Duchamp en Ruán

 

I. Presentación
¿Quién no ha visto alguna vez a la Gioconda con bigotes?, ¿o el clásico urinario en una galería de arte? Estas dos preguntas giran en torno a una gran eminencia que influenció al arte de la vanguardia del siglo XX, me refiero a Marcel Duchamp. Así, si con la Gioconda bigotuda, algo a lo que habitualmente se atribuye un valor aparece como si no lo tuviera, con el ready-made se atribuye un valor a algo que habitualmente carece de ello. No se da un procedimiento operativo, sino un cambio de opinión intencionadamente arbitraria. No se pretende con la Gioconda bigotuda despreciar a una obra maestra, sino contestar a tal veneración que la opinión pública le tributa pasivamente. Y, verosímilmente, también herir el orgullo de un público que no sabe distinguir entre el original y la reproducción, puesto que la reproducción carece de carisma, es un hecho industrial y, por consiguiente, puede ser manipulado impunemente. Algo similar sucede con el urinario, sólo que al colocar la firma se plantea que el objeto carece de valor artístico en sí mismo, pero lo adquiriría con la opinión formulada por el sujeto: se separa el objeto de su contexto habitual en el que cumple una función práctica, lo lleva por una vía muerta. El valor estético ahora ya no es un procedimiento técnico, sino más bien, un puro acto mental, una actitud distinta respecto de la realidad. Estos son ejemplos claros que nos llevan a entender las implicancias y trascendencia del concepto de ready-made que se tocarán en este ensayo.

El objetivo del presente ensayo se remite así, al análisis de una obra del pintor Marcel Duchamp: El “Desnudo bajando por una escalera”, que alcanzó una fama sin precedentes, sobre todo por el papel que desempeñó en la emancipación del arte moderno, o quizás también por su extraño abandono de toda actividad pictórica en 1923 a favor del juego del ajedrez.  Pero, luego el enfoque del trabajo se centra en que para entender la obra el Desnudo bajando por una escalera es necesario comprender un nuevo concepto acuñado por Marcel Duchamp: el ready-made, como una forma en que el artista toma objetos y por sólo por este hecho logrará transformarlos en obras de arte.

Así metodológicamente, se comienza explicando el contexto histórico en que situamos a Duchamp y la influencia que posee éste último para la influencia de arte de vanguardia en el siglo XX, luego se detalla la descripción de la obra El Desnudo bajando por una escalera, además en el otro capítulo se aborda con detalle el nuevo concepto acuñado por Marcel Duchamp: el ready-made. Continuando con el trabajo, se procede a señalar la importancia que tiene la obra de Marcel Duchamp para la tradición pictórica, para llegar finalmente a las conclusiones.

II
Si nos adentramos en la obra de Marcel Duchamp, primeramente deberemos entender que es un artista dadaísta francés y cuya obra ejerció una fuerte influencia en la evolución del arte de vanguardia del siglo XX. Por ello, resulta indispensable entender el contexto histórico en que se desarrolló el dadaísmo.

Aunque todas nazcan de un deseo de conocer e interpretar la realidad, el movimiento Dadá, a diferencia de las demás corrientes, es una contestación total de todos los valores, empezando por el arte mismo. El movimiento nace al mismo tiempo en Zúrich, a partir de un grupo de artistas y de poetas (Arp, Tzara, Ball), y en Estados Unidos (tras el Armory Show, de 1913, la exposición abierta al arte de vanguardia), con dos pintores europeos, Duchamp y Picabia, y un fotógrafo norteamericano, Stieglitz, al que pronto se añadirá otro pintor-fotógrafo de esta nacionalidad, Man Ray. El movimiento se extiende rápidamente: se une a él pintor alemán Max Ernst y se le acerca Schwitters. Son los años de la primera guerra mundial, que solo con su estallido ha puesto en crisis a toda la cultura internacional. Y entre otros valores, también el arte, que deja de ser una forma de producir valor para repudiar cualquier lógica, convertirse en un sin-sentido y producirse (en el caso de que se produzca) según las leyes de la casualidad. Deja de ser una operación técnica y lingüística: puede utilizar cualquier instrumento, tomar no importa de dónde sus materiales.

