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Confluencias entre el teatro de Chéjov y el de Vargas Llosa

por María Elvira Luna Escudero-Alie
Artículo publicado el 19/08/2021

A Stephen Kcenich

Anton-ChejovResumen
Este breve artículo es un comentario sobre las semejanzas entre la obra dramática del escritor ruso Antón Chéjov (1860-1904) y el Nobel peruano, Mario Vargas Llosa (1936). Encontramos confluencias en cuanto al aspecto estructural de sus obras y también con respecto a la temática.

Existen, sin duda alguna, serias distancias geográficas, cronológicas, históricas, culturales, y lingüísticas entre el autor ruso Antón Chéjov (1860-1904) y el Nobel peruano Mario Vargas Llosa (1936). Precisamente por estas diferencias relevantes, nos parece interesante resaltar y comentar las importantes confluencias que hemos encontrado en los universos dramáticos de ambos escritores

En la obra dramática de Chéjov y en la de Vargas Llosa encontramos entre los personajes de sus obras; seres humanos frustrados, incapaces de actuar de acuerdo a sus deseos, irresponsables e inertes moralmente. Estos personajes no son arquetipos de héroes o villanos, ni son tampoco seres maniqueos, de hecho el bien y el mal en la poética de Chéjov y en la de Vargas Llosa se confunden en conflictos internos. Estos personajes chejovianos y vargasllosianos revelan la profunda ambigüedad y complejidad del ser humano a través de sus acciones y de las decisiones existenciales que toman. En el universo dramático de Chéjov y en el de Vargas Llosa no existe Dios de ninguna clase, y además, los personajes tampoco denotan la angustia por esta falta de Dios.

Los paisajes naturales forman parte relevante en la escenografía en la obra dramática de Chéjov y por tanto se hace mención de árboles, lagos, animales, y el campo en general. En la escenografía del teatro vargasllosiano se privilegia, en cambio, la ciudad. Sin embargo, y a pesar de esta diferencia escenográfica, los personajes de ambos autores dialogan todo el tiempo ayudando a crear un ambiente especial, de hecho, podemos decir que el teatro de ambos autores es un teatro atmosférico en el sentido narrativo; donde la atmósfera de la obra es creada no por la escenografía exterior sino por los diálogos de los personajes que reflejan, su mundo interior.

Los personajes de Chéjov fueron diseñados tomando en cuenta sus contextos políticos, históricos y la realidad social de su época. La incipiente burguesía estaba ganando terreno político a fines del siglo XIX, frente a la antigua clase aristocrática rusa que ya estaba en franca decadencia. Como sabemos, todos estos cambios socio-políticos desembocaron en una transformación política mucho más radical en 1917, con la Revolución Bolchevique.

En 1861 ya se había abolido la servidumbre, durante el reinado del zar Alexandro II, y de esta manera los antiguos siervos; los mujiks fueron libres y podían trabajar por cuenta propia. Los ex-mujiks, empezaron, entonces, a conformar una baja clase burguesa que habitaba el campo y también en los barrios obreros de ciudades grandes como San Petersburgo y Moscú. Los nobles se sintieron retados y amenazados por esta emergente nueva clase social que estaba dispuesta arrasar con todo. Recordemos que los padres de Chéjov habían sido mujiks. Se planteó entonces un conflicto abierto entre la clase social basada en los privilegios de sangre: los aristócratas y la nueva clase burguesa basada en el trabajo. Chéjov, por ser médico tenía la oportunidad de visitar diversas aldeas y así fue testigo de los cruciales cambios socio-políticos ocurridos en su hermoso y enorme país. Estas experiencias de primera mano le sirvieron a Chéjov para hablar con personas de todas las clases sociales y así pudo dibujar sus personajes de manera realista.

Chéjov crea pues, un teatro de temática realista y sus obras están divididas en cuatro actos. El teatro de Vargas Llosa también es un teatro realista. En las cuatro obras dramáticas principales de Chéjov: La gaviota (1896), Tío Vania (1897), Las tres hermanas (1901) y El jardín de los cerezos (1904), vemos que el autor ruso no emplea la experimentación, y evita el melodrama porque lo que intenta es presentar a sus personajes de manera verosímil. Más que la estructura dramática, a Chéjov le interesa plasmar en sus obras la realidad del hombre común con sus problemas cotidianos. Los personajes de Chéjov son seres frustrados, tal como lo son los personajes de Vargas Llosa; son personas que viven soñando con una vida mejor; pero son incapaces de construírsela por ellos mismos. Los personajes de Chéjov se aburren en sus casas de provincias viendo la historia pasar y sintiéndose incapaces de hacer algo por cambiar sus circunstancias. En La señorita de Tacna (1981), vemos también una clase social -representada por la Mamaé- que está venida a menos pero que no tiene la iniciativa para mejorar su situación y prefiere apostar a la melancolía y la nostalgia y así hundirse en los recuerdos de tiempos mejores, lamentándose por lo que pudo ser y no fue.

Podemos decir que las obras de Chéjov se estructuran a partir de un conflicto entre un opresor y un oprimido, por ejemplo en El jardín de los cerezos (1904), Madame Ranevskaya perderá su propiedad campestre a manos de un representante de la clase burguesa emergente: Lopakhin. En Las tres hermanas (1901), también vemos cómo Natasha; cuñada de Olga, Másha e Irina, irá conquistando toda la casa desplazando a sus cuñadas. Natasha es en esta obra la representante de esta burguesía emergente.

