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Traspatios en una comunidad rural marginada: el caso de Los Alambres (Ejido Santa Elena, Jalisco)

por Armando Volterrani
Artículo publicado el 28/05/2025

En coautoría con
José Luis Carmona Silva
El Colegio de Tlaxcala A.C. San Pablo Apetatitlán
Tlaxcala, México

 

Resumen
El estudio analiza un proyecto de seguridad alimentaria implementado por una Organización No Gubernamental (ONG), en una comunidad rural con el propósito de satisfacer las necesidades de 30 familias de la comunidad con la implementación de traspatios familiares.

Los traspatios proporcionaron alimentos saludables apoyándose en la instalación de sistemas de recolección de agua pluvial. El proyecto tuvo un impacto positivo en la comunidad por la combinación de las varias intervenciones.

Summary This study analyzes a food security project implemented by a non-governmental organization (NGO) in a rural community. The project aimed to meet the needs of 30 families through the implementation of family agricultural backyards. The backyards activities provided healthy food through the installation of rainwater harvesting systems. The project had a positive impact on the community through the combination of various interventions.

Introducción
A lo largo de la existencia de la humanidad, la necesidad de una alimentación ha sido siempre motivo de preocupación y al mismo tiempo ha impulsado la necesidad de obtener la dieta diaria, de cómo sobrevivir en época en donde no hay alimento disponible, de cómo guardarlo y defenderlo; el alimento ha sido siempre factor de reproducción, de fuerza, de conquista de nuevas tierras para expandir los cultivos; el alimento ha estado medio y causa de guerras, de importantes migraciones a lo largo de la historia, modificando el tejido social así como la cara de los territorios, volviéndose finalmente una parte esencial de la cultura de los pueblos.

El alimento ha sido y es medio de poder: su producción, distribución y consumo es parte esencial del actual sistema que gobierna el mundo.

El progresivo aumento de la población mundial (8000 millones en noviembre 2022 según ONU Noticias, 2022), una evidente desigualdad en la distribución de los alimentos a nivel mundial (“una de cada tres personas carece de acceso a una alimentación adecuada”, Ganesan, 2023, p.5) y el intento de solucionar técnicamente el problema, así como planeó la Revolución Verde, manifiestan claramente que para solucionarlo se necesita una modificación estructural de la concentración del poder político y económico (Duché-García et al., 2017).

La agricultura familiar, gestionada en su gran mayoría por pequeños productores y sus familias y evidenciada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en el año 2014 como “año internacional de la agricultura familiar”, encuentra en las diferentes formas de la agricultura de traspatio un agroecosistema que se presenta como una posible solución a los problemas de la seguridad alimentaria y de la producción sostenible de alimentos (Fao, 2014; Duché-García et al., 2017).

El traspatio es considerado como un agroecosistema[1] en donde el grupo familiar gestiona recursos naturales como el suelo y el agua, cultivos vegetales, especies animales e infraestructura (González et al., 2014).

En el traspatio confluyen elementos ecológicos, culturales y económicos (García-Navarro et al., 2020).

Según Ruiz Torres (2023) el traspatio se diferencia de la agricultura familiar por las definiciones de FAO (2023) y de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) que, por medio de la Dirección General de Fortalecimiento a la Agricultura Familiar, considera la agricultura familiar cuando las prácticas agrícolas interesan extensiones de terreno de hasta 20 hectáreas, a diferencia del traspatio que considera solamente a prácticas agrícolas en pequeñas extensiones cercanas o delimitantes a la vivienda.

Meneses Soto et al. (2024) consideran el traspatio como elemento fundante de la autosuficiencia alimentaria de las comunidades rurales, permiten un ahorro en las compras de alimentos y aumentan la resiliencia en periodos desfavorables económicamente.

Bautista-Martínez et al. (2023), con un estudio efectuado en el altiplano del Estado de México reafirmaron que la superficie ocupada por el traspatio es reducida (360.5 m2), se encuentra alrededor de la casa incluyendo el patio en el cual hay un conjunto de actividades productivas, así como de agricultura y de ganadería, con un evidente beneficio económico.

