EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVIII
PORTADA | PUBLICAR EN ESTE SITIO | AUTOR@S | ARCHIVO GENERAL | CONTACTO | ACERCA DE | ESTADISTICAS | HACER UN APORTE

— VER EXTRACTOS DE TODOS LOS ARTICULOS PUBLICADOS A LA FECHA —Artículo destacado


1139 – 1140 fechas clave en la Revista portuguesa de los Centenarios

por Alfredo Fredericksen
Artículo publicado el 24/11/2022

Texto de Matthias Goel[1]
Traducción de Alfredo Fredericksen Neira[2]

Originalmente este artículo fue publicado por la Revista Roda da Fortuna
disponible en internet en
(71) O 1139 1140 português na Revista dos Centenários | Matthias Gloël – Academia.edu
Última visita: 27-11-22
Todos los derechos de autor han sido liberados

 

Resumen
Este artículo trata de la utilización dada al inicio del reino portugués en 1139 en la Revista dos Centenários, publicada entre los años 1939 y 1940 en el contexto de la Exposición del Mundo Portugués. Se analizan los diversos textos que se publican sobre esa temática en el contexto de las corrientes historiográficas de aquella época en general y del Estado Novo portugués en particular. Los hechos centrales de los textos son el nacimiento de la nación y los méritos personales del primer rey Alfonso Henríques. Finalmente, se explica cómo el año de 1139 es utilizado en los textos de la Revista dos Centenários en un contexto de continuación de la lucha de la nación portuguesa por su independencia contra el vecino castellano. Para todo lo anterior, se considerará al profesor Matthias Goel como autor del presente artículo y a Alfredo Fredericksen Neira como su respectivo traductor.

Palabras clave
Historia medieval, Estado Novo portugués, Historia de la historiografía.

 

1139 – 1140 português na Revista dos Centenários
Resumo
Este artigo trata da utilização dada ao início do reino português em 1139 na Revista dos Centenários, publicada entre os anos 1939 e 1940 no contexto da Exposição do Mundo Português. Analisam-se os diversos textos que se publicam sobre essa temática no contexto das correntes historiográficas daquela época em geral e do Estado Novo português em particular. Os eixos centrais dos textos são o nascimento da nação e os méritos pessoais do primeiro rei Afonso Henriques. Finalmente, explica-se como o ano de 1139 é utilizado nos textos da Revista dos Centenários num contexto de continuidade sobre outras épocas posteriores que são apresentadas como a continuação da luta da nação portuguesa pela sua independência contra o vizinho castelhano. Por tudo o exposto, o professor Matthias Goel será considerado o autor deste artigo e Alfredo Fredericksen Neira seu respectivo tradutor.

Palavras-chave: História medieval; Estado Novo português; História da historiografia.

 

1) Introducción
La Revista dos Centenários fue creada en el contexto de la Exposición del Mundo Portugués que tuvo lugar en Lisboa entre 23.6.1940 y 2.12.1940, siendo publicada mensualmente durante dos años (1939 y 1940), por un total de 24 volúmenes[3]. Fue editada por la Comisión Nacional de los Centenários, más concretamente por la sección de Propaganda y Recepción, tal como se puede ver en las portadas de cada uno de los números. Fueron publicados los discursos más importantes realizados en la exposición, tal como el del jefe del Estado Óscar Carmona y del jefe del gobierno Antonio de Oliveira Salazar. La mayoría de las contribuciones, todavía, son artículos sobre diferentes temas relacionados con el mundo portugués y especialmente sobre los dos centenarios, motivo principal de la exposición y, por tanto, de la revista.

El precio de cada volumen de la revista era de 2 escudos y 50 centavos en Portugal, de 3 escudos en Portugal de Ultramar, 3 escudos y 50 en el extranjero. La mayoría de los portugueses no estaba en condiciones de comprarla, dado que el salario medio de los trabajadores era de 15 escudos diarios, lo cual no era suficiente para cubrir las necesidades básicas –para esas necesidades básicas eran necesarios 28 escudos, lo que quiere decir casi el doble (Rosas, 1990: 350).  La revista estaba, entonces, destinada a las élites del país, cosa que no es sorprendente, ya que la sociedad del Estado Nuevo de Salazar era de conformación altamente elitista que consideraba de poca importancia la educación de las masas populares.

Como bien dice el título, se conmemoran dos centenarios de la historia portuguesa, el primero en 1140 (que en la realidad fue en 1139), año en que se coronó el primer rey portugués Alfonso Henriques, y el segundo en 1640, cuando Portugal salió de la monarquía hispánica después de 60 años de unión dinástica con los otros reinos de la península ibérica, y comenzó la realeza de los Bragança con su primer rey João IV.

El objetivo de este estudio es investigar cómo se usó este origen histórico del año 1139 para la propaganda nacionalista del Estado Novo, al cual tuvo como objetivo vincular el pasado glorioso con el propio presente. Así escribe António Ferro, director del Secretariado de Propaganda Nacional en su Carta Aberta aos Portugueses de 1940, publicada en el primer número de la Revista dos Centenários: “1140(1139 foi o seu prólogo…) explica 1640, como 1640 prepara 1940. São três anossagrados da nossa história, o ano do nascimento, o ano do renascimento e o ano apoteótico do ressurgimento  (Ferro, 1939: 19)[4]. Esa idea de vincular aquellas dos fechas importantes de la historia portuguesa con el propio presente había aparecido ya una década antes, en un artículo del entonces embajador portugués en Bélgica, Alberto de Oliveira, publicado como Um Português ausente de Portugal  el 15 de febrero de 1929 en el Diário de Notícias, donde ya se propone realizar en 1940 una gran conmemoración de estas dos fechas 1140 y 1640[5].

Trataremos de explicar entonces como el año 1140 está presente en esta dinámica del uso de la historia por parte del Estado Nuevo en el marco de la revista. También analizaremos los discursos en el contexto de historiografía de aquella época, en un contexto nacional e internacional. Además de eso, explicaremos quien fueron los autores que contribuirán para la revista, y si eran historiadores o de otras áreas.

2) Contexto histórico de la exposición y de la revista
Después del golpe de Estado que acabó con la República democrática portuguesa en 1926, se proclamó el Estado Novo en 1933, una dictadura autoritaria con una nueva Constitución (Brandão, 2008; Domingues e Pereira, 2010; Friedrich, 2016). La década de 1930 fue el tiempo de mayor prestigio del Estado Nuevo (Brito, 2011: 265). El Alto Colonial de 1930 (ya en dictadura, pero antes del Estado Nuevo) podía ser considerado ya como un antecedente importante, el cual ligó las colonias de forma más estrecha a las metrópolis, llamándose a esas posesiones ahora el Imperio Colonial Portugués.

Los actos y exposiciones conmemorativos fueron un recurso propagandista habitual de los primeros años del régimen de Salazar (Acciaiuoli, 1998). En 1934 se realizó la Exposición Colonial Portuguesa en el Porto (Serra, 2016), inspirada en exposiciones semejantes de Antuérpia (1930) y París (1931), a pesar que este tipo de exposición existía ya desde la segunda parte del siglo XIX. Un año más tarde, en 1935, otra exposición recordó a la tomada de Chaimite, lugar en Moçambique, donde 40 años antes fue hecho prisionero el último monarca del Imperio de Gaza. En 1936, hubo conmemoraciones por los diez años de aniversario del golpe de Estado, o en el idioma de la época, el año X de la Revolución Nacional (Francia, 2010). Al año siguiente se llevó a cabo en el Parque Eduardo VII de Lisboa la Exposición de Ocupación Histórica, que consistió principalmente en retratos de personajes importantes de las campañas coloniales del siglo XIX y principios del XX.

