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Poscapitalismo, sabidurías ancestrales y corporalidades conscientes. Reflexiones filosóficas en clave de alteridad descolonial

por Felipe Mujica
Artículo publicado el 17/07/2024

Resumen
Este escrito tiene por objetivo reflexionar filosóficamente sobre el fin del capitalismo desde las sabidurías ancestrales y las corporalidades conscientes. Para ello se acude a la filosofía de referentes de occidente y oriente. Asimismo, se acude a la filosofía descolonial que permite visibilizar las alteridades al capitalismo. Finalmente, se reconoce que es inevitable que sigan floreciendo experiencias poscapitalistas.

Palabras claves: filosofía descolonial, corporalidades, dialéctica, realismo crítico, sabiduría oriental.

 

La miseria absurda del capitalismo
El capitalismo es un sistema filosófico, político y económico que tiene como principio resguardar el poder absoluto del capital, es decir, de los bienes que generan riqueza. Por ende, este sistema es profundamente inhumano, pues antepone el resguardo de los bienes y las riquezas materiales a la propia humanidad y sus diversas culturas. De hecho, por eso es un sistema totalitario que, de diferentes modos, y con la fuerza pública y privada, se esfuerza por estandarizar y precarizar la vida humana. Por ello, el capitalismo es un peligro para una humanidad liberada, la diversidad cultural y el cuidado del ecosistema. Y quienes defienden este sistema son los grupos oligárquicos que se han hecho en diferentes momentos históricos del poder de los capitales en diferentes territorios.

El capitalismo en su ideología es poco comprendido por buena parte de la humanidad, pues es muy complejo y no ha existido la formación crítica suficiente de sus sentidos. De hecho, mucha gente critica desde el desconocimiento a quienes critican el capitalismo, creyendo que sin el sistema capitalista no existiría necesariamente trabajo, bienes, riquezas, Estado, ciencia y tantos otros constructos socioculturales presentes en la contemporaneidad. A su vez, suelen creer que sin capitalismo la única opción sería el comunismo en sus distintas versiones que han sucedido en los últimos dos siglos. Se equivocan y es comprensible sus errores, pues el mismo enajenamiento y radicalismo del capitalismo contribuye a esas interpretaciones. Y creo que quienes reducen un horizonte anticapitalista a las ideologías comunistas también se equivocan y se han apresurado en visualizar la superación de aquella miserable ideología. Esto sin desconocer que hay muchas personas comunistas que han contribuido con saberes para comprender y superar el sistema capitalista, por lo que es preciso evitar una mirada poco crítica frente a esta larga discusión.

Considero, como tantas otras personas que están fuera y dentro de la academia, que el filósofo alemán Karl Marx (1989, 1990, 2021) fue grandioso en descubrir las lógicas perversas y absurdas del capitalismo. Entre ellas se encuentra la cosificación del ser humano y la explotación radical de su corporalidad, rebajándole al nivel de una máquina productora esclavizada. Asociado a lo anterior se encuentra la abstracta, irreal e injusta valoración que se genera en torno al trabajo y los productos de este mismo. En sus análisis Marx descubre el círculo vicioso de una descontrolada ambición de la clase social burguesa que dominaba los capitales y cómo esa misma clase social establecía reglas inhumanas e injustas hacia la clase proletaria. Frente a semejantes descubrimientos, Marx en compañía de otras personas que colaboraban con él, como Friedrich Engels, establecen una serie de sugerencias para superar y solucionar aquellas injusticias. El diagnóstico de Marx sigue vigente, el capitalismo es un sistema alienante, injusto y profundamente deshumanizador, pero las fórmulas para enfrentarlo no han sido muy efectivas en buena parte del mundo. Y, sobre todo, en países democráticos occidentales, no hace mucho sentido asumir un sistema totalitario para superarlo. Personalmente creo que superar el capitalismo es algo muy complejo y es un desafío que requiere de grandes esfuerzos socioculturales, para así hacer florecer una sabiduría compleja que le de vida a un sistema social distinto y más humano. No obstante, tengo la convicción de que aquello sucederá, más tarde que temprano, pero que es un cambio que ya comenzó en todo el mundo y somos parte de ese proceso. Esto lo profundizaré en los siguientes apartados en torno a dos importantes filósofos.

Las alteridades del capitalismo
El capitalismo es un sistema que, a mi entender, se viene gestando desde la antigüedad. Marx (1990, 2021) reconoce un idealismo radical alejado de las situaciones de vida concretas de la clase trabajadora y en términos similares Byung-Chul Han (2022) reconoce la influencia del idealismo radical platónico en las concepciones capitalistas que invisibilizan los límites materiales de la vida humana como la muerte. Si revisamos detenidamente algunas civilizaciones antiguas como la china, egipcia, persa, griega, azteca, entre otras, también podremos reconocer elementos que anticiparon las lógicas del capitalismo, como la esclavitud, la jerarquía de clases sociales, la acumulación de riquezas o tesoros y la obsesión por bienes materiales. Enrique Dussel (2022), reconoce la lógica capitalista en la conquista de América o Amerindia, donde los españoles establecen una dominación y exterminio cultural para, entre otras razones, acumular y aprovechar las riquezas encontradas. Silvia Federici (2018), de forma grandiosa, reconoce como el patriarcado ha sido parte importante del capitalismo y su desarrollo. Y el patriarcado, como los otros elementos mencionados anteriormente, son claramente una realidad de las culturas de la antigüedad.

