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A 76 años de la bomba en Hiroshima

por Iván Ljubetic
Artículo publicado el 06/08/2021

Nagasaki
Se cumplen hoy 76 años de uno de los crímenes más atroces de la historia de la humanidad. El ataque atómico de parte de los Estados Unidos contra dos ciudades japonesas: Hiroshima el 6 de agosto y Nagasaki el 9 de agosto de 1945.

Nada más que una sombre en el muro
Tengo ante mí una fotografía en blanco y negro. Apareció en la página 9 de la revista ‘El Correo’ de la UNESCO del mes de noviembre de 1964. El tema: una solitaria escalera de mano afirmada sobre un muro ennegrecido.
A primera vista nada extraordinario se aprecia en ella. Pero al fijarnos un poco mejor, descubrimos que la escalera proyecta una rara sombra en la pared. Qué curioso: en la sombra aparece claramente un hombre bajando por la escalera.
Pensamos que se trata de un buen truco fotográfico, pero al leer la nota adjunta, un escalofrío nos recorre la espalda: “Al explotar la bomba atómica en Hiroshima, el 6 de agosto de 1945, no dejó de un hombre que bajaba por una escalera de mano nada más que esta sombra sobre la pared. El cuerpo de ese hombre absorbió las radiaciones y sirvió de pantalla a la ola calorífica intensa que golpeó ese muro situado detrás suyo. El hombre quedó pulverizado y la escalera de mano siguió en pie, tal como la había colocado él”.

Fue una de las 300 mil víctimas
Y ese hombre, del que no quedó nada sino su sombra sobre un muro ennegrecido fue una de las 300 mil víctimas que sucumbieron la horrible mañana del 6 de agosto de 1945, en que los imperialistas estadounidenses lanzaron una bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima.
De este crimen bárbaro, inhumano y sin justificación alguna se han cumplido 76 años.

Era un día como cualquier otro
Ese día 6 de agosto de 1945 la vida se deslizaba apaciblemente en Hiroshima, a pesar de la guerra. La gente iba a comprar, trabajaba, conversaba. De pronto el lejano ruido de un avión volando a gran altura. Luego, y sin aviso previo, una horrenda explosión. Una luz que enceguecía, un calor que abrasaba. El fatídico hongo alzándose encima de la ciudad. Y abajo, destrucción, muerte terror, quemaduras horribles…
Fue elegido blanco para lanzar la bomba un puente de hormigón, ubicado en el centro de Hiroshima, y a cuyos lados había dos residencias para niños evacuados de otras ciudades.

El crimen atómico contra Nagasaki
A Estados Unidos no le bastó el crimen de Hiroshima. Había que presionar a cualquier precio al gobierno japonés para que no firmara la paz con la Unión Soviética.
Tres días después de Hiroshima, a las 11,02 de la fatídica mañana del 9 de Agosto de 1945, a 560 metros del suelo, estalló la bomba atómica “Fat Man”. Un destello inicial diez veces superior al del Sol cegó a todos los habitantes.
La explosión tuvo una potencia de 20.000 toneladas de TNT, una fuerza inigualable en el mundo. El epicentro de la explosión atómica, un kilómetro cuadrado en torno al distrito industrial del norte fue desintegrado totalmente debido a los 3.000 grados de temperatura, incluyendo una iglesia católica que resultó derretida casi hasta sus cimientos.
Dos kilómetros más adentro, la destrucción de viviendas y edificios también fue completa, como por ejemplo el Templo Sofukuji y la fábrica de armas de Mitsubishi. Después se levantó un viento de 1.500 kilómetros por hora, que arrancó las casas del suelo, llevándose consigo árboles, almacenes y personas hasta a cuatro kilómetros de distancia. Por último, coincidiendo con una lluvia negra radiactiva, se levantó un hongo en el cielo, que ascendió hasta los 18,5 kilómetros de altura.
A causa de la bomba atómica murieron en Nagasaki 70.000 personas al instante. Con el paso del tiempo aumentarían a 170.000 por culpa de las quemaduras o enfermedades radioactivas. También hubo 60.000 heridos y el 70% de los edificios quedaron destruidos.

¿Por qué Hiroshima y Nagasaki?
Era agosto de 1945. Terminaba la Segunda Guerra Mundial. Alemania e Italia se habían rendido. Sólo Japón quedaba del Eje. Todo indicaba que pronto se entregaría. Fue en ese momento cuando, ante una humanidad atónita, los imperialistas perpetraron el crimen atómico.
¿Por qué eligieron a Hiroshima y tres días después a Nagasaki?
Ello estuvo explicado en un Informe Oficial de la Dirección de la aviación estratégica de bombardeo de los Estados Unidos. Allí se dice: “Hiroshima y Nagasaki fueron escogidos como objetivos del bombardeo a causa de la concentración y de las actividades de su población”.

Orgullosos del crimen
Contrariamente a lo que se pudiera pensar, no hubo el arrepentimiento de los responsables directos de ese crimen. El Presidente Harry Truman escribió en sus Memorias: “Era yo quien debía decidir, en definitiva, dónde y cuándo emplear la bomba atómica… Yo decidí… Fue éste el mayor acto de la historia”. Cuánta jactancia, soberbia e insensibilidad encierran estas palabras del más alto representante del imperialismo estadounidense de entonces.

Pretenden justificar el holocausto
Algunos pretenden justificar el crimen atómico señalando que fue necesario para poner fin a la guerra. Pero el reaccionario Primer Ministro británico Winston Churchill, con franqueza, escribió: “Sería erróneo suponer que el destino del Japón fue decidido por la bomba atómica”. Por su parte el político estadounidense Leahy declaró: “En mi opinión, el uso de esa bárbara arma en Hiroshima y Nagasaki, no constituyó ninguna ayuda esencial en nuestra guerra contra Japón”

¿Cuál fue la verdadera razón?
¿Por qué entonces el bombardeo atómico? Finletter, secretario de aviación de Estados Unidos escribió: “El empleo de las bombas atómicas perseguía el objetivo de poner nocaut al Japón antes de que Rusia entrara en la guerra o, por lo menos, antes de que Rusia pudiera demostrar su participación en la guerra”. En otras palabras, el bombardeo atómico tuvo por objeto de que Japón se rindiera sólo a Estados Unidos. No fue el último acto de la Segunda Guerra Mundial, sino el primer acto de la guerra fría contra Rusia”.
Cinco días después de lo sucedido en Nagasaki, el 15 de Agosto de 1945, Japón se rindió a los Aliados. El 2 de Septiembre se firmó la paz en la Bahía de Tokio y terminó la Segunda Guerra Mundial.
El precio de ello fue terrible. Mostró al grado de crueldad a que pueden llegar algunos seres que es imposible de calificar como seres humanos.

Con la marca de las bestias
El periódico estadounidense The New York Times, señaló en 1945: “El uso de la bomba atómica nos costó caro: estamos señalados ahora con la marca de las bestias”.
Y en este 76 aniversario de aquel terrible crimen contra la humanidad, podemos hoy afirmar que, una vez más, quedó en claro quiénes son los verdaderos terroristas internacionales.

Iván Ljubetic

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