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El contexto y la figura de Eugenio de Salazar, un poeta y teórico literario, y su laus urbis intelectual

por Humberto Ruiz Vásquez
Artículo publicado el 16/09/2025

Resumen
A través del análisis del panorama histórico y cultural de Eugenio de Salazar (1530-1602) –quien nació en España y vivió parte de su vida en los territorios ultramarinos de la Corona Española– se evidencia la influencia de la tradición literaria italiana en su producción poética.

Palabras clave: Eugenio de Salazar, Nueva España, laus urbis, Dante, Petrarca, petrarquismo, studia humanitatis.

 

A partir de los últimos años del siglo xv la concepción del cosmos cambió, las expediciones del siglo XVI se convirtieron en proyectos de expansión extraterritorial principalmente de Inglaterra y España –las potencias de aquel momento–, la difusión de nuevas ideas filosóficas, teológicas y astronómicas provocaron luego un periodo de fuerte represión ideológica con la cual se inaugura el siglo XVII.

El perfeccionamiento de la brújula, la invención de las velas móviles y el timón de popa fueron los acicates de la mayor etapa de descubrimientos geográficos en la historia.[1] La mejor aliada fue la pólvora y, en consecuencia, su uso en la fabricación de las armas de fuego; las cuáles fueron la razón de que la caballería perdiera su importancia en el orden y función social. A partir de la segunda mitad del siglo xv, la invención de la imprenta de Gutenberg y el floreciente comercio de papel provocaron que la distribución de ciertos documentos se hiciera, al inicio, de carácter más accesible y, después, poco a poco, casi sin límites.[2] Por ejemplo, las ideas a favor y en contra de la Reforma protestante lograron difundirse gracias a la imprenta, pues los panfletos eran ya un modelo de rápida difusión.[3] La industria de los impresores fue tomando mucha fuerza en Europa y, después, en el Nuevo Mundo. Durante el siglo xvi España era una gran potencia política y, en consecuencia, territorial, pues existió un fuerte dominio español tanto en ciertas ciudades y regiones de la península itálica (Milán, Nápoles, Sicilia) como en gran parte del Nuevo Mundo.[4] El papa Borgia, Alejandro VI, por medio de las Bulas alejandrinas concedió a los reyes de España derecho de conquistar los nuevos territorios, sin dejar de lado la evangelización católica. La parte del continente americano que España colonizará se conocerá como la Nueva España y se convertirá en un emblema de poder ultramarino y fuente de riqueza casi infinita. Esta es la razón por la cual el Imperio Español poseía amplísimos territorios, lo cual demuestra y da sentido a la célebre y muy difundida frase de Carlos V en la cual afirmaba que en su imperio “nunca se ponía el sol”; en el aspecto de la historia política es algo muy importante, pues se trata del primer imperio colonial moderno.[5]

En el aspecto ideológico y religioso los españoles asumieron el papel de evangelizadores del catolicismo con una visión salvífica para los habitantes nativos. Este proyecto de adoctrinamiento religioso se hizo con fuerza, pues la reforma protestante y los descubrimientos geográficos y astronómicos generaron, de alguna manera, nuevas percepciones del mundo y lo divino; por esta razón la Iglesia Católica adoptó un carácter impositivo para mantener su posición hegemónica ideológica y política. A propósito de esto, Bernardo García Martínez en su estudio “La creación de la Nueva España” señala que

Cortés llevaba a un clérigo en su hueste. Los conquistadores, no sólo creyentes sino
convencidos de que de alguna manera la fe los redimía, debieron haber recurrido a él una
y otra vez en busca de bendiciones y perdones. Su contradictorio mundo religioso se
alimentaba también con la ilusión de que el apóstol Santiago los guiaba en las batallas.
Todo esto era reflejo de la mentalidad de la época, que mantenía viva la mística de la guerra
de los españoles cristianos contra los musulmanes. En esa misma mentalidad, aunque a otro
nivel, confluían los fundamentos ideológicos de la presencia de España en América u de
los derechos que reclamaba sobre su tierra y sus habitantes. Más aún, frente a los ataques
de la reforma protestante, se veía en los americanos materia oportuna para compensar de
sobra al mundo católico por sus pérdidas y acrecentarlo como nunca antes. Conforme a
esto, la conquista se justificaba en tanto fuera un instrumento para la difusión de la fe y el
dominio de la iglesia.[6]

El Concilio de Trento (1545-1563), que al inicio fue para tratar de conciliar la tradición cristiana con las propuestas hermenéuticas, teológicas, eclesiales, doctrinales de los reformadores de Alemania, inició a adoptar un carácter intolerante a todo que no fuera propio de la Iglesia tradicional.[7] Este es el panorama histórico y cultural en el cual se encuentra la figura de Eugenio de Salazar (1530-1602), quien nació en España, pero al igual que otros letrados de su época, vivió parte de su vida en los territorios ultramarinos de la Corona Española y su ingenio poético, al igual que el de sus coterráneos, se nutrió de la tradición literaria italiana.

