EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVIII
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En torno al acto de diseño: un esquema de componentes

por Mateo Goycolea
Artículo publicado el 11/10/2018

Se presenta un esquema conceptual asociado al acto de diseño para problematizar una hipótesis en relación a las funciones ejecutivas desde algunos supuestos de la neurociencia. Este trabajo intentará resolver los componentes estructurales con los cuales se podría mejorar la dimensión (meta)pragmática de procedimientos que implican al diseño en contexto. Se definen y caracterizan cada uno de los componentes y conceptos asociados al proceso de racionalización abstracta (de Vega, 1990; Habermas 1999) que habilita, desde nuestra perspectiva, pensar la inteligencia creativa en términos de acto procedimental organizado para sistematizar y mapear conceptos esenciales a la disciplina. La instrumentalización deliberada de este esquema busca fortalecer la racionalidad crítica de estudiantes de diseño en nivel de pregrado.

Palabras clave: investigación en diseño, acto de diseño, argumentación, funciones ejecutivas.

 

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Fig. 1. Esquema conceptual para el acto de diseño basado en Horta (2015)

El presente trabajo corresponde a una reformulación parcial de un ensayo presentado en el Magister “Formación Docente para la enseñanza Universitaria” que imparte la Universidad Finis Terrae en el seminario Neurociencia y Educación, dictado por los profesores Marilú Matte y Sergio Mora. Se ha propuesto, en consecuencia un esquema conceptual a manera de identificar y articular una dinámica de relaciones entre componentes considerados esenciales al acto de creación en diseño. La idea central que movilizó este texto descansa en la necesidad de diagramar y mapear los pasos con los que se podría organizar y mejorar la racionalidad creativa de las acciones en diseño. Posteriormente se tiende un vínculo asociativo con las funciones ejecutivas del cerebro humano, tal como se las comprende desde algunos trabajos actuales en neurociencia y educación.

1. ¿Qué significa la investigación en diseño?

El núcleo o nodo teorético del diseño se centra en el entendimiento de la investigación no sólo como actividad externa o voluntariosa al diseño mismo, sino en su inherencia en la esencialidad del acto procesual que éste representa.
A. Horta

En primer lugar situamos al ‘diseño’ como un conjunto de conocimientos articulados a procesos de comunicación y producción de objetos de modalidad múltiple. Sus complejas y numerosas aplicaciones comprenden el control de capacidades instrumentales específicas que un agente de producción creativa, el diseñador, es capaz de poner en juego con el fin de organizar la transformación de la realidad material a través de proyectos que tienen un destinatario final [cliente, consumidor, usuario].

En este sentido, los proyectos de diseño implican reglas de producción —nodos teoréticos, competencias articuladas— que varían y se transforman en virtud de la naturaleza de los problemas que solucionan. Desde esta perspectiva tanto el estudiante de diseño como el diseñador profesional deben ser capaces de resolver diversas tareas comunicativas para codificar y comunicar mensajes, crear y producir signos y objetos para que estos se comprendan e integren a la experiencia perceptiva y pragmática del destinario al cual están dirigidos.

Los mensajes, signos y objetos e interfaces que un diseñador es capaz de proyectar y llevar adelante participan de la cultura y, en este sentido, la representan a través de una economía y un sistema de producción y circulación. Los productos de diseño constituyen así recursos socioculturalmente productivos que pueden cambiar y mejorar la esfera vital de las personas cuando consideramos la dimensión social en la que puede colaborar.

Los problemas y las soluciones que el diseño puede brindar requieren de un trabajo (meta)cognitivo que implica diversos desplazamientos desde una Trama Cognitiva hacia una Trama Estética (Horta, 2015) y pragmática. Es así como en estudios recientes se postula que estas tres dimensiones funcionan en forma integrada y movilizan una serie de capacidades y competencias como se pueden someter a una sanción (meta)pragmática si seguimos el esquema de la figura 1.