Paralelamente, Portugal estaba presente también en las exposiciones internacionales de esos años, tal como en las exposiciones mundiales de Sevilla (1929), Nova Iorque (1939) y San Francisco (1939-1940). En todas ellas se pretendió presentar un Portugal nuevo, un Portugal restaurado que estaba a renacer con el Estado Nuevo (Brito, 2011: 265). Las exposiciones eran un instrumento de propaganda mucho más importante para el régimen de Salazar (Lourenço, 1978: 147).

Finalmente, en 1940, el régimen organizó la Exposición del Mundo Portugués durante casi medio año. Lo propio del Estado salazarista presentado el año 1940 como un “año sagrado de la familia nacional”, y la exposición se destinaba a ser la cima de este año santo (Almeida, 2004: 9-10; también Almeida, 2005: 111-160). El arquitecto principal Cottinelli Telmo se inspiró mucho en los eventos de propaganda en la Alemania nazi en los años 30 (Fagundes, 1998). También fueron importantes las influencias de la Italia fascista de Mussolini, donde precisamente hubo exposiciones coloniales de arte en Roma (1931) y Nápoles (1934) que tuvieron su impacto sobre Portugal (Vargaftig, 2016).

En ese contexto, la participación e implicación era un deber patriótico de todos los portugueses. Luiz Viera Castro lo expresa claramente en un artículo de la revista: “A nenhum português pode uma tal data [1940] ser indiferente e nenhuma outra, como esta, deve inspirar a todos reflexões mais proveitosas” (Viera de Castro, 1939: 1)[6]. A pesar de que se trate de una exposición de carácter nacional, se inserta igualmente en la tradición de las exposiciones mundiales que se hicieran desde 1851 (Londres). Muchas de esas exposiciones pueden ser consideradas en la práctica más como celebraciones nacionales (Bennet, 2002), por lo cual también se pueden considerar antecedentes de la Exposición del Mundo Portugués de 1940. Esto ha sido definido como: “o expoente apoteótico dos valores marcantes do Estado Novo” (Martins, Oliveira y Bandeira, 2012:1), o también como: “o mais importante acontecimento político -cultural do Estado Novo” (Barros, 1996: 325), definiciones que evidencian la importancia y el impacto que tuvo la exposición.

La Revista dos Centenários, como ya dijimos, comenzó a ser publicada en Janeiro de 1939, o sea, un año y medio antes de la inauguración de la exposición que se encontraba ya en las preparaciones. Los hechos centrales de la revista son, como ya hace suponer el título, temas relacionados con la Historia, siendo el foco especial los dos centenarios que dan el nombre a la revista. También existen otros textos con más variedad de aspectos, como la serie Castelos de Portugal que aparece en la gran mayoría de los volúmenes presentados en uno de los castillos que se encuentran en un territorio portugués.

La Historia normalmente es un recurso central de regímenes con un fuerte énfasis en el nacionalismo, como se ve también en las dictaduras europeas contemporáneas al Estado Nuevo portugués, en la Alemania de Hittler (Schöttler, 1997), en la Italia de Mussolini (Ganapini, 1990) y en la España de Franco (Hernández Burgos, 2015). Como en los otros países, el uso (o abuso) de la Historia no es algo que comenzase con la dictadura de Salazar. Desde finales del siglo XIX, la celebración de la Historia es una parte importante de todas las agendas políticas también en Portugal (Almeida, 2004:8). Con el Estado Nuevo eso solamente incrementó aún más. Un ejemplo de eso es precisamente la Revista dos Centenários.

3. El año 1140 en la Revista de los Centenários
El centenario de Alfonso Henriques está principalmente presente en los volúmenes del primer año de la revista, o sea, durante el año 1939. Durante el segundo año, el año de 1640 tiene mucho más protagonismo. La explicación para tal es probablemente el hecho que históricamente los sucesos de Alfonso Henriques se atribuyen al año 1139, por lo que el centenario en realidad fue en 1939. Después, los volúmenes del año 1940 son más dedicados al año 1640.

En los artículos de la Revista dos Centenários, el año 1140 es presentado como el inicio de la nación portuguesa, lo que permite hablar de ocho siglos de historia. El propio jefe de Estado en su discurso inaugural de la exposición, publicado también en la revista, afirma que: “há oito séculos que a nação existe” y que “há oito séculos opovo português caminha na história” (Carmona, 1940: 7). El sacerdote e historiador Agostinho de Azevedo usa el término “fundación de la nacionalidad” para referirse a los orígenes de Portugal en un artículo sobre la familia de los Mendes de la Maia, según el autor algunos de los “principales auxiliares de D. Alfonso Henriques en esa empresa y en las subsecuentes para su [de la nación] consolidación” (Azevedo, 1939:5).

Aquí está presente la idea de la nación que siempre era la misma y que siempre habitaba un territorio más o menos bien definido. Esa idea es muy antigua y queda presente en las crónicas generales[7] que procuran los inicios de las naciones en orígenes míticos, muchas veces vinculados a la Biblia. En muchos territorios europeos encontrarán uno de los descendientes de Noé que habría poblado el lugar después del diluvio universal (Allen, 1949; Bizzocchi, 2009; Simon i Tarrés, 2016: 154-162). Por ejemplo, en el caso de la península ibérica este mito fundador está en la figura de Tubal, nieto de Noé que está presente de forma diferente en las crónicas de los diversos reinos españoles[8] (Gloël, 2017a).

Con el tiempo, especialmente en el siglo XIX, estos mitos desaparecerán de las historiografías europeas. El concepto de nación cambió a partir de la Revolución Francesa (Hobsbawn, 1990) y comenzó a identificarse con el Estado, siendo la nación ahora una comunidad política en vez de un estado natural que refleje un origen común como el lugar de nacimiento (Rémi-Giraud e Rétat, 1996). En este contexto, son figuras históricas reales que se convierten en las referencias principales de las nuevas historiografías nacionales. En Portugal, algunas de esas figuras son Afonso Henriques, primer rey, João I en el contexto del 1383-85 con la batalla de Aljubarrota, y João IV, el rey de la restauración de 1640.

Eso no quiere decir que ellos no fuesen importantes en las crónicas de los siglos anteriores. Especialmente Alfonso Henriques tuvo un rol destacado en las obras historiográficas de la Edad Moderna (Mariz, 1594; Brandão, 1632; Faria e Sousa, 1679). La diferencia queda en el significado que se daba a la figura del primer rey. En esas crónicas se relaciona a Afonso Henriques con el inicio de la realeza en Portugal, el rey que comienza una dinastía. Pero, la historia de Portugal no comienza con él, ni la nación portuguesa tiene su origen en su realeza. La nación portuguesa (en el sentido que explicamos antes) existía de mucho antes, desde la llegada de Tubal después del diluvio.

Pero, lo que el discurso de los 800 años de historia implica es que Portugal y los portugueses no existían antes, que de repente la gente que ya estaba allí se convirtió en portugueses porque Alfonso Henriques tomó la corona. Después de la fundación, la nación portuguesa continuó existiendo hasta el presente, siempre en el mismo territorio. Así se define en la Nota oficiosa da Presidência do Conselho que organizó la exposición: “Ter oito séculos de idade é caso raro ou único na Europa e em todo o Mundo,sobretudo se para a definição da identidade política se exigir o mesmo povo, a mesma Nação, o mesmo Estado” (Presidência do Conselho, 1939: 2). Esta nota es la primera contribución del primer número de la Revista dos Centenários, y el tono de esa nota es continuo durante los 24 volúmenes. En el mismo texto, esa definición también es aplicada al Brasil, país que tuvo una presencia importante en la exposición (Días del Nascimento, 2008).  Se habla de una historia común hasta el siglo XIX y solo con la separación, descrita como pacífica y amistosa, la división en dos naciones habría tenido lugar (Presidência do Conselho, 1939:3).