En efecto, no produce valor, sino que es el documento de un proceso mental que aparece como estético porque es gratuito. Es el sin-sentido del sin-sentido, pero positivo, porque el comportamiento del mundo, que pretende ser lógico es insensato, es un sin-sentido negativo y letal. Pero también el sin-sentido, la casualidad, pueden tener coherencia y rigor. Privado de un fin y desvalorizado, el arte no es más que un signo de existencia pero significativo, porque todo lo que hay alrededor de él es la muerte.

Las primeras objeciones al racionalismo cubista habían nacido dentro del Cubismo mismo. Se había definido una nueva estructura formal, pero el arte seguía siendo una búsqueda cognoscitiva, y las obras cubistas, a pesar de su vocación revolucionaria, seguían siendo “obras de museo”. Las objeciones tenían más que ver con los procedimientos que con los problemas de fondo. Por ejemplo, Duchamp con su “Desnudo bajando la escalera”, Delaunay con sus Torres Eiffel, los futuristas y, en general, las vanguardias habían intentado de animar la representación dándole una dinámica funcional; pero el resultado había consistido únicamente en pasar de la representación de la elasticidad a la representación del movimiento. Así, la única revolución se había producido dentro de una concepción “histórica” del arte como forma y de la forma como objeto. Pero en la medida en que el arte seguía siendo una producción de objetos, la razón social del arte permanecía inalterada, puesto que en la sociedad burguesa el objeto es mercancía; la mercancía, riqueza, y la riqueza, autoridad, poder. A pesar de que se proponía cambiar todo, el Cubismo mantenía e incluso reforzaba la concepción del arte como productor de objetos de valor, por lo que seguía estando dentro del sistema de valores constituidos. Fue Duchamp quien profundizó en la crítica del Cubismo. Básicamente, el Dadaísmo se trata de una vanguardia negativa, porque no pretende instaurar una nueva relación, sino demostrar la imposibilidad y la no-voluntad de cualquier relación entre el arte y la sociedad. Así, el verdadero arte, será el anti-arte.

III

“Una obra de Duchamp no es exactamente lo que uno tiene ante los ojos, sino el impulso dado por ese signo a la mente de quien lo contempla.”
J.-H. Lévesque. “La Lecon de M.D.”, en The United States Lines Paris Review, 1955, bib. B 122.
«Las palabras no tienen absolutamente ninguna posiblidad de expresar nada. En cuanto empezamos a verter nuestros pensamientos en palabras y frases todo se va al traste»
Marcel Duchamp.

 

Marcel Duchamp fue un pintor dadaísta francés que nace el 28 de julio de 1887 en Blainville. Entre sus obras más destacadas se encuentra el “Desnudo bajando por una escalera” realizada en año 1912, obra de la cual tocará este capítulo. Ver fig. Fuente: «Desnudo bajando una escalera – Marcel Duchamp – Historia Arte (HA!) (historia-arte.com)«, [última visita: 01-12-22].

DuchampLa relevancia que adquiere la obra precedente en la historia del arte moderno es sin duda, incuestionable. Tal es así que podría considerarse como la obra Las señoritas de Avignon de Pablo Picasso que puso en crisis a los fauves, pero ésta pone en crisis al Cubismo analítico. Viene a corroborar esto Giulio Argan, que señala que:

“Desde sus comienzos, tras haber estudiado a fondo a Cézanne y los fauves, y aplicando a ello un espíritu crítico e incluso algunas tendencias simbolistas heréticas, DUCHAMP se había declarado contrario a una pintura “puramente retínica”: terminará por abandonar la pintura tradicional y convertirse en uno de los protagonistas máximos del movimiento dadaísta, para el cual la obra de arte ha de ser sustituida por el puro acto estético.”[1]