La Nueva España representó, por decirlo de alguna manera, un mundo aparte que debía ser administrado y gobernado, y gracias a esto hubo un gran número de militares, religiosos y sobre todo letrados que ocuparían los puestos administrativos; el modo de obtenerlos sería por medio de la pluma, es decir, la escritura encomiada a los altos personajes de la realeza con la finalidad de obtener favores –puestos administrativos importantes y títulos nobiliarios– para hacerse de extraordinario prestigio, gran autoridad y mayúscula fama. Con estos ilustres personajes inicia una nueva etapa en la historia de la literatura, en otras palabras, es el nacimiento de la literatura novohispana, la cual refleja la magnanimidad del Imperio español, un imperio que ya ha dejado la tarea militar de conquista e inicia el tiempo de su consolidación por medio de los virreyes y sus mejores aliados para la edificación cultural son los hombres de letras, los intelectuales que no carecen de aptitudes políticas.

Un ejemplo claro es la vida y obra de Eugenio de Salazar, un personaje cuya vida y producción intelectual (poética, jurídica, teórica) que, a pesar de ser publicada y difundida en su mayoría póstuma, ejemplifica la vida del letrado en la Nueva España. Un notable personaje cuya formación intelectual y desempeño profesional lo configura como un individuo ejemplar de su época en el cual podemos decir que los studia humanitatis toman alma y cuerpo. Es lícito afirmar que se trata de una época en la cual floreció un humanismo civil novohispano, por nombrarlo de alguna manera, así como sucedió en las Repúblicas italianas con personajes de una generación anterior a Salazar: Niccolò Machiavelli (1469-1527) o Francesco Guicciardini (1483-1540). A los hombres de letras contemporáneos de Salazar los podemos nominar como humanistas civiles novohispanos, quienes en su carácter de funcionarios de la Corona no sólo fungieron de administradores políticos, sino que fueron de gran influencia ideológica y cultural, pues sus ideas y su trabajo brindaron los cimientos para la construcción de la cultura y la sociedad novohispana, tal como lo explica Ángel Rama en su estudio La ciudad letrada: se trata de quienes configuran y protagonizan la ciudad letrada.[8]

I
La vida y obra de Salazar permanecieron hasta cierto punto desconocidas porque no se iniciaron a publicar noticias biográficas y sus manuscritos, sino hasta el siglo xix; dicha labor editorial y de rescate filológico continuó en el siglo xx[9] y aún sigue en el xxi. La biografía de Eugenio de Salazar se ha logrado recrear por medio del análisis e interpretación de fechas, datos, anotaciones e incluso notas encontradas en sus manuscritos y sus cartas personales, así como en el testamento del autor que han permitido a los filólogos armar una trayectoria de vida y obras de Salazar. A saber, Martha Lilia Tenorio en su estudio preliminar a su edición publicada en 2010 de la Suma del arte de poesía señala que las únicas tres fuentes biográficas de Salazar, antes de los estudios de Maldonado Macías, eran únicamente el ya muy conocido soneto autobiográfico, las cinco cartas en prosa, y los datos ofrecidos por Gallardo en un artículo y en un ensayo.[10] En la edición crítica de La navegación del alma de 2011 realizada por Jessica C. Locke se subraya que cada vez existe mayor interés en la vida y obra de Salazar y explica que esto se ha motivado gracias a recientes hallazgos de documentos, pues la investigadora realiza una amplia recopilación y cotejo de archivos con la finalidad reconstruir y actualizar la biografía de nuestro autor.[11] El estudio preliminar a la edición de La navegación del alma publicada en 2014 por José Ramón Carriazo Ruiz y Antonio Sánchez Jiménez nos ofrece una muy completa compilación de documentos con los cuales se han obtenido y verificado los datos biográficos. Los profesores analizan –además de todas las fuentes citadas por Maldonado, Tenorio y Locke– los estudios no sólo recientes sino novedosos en cuanto a frescas noticias desconocidas de Salazar como “Una carta inédita de Eugenio de Salazar” de José Fradejas Lebrero de 1998,[12] de Jaime Martínez Martín “La Verdadera relación, una autobiografía inédita de Eugenio de Salazar” de 1999,[13] y de Víctor Infantes “Eugenio de Salazar y su Suma del arte de poesía: una poética desconocida del siglo xvi.[14] Es lícito afirmar que la biografía de nuestro poeta está ya recreada. Dichas recreaciones, muy válidas todas, algunas más minuciosas y prolijas que otras, tienen algo en común: rastrean la ruta de navegación del alma de un poeta en búsqueda tanto de reconocimiento y de prestigio por medio del servicio burocrático a la monarquía como de materializar el fuerte deseo de fama y de eternidad gracias al trabajo literario. Sólo queda señalar que la trayectoria académica, administrativa y diplomática de Salazar representa el ambiente de desarrollo cultural de las ciudades por donde pasó hasta llegar a México, lugar donde alcanzó al ápice de su carrera, de sus relaciones con otros personajes de gran prestigio, de su maduración y creación intelectual tanto de carácter jurídico como de tipo poético y teórico literario. La importancia que el mismo Salazar dio a su obra jurídica se puede constatar con las descripciones que el mismo autor dio de ellas en varias ocasiones en su creación literaria.