La antigüedad de Portugal, destacada ya en aquella cita, surge en varios textos de la revista. Como ya dijimos, en el mismo volumen 1 se publican de nuevo una carta del periodista y escritor Agostinho de Campos (la cual fue realmente escrita por Alberto de Oliveira). Es publicada esta vez sobre el título 1140-1640-1940, haciendo así un vínculo entre estas tres fechas. En esta carta se afirma que Portugal es “não só uma das mais ilustres, mas também das mais antigas nações da Europa. Anterior três séculos à própria Espanha una, tal como hoje existe” (de Campos, 1939: 9).  La alusión a España hace referencia al matrimonio de los reyes católicos en 1469 que unió dinásticamente a las coronas de Castela y Aragón y según ese autor sería el comienzo de la nación española, 300 años más joven que los portugueses.

La historiografía nacional española no compartía exactamente este punto de vista. Es cierto que los reyes católicos fueron considerados un momento decisivo en la historia de España, pero la interpretación de la historiografía española en el siglo XIX y gran parte del siglo XX no es que la nación española se fundara en esa época, sino que la unidad que existió finalmente se logró desde siglos antes (Lavallée, 1850; Sánchez Alonso, 1944; Comellas, 1974).

También los historiadores que contribuían a la revista destacaban la antigüedad portuguesa. A mais alta justificação da independência, define a Portugal como “la madre de España”, la cual dio personajes tan importantes como Fernando de Magallanes y otros más, pero que era España que precisaba de la separación (y no Portugal) para encontrar su propio camino en la historia (Cidade, 1939a:3). La diferencia de muchos colaboradores de la revista (a pesar de que muchos eran académicos con doctorados), Cidade es uno de los historiadores importantes de la época de Salazar y autor de varios libros, especialmente sobre los siglos XVI y XVII.

La contribución del poeta Alberto d´Oliveira tiene un énfasis especial en la importancia de la ciudad de Guimarães en el origen de Portugal. En su texto, claramente marcado por su condición de poeta, es intitulado Guimarãis, día uno de Portugal. Afirma que fue en el castillo de esta ciudad “donde nacimos como nación” y donde los primeros reyes portugueses tuvieron su corte. Y, para darle una mayor continuidad histórica a Guimarães, dice que también jugó un papel importante “en el Segundo Día de la Independencia Nacional, que fue Aljubarrota” (A. Oliveira, 1939: 7). También Luiz de Pina (médico y luego político) también remonta el origen de Portugal a Guimarães, “donde D. Henrique y su esposa se instalaron en la corte” y “donde nació su hijo, D. Afonso Henriques (¿1111?), según es tradición firme”. Según Pina, ya era el Conde Henrique quien tenía un fuerte “sentido de independencia”, lo que finalmente “originó la creación de un Estado jurídicamente nuevo: PORTUGAL” (Pina, 1939: 12).

El término “Estado” para el siglo XII es ciertamente anacrónico, y aquí se nota sin duda la influencia contemporánea del autor, algo muy común en la historiografía nacional del siglo XIX y buena parte del siglo XX que solía aplicar conceptos de su propia época a tiempos pasados. Uno de estos fenómenos que ocurrió en las historiografías portuguesa y española es aplicar la división de la península ibérica en dos Estados nacionales a la Edad Media y a la Edad Moderna, como si esta división hubiese sido siempre el estado natural de la península, y a través de esta “naturalidad” se explicaba el año 1139, los años 1383/85 y el año 1640 que separaban Portugal de Castela y finalmente del resto de la península.

Esta particularidad portuguesa se encuentra bien presente también en los textos de la Revista dos Centenários. Luis Viera de Castro, abogado, periodista y autor de varios libros de historia y política portuguesa, explica que había en el siglo X “un conjunto de circunstancias locales” muy favorables, “desde las de carácter étnico a las de la geografía propicia que Portugal disfrutaba”, y niega al mismo tiempo que Portugal era un proyecto de élites, afirmando que no se produce la independencia “por la simple voluntad de algunos barones”. En vez de eso, Viera Castro ve una evolución larga que finalmente hace posible “la formación de una nacionalidad” (Viera de Castro, 1939: 1).

Implicar la nación completa en el proceso independentista también refleja muy bien la mentalidad nacionalista propia de los siglos XIX y XX, que, si bien por un lado destaca la importancia de los “grandes hombres”, por otro también enfatiza la implicación de toda la nación en el sentido contemporáneo en las hazañas nacionales. En realidad, las decisiones políticas en la Edad Media y después en todo el Antiguo Régimen dependían solamente de las élites, cosa fácilmente visible, por ejemplo, en el 1383/85, y aún más en el 1580 portugués cuando las actitudes de la nobleza y del clero eran decisivas en los cambios dinásticos que se producirán (Gloël, 2017b).

Viera de Castro, a pesar de que, hace esa interpretación contemporánea del siglo XI viendo unas “condiciones incontestables del particularismo portugués”, motivo por el cual concluye que el conde Henrique “encontró la materia más propicia hacia una completa independencia” (Viera de Castro, 1939: 1-2). Esa evolución que Viera de Castro afirma que existió, también está presente en el texto del geógrafo José de Oliveira Boleo, intitulado Como conseguiu Portugal a sua autonomia política?, publicado en dos partes en los volúmenes once y doce de la revista. En la primera parte, el autor todavía no hace afirmaciones propias, pero refiere opiniones contrarias sobre la naturalidad de la individualidad portuguesa, cuestionando si existían condiciones geográficas, étnicas y lingüísticas para formar una nación diferente, o si solamente fue “un acto de voluntad de Alfonso Henriques”, en palabras del profesor Mendes Correia, citadas por Oliveira Boleo (1939a:19). Viera de Castro termina su artículo prometiendo que en el siguiente volumen aportaría su propia opinión sobre el tema.

En esta segunda parte Oliveira Boléo afirma que el proceso de la formación de la nacionalidad portuguesa fue largo y que comenzó algunos milenios atrás. Según él, “desde el neolítico comienza a individualizarse esta distancia occidental de la Península, creando una cultura propia” (Oliveira Boléo, 1939b:41). Esta singularidad continuaría, siempre según Oliveira Boléo, en la época romana en la península:

“La parte oriental de la Península abra las puertas en el dominio romano, pero este solo se estabiliza al final de muchas decenas de años de lucha, y es exactamente la distancia occidental y del noroeste que más se oponen al cesarismo. El símbolo de la resistencia es Viriato, y la uniformación política de la Península solo se consigue gracias a las legiones, en estado permanente de alerta” (Oliveira Boléo, 1939b: 42).

Antes de la lucha contra los romanos, explica Oliveira Boléo, los celtíberos del noroeste peninsular se resistían ya contra la conquista cartaginesa ocurrida en algunas décadas antes de la llegada de los romanos (Oliveira Boléo, 1939b:41).

