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Humanidades Azules y el infinito en el poema “El mar” de J. L. Borges

por SK-MELEA
Artículo publicado el 10/05/2025

Stephen Kcenich, MS, Montgomery College
María-Elvira Luna Escudero-Alie, PhD, Montgomery College
SK- MELEA
Proyecto_Borges@yahoo.com

 

In memoriam Mario Vargas Llosa ob causas infinitas

 

El poema “El mar” de Jorge Luis Borges, incluido en El otro, el mismo (1964), se presenta como una meditación poética de alcance filosófico, simbólico y metafísico. Esta obra breve pero densa puede ser abordada desde múltiples enfoques: literario, existencial, simbólico y, cómo no; matemático. A su vez, adquiere nuevas resonancias a la luz de las Humanidades Azules (Blue Humanities), un campo emergente que vincula saberes humanísticos con una conciencia ecológica, oceánica y transdisciplinaria. El mar borgiano no es solo un paisaje o un símbolo; es una entidad ontológica, un lenguaje anterior a la palabra, una forma de infinito que desafía la comprensión racional y, al mismo tiempo, la posibilita.

El mar
Antes que el sueño (o el terror) tejiera
mitologías y cosmogonías,
antes que el tiempo se acuñara en días,
el mar, el siempre mar, ya estaba y era.
¿Quién es el mar? ¿Quién es aquel violento
y antiguo ser que roe los pilares
de la tierra y es uno y muchos mares
y abismo y resplandor y azar y viento?

Quien lo mira lo ve por vez primera,
siempre. Con el asombro que las cosas
elementales dejan, las hermosas

tardes, la luna, el fuego de una hoguera.
¿Quién es el mar, quién soy? Lo sabré el día
ulterior que sucede a la agonía.

(de El otro, el mismo, 1964)

Dimensiones matemáticas del mar; en “El mar”, Borges describe al océano como algo que “ya estaba y era” antes del tiempo. Esta afirmación lo sitúa en el ámbito del infinito, no como número, sino como concepto. La noción de un mar anterior al tiempo remite directamente al infinito matemático desarrollado por Cantor: una abstracción que se opone a toda finitud y que sugiere la existencia de realidades más allá de la experiencia cuantificable. Las olas del mar, con su regularidad y reiteración, evocan funciones periódicas, sistemas que se repiten indefinidamente en el tiempo, una idea cara al pensamiento matemático.

Además, el mar, en tanto superficie continua y sin contornos definidos, remite a conceptos topológicos como el plano proyectivo o la banda de Möbius. En estos espacios, las distinciones entre interior y exterior se disuelven, igual que sucede en el poema, donde la identidad (“¿Quién es el mar, quién soy?”) se vuelve borrosa, líquida, inestable. Esta topología de lo indistinto se alinea con la fascinación borgiana por los laberintos, los espejos y los bucles infinitos, configuraciones que reflejan una estructura lógica que roza lo paradójico.

La superficie del mar, siempre en movimiento, también puede ser vista como metáfora del caos determinista: sistemas regidos por leyes precisas, pero impredecibles en su evolución. Borges logra capturar esa coexistencia entre el orden subyacente y el desorden aparente, anticipando intuiciones propias de la teoría del caos en la matemática moderna.

El mar desde las Humanidades Azules; desde la perspectiva de las Humanidades Azules, “El mar” puede leerse como una elegía al carácter inabarcable del océano y su papel central en la historia planetaria. Cuando Borges escribe que el mar “ya estaba y era”, propone al océano como un archivo planetario, una memoria líquida anterior a la palabra y al mito. Este enfoque reconoce al mar no solo como entorno físico, sino como agente ecológico, histórico y cultural.

Aunque Borges no habla explícitamente de ecología, el poema transmite una sensibilidad ecológica radical: el mar es presentado como una presencia majestuosa, anterior y superior al ser humano. Esta visión coincide con la postura de las Humanidades Azules, que buscan desplazar el centro del discurso desde el ser humano hacia formas de vida y entornos más amplios. El mar no es algo que se posee o se define; es una alteridad que impone respeto y humildad.