La obra poética de Salazar no va más allá de un epistolario, una Silva de poesía, la Suma del arte de poesía y la Navegación del alma, sin embargo, se puede ver una especie de correspondencia entre ellas; la Silva de poesía[15] puede ser entendida como un ejercicio continuo, un compendio de creaciones poéticas con muy marcada influencia de metros y formas italianos; esta experimentación poética ayudó, de cierta manera, a Salazar a teorizar y a esquematizar la Suma y, finalmente, la obra cumbre, en la cual maestría y teoría poética así como las profundas reflexiones sobre la vida se fusionan y se materializan, es la Navegación. Respecto a la obra de carácter teórico literario es de capital importancia señalar la Suma del arte de poesía, pues este tratado de reflexión y de sistematización sobre la técnica del quehacer poético muestra la importancia de los modelos y la teoría en la creación poética, es decir, las formas, los modelos, los ritmos que el autor emplea corresponden a una reflexión métrica, cuya finalidad no puede ser otra que la de alcanzar la belleza y la perfección. Respecto a la posición histórica e ideológica de la Suma del arte de poesía (escrita a lo mucho en 1590-1591) Martha Lilia Tenorio señala que antes de ésta las obras preceptivas poéticas son escasas y no exclusivamente poéticas –pues la mayoría de tratados sobre métrica en la Nueva España se centraban mucho más en temas gramaticales y no poéticos–, lo cual sugeriría la razón por la cual Salazar se vio motivado a sistematizar, ordenar y desarrollar temas métricos.[16] La profesora Tenorio argumenta que no obstante la estructura y el contenido de la Suma del arte de poesía así como los pocos e incluso escasos tratados de métrica españoles el de Salazar no es totalmente original o novedoso, pues ya desde hace mucho los teóricos italianos habían mostrado el camino de las reflexiones poéticas.[17] Lejos de buscar o resaltar el aspecto de originalidad, este tratado de métrica tiene otras cualidades de alto valor, en otras palabras, las reflexiones sobre la esencia, la finalidad, las especies y el estilo de la poesía, los lineamientos rítmicos, acentuales, versales, formales, así como de la imitación de varios modelos italianos y algunos franceses, nos muestran las preocupaciones estéticas de un poeta que hoy bastarían para que lo definiéramos o consideráramos como un teórico literario.

Respecto a la Navegación del alma[18] se debe aclarar desde un principio que se trata de una obra cuyos problemas de estudio son múltiples y complejos. En este caso podemos no resolver sino únicamente mencionar algunos; en primer lugar, el asunto de determinar la fecha de creación; en segundo lugar, la forma y el contenido, es decir, la estructura y la cuestión del género, y la naturaleza de su composición métrica; en tercer lugar, el aspecto de la ortografía, específicamente, el uso de las consonantes dobles, el sonido de las vocales y su relación con las dialefas y sinalefas, y, para complicar un poco más el panorama, el sistema acentual de los versos.[19] Los temas bíblicos en esta obra están presentes por el estudio de la teología. Humberto Maldonado hace notar que Salazar refleja en su texto algunos lineamientos cristianos ortodoxos establecidos en el Concilio de Trento; uno de esos sería la finalidad de mostrar el camino hacía Dios por medio de la expresividad estética de las obras literarias.[20]

II
Podemos constatar la laus urbis que podemos definir de tipo intelectual –pues encumbra a la ciudad por medio de exaltar cualidades del hombre propias del ingenio y de la mente– en la epístola titulada “Al insigne poeta Hernando de Herrera”,[21] que forma parte de la Silva de poesía, se encuentran condensados ciertos fenómenos literarios y culturales sumamente importantes propios del ámbito intelectual novohispano como la imitatio humanista[22] y la laus urbis. Respecto a la importancia, no tanto estética sino testimonial, de esta carta la profesora Tenorio argumenta que “antes de Balbuena, Salazar ofrece un riquísimo cuadro de la prosperidad cultural, científica y literaria a la que había llegado la ciudad de México, prosperidad que explica el ‘virreinato de filigrana (Alfonso Reyes) alcanzado en el siglo xvii.”[23]

La epístola “Al insigne poeta Hernando de Herrera” se compone de 361 versos endecasílabos compuestos en terzine dantescas o tercetos encadenados. Bien se puede argumentar que el pretexto de este texto es la alabanza de la Ciudad de México; la urbs que describe Salazar es una ciudad muy particular, de características sumamente singulares y prodigiosas, pues describe que esta urbs posee riquezas naturales, materiales, culturales, intelectuales, religiosas. Muestra una ciudad como una especie de receptáculo de virtudes y de hombres sabios, un lugar donde la sociedad tiene una tendencia natural a la virtud y al conocimiento.

Un caso muy significativo es que Salazar únicamente llama por su nombre a la Ciudad de México en el título o encabezado de la epístola y no dentro de la epístola misma, sino que se referirá a ella por medio de metáforas, descripciones, adjetivos y, de esta manera, resalta su hegemonía en el territorio de la Nueva España. Otro aspecto importante es que los principios de verso de las descripciones o las alusiones a la Ciudad de México son por medio del uso de una anáfora; la palabra con la que inicia el primer verso es “aquí” y a lo largo de la obra se repetirá en dieciséis ocasiones con una constante: siempre al inicio.[24] Este recurso retórico representa un medio del poeta para remarcar la importancia de la ciudad de México, es decir, refuerza semánticamente y sonoramente que se trata del lugar en el cual se encuentra él. En el primer periodo sintáctico, que está conformado por sesenta y tres versos, está presente nueve veces la palabra “aquí”; si realizamos una exégesis en la cual demos como significado implícito “en la ciudad de México” a cada “aquí” encontraremos, a través de esos nueve versos, una alabaza muy específica a la belleza geográfica, a la riqueza minera, a las victorias españolas de conquista, a la lealtad del líder conquistador y sus aliados, así como los logros de la evangelización y enseñanza de la doctrina católica, y, sobre todo, la descripción de una ciudad comparada con un campo fértil en donde florecen las artes y las ciencias en sus habitantes. Precisamente en esta frase se encuentra un vuelo poético donde se describe el aspecto geográfico, la riqueza minera, el pasado y sus grandes tlatoanis, la figura de Cortés como ilustre conquistador, la visión negativa de las creencias religiosas de los habitantes originarios, el trabajo de evangelizar a los nativos, la anexión del territorio a la corona española, la difusión de la idea de la trinidad y visión salvífica, y el florecer de las artes y de las ciencias en la ciudad. Se trata de la construcción sintáctica más larga de toda la epístola que corresponde a la presentación de la materia a tratar o la exposición de los argumentos a desarrollar.