De forma similar García-Navarro et al. (2020), en un estudio efectuado en una comunidad Totonaca de Huehuetla, Puebla, México, encontraron traspatios sobre una superficie promedio de 95 m2 que comprende una componente agrícola con cultivos para uso comestibles, medicinales, aromáticas, ornamentales y ceremoniales (con cultivos en el suelo pero también en macetas y otros contenedores) y una componente animal con patos, pollos y gallinas, guajolotes y en algún caso también de porcinos; las jefas de familia, en la mayoría de los casos, se encargan de la gestión del traspatio, coadyuvados por el esposo (que normalmente trabaja como jornalero) y los hijos/as.

El traspatio presenta también aspectos ecológicos porque normalmente se utilizan practicas agroecológicas, así como la asociación de cultivos, la rotación, la utilización de abonos orgánicos, un uso muy limitado o nulo de agroquímicos para el control de plagas y enfermedades.

Sánchez-Galván et al. (2020), en un caso de estudio de las localidades de alta marginación y presencia indígena de los municipios de Chontla y Tempoal, Veracruz, México reportan que la producción del traspatio se destina casi por la mitad para el autoconsumo familiar y una parte del excedente se vende como materia prima o transformado constituyendo de esta forma una entrada importante para las familias.

Olvera-Hernández et al. (2017) consideran que la familia constituye la parte central del traspatio en donde convergen elementos biológicos (manejo agroecológico de los cultivos, asociación y rotación de diferentes especies vegetales, etc.), social (relaciones familiares, interfamiliares, de vecindad, de comercio, intercambio de producción, etc.), económico (inversión, venta, ahorro, etc.), cultural (que se refiere a la cultura gastronómica y religiosa), recursos naturales (agua y tierra en primis), así como factores externo que pueden modificar la estructura del traspatio como son los programas y las políticas públicas o el mismo mercado que puede sugerir que especies producir o animales a criar.

Montalvo-Romero et al. (2021) reafirman la gestión productiva del traspatio como elemento importante en garantizar la seguridad alimentaria en particular de las zonas marginales, generando un desarrollo social y económico y un ambiente propicio para la convivencia familiar; finalmente se evidenció su importancia durante la pandemia debida al virus SARS-CoV-2 con la ruptura parcial de las cadenas de suministro de alimentos.

Gómez y Aguirre (2023) evidencian como la actual agroindustria ha cambiado los patrones de la alimentación en México logrando llegar hasta las comunidades rurales induciéndolas por medio de la publicidad y de las cadenas de distribuciones a consumir alimentos ultraprocesados, de esta forma el traspatio cumple su rol para asegurar un desarrollo sostenible con la producción de alimentos sanos.

Según datos de CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de las Política de Desarrollo Social) entre 2018 y 2020, el porcentaje de la población en situación de pobreza aumentó de 41.9% a 43.9%, mientras que el número de personas en esta situación pasó de 51.9 a 55.7 millones de personas. El porcentaje de la población en situación de pobreza extrema presentó un incremento de 7.0% a 8.5% entre 2018 y 2020 y el número de personas en situación de pobreza extrema aumentó de 8.7 a 10.8 millones de personas (CONEVAL, 2020). “La pobreza incidiría, por tanto, proporcionalmente más en las comunidades rurales mexicanas que en los entornos urbanos” (Boza Martínez, p.102, 2010).

El traspatio puede ser un modelo productivo de bajo costo e implementación (huertos intensivos, agricultura orgánica y micro huertos, pequeños corrales de animales), que pueden permiten la producción continua de alimentos constituyendo una herramienta muy valiosa dentro de la seguridad alimentaria, posible creadora de empleos y de potenciales sociedades productoras que mejora la situación económica de sus participantes, a través de la promoción, establecimiento y seguimiento de  la producción agrícola intensiva a nivel familiar, escolar, comunitario e institucional.

El traspatio, con todas sus componentes, está al centro del presente trabajo, fruto de la intervención de una ONG internacional en el territorio municipal de Lagos de Moreno, Jalisco, en una comunidad rural marginal.