Así, por la fecha en que se encuentra Duchamp nos encontramos en una declarada controversia con el Cubismo analítico, criticando su carácter estático, en el que intuye una limitación formalista. Duchamp, como se puede apreciar en esta obra introduce el elemento cinético: una figura desnuda que baja las escaleras delimita y vincula las posiciones sucesivas en un complejo ritmo de formas. Giulio Argan afirma que: “Se ha hablado de sus analogías y de sus probables relaciones con el dinamismo futurista; en realidad se trata de dos investigaciones distintas.”[2]. Pero para los futuristas el movimiento es velocidad y adquiere gran relevancia la figura de la máquina, es decir, es distintivo del futurismo la existencia de una fuerza física que deforman los cuerpos hasta el límite de su elasticidad y cuyos efectos revelan el dinamismo invisible de la causa. En palabras del propio Giulio Argan: “(…) el movimiento es una condición objetiva que da al objeto que se mueve una forma distinta de la que tiene el objeto inmóvil.”[3]. Sin embargo, aquí aparece lo distintivo de Marcel Duchamp a juicio de Giulio Argan, ya que:

“(…) no sólo provoca un cambio en su conformación, sino incluso en la estructura del objeto: lo desmembra, altera el tipo morfológico de sus órganos internos, cambia el sistema de su funcionamiento biológico. Por lo tanto, la actitud de Duchamp es tan crítica hacia el Cubismo analítico como hacia la el dinamismo futurista e incluso hacia el dinamismo visual que Delaunay contraponía a la descomposición analítica cubista.”[4]

Pues bien, se debe considerar que el movimiento de una persona bajando las escaleras se presenta en la obra como un movimiento repetitivo y mecánico, no muy distinto al de una máquina, por ello, podría prestarse para confusión al observar la obra y oscilar entre el Futurismo y el Cubismo, éste último básicamente por las formas geométricas. Giulio Argan tematiza esto y nos señala que: “(…) la persona que pasa de una condición de organismo vivo al de una máquina; el funcionamiento biológico se convierte en funcionamiento mecánico.”[5]. Pero nuestro problema radica en que nos acostumbramos a hacer movimientos repetitivos en una sociedad de la técnica en que existe una alta familiarización con las máquinas, quizás por ello, la transformación del funcionamiento biológico en funcionamiento técnico es sea el destino que nos espera. Así, en palabras de Giulio Argan éste no señala que:

“Es perfectamente comprensible que, partiendo de [la premisa anterior], Duchamp terminara por contestar totalmente la cultura de la sociedad moderna; y es igualmente explicable que [El Desnudo bajando por una escalera] tuviera un gran éxito y produjera consecuencias profundas en Norteamérica (fue expuesto en 1913 en el Armory Show, de Nueva York); es decir, en un país en el que el paso del ambiente natural al ambiente tecnológico había sido más rápido y traumático que en Europa.”[6]

De este modo, la relación de Duchamp con el dadaísmo era sumamente compleja, más allá que esta obra en particular. Octavio Paz reflexiona también respecto a la obra el Desnudo bajando por una escalera y señala sus impresiones:

“Ese cuadro es uno de los ejes de la pintura moderna: el fin del cubismo y el comienzo de algo que todavía no termina. En apariencia- aunque su obra sea la evidencia misma, no hay nada menos aparente que la pintura de Duchamp- el Desnudo…se inspira en preocupaciones afines a las ambiciones de los futuristas: la ambición de representar el movimiento, la visión desintegrada del espacio, el maquinismo.”[7]