A modo de pequeño ejemplo, en el primer terceto se encuentran dos elementos claves de este texto: en primer lugar, la palabra “aquí”, y en segundo lugar, el destinatario de la epístola:

Aquí, insigne Herrera, donde el cielo
en círculo llevando su grandeza
pasa sobre occidente en presto vuelo:

En el primer verso los acentos naturales de las palabras tienen una función métrica importante. En primer lugar “A-quí” con acento fuerte subraya desde un inicio (en la segunda sílaba del verso) la importancia del lugar, es con lo que inicia, y que se repetirá con la misma función sonora y semántica. Las dos siguientes palabras tienen cada una un acento principal, pues tanto el apellido del destinatario como su adjetivo toman mucho realce tónico o prosódico, en otras palabras, la segunda sílaba de “in-sig-ne”, que es dónde se localiza el acento, se conforma de un sonido ya un poco áspero de la consonante “s” y la vocal “i” y se dulcifica, luego, un poco con la “g”, pero el sonido que tomará protagonismo en este verso será el de la “r”, consonante fuerte y notoria, de “He-rre-ra”. Las sílabas 2, 4 y 6 serán las más potentes fónicamente, pues el poeta señala aquí el lugar en el cual escribe y, por supuesto, el destinatario. Finalmente, los acentos de la silabas 8 “don-de” y 10 “cie-lo” tienen una prosodia fluida, pues marcan el ritmo fluido que propicia a una natural continuidad con el verso siguiente.

Este pequeño ejemplo de análisis métrico a esta epístola de Eugenio de Salazar demuestra que una interpretación de este tipo complementa su estudio, pues por medio de la musicalidad, el ritmo, la función sonora de las vocales, las consonantes y los acentos se puede llegar no sólo a una comprensión lingüística o semántica sino también estética; elementos analizados y teorizados por el mismo autor.

Otro aspecto de gran relevancia presente en la epístola de Salazar es la alusión y descripción de las materias del trivium y quadrivim, de los studia humanitatis[25] y también de otras disciplinas más como la medicina, el derecho y la teología. No es un simple elenco de asignaturas, sino que Salazar por medio de tales menciones declara que en la ciudad de México se llevan a cabo con suma calidad dichos estudios; el poeta encumbra de esta manera tanto a la ciudad como a sus hombres de letras. Es un recurso del poeta para exaltar y legitimar la intelectualidad y de esta manera dignificar a la nueva sociedad de la ciudad de México, la cual poseerá gran valía por el desarrollo de estudios de gran nivel de calidad. El orden en el cual aparecen las materias no puede ser casual, sino que se trata de un discurso en donde hay cierta progresión de complejidad o dificultad conforme avanza, es como si fuera el programa de educación que debe seguir un hombre para poder alcanzar la madurez intelectual.

En primer lugar, se menciona a la gramática, que es la primer materia o ciencia de la lengua, con la cual se aprenden las letras, es decir, a leer. Salazar subraya que gracias al estudio de la gramática la juventud intelectual adoptará un especial y casi predispuesto interés por el latín, en otras palabras, se trata de propenderse a la gramática latina:

Gramática concede sus entradas
a la ingeniosa puericia nueva,
que al buen latín sus ganas ve inclinadas;

Luego, en segundo lugar, no se nombra explícitamente a la poética, pero en los siguientes versos es posible reconocer que sí se habla de ella. Una vez que se aprende y se domina la gramática hay una cierta buena voluntad o inclinación a no únicamente hablar bien, sino que hay un lenguaje apropiado y musical que se demuestra y se materializa en la escritura, es decir, en textos cuyo valor debe ser literario, poético:

gusto del bien hablar tras sí la lleva,
del lenguaje polido y bien sonante,
y en el bien escribir también se prueba.

Continúa, nuestro poeta, con la retórica que es el arte de los oradores. Se trata de un peldaño más en la formación del hombre; en pocas palabras, una vez que se aprenden y dominan las reglas del lenguaje (gramática) es posible sacar el brillo y la musicalidad a las palabras (poética) para luego poder tejer o inventar con ingenio siempre de manera elocuente y elegante un discurso cuya finalidad sea la persuasión:

La fecunda retórica elegante,
para la persuasión tan de importancia,
con invención copiosa va adelante.