El autor se opone a una Lusitania contraria al dominio romano y un resto de la península que resultó más favorable. La figura de Viriato, que efectivamente nació en el centro de lo que hoy es Portugal, ya tenía una larga tradición en las crónicas Mujeres portuguesas como heroínas de la lucha contra los romanos (Mariz, 1594: 36; Sousa, 1951 [aprox. 1620]: 47; Ferreira de Vera, 2005 [1631]: 59). Aunque estos también los cronistas enfatizan que Viriato era portugués, usan su figura para resaltar que un portugués encabezó la resistencia española contra los romanos, como Luis de Sousa, quien lo llama el “libertador de España” (Sousa, 1951: 47). Oliveira Boléo, por el contrario, lo usa para argumentar que la Lusitania en ese momento ya tenía una identidad diferente al resto de la península.

Para Oliveira Boléo, Lusitânia también incluía originalmente Galicia parte de Asturias que, según él, se perdió precisamente en la época posrromana que, una vez más, mostraría la individualidad portuguesa. Los visigodos triunfarían conquistar el territorio al norte del Tajo, mientras que al sur estaban los suevos. Con esto, para el autor, “los dos “portugalés” ya están esbozados: el del Norte, y el del Sur, dividido por el Tajo” (Oliveira Boléo, 1939b: 42). Así, explica la división de Portugal y Galicia, y que la individualidad portuguesa consiste en ese momento en que los visigodos no la dominaban, a diferencia del resto de la península.

Otro rasgo de esta historiografía nacional fue el enfoque en los grandes personajes (héroes) como protagonistas de la historia, lo que podría explicarse principalmente a través de estos grandes hombres que hicieron historia (Carlyle, 1841[9] ; Woods, 1913). Esta visión de la historia a través de personajes destacados, obsoleta desde varias décadas, estaba presente en todas las historiografías occidentales, también en la portuguesa, especialmente en tiempos del Estado Nuevo (Grilo, 2011). Dos de estos personajes clave de esta historiografía son, sin duda, el Conde Henrique y muy más aún su hijo Afonso Henriques, el primer rey.

Históricamente, Enrique de Borgoña (el futuro Conde Henrique) fue un noble al servicio del rey Afonso VI de León en la conquista de Galicia. Como recompensa por su servicio, el rey le entregó a su hija Teresa para contraer matrimonio y, además, el condado de Portucale. Así, el conde se convirtió en vasallo del rey de León en 1096. En 1139, su hijo Afonso Henriques se convirtió en rey y el condado se convirtió en reino. Durante mucho tiempo se supuso que era cierto que Afonso Henriques era rey después de ganar milagrosamente la batalla de Ourique contra un ejército morisco muy superior. Desde el siglo XIV hay referencias a la batalla, y en 1632 el cronista António Brandão (1632: 141v.) Añade aún más al mito con las supuestas cortes de Lamego que el rey habría celebrado en 1143 (Ferreira Neves, 1973). Sin embargo, durante más de dos siglos, estos tribunales se consideraron auténticos. Fue Alexandre Herculano (1846) quien rompió por primera vez con las tradiciones míticas de Ourique y Lamego. A pesar de ello, durante varias décadas más tarde estos mitos continuaron utilizándose para explicar y justificar el origen de la nacionalidad portuguesa (Carvalhão Buescu, 1987: 137).

El tema del vasallaje, muy presente en las crónicas de la Edad Moderna (Brandão, 1632: 19v.; Oliveira, 2000 [1580]: 415) y refutado por los cronistas, no es más relevante en la historiografía nacional, porque la mentalidad del siglo XIX y XX no piensa en las categorías de señor y vasallo, sino en categorías de estado-nación como la independencia nacional. Los textos de la Revista dos Centenários también se insertan en esta corriente, exaltando la figura de Afonso Henriques como el creador y principal responsable de la independencia nacional de Portugal.

El abogado y periodista Armando Marques Guedes escribe durante el segundo año de la revista una serie de artículos titulados Portugal é uma nação. En el cuarto de sus artículos establece que existen evidencias de antecedentes de la independencia portuguesa ya desde el siglo X. Según él, hay documentos de ese siglo “en los que la región trans-miñota como Galicia aparece diferenciada”. Como ya hemos visto, antes de la separación en dos comarcas, Galicia y Portugal se percibieron como una unidad.  Marques Guedes continúa que desde los inicios de esta comarca “ha habido en él y en sus jefes una viva aspiración nacionalista, con claras manifestaciones eclesiásticas y seculares” (Marques Guedes, 1940a: 5). Entre estos jefes también se encuentra el conde Henrique, padre de Afonso Henriques. La figura del primer rey mismo es alabada en la mayoría de los textos, pero hay dos con un tema más particular.

El historiador Carlos de Passos escribe dos artículos sobre la espada de este rey. Esta espada se encuentra hoy día en el Museo Militar del Puerto. Según los especialistas, la espada es probablemente del siglo XV y pertenecía entonces a Alfonso V. La discusión sobre la autenticidad de la espada existía ya en la primera parte del siglo XX y Carlos de Passos se posiciona claramente a favor de que perteneciese a Alfonso Henriques.  Como su dueño, la espada tiene una dimensión simbólica de una larga historia llena de mitos. Uno de los mitos que rodean a la espada es que el rey Sebastián la llevó a África donde murió en la batalla de Alcácer-Quibir. En este caso, sería muy probable que se hubiera perdido. Pero el autor hace referencia a dos cronistas del siglo XVI, Manuel de Faria e Sousa y Manuel Severim de Faria, quienes supuestamente afirmaron que el rey Sebastião en realidad la llevó a África, pero que la espada habría regresado más tarde. La conclusión de Passos es que “[sus historias] deben, por tanto, aceptarse como verdaderas, hasta que se demuestre lo contrario” (Passos, 1939a: 24). Al final del segundo artículo se lee la misma afirmación: “Hasta que no se demuestre lo contrario, mantengo la afirmación expresada: la espada del Museo del Porto es verdadera” (Passos, 1939b: 16).

El historiador y eclesiástico Miguel de Oliveira retoma el tema de la posible beatificación del rey Alfonso Henriques. La pregunta es antigua, por cuanto ya hubo iniciativas en la época de João III en el siglo XVI, y otra vez en tiempos de João V en el siglo XVIII. El tema aún tiene cierta vigencia, cosa que queda evidenciada en la reciente publicación de Narciso Marques Machado (2014), titulada Proceso de beatificación de D. Alfonso Henriques. “¿Se puede beatificar a D. Alfonso Henríques?”, pregunta Oliveira como título de su artículo.

Aunque Oliveira afirma no querer contradecir las sentencias de Herculano y su desmitificación de la batalla de Ourique, le parece interesante apreciar nuevamente los “signos de santidad” de Afonso Henriques (M. Oliveira, 1939: 7). También admite que los cronistas del siglo XVII, los canónigos de Santa y los monjes Alcobaça (entre ellos António Brandão que ya hemos mencionado), inventaron documentos para glorificar los inicios de la monarquía portuguesa y su protagonista principal, el rey Afonso Henriques (M. Oliveira, 1939: 7). Por lo tanto, el autor explica que una petición de beatificación no puede apoyarse sobre la base de milagros descritos en las obras de estos autores, como la Chronica dos Conegos Regulares o la Monarquía Lusitana, “porque ninguna se presenta digna de crédito”. Por tanto, concluye Oliveira: “los intentos que se hicieron tuvieron que fracasar, en el tiempo de D. João III e D. João V, para canonizar a nuestro primer rey” (M. Oliveira, 1939: 12).

En consecuencia, Oliveira no pide abiertamente la beatificación de Afonso Henriques, pero elabora un argumento que lleva al lector a la conclusión que efectivamente esta beatificación sería merecida. Aunque no hubo milagro en Ourique, todavía es posible atribuirle muchas virtudes cristianas, dado que el rey hizo muchos méritos y hazañas para la cristiandad, conquistando muchos lugares de los Moros para su reino cristiano, como: Santarem (1146), Lisboa (1147) o Évora (1162).

