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Imposturas en la nueva poesía del Norte.

por Daniel Rojas
Artículo publicado el 06/12/2013

Los motivos y formas en la poesía del Norte han cambiado y asumido nuevas actitudes que distan mucho del canon contemplativo del paisaje. Desde la frontera ariqueña al Desierto de Atacama pasando por Alto Hospicio y Antofagasta encontramos voces abiertas a la experimentación, al uso y explotación de metadiscursos y estrategias pansemioticas, intertextos ligados al humor, sci-fi, terror y otros géneros como la narrativa, el diálogo coloquial, el pastiche (1), la parodia y la falsa biografía. Es claro que esto no es nuevo en la poesía universal e incluso nacional, sin embargo, si pensamos en el Norte y las publicaciones a la que estamos acostumbrados, podemos hablar de movilidad y riesgo.

En los últimos cinco años se ha experimentado un crecimiento exponencial de editoriales con continuidad y proyectos de difusión como ferias del libro, encuentros editoriales, congresos y recitales poéticos que favorecen la circulación del libro y desafían el precario panorama de la autoedición, contribuyendo a fortalecer una escena literaria e industria editorial autónoma a lo largo del Norte nacional.

Este nuevo escenario, ha permitido el crecimiento de poéticas que germinaron en los noventa, para encontrar su tono y maduración a lo largo del comienzo de este nuevo siglo.

En esta ocasión me detendré en el arte de tres autores, cuyos libros procuraré revisar en cuanto a rasgos estéticos y temáticos. Los autores seleccionados son Pablo Espinoza Bardi de Arica autor de sagas de terror y del poemario hibrido (2) “Urlo” (Liga de la Justicia Ediciones 2013) del mismo tenor, Juan Podestá de Tocopilla radicado en Iquique, es autor del poemario Noir, Novela Negra (Cinosargo 2010), y por último Fernando Navarro Geisse de Vicuña, autor de obras como “Visiones de Íncubos”, “Los habitantes del fuego”, y supuesto responsable o al menos implicado de forma opaca en el rol autoral de la Antología de poesía, novela y falsa biografía metatextual conocida como “Los hijos suicidas de Gabriela Mistral” (Inubicalistas 2010).

Iremos detallando las estéticas y una aproximación a lo que he denominado imposturas y actitudes en esta nueva poesía.

Urlo: Signos de terror en la frontera Norte.
Pablo Espinoza Bardi (1972), es un escritor fogueado en narrativa con tres colecciones de cuentos a cuestas, y una trilogía de horror denominada Necrospectiva la cual suma dos entregas a la fecha. A lo largo de su carrera escritural ha publicado en antologías nacionales e internacionales con su prosa destinada al horror en sus manifestaciones cósmicas, gore y dedicadas a la figura del asesino en serie, de modo que uno se preguntará ¿por qué considerarlo en un análisis en que se habla de poesía? El autor, el presente año ha publicado su primer poemario “Urlo” vía la Liga Ediciones de Arica y el 2012 formó parte de la Antología Trinacional (Chile, Perú, Bolivia) de poesía “Tea Party”, también con poemas y reescrituras ligadas al universo del gore y la violencia ficcional.

La figura de Bardi y su temprana mudanza de un género a otro, marca una de las características a destacar en estos nuevos autores, versatilidad que lleva a todos a transitar desde la prosa al verso y viceversa. Esta condición transversal en los tres escritores analizados, se grafica en su bibliografía, Podestá por ejemplo el 2013 también publicó su colección de cuentos “El tema es complicado” (Narrativa Punto Aparte).

Volviendo al autor y su poesía enmarcada en el género de terror, debemos destacar en “Urlo” su carácter disperso y relevar la importancia de su estructura compuesta por tres cuerpos, Tajo, Urlo propiamente, y el Director´s cut llamado Slasher, cada una de estas secciones colabora activamente con la fragmentación de una unidad compuesta por viñetas semejantes al microcuento, lírica más tradicional, textos epigramáticos, reescrituras e incluso una micronovela.

“Urlo” es un mosaico que nos invita a penetrar no sólo en un mundo de la degradación de la carne y las profanaciones que conectan al crimen y victimario con impulsos sexuales primarios, sino también una exploración a la génesis del asesino y sus motivaciones, es claro que el libro sienta el tono hiperbolizado que hace honor al género B del cine y su galería de íconos de culto como Leatherface, Norman Bates, Michael Myers y sus contrapartes históricas y reales, e ahí uno de los primeros factores que hacen predominar el tono paródico y desmitificador, otra de las características que predomina en todos estos autores, el afán desacralizador de discursos, tópicos y géneros.