Y esto resulta bien coherente con lo antes dicho, además en la obra del “Desnudo bajando la escalera” se aprecia claramente la utilización de la noción de retardo, o sea el análisis al movimiento. De hecho, Octavio Paz señala que: “Su propósito es más objetivo y menos epidérmico: no pretende dar la ilusión de movimiento (…) [,] sino descomponerlo y ofrecer una representación estática de un objeto cambiante.”[8].  Si bien es verdad que el futurismo se opone a la idea de objeto inmóvil, Duchamp traspasa inmovilidad y movimiento, fundiéndolos para mejor disolverlos. Así, el futurismo esta prendado de la sensación; Duchamp de la idea. También en la obra el Desnudo es interesante el uso del color de un amarillo intenso. A juicio de Octavio Paz: “El uso del color es (…) distinto: los futuristas se complacen en una pintura brillante, exaltada y casi siempre detonante; Duchamp venía del cubismo y sus colores son menos líricos, más sobrios y compactos: no el brío sino el rigor.”[9]. Esto es aún más considerable si pasamos al exterior del cuadro, a su significación interna, es decir, si penetramos en la visión interna del artista, entendiendo que visión no es sólo lo que vemos, sino que es una posición, una idea, una geometría: un punto de vista, en el doble sentido de la expresión. Al respecto, Octavio Paz nos dice que:

“Ante todo: la actitud frente a la máquina. Duchamp no es un adepto de su culto; al contrario, a la inversa de los futuristas, fue uno de los primeros en denunciar el carácter ruinoso de la actividad mecánica moderna. Las máquinas son grandes productores de desperdicios y sus desechos aumentan en proporción geométrica a su capacidad productiva. Para comprobarlo basta con pasearse por nuestras ciudades y respirar su atmósfera emponzoñada.”[10]

Así, las máquinas se plantean como agentes de la destrucción y de ahí que los mecanismos que apasionen a Duchamp sean los que funcionan de manera imprevisible, los “antimecanismos”. Octavio paz dirá:

“Estos aparatos son duplicados del juego de palabras: su funcionamiento insólito los nulifica como máquinas. Su relación con la utilidad es la misma que la de retardo y movimiento, sin sentido y significación: son máquinas que desfilan la crítica de sí mismas. El Desnudo…es un antimecanismo. La primera ironía consiste en que no sabemos siquiera si se trata de un desnudo. Encerrado en un corsé o malla metálica, es invisible.”[11]

Además, que el rasgo que lo distingue del futurismo es un fuselaje sorprendido no en pleno vuelo, sino en lenta caída. Pesimismo y humor: un mito femenino, la mujer desnuda, convertido en un aparato más bien amenazante y fúnebre. Otro aspecto destacable, que ya se encontraba presente en obras anteriores era la violencia racional, mucho más despiadada que la violencia física en que se complace Picasso. Así, la pintura de Marcel Duchamp el Desnudo representa un objeto de investigación interna. Octavio Paz dirá:

“(…) la palabra interna debe entenderse en dos sentidos: reflexión sobre la parte interna de un objeto y reflexión interior, autoanálisis. El objeto es una meditación sobre sí mismo. En cierto modo cada uno de sus cuadros es un autorretrato simbólico. De ahí la pluralidad de significados y de puntos de vista de una obra como el Desnudo…: creación plástica pura y meditación sobre la pintura y principio de otra pintura y fin de la carrera pictórica de Duchamp; mito de la mujer desnuda y destrucción de ese mito; máquina e ironía, símbolo y autobiografía.”[12]

IV

“Contra toda opinión, no son los pintores sino los espectadores quienes hacen los cuadros.”
Marcel Duchamp
“El arte tiene una bonita costumbre de echar a perder todas las teorías artísticas.”
Marcel Duchamp

 

Siguiendo el razonamiento de la frase anterior, Marcel Duchamp acuña un nuevo concepto: el ready made. El ready made son objetos anónimos que el gesto gratuito del artista, por el sólo hecho de escogerlos, convierte en obras de arte. Al mismo tiempo, ese gesto disuelve la noción de “objeto de arte”. La contradicción es la esencia del acto; es el equivalente plástico del juego de palabras: éste destruye el significado, aquél la idea de valor. Entonces, los ready-mades no son anti-arte, como tantas creaciones modernas, sino artísticos. Así, autores como Octavio Paz dirán al respecto que los ready-mades no son:

“Ni arte ni anti-arte sino algo que está entre ambos, indiferente, en una zona vacía. La abundancia de contarios sobre su significación- algunos sin duda habrán hecho reír a Duchamp- revela que su interés no es plástico sino crítico o filosófico. Sería estúpido discutir acerca de su belleza o fealdad, tanto porque están más allá de su belleza o su fealdad como porque no son obras sino signos de interrogación o de negación frente a las obras.”[13]

Así, el ready-made no postula un valor nuevo: es un dardo contra lo que llamamos valioso. Es crítica activa: un puntapié contra la obra de arte sentada en su pedestal de adjetivos. Esta crítica atraviesa por dos momentos: el primero de ellos es de orden higiénico (un aseo intelectual donde el ready-made es una crítica del gusto) y el segundo es un ataque a la noción de obra de arte. Incluso, Octavio Paz reconoce que para Duchamp el buen gusto no es menos nocivo que el malo.[14]. Continúa Octavio Paz que: “El ready-made es una crítica del arte “retiniano” y manual que “dominaba el oficio”, Duchamp denuncia la superstición del oficio. El artista no es un hacedor; sus obras no son hechuras sino actos.”[15]. Duchamp no pretende con esto, disociar forma y contenido, ya que en el arte lo único que cuenta es la forma, porque es ésta última la que emite significado. La forma proyecta sentido, es un aparato de significar. Entonces, a juicio de Octavio Paz: “(…) las significaciones de la pintura “retiniana” son insignificantes: impresiones, sensaciones, secreciones, eyaculaciones. El ready-made enfrenta a esta insignificancia su neutralidad, su no-significación.”[16]

De este modo, no debe ser un objeto hermoso, agradable, repulsivo o interesante. Nada más difícil que encontrar un objeto realmente neutro. Pero, el ready-made es un gesto que no puede realizar cualquier artista, sino sólo Marcel Duchamp. Así, solo Duchamp podrá escoger un objeto manufacturado e inscribir su nombre en una negación y un gesto de desafío. Pero esto no sería posible gracias a la inyección de la ironía que niega a la técnica y transforma al objeto en ready-made: un objeto inservible. De este modo, Octavio Paz destaca que: “Desde esta perspectiva el ready-made es una doble negación: no sólo el gesto sino el objeto mismo es negativo.”[17]. Continúa señalando Octavio Paz al respecto que: “El ready-made es un arma de dos filos: si se transforma en obra de arte, malogra el gesto de profanación; si preserva su neutralidad, convierte al gesto mismo de la obra. En esa trampa han caído la mayoría de los seguidores de Duchamp: no es fácil jugar con cuchillos.”[18]. Ahora bien, una condición que destaca para la práctica del ready-made es que requiere de absoluto desinterés, lo que en la práctica que su gesto no es tanto operación artística como un juego filosófico, sino más bien una negación que por el humor se vuelve afirmación. Octavio Paz advierte al respecto que: “[se produce una] contradicción que niega por igual toda significación al objeto y al gesto, es un acto puro –en el sentido moral y también en el de juego: limpieza de manos, rapidez y perfección en la ejecución.”[19]. Pero, cabe señalar que del concepto de ready-made que nos plantea Duchamp la dificulta estriba en elegir un objeto sin significación y lograrnos instalar en la zona nula del espíritu.

Recapitulando gran parte de lo dicho, conviene entonces quedarnos con las ideas de ready-made que nos propone Felipe Oyarzún respecto su elección:

“[…] se puede ver que la elección indica dos cosas: por una parte que el hecho definitivo de que el producto llamado ready-made no es el resultado de la elaboración del artista, sino de un trabajo artesanal o industrial. Por otra, que si bien la consistencia física del objeto no cambia por la intervención del artista o varía sólo escasamente, su estructura funcional queda muy en hondo alterada. En efecto, la cosa elegida pierde, por el hecho de ser elegida, su destinación de uso-las más de las veces se trata de ese género de cosas- e ingresa en la esfera de una contemplación: hay, pues, una conversión del objeto utilitario en objeto de contemplación. […] Si la contemplación fuese convocada a descubrir aquí un contenido artístico, es decir, estético, la connotación de arte […] no podrían hallar más motivo que esa elección.[20]