2 Marco contextual
En el año 2022, una organización no gubernamental, teniendo como patrocinador una empresa privada implementó un proyecto piloto en la comunidad Los Alambres (Ejido Santa Elena, Jalisco), que forma parte del municipio de Lagos de Moreno, Jalisco, y pertenece a la Delegación Comanja de Corona.

La Delegación Comanja de Corona está constituida por las comunidades Los Alambres (Ejido Santa Elena), La Perlita y Bernalejo de Comanja y se ubica en la parte noreste del Estado de Jalisco, colinda al sureste con la ciudad de León de los Aldama y hacia el noreste con su cabecera municipal Lagos de Moreno, siendo la misma comunidad Comanja de Corona sede de la delegación.

La comunidad de Los Alambres (Ejido Santa Elena) dista de su cabecera, Comanja de Corona, 7 kilómetros (Figura 1) pero no cuenta como las otras comunidades con servicio de transporte.

Figura 1 Mapa Comunidad de Los Alambres
los-alambres-2Fuente. Mapa municipal Lagos de Moreno (INEGI)

 

La superficie de la comunidad Los Alambres (Ejido Santa Elena) cubre aproximadamente 1776 hectáreas en donde viven unas 100 familias (dato proporcionado por la Delegación Comanja de Corona).

Las estimaciones del CONAPO sobre el Censo de Población y Vivienda 2020 nos arroja estas informaciones sobre la comunidad Los Alambres (Ejido Santa Elena) (Tabla 1)

Tabla 1 Datos socio económicos de la Comunidad Ejido Santa Elena
datos-socio-economicos

Fuente: Estimaciones del CONAPO con base en el INEGI, Censo de Población y Vivienda 2020.

 

Como se puede visualizar la comunidad presenta un elevado porcentaje de población joven sin educación básica, la casi totalidad de las viviendas en condición de hacinamiento y sin agua entubada, datos que se reflejan en un alto grado de marginación.

Aunado a estos datos hay evidencias que ninguna de las comunidades de la delegación cuenta con red de drenaje a excepción de la cabecera Comanja de Corona, y por lo tanto el descargue de aguas residuales se realiza en fosas sépticas sencillas, así como de las treinta familias que participaron al proyecto ninguna en sus viviendas tenía servicios higiénicos.

Otro problema relevante es la ausencia de un sistema de agua potable y de alcantarillado y los únicos recursos hídrico están representados por unos pozos particulares; en las 3 comunidad algunas familias traspasan el agua entre si a través de mangueras y el resto se provee con pipas de particulares (a un costo de 300 pesos por 250 litros de recurso hídrico) o de la Dirección de Agua Potable y Alcantarillado Municipal (que no puede llegar a todas las viviendas en los caminos de terracería que imposibilitan el paso de las pipas de 5000 y 10000 litros).

Las principales actividades económicas de la comunidad son la agricultura de temporal (maíz y calabaza en particular) sobre suelos muy desgastados por el uso continuado de productos agro químicos y de fertilizantes de síntesis, la ganadería, la explotación de yacimientos de arena; aproximadamente 45% de la población total de cada una de las comunidades tienen entre 18 años y 29 años, cuentan con la educación básica incompleta y se emplean principalmente como obreros en industrias del municipio de León, Guanajuato y en las granjas avícolas y porcícolas (Bachoco y Proan) que se ubican en la zona o, en el caso de personas de género femenino, trabajan como empleadas domésticas desde los 16 años en casas particulares en León, Guanajuato; finalmente hay una importante migración a EE.UU.

El resto de la población adulta se dedica a la agricultura, ganadería o como jornalero en granjas de la zona o en el sector edilicio.

La zona rural esta caracterizada también por un insuficiente acceso al agua para el riego y a una reducida productividad agrícola, en particular para los agricultores y ganaderos con poco capital, todo empeorado por encontrarse en un área semi árida y haber padecido una sequía moderada en los últimos dos años; la producción es destinada principalmente al autoconsumo y para alimentación animal con una parte de las familias de la comunidad que posee entre dos y 5 vacas lecheras la cual producción es llevadas por medio de burros a la carretera principal y se vende a un precio muy bajo, 6.5 pesos por litros (la leche tiene como destino final las instalaciones de  Nestlé México Fabrica Lácteos, propiedad de Grupo Herdez, que financió este proyecto).