El capitalismo como totalidad opresora encuentra diferentes alteridades o exterioridades (referido a estar relativamente fuera de las lógicas capitalistas), como se menciona en el párrafo anterior, ya sea ser de clase trabajadora, ser mujer, ser humanista, ser pobre, ser comunista, ser de una cultura indígena, ser de un país no desarrollado económicamente, ser ecologista, ser feminista, ser anticapitalista, entre otras alteridades. De estas alteridades suelen emerger diferentes postulados que anhelan superar y poner fin al capitalismo, teniendo como principal problema que suelen problematizarlo de forma parcial. Por ejemplo, Federici (2018) reconoce el aporte de Marx, pero señala correctamente que es insuficiente y lo articula con el feminismo. Por tanto, Federici pasa a tener un análisis más integral, pero también parcial. Paulo Freire (2011), Emmanuel Mounier (1972) o Enrique Dussel (2013), reivindican algunos análisis de Marx y lo integran con un cristianismo crítico-social, de modo que pasan a tener una crítica capitalista distinta y más integral, pero no deja de ser parcial. Así podemos encontrar muchos ejemplos que integren los aportes de Marx con sabidurías de culturas indígenas; tradiciones filosóficas occidentales u orientales; religiones judías, musulmanas, budistas u otras; etc.

Más allá de las parcialidades que puedan tener los análisis críticos del capitalismo, sin duda que van generando movimientos socioculturales que contribuyen a un sistema filosófico, político y económico humanista-distinto. Es claro que las alteridades del capitalismo cada vez están más fuertes y en algunos casos más articuladas, pero a mi impresión todavía falta bastante para que exista una articulación popular mayor. Siguiendo los aportes filosóficos descoloniales de Dussel (2013, 2022), creo que desde Latinoamérica, Asia y África se gestarán los principales movimientos socioculturales que sacudirán el capitalismo y muy probablemente no será un proceso revolucionario violento, como se podría esperar desde las lógicas coloniales y capitalistas. Será un proceso político relativamente silencioso y armónico que fluirá desde las necesidades inevitables que demanda una sociedad más humana, plural, justa, responsable y crítica. De este modo, las alteridades generarán una nueva totalidad basada en la dialéctica de las diversidades que dejarán obsoleto el capitalismo.

La muerte lenta del capitalismo
Para finalizar este escrito me quiero detener en la alteridad y sabiduría oriental, la cual creo que es fundamental para comprender el colapso del capitalismo. A pesar de que reconozco que el capitalismo se nutrió de los defectos de las antigüedades orientales y occidentales, es claramente un sistema que se cristalizó en occidente. Y desde ahí se ha extendido a nivel mundial, pero con fuertes resistencias culturales en distintos puntos del globo. Incluso con fuertes resistencias en los países más neoliberales del mundo, como Chile. De hecho, los avances del capitalismo a nivel mundial han requerido del desarrollo de guerras y dictaduras cívico-militares, pues de lo contrario habrían tenido mayores dificultades. Y, sobre todo, de los pueblos indígenas y las clases trabajadoras que suelen ser las más afectadas con la precarización y control de sus vidas.
La filosofía occidental se ha caracterizado por una orientación hacia la reflexión y acción analítica, lo cual se expresa, en parte, en la fragmentación de los saberes y en el ordenamiento fragmentado de las sociedades. Esta fragmentación, por cierto, ha contribuido a cuestiones importantes de especialización, pero ha dificultado una mirada más integral del mundo. Incluso la misma filosofía ha quedado muy fragmentada en occidente, teniendo muchas tradiciones en disputas estériles como el racionalismo, el empirismo, el positivismo, la fenomenología, el existencialismo, el marxismo, el estructuralismo, el feminismo, el posestructuralismo, etc. Por otro lado, la filosofía oriental ha mantenido un estilo más global u holístico, donde se aprecia una reflexión y acción de corte más unificado en torno a los desafíos del mundo. Asimismo, se aprecia una mayor integralidad entre el pensar, el sentir y el hacer, teniendo mucha sabiduría filosófica en tradiciones ancestrales corporales, como el Zen, el Taichí, el Yoga, el Tao, la Medicina China, etc. Basta con leer el Tao Te King de Lao-Tsé (2013) para reconocer esta cualidad más global de entender la vida. Y, a su vez, para desafiar las lógicas instrumentalistas y deshumanizantes de occidente.