V

“Hay millones de artistas que crean; sólo unos cuantos miles son aceptados o, siquiera, discutidos por el espectador; y de ellos, muchos menos todavía llegan a ser consagrados por la posteridad.”
Marcel Duchamp

 

Tal es el caso Marcel Duchamp quien respecto a la tradición pictórica, transformó las estructuras de la teoría y de la operación estética más que cualquier otro, e incluso llegó a negar que el arte sea el proceso a través del cual se realiza la actividad estética. Pero, resulta conveniente destacar ciertos aspectos de su personalidad que lo llevan a pensar así, en primer lugar, su radical escepticismo e ironía que lo lleva a rechazar que la tecnología industrial sea una “revolución” destinada a cambiar la faz del mundo. De hecho, Giulio Argan afirma respecto de la figura de Marcel Duchamp que:

“No es nada serio, pues es una de las muchas y recurrentes mitologías o mitomanías del hombre. La casada puesta al desnudo por sus solteros, obra a la que se dedica inmediatamente después del Desnudo descendiendo una escalera (y que está más allá de la pintura, pues incluye todo un conjunto de elementos gráficos colocados sobre placas de vidrio), estudia un ciclo de continuos de las funciones biológicas y tecnológicas, con una amplia intervención de simbologías  inconscientes y de alusiones humorísticas.”[21]

Por otro lado, es destacable de que pese al racionalismo que poseía Marcel Duchamp, era la tecnología industrial la que realiza de hechos los impulsos inconscientes, los deseos no formulados de la sociedad. Por ello, Gulio Argan nos dirá que:

“(…) el mismo cuadro se llena de implicaciones simbólicas, tanto más evidentes cuanto más desaparece la figuración. Es por tanto, una especie de magia que afecta a todas las técnicas con las que el hombre ha expresado su existencia profunda: desde la alquimia al lenguaje y al juego. La importancia de la singularidad de la personalidad de Duchamp se debe a que este hombre siempre se movió contra corriente y a que subrayó sin límites todo aquello que se encuentra bajo las censuras represivas de la sociedad moderna.”[22]

Ahora bien, también Marcel Duchamp aportó el concepto del ready-made que implicó la suspensión de todos los momentos de la producción y recepción de la obra de arte. No se desmarca de éstos como para hacerse pertenecer a otra serie, sino que se inscribe en el aún-no de la producción y de la creación artística. No se trata de que el ready-made “recupere” experimentalmente el aún-no de la obra para conferirle ingeniosamente el estatuto de obra, sino que ha capturado al espectador en el aún-no que sería esencial a la experiencia de toda obra. En efecto, la obra pasa en el proceso de recepción por el momento en cierto modo inaprehensible de la expectativa: la espera del arte como espera del gusto y del sentido. De tal modo que, el ready-made no es algo que carezca de sentido, sino que opera como el aún-no del sentido. El ready-made es posibilidad de sentido, poniendo en crisis todo el sistema de oposiciones que de una manera u otra se ha propuesto históricamente para dar cuenta de la cuestión de la obra de arte, del sentido y de la experiencia. Y claro, resultan pertinente entonces las palabras de Felipe Oyarzún al respecto y que evalúa al concepto de ready-made:

“La provocación más general que envuelve el ready-made con respecto a la tradición pictórica y teórica del arte podría ser registrada por la siguiente proposición: en el ready-made la obra de arte se significa a sí misma como pura artificialidad. […] [Y] contiene una paradoja notoria, precisamente en vista de la tradición aquí contestada. Pues, para ella, la artificialidad no es el verdadero modo de ser del arte, no es la verdad del arte bello, sino, por el contrario, sólo su mera exterioridad. Y esto no es sólo predicable de aquella época de la tradición caracterizada por el imperio de la estesia; todo el discurso de esta tradición, desde sus comienzos, parece comprometerse en una tesis semejante.”[23]