De esta manera consideramos el acto de diseño como un conjunto de acciones que movilizan conocimientos, destrezas y prácticas asociadas a múltiples expresiones y manifestaciones sobre las cuales la semiótica, la hermenéutica, la historia, el lenguaje y las ciencias humanas en general, posan su mirada para esclarecer la estructura y el significado ontológico, epistemológico metodológico y heurístico de diversos fenómenos sociales y políticos que el diseñador, muchas veces y de modo intuitivo, es capaz de materializar en sus obras. […] De esta forma, el producto, así como los modos de producción a los que recurre el creador, serían el insumo de la investigación transdisciplinaria. (Solórzano, 2014: 98)

El carácter interdisciplinario de los procesos de investigación en diseño movilizan los diferentes procedimientos que asociamos al acto de diseño. Estosc onstituyen una de las exigencias cognitivas de mayor relevancia, esto es, la capacidad de movilizar componentes lógico-racionales y competencias comunicativas de alta complejidad.Es así como estos dos fenómenos deben ser considerados desde una base que permita generar investigación sobre el diseño en sí mismo en todos los niveles de su enseñanza de tal forma que se concentre en el conocimiento ontológico y práctico, así como en la especificidad de sus procedimientos que asociamos a una trama cognitiva fundamental.

La investigación del producto diseño define una segunda escala, que comúnmente apoyada por la fenomenología abarca procesos y componentes de creación o producción, considerando entre otros factores el proyecto, los materiales, también la cadena productiva, y la recepción o el consumo. La tercera vía de investigación apunta a la trascendencia del diseño como impacto cultural en consideración al marketing, consumo, trato ecológico, relación con el hábitat, y en tanto significante de la cultura material. Y un cuarto posible apartado de investigación se reconoce en las diferentes variables donde el objeto de diseño interactúa y se define a partir de la tecnología y el campo de representación virtual, donde lo epistémico y fenomenológico del diseño se encuentran con otras zonas concomitantes de conocimientos como las artes, en relación con la imagen y la visualidad, la ingeniería, la antropología y la sociología o la política, entre otras. (Horta, 2015: 112)

En esta dirección los resultados de investigaciones centradas en los procesos de diseño implican a lo menos tres áreas complementarias:

1. La investigación para el diseño como una apuesta epistemológica, donde el desarrollo de un proyecto involucra circunstancias históricas, sociológicas y psicológicas y cuyo resultado sería el conocimiento que el diseñador materializa en un producto. […] Dentro de esta categoría, la investigación realizada por el diseñador sería un conocimiento tácito que se involucra y refleja en el producto. Con certeza, podemos asegurar que el alcance comunicativo de un producto estaría reflejado en la competencia investigativa de quien lo diseña. (Solórzano, 2014)

2. La investigación sobre el diseño como una apuesta ontológica, donde la complejidad se concentra en la profundidad de la construcción de conocimiento que se asocia a la pesquisa que otras disciplinas hacen sobre sus objetos, procesos, actores y significados:

Aquí el diseño se toma como epicentro de la investigación y produce hallazgos y contribuciones decisivas a otras disciplinas. Vale la pena anotar que son pocos los diseñadores que se aventuran en la exploración de este campo, pues es claro que el proceso investigativo reposa sobre un soporte científico que no se imparte curricularmente en las universidades y que solo hasta ahora con el planteamiento de los Estudios del diseño empieza a abrirse paso. (Solórzano, 2014)

Comprender que la investigación en diseño constituye una apuesta heurística que implica un ejercicio reflexivo que sería el resultado de un pensamiento transductivo esto es, de un proceso comunicativo de transformación, transferencia y desplazamiento:

donde comprender se convierte en inventar produciendo nuevas dimensiones y nuevas estructuras […] Se trata de un accionar también que vincula el diseño y la vida corriente, que toma en consideración el modo de operación del diseño (procesos físicos, intuitivos y técnicos), así como también las condiciones epistemológicas que posibilitan el descubrimiento de procesos investigativos […]. (Solórzano, 2014)