En la Comunidad Los Alambres (Ejido Santa Elena) existe un plantel educativo, gestionada por la CONAFE, con solo 2 salones para educación primaria y una secundaria, ubicada en una bodega particular.

En algunos casos los niños acuden a la escuela primaria de Comanja de Corona que cuenta hasta con nivel medio superior con una secundaria y un Telebachillerato del Colegio de Bachilleres del Estado de Jalisco (Cobaej).

En cuanto al acceso a los servicios de salud, ninguna de las tres comunidades cuenta con unidad médica y por lo tanto acuden al Centro de Salud ubicado en Comanja de Corona, con instalaciones que cuentan con dos consultorios, un médico (ausente los fines de semanas) y un enfermero.

3. Proyecto de traspatio
Como resultado de un diagnóstico efectuado en la zona de las tres comunidades de la Delegación Comanja de Corona, se determinó en un principio de implementar el proyecto en la Comunidad Los Alambres (Ejido Santa Elena) para después ampliarlo a las otras comunidades.

El proyecto consistía en talleres de nutrición y alimentación, en la vigilancia nutricional a niños y niñas de 6 a 12 años, en la implementación de sistemas de agua potable y en las instalaciones de traspatios productivos a nivel familiar y comunitario; de acuerdo con la comunidad reunida en asamblea general se eligieron 30 familias que reunieran los requisitos necesarios y con la disposición en implementar y gestionar los traspatios.

A pesar de ser una comunidad rural no había existencias de traspatios ni de huertos funcionantes a la fecha, ni los conocimientos básicos para el cultivo de hortalizas, aromáticas y frutales; solo algunas familias tenían y criaban animales de corral, así como pollos, gallinas, patos, excepcionalmente puercos.

El aprovisionamiento de fruta, verdura y carne dependía de un tianguis semanal en la cabecera de la delegación (a una hora de camino en terracerías dado que no hay servicio de transporte publico).

Con relación a los traspatios familiares, se implementaron en cada una de las 30 familia (además del establecimiento de un huerto escolar) y se le dio seguimiento por 18 meses (cuanto duró el proyecto).

En la siguiente tabla se muestra el plan originario de talleres que se modificó con la actualización del proyecto.

Tabla 2 Talleres para el manejo de los huertos

No.
Nombre taller
1
Talleres huertos escolares y traspatios familiares
2
Importancia de producir hortalizas en casa
3
¿Cómo se construye un huerto?
4
Instalación de un traspatio
5
Instalación de malla sombra
6
Siembra de almacigo
7
Elaboración de lombricomposta
8
Fortalecimiento de la tierra
9
Cosecha
10
Siembra de plantas aromáticas
Fuente. Tabla elaborada en propio

 

El proyecto preveía también la instalación de sistemas captadores de aguas pluviales en cada familia que participara al proyecto (las viviendas no tenían ningún sistema de abastecimiento de agua potable) para el consumo familiar y para las exigencias hídricas de los cultivos del traspatio; la instalación de captación contemplaba la base en cemento reforzado para el tinaco con capacidad de 10.000 litros, la tubería de captación, los filtros con tarja purificadora.
La población beneficiaria del proyecto se puede revisar en esta tabla 3

Tabla 3 Población beneficiaria del proyecto

Segmento de población
Mujeres
Hombres
Total
Niñas y niños 0-12
34
37
71
Adolescentes 12-18
12
14
26
Adultos 18-59
52
36
88
Adultos mayores >59
11
8
19
Fuente. Tabla elaborada en propio

 

Cada familia participante tenía que acomodar un espacio mínimo de 25 m2, cercano o aledaño a la vivienda para la implementación inicial de un traspatio destinado a la producción de hortalizas, plantas medicinales y de olor, con producción destinada principalmente al autoconsumo, y su eventual transformación; en un segundo momento el proyecto preveía la venta de excedente en el tianguis semanal de la delegación y/o el fin de semana en Comanja de Corona, localidad que encontrándose solamente a 25 kilómetros de León, Guanajuato, atrae un turismo amante del trekking, el montañismo y excursiones en las minas presentes en la zona.