En cuarto lugar, se encuentra la música que es el arte de las musas, el canto; es la técnica de crear sonidos respetando reglas matemáticas, combinando valores de agudeza, gravedad e incluso de silencios cuya finalidad es contentar al buen oído, es decir, a aquel que es capaz de reconocer los sonidos armónicos delectables (consonancias) de las no armónicos (disonancias) y por lo tanto no apreciados:

La música y su dulce consonancia,
que el buen oído con su son contenta
y no consiente dura disonancia,

En quinto lugar, el poeta menciona a la aritmética que es la materia de los números; por medio de la función aditiva y multiplicativa (suma y multiplicación) se logra obtener el conocimiento, la conciencia, de la magnitud de la tierra, de la infinitud el universo:

y la aritmética, arte que acrecienta
a la unidad con números y entiende
la inmensidad del orbe por su cuenta.

La dialéctica es la sexta materia mencionada; la cual es la ciencia, la técnica, del razonar, de crear argumentos lógicamente válidos (discursos) cuya la finalidad es llegar a la verdad. La dialéctica como método dialógico para llegar a conocer la verdad, ilustra Salazar, tiene la capacidad de encolerizar por medio de llegar lógica y, sobre todo, tenazmente a conclusiones verdaderas:

La ciencia dialéctica, que enciende
la cólera arguyendo y con porfía
la resolución cierta comprende.

En séptimo lugar, nuestro poeta se centra en la geometría. Es la ciencia matemática que se encarga de estudio de las medidas y cálculos propios de la tierra; es decir, estudios matemáticos sobre la forma y el espacio, el análisis e interpretación de las cosas planas y de los cuerpos geométricos, cuyo estudio proporcionan conocimientos bases para el estudio de la tierra y, posteriormente, del universo:

Ya mide y proporciona geometría
y descripción universal nos muestra
la varia y general cosmografía.

En octavo lugar Salazar menciona dos materias que comparten de alguna manera el objeto de estudio, pero se diferencian en las bases y los métodos. El poeta arguye que gracias a la astronomía (ciencia, por supuesto, objetiva, en el sentido de episteme) el intelecto se adiestra, pues es posible darse cuenta tanto de la seguridad de opinión como del error, de los equívocos, de la astrología (sujeta a una opinión, subjetiva, en el sentido de doxa):

También la astrología da la muestra
de fijeza y error en las estrellas
con la astronomía, que el juicio adiestra.

En noveno lugar se menciona a la filosofía moral; es, de cierto modo, la materia cumbre de los studia humanitatis, pues engloba todo un conjunto de conocimientos (historia, literatura, filosofía) que demuestra que los humanistas no están alejados de los estudios morales; al contrario, los tratados sobre la felicidad, el rumbo del hombre, los tratados sobre el sumo bien, o las obras sobre cómo debe actuar un gobernante no faltarán. Salazar, humanista novohispano, resalta, por un lado, que la filosofía moral da “preceptos” (concepto que en sí mismo demuestra el mandato superior) los cuales no deben ser olvidados “memorables” y, por el otro lado, los principios “reglas justas” con los cuales se debe actuar, en otras palabras, la filosofía moral rige con justicia y razón para la convivencia:

Y la moral filosofía entre ellas
sale dando preceptos memorables
y reglas justas de costumbres bellas.

En décimo lugar está la física, es la materia que se encarga de hacer notar, de destapar, lo que existe pero está ignorado, no inventa, no crea, sino que descubre las cosas ocultas en la naturaleza, o sea, las relaciones, reacciones y leyes del mundo material:

La física descubre los notables
secretos de las cosas naturales
que en esta tierra hay muchos admirables.

En undécimo lugar aparece la medicina, la cual es fuerte (se puede interpretar también como un “fuerte” de tipo militar, un refugio) de los males del hombre, contra los desbalances del humor propio de cada persona (se refiere a la teoría de los cinco humores), el estudio de la medicina muestra qué es lo que se debe hacer si el “accidente” (síntoma o estado que aparece improvistamente, en sentido latino) empeora para salir del malestar “turbio estrecho” y corregir la sangre que pudre, que descompone la materia del cuerpo, que mata. En pocas palabras, el poeta argumenta que el estudio y la práctica de la medicina en la ciudad de México “aquí” es de carácter avanzado y diestro:

Efectos hace contra los mortales
conflictos de humor que prevalece
la fuerte medicina en nuestros males:
ya enseña aquí si el accidente crece,
cómo se ha de salir del turbio estrecho
y corregir la sangre que podrece.

El estudio del derecho canónico y civil, en duodécima posición. Muy interesante es la descripción de los dos estados que hace el poeta: la Iglesia y el Estado, cada uno debe tener su respectivo derecho. El poeta remarca la armonía jurídica en la ciudad de México, dando cada vez más, mayor presencia a una especie de concordia, de equilibrio jurídico, el cual gobierna la ciudad:

Ya aquí el canónico y civil derecho
los dos estados a regir enseñan
y a dar a cada uno su derecho.