Nuestra hipótesis en este sentido, intenta situar la complejidad interdisciplinaria de la investigación en diseño en el eje de una forma de pensamiento creativo donde el diseñador debe ser capaz de asociar y combinar estratégicamente variables diversas. En otras palabras, tanto el estudiante como el diseñador profesional deben ser capaces de moverse con fluidez en contextos donde los desplazamientos desde una trama cognitiva hacia una trama estética han de ser eficaces. Las variables cognitivas, procedimentales y actitudinales constituyen claves para la construcción, resolución y transformación de nuevos métodos en la generación de proyectos. Estas variables las consideramos intrínsecas a los procesos proyectuales en tanto se correlacionan y condicionan. Estas integran un sistema de competencias comunicativas que como veremos más adelante se vinculan con las funciones ejecutivas.Adelantamos que estas funciones son las que la neurociencia distingue para explicar los procesos de argumentación crítica en términos de ejercitación de una racionalidad creativa inherente al ser humano.

2. El acto de diseño: un proceso convergente
Para nosotros, en suma, el acto de diseño constituye una respuesta creativa focalizada que es resultado de la convergencia entre las esferas de la racionalidad teórica y la racionalidad práctica. Esta convergencia pone en juego recursos, procesos cognitivos y procedimentales que descansan como adelantábamos en las funciones ejecutivas (metacognición). El diseñador, desde esta perspectiva es un agente creador que debe ser capaz de organizar rutinas de acciones (meta)cognitivas, en otras palabras, debe ser capaz de movilizar los recursos que dependen de un control atencional, una determinada flexibilidad en función del establecimiento de objetivos y procesamientos orientados de información que le permitan resolver problemas y tareas complejas.

El acto de diseño puede seguir un esquema de reflexión procedimental para organizar procesos de trabajos a través de componentes que pueden instrumentalizarse en función de las tareas y exigencias pragmáticas orientadas a contextos, necesidades y soluciones diversas.

En este sentido se distingue:
a) Trama cognitiva asociado al razonamiento teórico
Los componentes de esta trama constituyen uno de los recursos esenciales del acto de diseño. Este conjunto habilita la racionalización creativa que asociamos en primera instancia a la variable epistemológica en términos de materialización y transformación efectiva del conocimiento.
El componente racional integra la inteligencia creativa en tanto manifestación objetiva de los procesos asociados a las funciones ejecutivas. La inteligencia

consiste en un conjunto de habilidades y actividades que nos permiten, entre otras cosas, relacionarnos con éxito con el mundo en que vivimos, por ejemplo, adaptarnos a él o conformarlo: seleccionar, evitar o modificar algunos de sus elementos; reconocer y solucionar problemas; aprender de nuestros anteriores tratos, planear otros futuros o prever algunas consecuencias, etc. En este marco, podemos entender por razonamiento cualquier proceso inteligente de interrelación y tratamiento secuencial de ideas o pensamientos, a través del cual pasamos desde cierta información o ciertas presunciones, creencias o actitudes, adoptadas o tomadas en consideración, hasta alguna otra posiblemente nueva. Si el desenlace de este proceso reviste la forma de una (toma de) decisión o propone la ejecución de una acción, estamos ante un razonamiento práctico; en otro caso, p.e., si solo nos movemos entre presunciones o creencias, ante un razonamiento teórico. Cuando el proceso tiene una expresión, por regla general lingüística, se considera discursivo. La calificación de los razonamientos como procesos no solo mentales y discursivos, sino inteligentes, adquiere un sentido relativamente preciso si se considera que el razonar comporta ciertas habilidades específicas como las de hacerse cargo de una situación dada o imaginada, procesar la información pertinente y automatizar su procesamiento, gestionar y elaborar la información disponible de modo que permita no solo afrontar sino generar situaciones nuevas. (Vega, 2011: 509)

El componente racional a través de lo que reconocemos como sistema de opciones -‘razonamiento teórico’ / ‘razonamiento práctico’- permite que se den las condiciones de posibilidad y emergencia del acto de diseño.