Reflexiones Finales
Fue gracias a Marcel Duchamp (y no a figuras públicas, más públicas) que nuestro siglo destacará sobre los precedentes. En momento de esbozar un declive, las ideas de Duchamp, recibidas con indiferencia durante lustros, alcanzan madurez y no tardarán en hallar acogida. Marcel Duchamp con la negación de las técnicas en cuanto a sus operaciones programáticas para conseguir un fin tiene su punto culminante en el ready-made, concepto que acuñó y que se destaca por ser un objeto cualquiera (un sacacorchos, un orinal, una rueda de bicicleta), presentado como si fuera una obra de arte, es decir, se saca un objeto un de su contexto original, se desfuncionaliza y se convierte en arte y es esta construcción la que fuerza a pensar al espectador. Pero lo que se debe entender de esto es que los ready-made cuestionan fuertemente la historia del arte y su autonomía ya que ingresan a los museos objetos de la vida cotidiana. Ahora bien, una de sus obras más importantes fue el Desnudo bajando por la escalera que ponía en tela de juicio una crítica hacia el mundo industrializado, en el sentido en que éste no era necesariamente y es que la obra de arte no vale tanto por el talento y la experiencia que su creador haya condensado en ella como por las resonancias y las armonías casi siempre imprevistas en el lector o el contemplador (el contemplador dice Duchamp, es el que hace el cuadro).

Trascender los límites y cuestionar las categorías mismas del pensar y del imaginar es también una alternativa presente para el ser humano cuyo seno ha sido la creatividad. Efectivamente somos hijos de la creatividad, nos hemos creado como seres humanos a partir de nuestras expresiones y sensaciones. La racionalidad en un tipo de expresión histórica. El problema es cuando estas tienden a sedimentarse y a naturalizarse hasta el punto de hacerse transparentes a nuestra propia visión, entonces estamos atrapados en nuestras propias redes. Duchamp es un rompe redes, representa lo posible, lo otro, lo que aún no nace. Hasta los límites son trazados por nuestras convenciones, tendemos a codificar, pero también tendemos a horadar toda resistencia a nuestra creatividad y este es un impulso tremendamente fecundo que nos pone en alerta ante la aparición subliminal de gérmenes totalitarios.  La obra de Duchamp es una oda a la creatividad y a la libertad sin clausuras que como un recurso de salvación de lo humano debe mantenerse aunque, en apariencia, atente contra la racionalidad. Y en última instancia, ¿Quién se reserva el derecho a decidir en lo estético y en los imperativos de la vida?

Así, se debe volver sobre la idea de que Duchamp es el hito inaugural para todo un movimiento de artistas que durante el siglo XX, harán arte contra la institución del arte burgués, lo que significaría retomar la cuestión del anti-arte. A modo de finalización del presente ensayo quisiera terminar con un poema de Octavio Paz que se titula: “La Dulcinea de Duchamp”[24].

LA DULCINEA DE DUCHAMP
-Metafísica estáis.
-Hago striptease.

Ardua pero plausible, la pintura
cambia la blanca tela en pardo llano
y en Dulcinea al polvo castellano
torbellino resuelto en escultura.

Transeúnte de París, en su figura
-molino de ficciones, inhumano
rigor y geometría- Eros tirano
desnuda en cinco chorros su estatura.

Mujer en rotación que se disgrega
y es surtidor de sesgos y reflejos:
mientras más se desviste, más se niega.

La mente es una cámara de espejos:
invisible en el cuadro, Dulcinea
perdura: fue mujer y ya es idea.

 

Alfredo Fredericksen

Referencias bibliográficas
ARGAN, Giulio Carlo: El Arte Moderno: Del iluminismo a los movimientos contemporáneos. Madrid, España: Ed. Akal, S.A., 1991, 660 p.
OYARZÚN, Felipe: Anestetica del ready-made. Chile, Santiago: LOM Ediciones, 2000, 288 p.
PAZ, Octavio: La Apariencia desnuda. Chile, Santiago: Ed. Alianza, S.A, 1998, 186 p.
PAZ, Octavio: “La Dulcinea de Duchamp”, disponible en internet: http://www.vivir-poesia.com/2004/07/la-dulcinea-de-duchamp/ [visitado: 7.05.09].