Respecto a la teología Salazar dedicará más versos, pues es la materia más compleja y alta de los estudios, representa el culmen de una preparación previa; es necesario realizar todo el recorrido, el camino, intelectual que el mismo poeta manifiesta en esta epístola. Inicia argumentado que son herejes todos aquellos quienes creen en las revelaciones divinas de visiones o sueños[26] (tal como se sabe que le sucedió al mismo Lutero), pues es dejarse arrastrar a ojos cerrados, es decir, sin el estudio de la teología. Continúa describiendo la posición e importancia de la teología, la cual es la ciencia que está a la cabeza de todas las demás, en pocas palabras, la define como “princesa”. La cual enseña el significado de la Trinidad; Dios mismo, que es trino y uno a la vez. La teología que cuya base y argumentos son la verdad “aquí” –en la ciudad de México– inician, está diligente, tanto a mostrar el engaño, el error y lo tergiversado como a descubrir y a sacar a la luz lo maléfico de las visiones luteranas. La teología, que es la fuente más profunda de donde proviene el saber, es la que ayuda a obtener el desengaño; pues, argumenta Salazar, su fundamento está en el mismo Dios “Criador Eterno” cuya naturaleza es en sí misma el bien, es decir, su perfección corresponde únicamente a su naturaleza que es perfecta. He aquí los versos:

De aquellos sueños ya que herejes sueñan
fundados en visiones de Lutero
con que a cerrados ojos se despeñan,
la ciencia que tomó el lugar primero,
la que de todas ciencias es princesa,
que enseña al uno y trino verdadero,
esa que la verdad sustenta y pesa,
comienza aquí a mostrar el grande engaño,
su errónea y pertinencia tan aviesa;
a descubrir el encubierto daño
y del saber la fuente más profunda
de donde mana el cierto desengaño;
al Criador Eterno en quien se funda
el bien que es bien y el bien que desengaña
con todo lo que en nuestro bien redunda.

Es muy ilustrador que Salazar mencione las materias tanto del trivium y quadrivium como las de los studia humanitatis, pues las raíces medievales del humanismo (no sólo europeo sino novohispano, como se puede constatar) están presentes. En otras palabras, en época renacentista las materias del trivium y del quadrivium no se dejaron de estudiar ni fueron sustituidas repentinamente por las de los studia humanitatis, sino que eran una especie de propedéutico en la formación intelectual de los hombres, tanto en universidades como en institutos de instrucción eclesiástica. Se trata de una evolución de enfoque de estudios, de una serie de cambios muy ligados a los acontecimientos histórico-políticos donde el papel de personajes intelectuales instruidos para trabajos de carácter político, diplomático e ideológico será de gran importancia en los estados modernos. Es por esto que en la epístola de Salazar no se trata de una simple y llana mención, sino que por medio de estas descripciones el poeta nos ofrece la visión de su época de estas disciplinas –las cuales al mismo tiempo le sirven para alabar a la ciudad de México– en otras palabras, se trata de una laus urbis de tipo intelectual, una alabanza por medio de la adulación a los estudios liberales, propios de hombres libres e intelectuales como el mismo Salazar así como un testimonio de la difusión de la doctrina cristiana y estudio de la teología católica.

III
Salazar, por medio de esta epístola, ligará y pondrá a la Ciudad de México al mismo nivel cultural, intelectual e incluso doctrinal que España. El poeta dibuja con arte literaria a una ciudad, que no carece de aspectos utópicos, para legitimarse a él mismo como un hombre ilustre habitante y funcionario de una gran urbe, de una ciudad cuya valía es rotunda; riquezas materiales que dan poder a la Corona española y personajes ilustres dan lustre al Imperio español. De la misma manera es importante reflexionar que esta epístola posee cierto valor fundacional, pues exalta –y no denuesta– ni a la ciudad de México ni a sus habitantes, al contrario, Eugenio de Salazar trata de posicionar, a su manera, en puesto hegemónico a la Ciudad de México. Y, por si fuera poco, el poeta por medio de la imitatio de modelos clásicos y humanísticos, específicamente de la tradición poética grecolatina unirá, relacionará e injertará intelectualmente a México no sólo con España, sino con Europa, con Grecia y Roma.