En este sentido postulamos aquí que el componente racional, entendido como recurso cognitivo instrumentalizable habilita la conceptualización de los objetos con los que un diseñador proyecta soluciones y prototipos. Seguimos a Cano (2015) para quien

Las categorías conceptuales de los objetos traen bajo sí una forma de ver estas dimensiones instrumentalizadas, como sistemas de comunicación que sirven para transmitir […] patrones ideológicos; es por eso, que podemos pensar en un primer momento el concepto como las respuestas surgidas de las necesidades y la ideología de una comunidad, con el fin de afirmarse y cohesionarse a partir de una experiencia compartida, suponiendo con esto que toda obra es una producción conjunta para dar lugar a un objeto que supera la suma de sus significados. (Cano, 2015: 31)

b) Pensamiento creativo
María Teresa Esquivias (2004) lista en orden cronológico diferentes definiciones que algunos célebres investigadores ofrecen sobre el concepto ‘creatividad’. Destacamos aquí algunas que nos parecen pertinente e iluminadoras a la hora de considerar la materialización del pensamiento cuando éste se desplaza desde la trama cognitiva hacia la trama estética. De la extensa lista que ofrece Esquivias (2004) para los intereses de este trabajo seleccionamos las siguientes:

– “La creatividad, en sentido limitado, se refiere a las aptitudes que son características de los individuos creadores, como la fluidez, la flexibilidad, la originalidad y el pensamiento divergente”. Guilford (1952)

– “La creatividad responde a la capacidad de actualización de las potencialidades creadoras del individuo a través de patrones únicos y originales”. Mac Kinnon (1960)

-“La creatividad es un proceso que vuelve a alguien sensible a los problemas, deficiencias, grietas o lagunas en los conocimientos y lo lleva a identificar dificultades, buscar soluciones, hacer especulaciones o formular hipótesis, aprobar y comprobar estas hipótesis, a modificarlas si es necesario además de comunicar los resultados”. Torrance (1965)

-“El pensamiento creativo puede ser definido como un proceso metacognitivo de autorregulación, en el sentido de la habilidad humana para modificar voluntariamente su actividad psicológica propia y su conducta o proceso de automonitoreo”. Pesut (1990)

-“La creatividad es un proceso mental complejo, el cual supone: actitudes, experiencias, combinatoria, originalidad y juego, para lograr una producción o aportación diferente a lo que ya existía”. Esquivias (1997)

“Creatividad es un estilo que tiene la mente para procesar la información, manifestándose mediante la producción y generación de situaciones, ideas u objetos con cierto grado de originalidad; dicho estilo de la mente pretende de alguna manera impactar o transformar la realidad presente del individuo”. López y Recio (1998)

(Esquivias, 2004)

Para los objetivos de este trabajo asociamos la creatividad o pensamiento creativo con el concepto de competencia comunicativa atendiendo la idea de proceso metacognitivo como también con la capacidad humana de controlar diferentes situaciones de intercambio o acción comunicativa oral y/o de escritura. Capacidad para emplear en forma adecuada diferentes géneros y tipos de textos considerados apropiados para la orientación y convergencia de las múltiples situaciones en las que un hablante participa: prácticas sociales en las que permanentemente hemos de resolver tareas comunicativas complejas.

Reconocemos así mismo los planteamientos de Badura (1972) quien distingue en la competencia comunicativa tres sub-competencias: la lingüística, la hermenéutico-analítica (comprensiva) y la táctico-retórica (productiva). En este sentido, nos interesa destacar la dimensión metacognitiva como uno de los ejes estructurales asociados a las funciones ejecutivas y del desarrollo del pensamiento creativo. Postulamos, de esta manera como aspecto relevante de esta dimensión la competencia argumentativa en tanto proceso constitutivo del nivel pragmático de la acción comunicativa.

El pensamiento creativo, desde esta perspectiva,es habilitado por las funciones ejecutivas y contiene, en forma potencial, la dimensión metapragmática que subyace a la actividad argumentativa, en tanto proceso que moviliza dos capacidades fundamentales:

A) Textual: como capacidad de producir y comprender textos y discursos coherentes.