Seguramente serían estos argumentos, entre otros más, los que Oliveira tendría en mente cuando escribe que Afonso Henriques “fue quizás de todos nuestros monarcas que mejor cumplieron el ideal del héroe cristiano” (M. Oliveira, 1939: 9). Y sobre Ourique agrega que, aunque no es un milagro, su presencia en la historia y la tradición popular portuguesa no es nada extraño, porque en muchos países “hay leyendas similares que solo pertenecen a la historia porque influyeron en la vida de los pueblos y hechos reales inspirados”. Agrega, además, a su argumento al señalar que, si ahora hay personas que dudan del milagro del puente de Milvia y lo consideran leyenda en lugar de milagro, «¿cómo es posible que el milagro no se pierda en la niebla de los sueños de Ourique? (M. Oliveira, 1939: 10)

Como se sabe, antes de la batalla del puente Milvio (312), el emperador romano Constantino tiene una visión de Cristo con una cruz y la mítica frase In hoc signo vinces, acuñado por Eusebio de Cesárea en su biografía de Constantino. La leyenda de Ourique está claramente inspirada en la de Constantino, ya que Afonso Henriques tiene una visión antes de la batalla muy similar a la misma frase que In hoc signo vinces (Pinto, 2014: 204). Por ejemplo, António Brandão, uno de los monjes cronistas de Alcobaça, dedica un capítulo entero a la aparición de Cristo a Afonso Henriques e, incluso, inventa un diálogo completo entre el futuro rey y Cristo (Brandão, 1632: 119-120). Como ya hemos dicho, esta leyenda tuvo una larga continuidad en Portugal, mínimo hasta finales del siglo XIX, a pesar de los argumentos de Herculano.

Para Oliveira, historias como esta forman una parte importante de la cultura y Tradición portuguesa y en este sentido pone su conclusión de esta manera:

«Y en este sentido que realmente cuentan, aparte de uno u otro detalle histórico, los «argumentos» que no consideramos anteriormente. Y es así como héroe cristiano, que D. Afonso Henriques realmente domina todos los reyes que le sucedieron en el trono de Portugal. Ningún otro merecerá tan perfecto elogio” (M. Oliveira, 1939: 12).

Así, se puede concluir que Oliveira sigue estando a favor de beatificación de Afonso Henriques, sin considerar los hechos aportados como relevantes por la historiografía, considerando a su vez la gran presencia de la leyenda del milagro entre los portugueses y el impacto que tuvo y todavía tiene para su conciencia nacional

4. Desde 1140 en adelante: historia portuguesa en Revista dos Centenários.
Aunque el foco principal de este estudio está en el año 1140, vamos a explicar brevemente la continuidad que tiene la visión de 1140 en otros momentos de la historia portuguesa que aparecen en la revista. Porque es en tiempos de crisis cuando mejor se puede afirmar la identidad nacional o cuando esta identidad está amenazada, los momentos históricos principalmente referidos son la sucesión de João I en 1383 y, por supuesto, la restauração de 1640, el otro centenario que nombró a la revista.

Oliveira Boléo denuncia el constante imperialismo del reino vecino. Para el tiempo de Afonso Henriques señala que hubo un imperialismo leonés contra el que el rey portugués debe estar constantemente alerta. Dos siglos y medio más tarde, cuando el rey portugués Fernando I tuvo una sola hija, casada con el rey de Castilla, habla de los “intentos del imperialismo en Castilla” que, según él, tenían el objetivo de “evitar la consolidación de un hecho, por cierto, consumado – la formación del Estado Portugués». Solo el “brillante viaje de Aljubarrota” habría acabado con esas aspiraciones castellanas (Oliveira Boléo, 1939: 43-44). La continuidad del 1140 es clara. La independencia conseguida con Alfonso Henriques debe ser defendida constantemente contra Leão y después Castela[10]. Y esta vez es João de Avis, hermano bastardo del fallecido rey Fernando I quien salva Portugal de un rey castellano y de que ese ocupase el trono portugués.

Marques Guedes también considera que el peligro de la absorción de Portugal por Castilla fue constante. Hace una comparativa con otros reinos ibéricos de la Edad Media que deberían buscar ayuda exterior para resistir a su vecino castellano. Menciona los casos de Navarra con Francia y Aragón con Italia y dice que Portugal, por su parte, buscaba ese apoyo en la Inglaterra y más allá del mar (Marques Guedes, 1940a: 8). En la sexta parte de su serie Portugal é uma nação insiste nuevamente en la importancia de la expansión africana para la supervivencia de la independencia portuguesa. El autor define la llegada al norte de África como “el impulso irresistible de nuestro destino histórico» y la mejor defensa posible para evitar que Portugal fuese absorbida por Castela (Marques Guedes, 1940b: 5).

En este contexto, Alberto d’Oliveira destaca el papel del Infante Henrique el Navegador, hijo del primer rey de la dinastía Avis, João I: “Fue el infante D. Henrique que rasgando en la casa portuguesa la ventana que da al mar; inundó nuestras vidas de nueva luz y creó mayores ambiciones en todo el país entero” (A. Oliveira, 1939: 8). Según Oliveira, este papel desempeñado por Infante Henrique tuvo profundas consecuencias para el mundo entero: “Los descubrimientos fueron una obra de alcance universal, capaz de cambiar, como lo hizo, el rumbo de la civilización” (A. Oliveira, 1939: 8).

Pero no todos los textos se centran en los hombres más grandes de la historia. Armando Marques Guedes atribuye un papel clave al pueblo portugués en los momentos esenciales de la historia. El autor culpa directamente al rey Fernando I de la crisis ocurrida en 1383, por haber casado a su hija con el rey castellano. Esto resume que “en las clases dominantes, en esta como en otras emergencias graves, algunos a veces había traidores” (Marques Guedes, 1940a: 10-11). Contra estas élites poco fiables, Marques Guedes opone al pueblo portugués a lo que atribuye a una intuición política que “siempre se ha mostrado en las decisivas crisis de la Nacionalidad”. Según él es la nación, entendida por el autor en el concepto que tiene en los siglos XIX y XX, que «corregía con severidad la inconstancia del Monarca, que caminó sucesivamente hacia hacer y traicionar pactos con Castilla, Aragón, Inglaterra” (Marques Guedes, 1940a: 10). Frente a esto, definido por el autor, la alta traición del rey Fernando, en todo el país reclamaría “el derecho de la Nación a elegir un rey natural” (Marques Guedes).

En la misma línea está el artículo de Abel Viana, ya visible en el título Como o povo defende a independência. Viana se centra en el período inmediatamente posterior a 1640 y destaca los “héroes sacados a sabiendas de la plebe” (Viana, 1940: 16) que defendían al nuevo rey João IV en la larga guerra que duraría hasta 1668. Solo entonces la corona española reconoció la realeza de las Braganças y con ella la independencia portuguesa.

El término rei natural es entendido por este autor como sinónimo de rei nacional, que se evidencia cuando al final del mismo texto, hablando en el mismo contexto Marques Guedes explica que «ahí es entonces aclamado como rey nacional, elegido por el pueblo» (Marques Guedes, 1940a: 11). En la sexta parte de su serie, en el contexto temático de 1580, el autor vuelve a referirse al rey natural que tras la derrota de António contra Felipe II de Castela estaría en el exilio y la causa de la independencia se perdería luego definitivamente en las Azores (Marques Guedes, 1940b: 11).