Humberto Ruiz Vásquez
Artículo publicado el 16/09/2025

Bibliografía
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Tenorio, Martha Lilia, (ed.), Antología novohispana. Antología, tomo 1, COLMEX-FLM, México, 2010.
Notas
[1] En otras palabras, se trata del inicio de una era de conquistas de nuevos territorios, es el principio de la formación los magnos imperios modernos.
[2] La tecnología propia de la imprenta representó un gran avance para la cartografía, es decir, las representaciones gráficas de mapas y, por supuesto, de rutas de navegación fueron difundiéndose rápidamente.
[3] De manera general, los primeros textos que iniciaron a circular tanto a favor como en contra de las ideas protestantes fueron en forma de panfleto. Los opúsculos de Marín Lutero y de Erasmo de Rotterdam son los principales ejemplos. Cf. Quentin Skinner, Los fundamentos del pensamiento político moderno. La reforma, Juan José Utrilla, (trad.), México, FCE, 1986, cap. I.
[4] Durante el siglo XVI y el XVII el grande dominio español comprendía además de la península española, algunas regiones italianas, parte del norte de África, Flandes, Luxenburgo, el ducado de Austria, y gran parte del continente americano. Será con la proclamación de Carlos I como emperador de Alemania que se anexarán a la lista de dominio lo que hoy conocemos como Bélgica y Holanda.
[5] Cfr. Ruggiero Romano y Alberto Tenenti, Los fundamentos del mundo moderno, Marcial Suárez, (trad.), México, Siglo XXI, 2014, pp. 258-259.
[6] Bernardo García Martínez, “La creación de la Nueva España” en Daniel Cosío Villegas, (ed.), Historia general de México, México, COLMEX, 2015, p.244.
[7] Habrá represión por doquier: en 1553 Miguel Servet es torturado y quemado vivo en la ciudad de Ginebra por la intolerancia de Juan Calvino (1509-1564), y el mismo talante también lo demostró Lutero (1483-1546): no hay lugar para contradicciones ideológicas.[7] Al inicio del siglo xvii, exactamente el 17 de febrero, se levantaba una hoguera en la plaza Campo dei Fiori, en Roma, no se pudo escuchar ni un sólo lamento de aquel hombre que, con su silencio, defendía la libertad del pensamiento. Giordano Bruno (1548-1600) fue atrozmente torturado y, finalmente, quemado vivo.
[8] Cfr. Ángel Rama, La ciudad letrada, Hugo Achugar, (ed.), Montevideo, ARCA, 1998, Cap. II, passim.
[9] En México, los estudios sobre la obra y biografía de Eugenio de Salazar inician con el trabajo del profesor Humberto Maldonado Macías, quien dio a conocer documentos desconocidos, textos inéditos, y hasta el mismo testamento del autor. Maldonado Macías señaló la importancia de los estudios sobre Salazar, luego los incursionó con análisis rigurosos, pero dejó inéditos –por no decir inacabados y no sistemáticos–varios textos que podemos leer como artículos producto de sus investigaciones sobre Eugenio de Salazar. Cfr. Humberto Maldonado Macías, Estudios sobre la Navegación del alma de Eugenio de Salazar, José Quiñones, (ed. y prol.), México, UNAM, 2009, pp. 8-14.
[10] Cfr. Martha Lilia Tenorio, “Introducción” a E. de Salazar, Suma del arte de poesía, Martha Lilia Tenorio, (ed. y estudio), México, COLMEX, 2010, p. 13.
[11] El estudio de Jessica C. Locke es de carácter muy minucioso, al punto que señala algunos “errores” de fechas publicados en historias literarias de poetas novohispanos, por ejemplo, la investigadora arguye que Méndez Plancarte señala el año de muerte de Salazar en 1605 y no en 1602 porque el crítico literario no tuvo acceso al testamento y a otros documentos que en los últimos años han sido descubiertos y analizados. Cfr. Jessica C. Locke, “Biografía del autor” en “Qui navigant mare enarrant pericula eius”: La Navegación del alma de Eugenio de Salazar, Jessica C. Locke, (ed. y estudio), México, COLMEX, 2011, pp. 23-25.
[12] José Fradejas Lebrero, “Una carta inédita de Eugenio de Salazar”, Revista de Filología Española, 78, 1998, pp. 157-169.
[13] Jaime Martínez Martín, “La Verdadera relación, una autobiografía inédita de Eugenio de Salazar”, en Para el amigo sincero. Studi dedicati a Luis Sainz de Medrano dagli amici iberisti italiani, Emilia Perassi y Giuseppe Bellini (eds.), Roma, Bulzoni, 1999, pp. 147-162.
[14] Víctor Infantes, “Eugenio de Salazar y su Suma del arte de poesía: una poética desconocida del siglo xvi”, en Estado actual de los estudios sobre el Siglo de Oro. Actas del II Congreso Internacional de Hispanistas del Siglo de Oro, Manuel García Martín, Ignacio Arellano, Javier Blasco y Marc Vitse (eds.), Salamanca, Universidad de Salamanca, 1993, pp. 529-536.
[15] De manera general, esta obra está divida temáticamente en cuatro secciones. En primer lugar, encontramos la poesía de corte amoroso que Salazar escribió para doña Catalina Carrillo, su esposa. En segundo lugar, están los textos de materia variada, van desde textos académicos hasta poesías fúnebres o poemas laudatorios. En tercer lugar, se encuentran textos de carácter devocional religioso, también hay composiciones de tipo bucólico. En cuarto lugar, se localizan los textos en prosa que son cinco cartas satíricas, las cuales fueron rescatadas de una copia de un códice dieciochesco. Cfr. José Ramón Carriazo Ruiz y Antonio Sánchez Jiménez, “Introducción” a Eugenio de Salazar, Textos náuticos: navegación del alma por el discurso de todas las edades del hombre (1600). Carta al licenciado Miranda de Ron (1574), José Ramón Carriazo Ruiz y Antonio Sánchez Jiménez, (eds.), New York, IDEA, 2018, pp. 23-24.
[16] “Salazar […] ensayó en su Silva una gran variedad de formas métricas, y, probablemente, decidió ordenar esa variedad, definir sus elementos, caracterizarlos en una preceptiva, de la que, en su opinión, carecían los poetas españoles. La Suma se inscribe, pues, en ese momento previo a la revolución gongorina y posterior a la irrupción y consolidación del italianismo en España, cuando los letrados sintieron la necesidad de clarificar principalmente dos aspectos de la poesía: por un lado, sus fines y su naturaleza, por otro, las normas y preceptos para su praxis.” Martha Lilia Tenorio, “Introducción” a Eugenio de Salazar, Suma del arte de poesía, M. L. Tenorio, (ed. y estudio), México, COLMEX, 2010, p. 26.