B) Estratégico-pragmática: en tanto capacidad de elaborar discursos que respondan a las necesidades pragmáticas propias de cada práctica social.

3. La argumentación
Asociamos la problemática de la argumentación desde dos enfoques que consideramos relevantes y pertinentes en tanto componente fundamental que habilita el paso de una trama cognitiva a una trama estética donde se resuelve la dimensión pragmática del acto de diseño.

Nos interesan, por una parte, el marco filosófico asociado a la teoría de la acción comunicativa con los postulados de J. Habermas(1999) para quien la esfera de la racionalidad y de la argumentación están íntimamente ligadas y, en segundo lugar, el abordaje de la teoría pragmadialéctica de la argumentación (Van Eemeren y Grootendorst, 2011).

Para Habermas(1999) la argumentación se debe comprender como un tipo de participación intersubjetiva y un tipo de habla:

en que los participantes tematizan las pretensiones de validez que se han vuelto dudosas y tratan de desempeñarlas o de recusarlas por medio de argumentos. Una argumentación contiene razones que están conectadas de forma sistemática con la pretensión de validez de la manifestación o emisión problematizadas. La fuerza de una argumentación se mide en un contexto dado por la pertinencia de las razones. Esta se pone de manifiesto, entre otras cosas, en si la argumentación es capaz de convencer a los participantes en un discurso, esto es, en si es capaz de motivarlos a la aceptación de la pretensión de validez en litigio. (Habermas, 1999: 37)

Es así como el proceso argumentativo moviliza un sistema de competencias comunicativas que asociamos a las rutinas de acciones cognitivas en las que las funciones ejecutivas habilitan la realización de tareas cognitivas complejas. Tareas que implican procesos metacognitivosy el funcionamiento del potencial racional de los agentes que actúan conforme a determinados comportamientos y pretensiones de validez lógico-racional:

Sobre este trasfondo podemos juzgar también de la racionalidad de un sujeto capaz de lenguaje y de acción según sea su comportamiento, llegado el caso, como participante en una argumentación: «Cualquiera que participe en una argumentación demuestra su racionalidad o su falta de ella por la forma en que actúa y responde a las razones que se le ofrecen en pro o en contra de lo que está en litigio. Si se muestra abierto a los argumentos, o bien reconocerá la fuerza de esas razones, o tratará de replicarlas, y en ambos casos se está enfrentando a ellas de forma racional. Pero si se muestra sordo a los argumentos, o ignorará las razones en contra, o las replicará con aserciones dogmáticas. Y ni en uno ni en otro caso estará enfrentándose racionalmente a las cuestiones». A la susceptibilidad de fundamentación de las emisiones o manifestaciones racionales responde, por parte de las personas que se comportan racionalmente, la disponibilidad a exponerse a la crítica y, en caso necesario, a participar formalmente en argumentaciones. (Habermas, 1999: 37)

La argumentación para Habermas(1999) es una actividad que tiene por finalidad producir argumentos adecuados con fuerza persuasiva, esto es, que tengan una estructura y una capacidad para funcionar de manera convincente:

en virtud de sus propiedades intrínsecas, con que desempeñar o rechazar las pretensiones de validez. / Los argumentos son los medios con cuya ayuda puede obtenerse un reconocimiento intersubjetivo para la pretensión de validez que el proponente plantea por de pronto de forma hipotética, y con los que, por tanto, una opinión puede transformarse en saber. (Habermas, 1999: 47)

En este sentido la acción comunicativa que moviliza la argumentación depende de una eficiencia persuasiva que es puesta en juego a través de las emisiones o argumentos que negocian un marco interpretativo en función de las pretensiones de validez que cada parte se disputa. La acción comunicativa no puede concebirse sin la participación de los procesosmetacognitivos asociados a las funciones ejecutivas.