 

Videos vistos

AULARTE.CLIP- Desnudo bajando una escalera. Marcel Duchamp. 1917. – YouTube
Desnudo Bajando Una Escalera Nº2 – YouTube
Análisis del «Desnudo bajando una escalera» por Fernando Lancho – Bing video
CLIP-Desnudo bajando una escalera. Marcel Duchamp.1917. AULARTE. on Vimeo
(768) Interpretación del «Desnudo bajando una escalera» – YouTube (768) Interpretación del «Desnudo bajando una escalera» – YouTube
(768) Desnudo Bajando Una Escalera Nº2 – YouTube
(768) desnudo bajando una escalera – marcel buchamp – YouTube
(768) Las claves para entender a Marcel Duchamp – YouTube (768) Las claves para entender a Marcel Duchamp – YouTube
(768) VIDEOARTE| REINTERPRETACIÓN DUCHAMP – YouTube
(768) Marcel DUCHAMP (1887-1941) | Biografía de Artista – YouTube
(768) DUCHAMP y el dadaismo: un urinario en un museo. ¿Todo puede ser arte? – YouTube
Marcel Duchamp | HOW TO SEE “Readymades” with MoMA curator Ann Temkin – Bing video
Marcel Duchamp – Bing video
Marcel Duchamp: The radical artist who changed the course of art | The Mix – Bing video
Duchamp interviews – Bing video
Interview with Marcel Duchamp – Bing video
Marcel Duchamp in 60 seconds – Bing video
Marcel Duchamp: The Art of Life | 2020 NHD Documentary – Bing video
Watch Marcel Duchamp: The Art Of The Possible Online | Vimeo On Demand on Vimeo
Filosofarte: Marcel Duchamp – Bing video
Marcel Duchamp | Pionniers, Pionnières | Centre Pompidou – Bing video
Lecture by David Joselit: «Beyond Repetition: Marcel Duchamp’s Readymades» – Bing video
Readymade Art Marcel Duchamp and Found Objects – Bing video
Is it art? The works of Marcel Duchamp – Bing video
Marcel Duchamp interview on Art and Dada (1956) – Bing video

 

NOTAS
[1] ARGAN, Giulio Carlo: El Arte Moderno: Del iluminismo a los movimientos contemporáneos. Madrid, España: Ed. Akal, S.A., 1991, p. 400.
[2] El Arte Moderno: Del iluminismo a los movimientos contemporáneos, supra nota 2.
[3] Ibidem.
[4] Ibidem.
[5] Ibidem.
[6] Ibidem.
[7] PAZ, Octavio: La Apariencia desnuda. Chile, Santiago: Ed. Alianza, S.A, 1998, p. 20.
[8] Ibidem.
[9] Ibidem.
[10] Ib., p. 21.
[11] Ibidem.
[12] La Apariencia desnuda, supra nota 8, p. 22.
[13] Ib., p. 31.
[14] Ib., p. 32.
[15] Ib., p. 33.
[16] La Apariencia desnuda, supra nota 8, p. 33.
[17] Ib., p. 36.
[18] Ib., p. 37.
[19] Ibidem.
[20] OYARZÚN, Felipe: Anestetica del ready-made. Chile, Santiago: LOM Ediciones, 2000,  p. 83.
[21] El Arte Moderno: Del iluminismo a los movimientos contemporáneos, supra nota 2.
[22] Ib., p. 402.
[23] Anestetica del ready-made, supra nota 21, p. 193.
[24] PAZ, Octavio: “La Dulcinea de Duchamp”, disponible en internet: http://www.vivir-poesia.com/2004/07/la-dulcinea-de-duchamp/ [última visita: 7.05.09].

 

Print Friendly, PDF & Email


Tweet



Comentar

Requerido.

Requerido.




 


Critica.cl / subir ▴