Las 30 familias recibieron una malla para cercar el huerto, paquetes de semillas de hortalizas, 25 kilos de composta, 25 kilos de lombricomposta, azadón, charolas de germinación y otras herramientas, todo insumo necesario para empezar un traspatio en una zona en donde ninguna familia tenía la costumbre de cultivar especies que no fueran maíz, calabaza y frijol en campo abierto.

El programa se desarrolló con la entrega de todo el material, la puesta en obra del cercado para evitar la entrada de animal de traspatio (a pesar que muy pocas son las familias que criaban gallinas, conejos, puercos, etc.) así como de gatos y perros.

La idea regidora era la de desarrollar un proyecto teniendo como base la agroecología, con la utilización de insumos orgánicos producidos en el mismo territorio, la introducción de técnicas como la rotación, la asociación, el tratamiento de semillas y la producción de semillas, el control agroecológico de plagas y enfermedades, la producción de abonos orgánicos, así como el bocashi, la composta, la lombricomposta, orinas animales, te de composta y lombricomposta, purín, microrganismos de montaña y de bosque, otros tipos de abonos sólidos y líquidos, producción de aminoácidos y de bio fermentos.

Para el control de plagas y enfermedades se preveía la utilización de caldos a base de plantas endémicas o de hortalizas con propriedades preventivas y/o curativas, además de la cultivación de plantas y flores al interior de los traspatios que funcionaran también para atraer insectos benéficos y polinizadores.

Los talleres, de cadencia mensual, eran más prácticos que teóricos y funcionaban como momento de reflexión comunitaria sobre el proceso de producción, de manejo agroecológico de la unidad productiva, resolver dudas, mejorar la utilización de los recursos locales (la mayoría de las familias poseía una o dos vacas lecheras con una producción de estiércol que hasta el momento no venía utilizado dado que los cultivos abiertos se manejaban de forma convencional con el uso exclusivo de fertilizantes químicos).

Se hice hincapié en la utilización de técnicas para un manejo muy cuidadoso del recurso hídrico con la utilización de cultivos intercalares, el uso constante de acolchado con restos orgánicos o papel-cartón.

Las principales dificultades iniciales fueron la introducción de técnicas como la siembra indirecta en las charolas de germinación y de su cuidado, el trasplante de las plántulas en el momento adecuado; el sistema de riego más eficiente; la introducción de las camas de cultivos con sus medidas (la tendencia general era de cultivar en surcos como fuera un cultivo de maíz); una aplicación constante de abonos para el recupero de suelos muy desgastados y con un bajo nivel de sustancia orgánica; problemas incipientes de áfidos y gallina ciega en algún espacio; el manejo de plagas y enfermedades con técnicas de cultivación y uso de remedios orgánicos; el momento ideal para las cosechas de las varias hortalizas, así como su eventual transformación; la rotación de los cultivos y su asociación.

Los talleres eran mensuales pero la asesoría y el seguimiento a cada huerto era semanal y el técnico tenía que considerar cada “estilo” de manejo del traspatio en el sentido que cada familia tenía en muchas ocasiones su manera de resolver problemas o en la utilización de los espacios o de las varias técnicas empleadas.

La implementación de los traspatios, por suerte, coincidió con la instalación de los sistemas de captación de agua de lluvia al inicio de la época de lluvia (toda la zona fue afectada por una sequía muy prolongada de 2 años que mermó las cosechas de maíz y calabazas), de modo que en poco tiempo las familias vieron el resultado de sus trabajos y esto lo estimuló en seguir trabajándolos y en mejorar el manejo a tal grado que algunas familias ya empezaron a vender parte de la producción o a intercambiar productos o a utilizar los productos para la mejora de su alimentación (el programa de traspatio iba a la mano con el programa de nutrición).