El segundo enfoque en torno a la argumentación que nos interesa convocar aquí se centra en la perspectiva pragmadialéctica con Van Eemeren y Grotendorst como sus exponentes principales. Nuestros autores tematizan la argumentación combinando la estructura dialéctica intrínseca de la razonabilidad argumentativa -su carácter intersubjetivo- con una concepción pragmática de las emisiones realizadas en los contextos argumentativos.

Esta perspectiva se formaliza en el modelo pragma-dialéctico de la discusión crítica, donde se considera que la argumentación es parte de una estrategia de uso del lenguaje que forma parte de una discusión explícita o implícita:

que pretende resolver una diferencia de opinión entre agentes, sometiendo a prueba la aceptabilidad de las posiciones en cuestión y aplicando criterios cuya validez depende de la posición sobre los problemas y de la intersubjetividad. (Vega, 2011: 469)

Para Van Eemeren y Grotendorst la concepción pragmadialéctica de la argumentación es el resultado de:

“una actividad verbal, social y racional, orientada a convencer a un crítico razonable de la aceptabilidad de un punto de vista, mediante la presentación de una constelación de proposiciones que justifican o refutan la proposición expresada en ese punto de vista. (Van Eemeren y Grotendorst, 2011: 13-14)

4. ¿Qué son las funciones ejecutivas?
Las funciones ejecutivas (FE) pueden ser definidas en términos de rutinas de accionesque el cerebro humano lleva adelante en forma independiente para establecer la monitorización y regulación de procesos cognitivos durante la realización de tareas racionales complejas (Bausela, 2014). En este sentido, las actividades se asocian con el funcionamiento del Córtex prefrontal: como indican los estudios de personas con lesiones en la corteza Prefrontal, como el caso clásico de PhineasCage.

Estas funciones son vital importancia para el desarrollo de la racionalidad creativa, como explicaremos más adelante. Las principales funciones ejecutivas según los especialistas son:

(i) anticipación y desarrollo de la atención,
(ii) control de impulsos y auto-regulación,
(iii) flexibilidad mental y utilización de la realimentación,
(iv) planificación y organización,
(v) selección de forma efectiva de estrategias para resolver problemas y
(vi) monitorización
(Anderson, 2008).

Si bien las funciones ejecutivas se consideran un término paraguas o un constructo teórico, se ha postulado que existen una serie de procesos que integran y regulan las actividades cognitivas desde una perspectiva dicotómica que aquí nos interesa destacar:

A) los procesos fríos (identificados como procesos cognitivos) y
B) los procesos calientes (procesos que representan respuestas afectivas a situaciones que son significativas y que implican regulación de los afectos y de las emociones.

Estos procesos son especialmente importantes en situaciones novedosas que requieren un ajuste rápido y flexible a las demandas del contexto. (Bausela, 2014)

Si bien por motivos de estudio y análisis estos diferentes procesos se separan, los especialistas nos recuerdan que éstos pueden estar interrelacionados. En consecuencia puedenconceptualizarse como un sistema integrador y supervisor de un sistema de control (Bausela, 2014). En este sentido y para la hipótesis de trabajo que aquí nos convoca, los procesos fríos, esto es, los que se relacionan con la actividad cognitiva, constituyen el eje de la trama cognitiva y parte de la convergencia cuando se considera la resolución de las tareas comunicativas que exige el acto de diseño. Ver el esquema de la figura 1.

A si mismo, nos resulta particularmente importante destacar el Sistema de Control Ejecutivo propuesto por Anderson (2002, 2008), donde las funciones ejecutivas se categorizan en cuatro dominios interdependientes:

Este esquema es especialmente útil para categorizar las diferentes medidas de las Funciones ejecutivas que están disponibles […]: (I) El control atencional (Attentional control) se refiere a la capacidad para atender selectivamente a un estímulo específico. (II) La flexibilidad cognitiva (Cognitiveflexibility) incluye la habilidad para pasar a nuevas actividades, hacer frente a cambios en las rutinas, aprender de los errores y elaborar estrategias alternativas, multitareas y procesos de almacenamiento temporal (memoria de trabajo). (III) Establecer objetivos (Goalsetting) se refiere a la iniciativa, razonamiento conceptual y habilidad de planificación (anticipar futuros eventos, formulación de un objetivo, desarrollo de pasos para conseguir un objetivo) y organización (habilidad para organizar compleja información o secuenciar en fases el dominio de una estrategia de forma lógica y sistemática). (IV) El procesamiento de la información (Informationprocessing) se centra en la velocidad, fluencia y eficiencia para completar tareas nuevas o para resolver un problema.