El estilo oriental muestra una alta capacidad de sintetizar la realidad y, por ende, de articular saberes. Es así como se aprecia el éxito en occidente del filósofo asiático Byung-Chul Han (2022), quien con gran síntesis logra articular algunos rasgos defectuosos profundos del capitalismo que suelen ser poco analizados. Y para ello se apoya en diferentes estudios de referentes occidentales, sabiendo integrar sus saberes. Este filósofo sur coreano nos señala que el capitalismo se reproduce por la construcción de sociedades que, dentro de la inhumanidad establecida, niegan e invisibilizan la muerte. Y, con ello, el fin de la vida. El capitalismo genera la sensación infinita de la vida, del consumo, del placer y de la producción, de modo que los límites hay que esconderlos para no matar la ilusión. La gente enajenada en el capitalismo, como explica el filósofo asiático, niega los límites humanos, como la vejez, la gordura, la enfermedad, los malos olores, por lo que se obsesiona con la salud, la estética, la limpieza. En este sentido, el capitalismo se alimenta de la autoexplotación y la creación de un mundo irreal. El capitalismo necesita que las personas estén constantemente distraídas en la necesidad de satisfacer su mundo ficticio, por lo que Byung-Chul Han (2022) también indica que “al capitalismo no le gusta el silencio” (p. 154). Es sabido que distintas prácticas ancestrales de oriente promueven el silencio, lo cual se orienta a reducir el deseo de futuro y centrar la atención en el presente. Y eso es coherente con tener una vida más realista, consciente y coherente con las limitaciones del cuerpo presente.

Las sociedades occidentales pueden incorporar aquellos saberes orientales para liberarse corporalmente de los sentidos capitalistas encarnados. Y, por otro lado, en sintonía con los saberes orientales, pueden incorporar saberes ancestrales de las culturas indígenas o de las propias raíces del cristianismo. En los pueblos indígenas se pueden apreciar diferentes prácticas que permiten tomar más consciencia de la corporalidad y de sus límites, lo cual también es coherente con una vida más equilibrada. Entre ellas con referencia a las culturas originarias latinoamericanas se encuentran las filosofías-cosmovisiones conectadas con la naturaleza, los temazcales, las ceremonias con plantas sagradas y medicinales, y diferentes juegos o rituales. Con miras al cristianismo y la austera vida de Jesús, territorio que en la actualidad sería la violentada Palestina, se puede apreciar la sabiduría oriental. En estricto rigor, podríamos afirmar que el cristianismo es una de las incorporaciones orientales más fuertes que la cultura occidental ha tenido. No obstante, ya en los primeros siglos el Imperio Romano comenzó a occidentalizar la sabiduría oriental que se cuenta en la historia del llamado mesías. Se cuenta que Jesús meditaba, hacía ayuno, caminaba mucho, disfrutaba la naturaleza y se vestía sin lujos, asimismo que rechazaba la acumulación de riquezas y el comercio en torno a los espacios sagrados. Esa sabiduría se pierde de algún modo en las cotidianeidades occidentales populares. El capitalismo tiene instalado toda una dinámica de inconsciencia corporal, culto a la estética, obsesión por las riquezas, saturación mental y daño a la naturaleza.

Afortunadamente, incluso sin que se tenga consciencia de ello, ha estado y está floreciendo lentamente una actitud anticapitalista debido a las sabidurías ancestrales que promueven una vida más equilibrada. El cambio no vendrá desde los métodos analíticos occidentales, será más experiencial y tendrá mucho que ver con el auge de los saberes orientales e indígenas. Corporalidades conscientes, como decía Freire (2011), en conexión con los saberes ancestrales, le han dado, le dan y le darán vida a experiencias comunitarias anticapitalistas.

Felipe Mujica
Artículo publicado el 17/07/2024

Referencias bibliográficas
  1. Byung-Chul Han. (2022). Capitalismo y pulsión de muerte. Artículos y conversaciones.
  2. Dussel, E. (2013). Filosofía de la liberación.
  3. Dussel, E. (2022). El encubrimiento del Otro. Hacia el origen del “mito de la Modernidad”. Editorial Las Cuarenta.
  4. Emmanuel Mounier. (1972). El personalismo (9ª ed.). Editorial Universitaria de Buenos Aires.
  5. Freire, P. (2011). Pedagogía del oprimido (2ª ed. 5ª reimpresión). Siglo XXI.
  6. Karl Marx. (1989).  Introducción General a la Crítica de la Economía Política (21ª ed.). Siglo veintiuno.
  7. Karl Marx. (1990). El Capital. Crítica de la Economía Política. Tomo primero. Libro 1. Proceso de producción del capital. Editorial Progreso.
  8. Karl Marx. (2021). Miséria da Filosofía. Resposta à Filosofia da miseria, do Sr. Proudhon (1ª ed. 4ª reimpresión). Editora Expressão Popular.
  9. Lao-Tsé. (2013). Tao Te King. Plutón Ediciones.
  10. Silvia Federici. (2018). El patriarcado del salario. Críticas feministas al marxismo. Traficantes de sueños.

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