El teatro de Chéjov y también el de Vargas Llosa son considerados como carentes de acción dramática; es decir que son teatros narrativos en el sentido en que los personajes hablan, recuerdan, sueñan, especulan, inventan historias (ficción dentro de la ficción), y por tanto las acciones ocurren en la mente de los personajes. Ambos autores manejan de manera muy efectiva el diálogo, y esta característica de sus obras dramáticas también es extensiva a las novelas de Vargas Llosa y a los relatos de Chéjov. El mismo autor ruso le escribió a Suvorin en una carta de 1888:

“Se exige que el héroe y la heroína sean dramáticamente vigorosos. Pero en la vida la gente no se suicida, no se ahorca, no se enamora ni dice cosas geniales a cada minuto. Pasa la mayor parte del tiempo comiendo, bebiendo… o diciendo tonterías… La vida en la escena debe ser lo que es en realidad, y la gente, por lo tanto, debe andar naturalmente y no sobre zancos”.

En cuanto a la regla básica de las tres unidades de Aristóteles, podemos decir que ni Chéjov ni Vargas Llosa la siguen. De hecho, en las obras de Chéjov hay varios espacios y también hay diversos tiempos que se presentan a través de los recuerdos. En cuanto al teatro de Vargas Llosa, no se pueden leer sus obras de manera lineal porque gran parte de las historias ocurren en los recuerdos de los personajes, en su mundo subjetivo.

Con respecto a la temática, dos tópicos importantes que encontramos en ambas obras dramáticas son la preocupación por la destrucción de la belleza y también el proceso creativo. En todas las obras de Vargas Llosa, especialmente en La señorita de Tacna (1981), Kathie y el hipopótamo (1983), El loco de los balcones (1993), Ojos bonitos, cuadros feos (1994), Odiseo y Penélope (2006) encontramos la metaficción y el tema de la belleza que se escapa. En las obras de Chéjov: La gaviota (1896), y Tío Vania (1897) y un poco menos en Las tres hermanas (1901) y en El jardín de los cerezos (1904) también se evidencia esta preocupación por la destrucción de la belleza y por el proceso de creación. En la propuesta teatral de Chéjov se usa con frecuencia el subtexto, como indica el célebre director de teatro peruano, Alonso Alegría.

A modo de conclusión, podemos decir que efectivamente, hay coincidencias importantes y remarcables en la obra dramática de Chéjov y en la de Vargas Llosa. Estas confluencias se observan a nivel de la concepción del teatro de ambos autores que apuestan por el realismo, y por presentar un teatro total que represente la vida cotidiana. No hay héroes ni villanos en el teatro de Chéjov ni en el de Vargas Llosa. Ninguno de los autores sigue la concepción aristotélica de las tres unidades, y de hecho hay múltiples tiempos y múltiples espacios en ambas obras dramáticas y todo esto sucede, por lo general en la mente de los personas, en sus recuerdos, sueños, nostalgias. Con respecto a la temática de las obras de ambos autores, también hemos encontrado coincidencias relevantes tal como la preocupación por la destrucción de la belleza, y el proceso creativo.

María-Elvira Luna-Escudero-Alie, PhD
Mariaelvira.lunaescuderoalie@montgomerycollege.edu

 

Bibliografía consultada
  • Alegría, Alonso. Comunicaciones vía correo electrónico. Diciembre de 2006.
  • Boland Oseguera, and Roy C., Enkvist, Inger, eds. 70 años. Estudios críticos sobre Mario Vargas Llosa, Volumen I. Victoria, Australia: Antípodas, 2006.
  • Chekhov, Anton. The Plays of Anton Chekhov. Trans. Paul Schmidt. New York: Harper Perennial, 1998.
  • Cusato, Doménico Antonio. El teatro de Mario Vargas Llosa. Messina, Italia: Andrea Lippolis Editore, 2007.
  • Forgues, Roland, editor. Mario Vargas Llosa, escritor, ensayista, ciudadano y político. Lima: Editorial Minerva, 2001.
  • González Viaña, Eduardo: “Leyendo y recordando a Vargas Llosa en una cárcel del Perú. Conversación con Walter Palacios Vinces, periodista y abogado”, en Ciberayllu [en línea] 2 de marzo del 2005. http://www.andes.missouri.edu/andes/Cronicas/EGV_WalterPalacios.html.
  • Kristal, Efraín. Temptation Of The Word: The Novels Of Mario Vargas Llosa. Nashville: Vanderbilt University Press, 1998.
  • López Quesada, Verónica. “Chéjov: El brillo perdido y la apatía existencial”. Revista virtual Teatro al Margen, http://www.almargen.com.ar/sitio/seccion/teatro/chejov/.
  • Luna-Escudero-Alie, María-Elvira. “Las últimas obras de teatro de Mario Vargas Llosa”, en Espéculo [en línea]. Nº 19, noviembre 2001-febrero 2002. http://www.ucm.es/info/especulo/numero19/varteat.html.
  • Rivera-Rodas, Oscar. El metateatro y la dramática de Vargas Llosa, hacia una poética del espectador. Amsterdam: John Benjamins Publishing Co., 1992.
  • Vargas Llosa, Mario. Obra reunida de teatro. Madrid: Alfaguara, 2001.
    —.
    “El viaje de Odiseo”. Revista virtual Letras Libres, marzo 2007. http://www.letraslibres.com/index.php?art=11912.
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