5. Conclusiones
En el presente trabajo se ha seguido una línea de exploración teórica en la que se aproximan hipótesis en función de conceptos y problemas asociados al acto creativo en el campo del diseño. Se han destacado los componentes que implican a la racionalidad creativa y particularmente a la argumentación como ejercicio esencial que un diseñador debe resolver a la hora de enfrentarse a un desafío de diseño. Se ha caracterizado la complejidad del acto de diseño en términos de una convergencia entre dos esferas o tramas: la trama cognitiva que tiene como núcleo las competencias comunicativas y la trama estética en la que se ha situado al centro los procedimientos que habilita la esfera de la racionalidad teórica. La finalidad de este ensayo ha sido presentar los componentes que se consideran esencialespara fortalecer la racionalidad crítica y la organización de recursos procedimentales de estudiantes de diseño en nivel de pregrado. En este sentido, hemos querido posicionar la variable argumentación en términos de convergencia con las dos esferas –trama cognitiva / trama estética- y en directa colaboración con el acto creativo. Nuestro abordaje, en suma, pretende aclarar y potencias flujos de trabajo que implican resolución de tareas comunicativas complejas a la hora de formular trabajos de investigación.

En este trabajo se ha intentado tematizar la necesidad de resituar los objetivos pedagógicos del diseño en tanto comprendemos que

Históricamente, el éxito y recepción del diseño ha atribuido al campo profesionaluna cierta notoriedad, al punto de agilizar en muy poco tiempo una estimación social que duró en el caso del arte y la arquitectura varios siglos. Sin embargo, dadasu democratización, y estrecha afinación con el sector empresarial, de producción,y de servicios, actualmente el diseño exige a la par de un suficiente producto, una inteligencia que lo cualifique de sus colaterales prácticas alternativas de innovación estratégica, y lo visione distintivamente en su espacio/tiempo cultural como contribución del presente y aliento de futuro. (Horta, 2015)

Mateo Goycolea

6. Bibliografía

Badura, B. (1972). Kommunikativekompetenz, Dialog, HermeneutikundInteraction: EinetheoretischeSkizze. En B. Badura& K. Gloy (Eds.), Soziologie der Kommunikation. EineTextauswahlzurEinführung (pp. 246-264). Stuttgart: Frommann-Holzboog
Cano Ramírez, C. (2015). Los múltiples sentidos del ‘concepto’ en el diseño: estudio de caso en instituciones formativas en diseño de Medellín. TRILOGÍA. Ciencia, Tecnología y Sociedad, 7(12), 29-38.
Esquivias, M. (2004). Creatividad: definiciones, antecedentes y aportaciones. Revista Digital Universitaria. 5(1), 1-17. ISSN:1067-6079
Habermas, J. (1999). Teoría de la acción comunicativa, I Racionalidad de la acción y racionalización social. Madrid: Taurus
Horta, A. (2015). Investigación: un nodo teorético del diseño. Revista Kepes, 11, 99-115
Lacon de De Lucia, N. y Ortega de Hocevar, S. (2008). Cognición, metacognición y escritura. Revista Signos Nº 41(67). PP. 231-255.
Solórzano, Augusto (2014) Diseño y sentido: la redefinición constante de los horizontes del diseño. Revista KEPES Año 11 No. 10 enero-diciembre 2014, págs. 83-103
Van Eemeren, F. y Grootendorst, R. (2011). Una teoría sistemática de la argumentación. La perspectiva pragmadialéctica. Buenos Aires: Biblos.
Vega Reñón, L. (2011) (ed). Compendio de lógica, argumentación y retórica. Madrid: Trotta.

 

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