A unos meses de la instalación de los traspatios familiares se iniciaron los trabajos con padres y madres de familia para la instalación del Huerto Escolar Comunitario en la Escuela Primaria “Benito Juárez” de la Comunidad de Santa Elena: el huerto, delimitado por una cerca metálica para evitar en particular el ingreso de perros, ocupaba una superficie de 350 m2 y el manejo estaba a cargo de los familiares de los niños y niñas que eran beneficiarios del programa más los familiares con niños y niñas que frecuentaban la escuela y de los docentes.

En este huerto surgieron problemas de organización para la repartición de los trabajos y para los turnos de los riegos y por esta razón se perdieron diversas cosechas hasta encontrar una solución entre todos los participantes.

A unos meses de haber implantados los traspatios solamente una familia, por situaciones particulares (la jefa de familia no tenía el apoyo del marido y tenía que ir a trabajar en León todos los días) no tenía el huerto funcionante; todos los huertos producían bastante para el autoconsumo y en algún caso parte de la producción se vendía en un mercado dominical con un aumento del ingreso familiar.

Hay que resaltar que los huertos estaban manejados al 99% por mujeres con la participación activa de los hijos y las hijas (en particular de edad entre los seis y los 12 años, dado que los hijos mayor de esta edad ya se iban a estudiar a León y en la mayoría de los casos ya habían empezado a trabajar como obreros, albañiles, cuidadores en otras familias o migraban a USA); los hombres se dedicaban a los trabajos del campo y en muy poca ocasiones ayudaban en el manejo de los huertos y nunca participaban a las capacitaciones.

El programa funcionó un año y medio cuando de forma repentina fue interrumpido por el donante (estaba planeada una duración de por lo menos 3 años, con una ampliación de las familias involucradas y la extensión del programa a las otras dos comunidades) creando serios problemas de seguimiento de los objetivos que se habían puesto, así como una ampliación de la superficie de los huertos, la implementación de más huertos comunitarios, la constitución de un mercado para la venta de los productos excedentes y la solución del problema del agua para la comunidad.

Una de la limitantes más evidentes del programa fue la insuficiente involucración de los agentes institucionales (con la excepción de la Delegada de Comanja de Corona que siempre apoyó el proyecto a pesar de las limitaciones de recursos económicos a su disposición) en la resolución de los problemas existentes en este territorio (falta de transporte, vías de comunicación muy precarias,  solución del problema de suministro hídrico) y de los actores privado (la fuente de trabajo más importante para las familias está constituida por la venta de leche cruda sin procesar a un intermediario a un costo muy bajo de 6,5 pesos/litro).

4 Resultados y discusión
La implementación de los traspatios familiares y del huerto comunitario escolar se consolidó como una estrategia clave dentro del proyecto.

Esta acción no solo favoreció la producción y disponibilidad de alimentos frescos y nutritivos, sino que también permitió la sensibilización de la comunidad sobre la importancia de una alimentación variada y equilibrada.

Cada familia logró producir casi 5 kilos por m2/año y esto significó un ahorro importante en el gasto de hortalizas fresca: en promedio las familias declararon que estaban ahorrando casi 30% del gasto en la compra de estos alimentos, sin considerar su mejor valor nutricional.

De las 30 familias del proyecto después de unos meses de actividad, dos de ellas participaban en un mercado local dominical con la venta de sus excedentes de producción (en particular de arugula, lechugas, rábanos y de plantas de olor como menta y orégano)

Los huertos se convirtieron en una herramienta educativa, fomentando la participación activa de los niños y sus familias en la producción de alimentos saludables y fortaleciendo la soberanía alimentaria en la comunidad.

La implementación de estrategias sostenibles que garanticen el acceso a una alimentación adecuada, reforzar la educación nutricional y fortalecer la atención médica y comunitaria para la detección temprana y tratamiento oportuno de la malnutrición va de la mano con la necesidad de implementar y reforzar proyectos de esta naturaleza en las comunidades rurales y los traspatios son un elemento decisivo para lograr estos objetivos.