Sobre esas afirmaciones Marques Guedes es preciso aclarar dos cosas principalmente. El primero tiene que ver con el concepto de rey natural. La interpretación del término en el sentido de rey nacional es claramente incorrecta. En la edad media el rey natural promedio tenía el significado de rey legítimo de un territorio, generalmente por herencia. Este sentido se mantuvo hasta los siglos XVI e incluso XVII (Towers Sans, 2004: 835). Para que un rey mantenga su naturalidad debe ser un buen gobernador, siendo representante del régimen naturale, que estaba en oposición al regimen violetum, una característica de un tirano, es decir, un rey ilegítimo. El origen del monarca en este sentido no tenía entonces relevancia para valorar si es rey natural o no.

El segundo asunto es la importancia que Marques Guedes le atribuye al pueblo en las decisiones y desenlaces políticos en aquella época. La actitud del pueblo no es importante ni en 1383, ni en 1580, para la decisión de quien triunfa en el trono portugués en estos dos momentos de la crisis dinástica. El pueblo apoya en ambas ocasiones el candidato bastardo contra el rey castellano, pero ese solo triunfa en 1383 (caso de João, maestro de Avis). La diferencia de ambos casos radica en el apoyo de la nobleza (con el alto clero incluido) y de la alta burguesía que en 1580 prefieren la candidatura de Felipe II de Castela y es este apoyo el decisivo y no el de las masas populares (Gloël, 2017b). Precisamente, Luis de Meneses, conde de Ericeira, en su História de Portugal restaurado  (1679), que escribe la toma de la corona por parte del duque de Bragança y los años siguientes, escribe que el duque no podía confiar en el pueblo por su inconstancia y que por eso procuró el apoyo de otro sector más fiable (Meneses, 1679: 68).

Ese año de 1580 es en la historiografía nacional portuguesa el punto de inicio que llevaría a la Restauração de 1640, y otro centenário celebrado en la Revista dos Centenários. Partiendo con los estudios de Magallanes Godinho (1968) se refiere al año 1580, a un punto de llegada en vez de partida, culminando las aspiraciones dinásticas de los reyes portugueses castellanos (Magalhães Godinho, 1968: 381). De hecho, es el rey portugués Manuel I el monarca que más procuró una unión dinástica liderada por la casa de Avis y es por eso que se casó con tres princesas de Castela y Aragão durante su vida. Pero en 1940, la interpretación nacionalista del período de 1580 a 1640 permaneció todavía plenamente en vigencia.

No podemos describir en detalle el otro centenario en esta ocasión, pero queremos caracterizarlo muy brevemente, por cuanto la ideología mostrada en los textos sobre el 1140 y la historia portuguesa en general dominan también la interpretación de ese momento clave de la historia portuguesa. El año de 1640 es visto generalmente como otro capítulo en la tradición de 1139/1140 y 1383/1385. Afranio Peixoto en su texto Nossa foi a Restauração define el 1640 como la “afirmación de la voluntad deliberada de existir por sí”. Y como era habitual, destaca las actuaciones de los grandes personajes: “¿Qué hiciste con Afonso Henriques? con el Maestro de Aviz; lo que vino a hacer el duque de Braganza” (Peixoto, 1939: 13).

El tiempo entre 1580 y 1640, por consiguiente, es visto como la pérdida de la libertad y de subyugación española. Según Hernani Cidade, fueron los escritores, poetas o cronistas lo que mantenían el “espíritu autonomista” en un tipo de resistencia literaria (Cidade, 1939b, 1), un concepto que una década después publicaría de manera más académica en su libro A literatura autonomista sob os Filipes  (Cidade, 1949). El propio Cidade anuncia este para el futuro con estas líneas: “En un estudio más amplio, se desarrollará lo que ahora solo se puede esbozar” (Cidade, 1939b: 4).

Esta obra de Cidade fue ya criticada por Eugenio Asensio que le acusa a Cidade de una visión cegada para la literatura portuguesa de esa época, afirmando que mayoría de los textos analizados por Cidade no tienen espíritu de separación, más bien, alaban el pasado y el presente comunes (Asensio, 1974). Efectivamente, la mayoría de los autores que Cidade menciona en su artículo en la Revista dos Centenários, como Bernardo de Brito, António Brandão o Manuel de Faría y Sousa, no escriben en contra de los Filipes o de la monarquía hispánica. Es cierto que elogian Portugal grandemente, pero hacen eso para pedir al rey un mejor tratamiento de su reino dentro de la monarquía, expresando una consciencia de que Portugal no recibe el trato por parte de la monarquía que debería tener (Gloël, 2016).

5. Portugal y España
Finalmente, falta destacar que los textos de la revista generalmente no están dirigidos contra España ni tienen animosidad contra el país vecino. Si bien es cierto que la argumentación desarrollada en esos artículos se centra en la defensa de la libertad e independencia portuguesa contra Leão, Castela y España, esa oposición o inclusive enemistad no es atravesada al propio presente de los autores.

Afranio Peixoto comienza su artículo afirmando que: “la celebración de 1640 no es contra nadie” (Peixoto, 1939: 13). Hernani Cidade refiere a “magnífica unidad” que constituye España como conjunto de los otros territorios de la península ibérica y convida inclusive a la nobleza española: “Participar de esta alegría del hermano país, a pesar de la oposición que ofrecía tal independencia” (Cidade, 1939a: 1).

Una explicación podría ser que las relaciones entre los dos países atravesaban un buen momento a finales de la década de los 1939. Históricamente, después de 1640 y del Tratado de Lisboa en 1668, se pasarán varias décadas hasta conseguirse la normalización entre los dos reinos. Esto solo tuvo lugar después del cambio dinástico en la monarquía hispánica, y fue el rey portugués José I (1714-1777) quien se volvió a casar con una princesa del reino vecino por primera vez. En 1729 este rey contrajo matrimonio con María Victoria de Borbón, hija del rey Filipe V.

Luego, en la última década del siglo XVIII y durante buena parte del XIX, surgieron diversas propuestas e iniciativas, tanto en España como en Portugal, de una nueva unión política, corrientes que suelen subsumirse bajo el término “iberismo” (Rueda Hernanz, 1998). Fueron principalmente los liberales quienes apoyaron estas iniciativas, pero en la última parte del siglo XIX se debilitaron, sin desaparecer, pero sin la misma fuerza que en ocasiones tuvo.

En la década del 30 del siglo XX, las relaciones del Estado Nuevo con la república española cambiaron según el gobierno español, siendo mejores con el gobierno conservador durante los años 1933 y 1935, y empeorando con los gobiernos de izquierda, primero de 1931 a 1935. 1933 y según el gobierno del Frente Popular en 1936. De hecho, el Estado Nuevo cortó relaciones diplomáticas con el gobierno del Frente Popular. En la Guerra Civil española (1936-1939), Portugal fue oficialmente neutral, pero en realidad apoyó claramente al bando franquista. Alberto Peña Rodríguez llamó a esta actitud la “falsa neutralidad de Salazar” (1997: 101).

Si bien es cierto que las relaciones entre el Estado Nuevo de Salazar y España de Franco después de la guerra civil serían complicadas y ya no tan amistosas, al punto de Franco de considerar la invasión y conquista de Portugal (Ros Agudo, 2009), durante los preparativos de la Exposición del Mundo Portugués y al comienzo de la Revista dos Centenários,  Portugal seguía apoyando a Franco en su lucha contra la república, una lucha que a principios de 1939 ya era evidente que iba a ganar. Parece entonces lógico que, en la revista, no hay propaganda contra la España actual, aunque los discursos históricos de la afirmación de la individualidad portuguesa son necesariamente anti-española, anti-castellana o anti-leonesa.