Asimismo, las Humanidades Azules proponen una ontología líquida, en la que los seres no son entidades fijas, sino procesos en flujo. En este marco, el mar borgiano no es solo símbolo, sino encarnación de una filosofía fluida. Su lenguaje inaprensible y su temporalidad extendida nos obligan a cuestionar las categorías sólidas del pensamiento occidental. Como dice el propio Borges en otro poema: “el mar es un antiguo lenguaje que no alcanzo a descifrar”. Ese lenguaje se presenta como un código primordial, como una gramática anterior a toda lógica formal.

Filosofía del fluir: Heráclito, Kant, Schopenhauer, Heidegger
Las resonancias filosóficas de “El mar” amplifican esta lectura. Desde el heraclitismo, Borges evoca el fluir perpetuo: todo cambia, nada permanece. El mar, como símbolo del devenir, encarna la máxima heraclítea de que no se puede entrar dos veces en el mismo río. En la estética del Romanticismo alemán, Kant y Schopenhauer consideran al mar como ejemplo paradigmático de lo sublime: vasto, impasible, abrumador. Borges lo representa así: “nos contempla con sus ojos vacíos”, lo que alude a una forma de terror estético, donde la belleza y el pavor coexisten.

Desde una perspectiva fenomenológica, el mar borgiano también puede interpretarse con Heidegger. El mar como “lenguaje que no alcanzo a descifrar” remite a la idea del ser como misterio velado. La experiencia estética del mar, en Borges, es una forma de habitar poéticamente el mundo, en el sentido heideggeriano: no como dominio ni conocimiento, sino como apertura ontológica al asombro.

Símbolo y arquetipo: la lectura de Cirlot
La dimensión simbólica del mar, desarrollada por Juan Eduardo Cirlot, completa esta lectura. En su Diccionario de símbolos, Cirlot vincula el mar con el caos primordial, el inconsciente, lo femenino y lo sagrado. El mar es la matriz de lo existente, madre y tumba a la vez. Como el infinito, representa lo indeterminado, lo eterno, lo que escapa a la forma. Para Cirlot, como para Borges, el mar no es solo escenario sino principio generador, símbolo de una totalidad perdida que la poesía intenta restituir.

Conclusión
“El mar” de Jorge Luis Borges es mucho más que una obra lírica: es una síntesis poética de ideas matemáticas, filosóficas y simbólicas que se entrecruzan en torno a una entidad inabarcable. En él convergen la infinitud matemática, la lógica topológica y el caos determinista con la ontología fluida propuesta por las Humanidades Azules. El mar, en Borges, no es solo un motivo literario, sino un acontecimiento ontológico que antecede y desborda al ser humano. Es el símbolo de lo eterno, lo inabarcable, lo anterior a la palabra y al tiempo. Al incorporar conceptos matemáticos como el infinito, la periodicidad, la continuidad topológica y el caos, Borges eleva el mar a una categoría que une ciencia y poesía, lógica y mística, razón y asombro.

Desde la filosofía del fluir heraclíteo, pasando por el sublime kantiano y la voluntad schopenhaueriana, hasta la ontología heideggeriana del ser como misterio, el mar se configura como el gran Otro de la experiencia humana. Su constante mutación encarna el devenir, su inmensidad lo hace sublime, su lenguaje incomprensible lo convierte en símbolo del Ser. Así, Borges nos ofrece una poética del océano que es, al mismo tiempo, una poética del ser, una matemática del infinito y una ética de la humildad frente a lo que no se puede poseer ni entender del todo. En un mundo marcado por crisis ecológicas y fragmentación del saber, “El mar” se vuelve más actual que nunca: nos recuerda que el conocimiento verdadero no siempre reside en lo que comprendemos, sino en lo que nos excede.

SK-MELEA
Artículo publicado el 10/05/2025

Bibliografía
Borges, J.L. Obras Completas, 13era Edición. Buenos Aires, Emecé, 2002.
Cantor, G. (1883) Fundamentos para una Teoría General de Conjuntos. Escritos y correspondencia selecta. Editado por José Ferreiros
Cirlot, Juan Eduardo (2002) [1962]. A Dictionary of Symbols. translated by Jack Sage, foreword by Herbert Read (2nd ed.). New York: Dover. pp. ix.
Kcenich, Stephen; Luna-Escudero-Alie, María-Elvira “El infinito en aplicaciones de probabilidades y estadísticas vinculadas a “Los dos reyes y los dos laberintos”, de J. L. Borges. Sincronía, número. 69, 2016 Universidad de Guadalajara, México Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=513852378026
 
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