La integración de estrategias que promuevan la seguridad alimentaria con la meta puesta en la soberanía alimentaria y el acceso a una alimentación saludable en las comunidades debe ser una prioridad a largo plazo.

Este proyecto resalta la necesidad de políticas públicas que respalden y amplíen las intervenciones comunitarias con una articulación entre instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales, centros de salud y comunidades locales.

Las intervenciones realizadas en este proyecto han mostrado un impacto positivo en la mejora del estado nutricional y también económico de los beneficiarios y de toda la comunidad, pero se requiere una continuidad en las acciones y el fortalecimiento de estrategias para garantizar que estos avances sean sostenibles en el tiempo.

El enfoque comunitario fue un elemento clave para la sostenibilidad del proyecto, al involucrar a niños, familias, instituciones educativas y de salud en acciones conjuntas que promovieron la corresponsabilidad social y la participación activa en la mejora de la alimentación y de las condiciones económicas.

Sin embargo, la consolidación de estas prácticas requiere tiempo y seguimiento, pues el mantenimiento de los traspatios y la continuidad de las acciones educativas dependen de factores como la disponibilidad de recursos, el acceso a agua y la apropiación de las técnicas agroecológicas por parte de la población.

A pesar de los avances observados, persisten retos importantes, así como fortalecimiento de los sistemas productivos locales.

La limitada fertilidad del suelo, el impacto del cambio climático y la dependencia de insumos externos dificultan la expansión de la producción agroecológica, por lo que se requiere un acompañamiento técnico más prolongado.

Desde una perspectiva de desarrollo local, el programa de traspatios familiares y comunitarios demostró ser una alternativa viable con impactos positivos en el crecimiento socioeconómico de la población.

No obstante, la falta de una estructura organizativa consolidada y la ausencia de un mercado establecido para la comercialización de los excedentes limitó la posibilidad de generar ingresos adicionales para las familias.

La implementación de modelos asociativos o cooperativos podría fortalecer estas iniciativas y abrir oportunidades de empleo para los jóvenes de la comunidad, quienes, debido a la falta de oportunidades locales, enfrentan la necesidad de migrar en busca de mejores condiciones económicas.

Este estudio subraya la necesidad de adoptar enfoques multisectoriales y sostenibles para abordar la malnutrición infantil y fortalecer la seguridad alimentaria.

La educación alimentaria, la participación comunitaria y el acceso a recursos adecuados son pilares fundamentales para garantizar el derecho a una alimentación digna y fomentar el desarrollo de sistemas productivos resilientes que contribuyan a mejorar la calidad de vida de la población en contextos de vulnerabilidad.

Asimismo, las ONG y otros actores sociales deben fortalecer su papel como intermediarios entre la comunidad y el Estado, promoviendo proyectos que integren soluciones estructurales a las problemáticas económicas, de salud y de alimentación en territorios con limitada presencia institucional.

Armando Volterrani en colaboración con José Luis Carmona Silva
Artículo publicado el 28/05/2025

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Sandoval, C., y Villanueva, J. 2009. Scope, Sections, Policies and language issues in TSA. Tropical and Subtropical Agroecosystems, 10:: i – ii.
Nota
[1]
Hernández X. (1977) lo establece como un ecosistema modificado por el hombre, en cierto grado, para el aprovechamiento de los recursos naturales en la producción agrícola; Odum (1985) menciona que los agroecosistemas son ecosistemas moderados por el hombre para obtener productos y servicios; Altieri (1995) reconoce que una parte fundamental de los agroecosistemas es el ente controlador (hombre) siendo éste quien modifica, interviene, orienta y define la producción convirtiéndose en el controlador y regulador del agroecosistema ya que toma la decisión respecto a la finalidad del sistema. Sandoval y Villanueva (2009) lo conceptúan como la unidad de estudio de los sistemas de producción agrícola en los que se ejerce el control humano en la interacción con los recursos naturales para la producción de alimentos y materias primas. (Platas-Rosado et al., 2016)

 

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