[17] Cfr. Martha Lilia Tenorio, “Introducción”, op. cit., p. 27.
[18] Título que el mismo autor señaló en su testamento y que se puede constatar en el manuscrito que, como es bien conocido, se conserva en la Biblioteca Nacional de España en Madrid.
[19] A manera de panorámica, sobre esta obra se debe destacar que existe mucha influencia de la tradición literaria italiana pero siempre con reservas y matices muy particulares. A saber, se puede ver cierta influencia de la Divina commedia de Dante por el aspecto del “viaje” pero no es como el de Dante, pues no es un viaje al más allá; la presencia de ciertos elementos petrarquistas son claras pero tampoco es un petrarquismo puro, pues la Laura de Petrarca es una mujer angelical e inalcanzable, y Salazar le canta a su esposa, en otras palabras, el amor conyugal no es ni de tipo Cortés ni propio del Dolce Stil Novo, y en consecuencia no es estrictamente petrarquista.
En el aspecto formal los modelos italianos serán capitales: la métrica, es decir, el uso de los endecasílabos encadenados o terza rima estará muy presente. Por otro lado, el contenido será de materia grecolatina: los temas y motivos mitológicos serán continuos y adaptados a las nuevas expresiones poéticas en alabanza a la Nueva España.
[20] Cfr. Humberto Maldonado Macías, Estudios sobre la Navegación del alma de Eugenio de Salazar, José Quiñones, (ed. y pról.), México, UNAM, 2009, pp. 75-77.
[21] Para la consulta y las citas de este texto me referí a Eugenio de Salazar, Silva de poesía, Jaime José Martínez Martín, (estudio y ed. crítica), México, Frente de afirmación hispanista, 2019, pp. 587-598. De la misma manera lo cotejé con el texto antologado de Martha Lilia Tenorio, (ed.), Antología novohispana. Antologia, COLMEX-FLM, México, 2010, tomo 1, pp. 233-242.
[22] El término imitatio evoca a la imitación de modelos clásicos, pero posee diversas acepciones; en época renacentista es posible encontrar tres diversas concepciones de imitación clásica (greco-latina). Respecto a este asunto Ángel García Galiano en su estudio titulado La imitación poética en el Renacimiento señala tres tipos de imitación. La primera, la imitación platónica de naturaleza abstracta acorde a la filosofía de Platón y su mundo de las ideas que en época renacentista tendrá continuidad con los filósofos y pensadores neoplatónicos. La segunda, el concepto de imitación de la naturaleza o mímesis aristotélica que por su polivalencia de uso ha causado problemas exegéticos a los filólogos. La tercera, la imitatio humanista, es decir, la imitación literaria de modelos griegos y romanos; la cual tiene dos caras: de un lado, la imitación literaria de actitud poética propia de los eclécticos, y, por el otro lado, la imitación ciceroniana. Cfr. Ángel García Galiano, La imitación poética en el Renacimiento, Kassel, Publicaciones de la Universidad de Deusto-Edition Reichenberger, 1992, pp. 20-29.
[23] Martha Lilia Tenorio, (ed.), Antología novohispana. Antologia, COLMEX-FLM, México, 2010, tomo 1, p. 232.
[24] Los versos a los cuales me refiero son el 1, 4, 10, 13, 16, 22, 34, 40, 58, 220, 223, 229, 235, 238, y 253.
[25] Paul Kristeller señala que la palabra-concepto “humanista” inició a usarse aproximadamente ya desde el siglo xv en un sentido muy específico: designaba al estudioso o maestro de humanidades, es decir, los studia humanitatis. No era algo nuevo en ese periodo, pues el término “humanista” fue empleado por antiguos intelectuales romanos como Cicerón y los grandes personajes italianos como Coluccio Salutati lo tomaron de él, y de esta manera se fue difundiendo dicho concepto que designa una educación liberal. En pocas palabras, ser humanista era sinónimo de profesional de gramática, retórica, poética, historia y filosofía moral; las tres materias del trívium con la historia y la filosofía moral en su conjunto eran estudios de carácter de erudición enciclopédica con ciertas vertientes políticas-diplomáticas más que de principios escolásticos o teológicos. Los humanistas no se concentraron, es decir, no vertieron todo su interés en los estudios teológicos o en las ciencias naturales, sino que lo hacían sólo algunos, por esto se llegó a difundir la falsa creencia que en este periodo se dejó de lado sobre todo la teología. Cfr. Paul Kristeller, Ocho filósofos del Renacimiento italiano, María Martínez Peñaloza (trad.), México, FCE, 2013, pp. 191-196.
[26] El asunto de las revelaciones de Lutero y toda la historia previa a la esquematización de sus pensamientos es sumamente compleja. Por un lado, Robert Fife argumenta que la crisis espiritual de Lutero alcanza su ápice en 1510, después de su retorno de Roma, pues lleno de desilusión, decepción, desencanto y no poca contrariedad por su insípida experiencia sobre la situación de la Iglesia lo llevó a una profunda angustia teológica. A causa de este impulso a una suma dedicación al estudio Lutero tendrá una revelación, una visión, que fue una nueva manera de interpretación de una parte del Salmo 30; específicamente una frase sobre la justicia divina. A este episodio de la vida de Lutero se conoce como “la experiencia de la torre”. Por el otro lado, el profesor Skinner hace notar que también existen historias folklóricas con características menos elevadas o espirituales, por ejemplo, de que a Lutero se le ocurrió su teología no en medio de una crisis espiritual, bajo ayuno y oración, sino en el excusado. Cf. Quentin Skinner, Los fundamentos del pensamiento político moderno. La reforma, Juan José Utrilla, (trad.), México, FCE, 1986, pp. 13-14.

 

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