6. Conclusiones
La Revista dos Centenários fue sin duda un medio propagandista del Estado Nuevo en el marco de las preparaciones y de la ejecución de la Exposición del Mundo Portugués, pero no estaba pensada para ejercer propaganda sobre las masas populares que no podían comprarla por la falta de recursos económicos y también porque el Estado de Salazar era elitista también a nivel intelectual. Se trata, entonces, de una revista hecha por y para la clase culta del Portugal de esa época.

Los artículos relacionados con la historia, todavía, en su mayoría, no son escritos por especialistas del área. Si bien es cierto que algunos autores son historiadores, Hernani Cidade posiblemente el más conocido, la mayoría tiene otras profesiones como periodista, médico, poeta, sacerdote, escritor o abogado. Sin embargo, se puede decir que casi todos estaban vinculados al mundo universitario, por lo cual se puede decir que se trata de una revista intelectual, pero no académica.

Los artículos de historia, son todos en las corrientes de la historiografía nacional, predominantemente en todo el mundo occidental en esa época. La nación se identifica con una comunidad política y el pasado es investigado y descrito desde ese punto de vista. Los conceptos del Portugal contemporáneo son aplicados a épocas pasadas, lo que significa que se analiza el pasado como si los mismos valores tuviesen la misma importancia que en los siglos XIX y XX.

Esa visión es mucho más presente en los artículos sobre los orígenes medievales portugueses en esa revista. El inicio del reino portugués con Alfonso Henriques es visto como el nacimiento o fundación de la nacionalidad portuguesa que desde ese momento siempre existió de la misma forma. El primer rey portugués, consecuentemente, es descrito como el fundador de la nación, o sea, que la nación comienza a existir porque Alfonso Henriques toma la corona.

Esa enfatización del personaje de Alfonso Henriques es también una característica de la historiografía nacional, muy focalizada en los “grandes hombres que hacen historia”. La misma tendencia se ve en caso de otras épocas que aparecen en la revista que se manifiestan principalmente en João I, el infante Henrique el Navegador es, evidentemente, João IV.

La historia portuguesa en general es presentada como una constante lucha por la supervivencia de la nación hacia el presente peligro del reino vecino castellano. Esa independencia, la parte de los personajes destacados, es defendida por el pueblo, las veces inclusive contra traidores entre las élites portuguesas que colaboraban con el enemigo. El foco en el pueblo, querer decir, el papel destacado que tiene en la historia, es también característico de la historiografía nacional, cuando en los siglos tratados en la revista es totalmente ausente.

Alfredo Fredericksen

Referências bibliográficas
Acciaiuoli, M. (1998). Exposições do Estado Novo 1934-1940. Lisboa: Livros Horizonte.
Almeida, J. (2004). Memória e identidade nacional. As comemorações públicas, as grandes exposições e o processo de (re)construção da Nação. In: VIII Congresso Luso-Afro-Brasileiro de Ciências Sociais. Coimbra: Universidade de Coimbra.
Almeida, J. (2005). Celebrar Portugal: a nação – as comemorações públicas e as políticas de identidade. Lisboa: Inst. Piaget. Allen, D. (1949). The legend of Noah. Urbana: University of Illinois Press.
Andrade, D. (2006). Escrita da história e política no século XIX: Thomas Carlyle e o culto aos heróes. História e Perspectiva, Uberlândia, 35, 211-246.
Asensio, E. (1974). España en la épica portuguesa del tiempo de los Felipes (1580- 1640). Al margen de un libro de Hernani Cidade. In: Asensio, E. (ed.), Estudios Portugueses (pp. 455-495). Paris: Fundação Calouste Gulbenkian.
Azevedo, A. (1939). Os Mendes da Maia e a fundação da nacionalidade. Revista dos Centenários, 7, 5-11.
Barros, J. (1996). Exposição do Mundo Português. In: Brito, J. e Rosas, F. (eds.). Dicionário de História do Estado Novo, vol.1 (pp. 325-327). Lisboa: Círculo de Leitores.
Bennet, T. (2002). The Exhibitionary Complex. In: Boswell, D. e Evans, J. (eds.). Representing the nation: a reader (pp. 332-361). Londres: Routledge.
Bizzocchi, R. (2009). Genealogie incredibili. Scritti di storia nell’Europa moderna. Bolonha: Società editrice il Mulino.
Brandão, A. (1632). Monarchia Lusitana, terceira parte. Lisboa, Pedro Craesbeck. Brito, R. (2011). A presença e o papel da religião nas Comemorações Centenárias de 1940. Lusitania Sacra, 24, 263-276.
Campos, A. (1939). 1140-1640-1940. Revista dos Centenários, 1, 9-11
Carlyle, T. (1841). On heroes, hero-worship, and the heroic in history. Londres: James Fraser.
Carmona, O. (1940). Palavras do chefe do estado, na câmara municipal de Lisboa, a 2 de junho de 1940. Revista dos Centenários, 18, 7-11. Carvalhão Buescu, A, (1987). O milagre de Ourique e a História de Portugal de Alexandre Herculano, uma polémica oitocentista. Lisboa: Instituto Nacional de Investigação Científica.
Castro Brandão, F. (2008). Estado Novo-uma cronologia. Lisboa: Livros Horizonte. Cidade, H. (1939a). A mais alta justificação da Independência. Revista dos Centenários, 2-3, 1-3.
Cidade, H. (1939b). O espírito autonomista na literatura portuguesa sobos Felipes. Revista dos Centenários, 11, 1- 4.
Cidade, H. (1949). A literatura autonomista sob os Filipes. Lisboa: Livraria Sá da Costa. Comellas, J. (1974). Historia de España moderna y contemporánea. Madrid: Rialp. Dias do Nascimento, R. (2008). O “Brasil Colonial” e a Exposição do Mundo Português de 1940. Salvador-BA, tese de doutorado. Domingos, N. e Pereira, V. (2010). O Estado Novo em Questão. Lisboa: Edições 70.
Faria e Sousa, M. (1679). Europa Portuguesa, tomo II. Lisboa: Antonio Craesbeeck.
Ferreira de Vera, A. (2005). Origem da nobreza política. Brasão de armas, apelidos, cargos e títulos nobres. Lisboa: Livro Aberto.
Ferreira Neves, F. (1973). As supostas Cortes de Lamego; D. Afonso Henriques, 1. rei de Portugal. Arquivo do Distrito de Aveiro, 154, 81-104.
Ferro, A. (1939). Carta aberta aos portugueses de 1940. Revista dos Centenários, 1, 19- 24. França, J. (2010). O Ano X – Lisboa 1936. Lisboa: Editorial Presença. Friedrich, D. (2016). Salazars Estado Novo: vom Leben und Überleben eines autoritären Regimes 1930-1974. Bonn: minifanal.de. Ganapini, L. (1990). La storiografia sul fascismo locale nell’Italia nordorientale. Udine: Istituto friulano per la storia del movimento di liberazione
Gloël, M. (2016). Los autores portugueses entre 1580 y 1640: una lucha literaria por la preeminencia en la monarquía hispánica. Revista Historia, 23, 29-51.
Gloël, M. (2017a). The Tubal figure in early modern Iberian historiography. Imago Temporis, 11, 27-51.
Gloël, M. (2017b). Los cambios dinásticos en Portugal de 1383/85 y 1580: una reflexión comparativa. Revista Chilena de Estudios Medievales, 11, 44-67.
Grilo, M. (2011). História e Ideologia no Estado Novo – a revisão integralista do passado nacional. Promontoria, 9, 191-218.
Hernández Burgos, C. (2015). La dictadura en los rincones: la historiografía del franquismo y la perspectiva local. Historia Actual Online, 36, 69-82.
Hobsbawm, E. (1990). Nation and nationalism since 1780: programm, myth, reality. Cambridge: Cambridge University Press.
Lavallée, J. (1850). Historia de España por una sociedad literaria. Madrid: A. Frexas.
Lemos Martins, M., Oliveira, M. e Bandeira, M. (2012). O Mundo Português da Exposição de 1940 em postais ilustrados: o global numa visão lusocêntrica. RCL, 42, 265-277. Lourenço, E. (1978). O Labirinto da Saudade. Psicoanálise Mítica do Destino Português. Lisboa: Publicações D. Quixote. Magalhães Godinho, V. (1968). Ensaios de História de Portugal, Lisboa: Sá de Costa.
Mariz, P. (1594). Diálogos de vária história. Coimbra: António de Mariz. Marques Guedes, A. (1940a). Portugal é uma nação, IV. Revista dos Centenários, 16, 5- 11. Marques Guedes, A. (1940b). Portugal é uma nação, VI. Revista dos Centenários, 17, 5- 11.
Marques Machado, N. (2014). Processo de beatificação de D. Afonso Henriques. Braga: Empresa do Diário do Minho.
Meneses, L. (1679). História de Portugal restaurado, tomo I. Lisboa: João Galrão. Oliveira, A. (1939). Guimarães, dia um de Portugal. Revista dos Centenários, 5, 7-8.
Oliveira, F. (2000). História de Portugal. In: Franco, J. (ed), O mito de Portugal (pp. 349-494). Lisboa: Roma Editora.
Oliveira, M. (1939). D. Afonso Henriques poderá ser beatificado? Revista dos Centenários, 8, 7-13. Oliveira Boléo, J. (1939a). Como conseguiu Portugal a sua autonomia política, I? Revista dos Centenários, 11, 14-19.
Oliveira Boléo, J. (1939b). Como conseguiu Portugal a sua autonomia política, II? Revista dos Centenários, 12, 41-44.
Passos, C. (1939a). A espada de Afonso Henriques, I. Revista dos Centenários, 8, 18-24. Passos, C. (1939b). A espada de Afonso Henriques, II. Revista dos Centenários, 9, 11- 18. Peixoto, A. (1939). Nossa foi a restauração. Revista dos Centenários, 1, 13-14. Pena Rodríguez, A. (1997). El Estado Novo de Oliveira Salazar y la Guerra Civil española: información, prensa y propaganda. Madrid: tese de doutorado. Pina, L. (1939). Portugal é Guimarães. Revista dos Centenários, 4, 11-21.
Pinto, F. (2014). La dimensión épica y religiosa en la primera parte de la Crónica de cinco reis de Portugal. In: Dios, A. (ed.). La lengua portuguesa, vol 1 (201-210). Salamanca: Ediciones Universidad. Presidência do Conselho (1939). Independência de Portugal. Revista dos Centenários, 1, 2-7. Remi-Giraud, S. e Retat, P. (1996). Les Mots de la nation. Lyon: Press Universitaires de Lyon.
Ros Agudo, M. (2009). A grande tentação. Os planes de Franco par invadir Portugal. Alfragide: Casa das Letras.
Rosas, F. (1990). Portugal entre a paz e a guerra (1939-1945). Lisboa: Editorial Estampa. Rueda Hernanz, G. (1998). El “iberismo” del siglo XIX, historia de la posibilidad de unión hispano-portuguesa. In: Torre Gómez, H. e Vicente, A. (eds.). España-Portugal: estudios de historia contemporánea (pp. 181-214). Madrid: Editorial Complutense.
Sánchez Alonso, B. (1944). Historia de la historiografía española. Ensayo de un examen de conjunto. II, de Ocampo a Solís (1543 – 1684). Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Serra, F. (2016). Visões do Império: a 1a Exposição Colonial Portuguesa de 1934 e alguns dos seus álbuns. Revista Brasileira da História da Mídia, 5, 45-59. Simon i Tarrés, A. (2016). La Bíblia en el pensament polític català i hispànic de l’època de la raó d’estat. Barcelona: Publicacions de l’Abadia de Montserrat.
 Schöttler, P. (1997). Geschichtsschreibung als Legitimationswissenschaft 1918-1945. Frankfurt am Main: Suhrkamp. Sousa, L. (1951). Anais de D. João III. Volume I. Lisboa: Livrara Sá da Costa. Torres Sans, X. (2004). A vueltas con el patriotismo. La revuelta catalana contra la Monarquía Hispánica (1640 – 1659). In: Álvarez-Ossorio Alvariño, A. e García García, B. (eds.). La monarquía de las naciones. Patria, nación y naturaleza en la monarquía de España (pp. 811-844). Madrid: Fundación Carlos de Amberes. Vargaftig, N. (2016). Des Empires en carton. Les Expositions coloniales au Portugal et en Italie (1918-1940)
Viana, A. (1940). Como o povo defende a independência. Revista dos Centenários, 21, 15-19.
Vieira, L. (1939). Independência de Portugal. Revista dos Centenários, 9, 1-2.
Woods, F. (1913). The influence of monarchs: steps of a new science of history. New York: MacMillan.

 

NOTAS
[1] Phd. Researcher, Universidad Católica de Temuco. Mail de contacto: mgloel@uct.cl.
[2] Investigador independiente chileno. Diplomado en Literatura en Lengua Inglesa (Centro de Estudios Avanzados PUCV, 2019), Diplomado en Poesía Universal (Centro de Estudios Avanzados PUCV, 2018), Diplomado en Historia del Arte (Centro de Estudios Avanzados PUCV, 2017), Diplomado en Estudios de la Religión (PUC 2016), Diplomado en Arte y Estética Árabe-Islámica: clásica y contemporánea por la Universidad de Chile (CEA-2015), Diplomado en Teologías Políticas y Sociedad por la Universidad de Chile (CEA, 2014), Diplomado en Psicología Jungiana (PUC, 2014) y Diplomado en Cultura Árabe e Islámica por la Universidad de Chile (CEA, 2014). Mail de contacto: alfredericksen@gmail.com
[3] Todos los números de la Revista dos Centenários están disponibles en la página da Hemeroteca Digital de Lisboa: http://hemerotecadigital.cm-lisboa.pt/Periodicos/RevistadosCentenarios/RevistadosCentenarios.htmpu
[4] Todas las citaciones textuales mantienen la ortografía del texto original.
[5] Originalmente se publicó como artículo del escritor Agostinho de Campos y solo más tarde se supo que en Alberto de Oliveira lo escribió en realidad. Se publicó de nuevo también en el primer número de la Revista dos Centenários.
[6] Se mantienen en todas las citas de la Revista de los Centenários la grafía original que puede a veces diferir de la actual.
[7] El término crónica general quiere decir que abarca la historia de todos los tiempos.
[8] En la Edad Media y en la Edad Moderna, el término España incluía toda la península Ibérica, quiere decir, también a Portugal, siendo un concepto más geográfico que político.
[9] Sobre Carlyle es esta obra en particular, Andrade, 2006.
[10] Castilla y León se unieron y separaron varias veces durante los siglos XI y XII y solo estuvieron unidas por forma definitiva en 1230.
Print Friendly, PDF & Email


Tweet



Comentar

Requerido.

Requerido.




 


Critica.cl / subir ▴