“Urlo” se permite descreer de sus propios mecanismos creativos e incluso satirizar a sus lectores, el libro se inscribe de este modo en un tono metaficcional en que el autor desnuda sus intenciones y también los procesos que componen su acto creativo. Al respecto Eduardo Farías nos indica “Advertencia: esta estética puede ser dañina a la conciencia. Todo crimen debe ser condenado y expulsado de nuestra civilización, pero, sin embargo, hay un atractivo en ello que hace coleccionar cómics, ver films, poner una atención única a aquellos documentales policiales, las notas rojas en los periódicos, porque hay un atractivo innegable. Espinoza Bardi sabe de aquello, haciendo de la literatura un instrumento acerado que cala hondo en el imaginario colectivo. Un maestro de las imágenes. Urlo es la muestra de haber alcanzado una madurez en el arte de avasallar la conciencia y desmenuzar la moralidad.

Es cierto que aquellos que alegan que la realidad supera a la ficción tomarán distancia con esta obra, pero les recuerdo que la ficción puede recrear lo que vemos como simples espectadores, para ubicarnos inapelablemente dentro de la piel de quien sin el menor reparo hunde en las tibias y palpitantes profundidades de un vientre el acero inoxidable de un cuchillo que en este preciso instante reposa en el cajón de un mueble de cocina”.

La región de Tarapacá y la estética Noir de JJ. Podestá
Novela negra de Juan Podestá, poeta, narrador y periodista, también otro autor multifacético, se inscribe en la noción de hibridez desde la mirada del lector experto que opta por el pastiche, la imitación de un estilo y estética, en este caso la del universo noir o novela policial, apropiándose de los lugares comunes, hitos y figuras míticas tanto personajes ficticios como el detective fracasado y la femme fatale como creadores nacionales y extranjeros marcados por un sino trágico, Bombal, Norman Mailer y De Rokha para sentar una atmósfera y talante en sus hablantes líricos. Podestá en a través de este libro que tiene una primera edición en Bolivia vía Yerba Mala Cartonera, y una reedición temprana en Chile con Cinosargo, demuestra su alto conocimiento en torno a discursos y el léxico de la crónica roja, así como también del género que lo cautiva, las novelas de Dashiell Hammet, Raymond Chandler, Chesterton y autores más contemporáneos.

Resulta clarificador de la estética de la obra la siguiente cita del libro.

Asimismo como Norman Mailer acuchilló
a su esposa
Asimismo entierran algunos el lápiz
en el roneo
Asimismo el policía firma la
constatación de lesiones
Así también se firma el acta de
defunción
Así, los ejemplares numerados.
La extrapolación de los actos innegablemente todos desembocan en el escribir (esto desde el punto de vista de un poeta) el planteamiento es sólido, hundiendo sus raíces en el lado oscuro de la existencia humana.
Con la misma pistola se fueron
cagando los De Rokha
La muerte a veces es una pura
burocracia
Ir al registro civil de la cabeza y
firmar el documento
Sera la evidencia para el funcionario
Hay burócratas de la muerte
Como ese que lleva veinticinco años
pensando en suicidarse.

Al respecto, el poeta Ernesto González ha señalado: “Además suma o mezcla –como si fuera poco- fragmentos y ensayos del diario secreto del escritor. O más bien, las glosas de una novela o libro de cuentos “en construcción”, cargado de interesantes reflexiones literarias y escenas oscuras, turbias y en toda su crudeza (incluso en el uso del lenguaje). Todo el rato el lado B de la propia biografía y la ciudad del crimen y del suicidio.

No es un libro de poesía que trata de ser una Novela Negra. Es una Novela Negra encañonada por la poesía. Recordándonos que si puede existir una literatura social, debe estar cerca de los intestinos (y no del departamento de género en la universidad por ejemplo), hacerse cargo de la descomposición, ser bruto y políticamente a la contra (sobre todo de la misma “contra”) del Chile que quiere vestirse de seda en el Bicentenario”.

En síntesis, “Novela Negra” literalmente realiza un juego alegórico al establecer los nexos formales entre el crimen y la escritura. Desde luego toma todos los códigos usuales, las imágenes, la construcción de ambientes, las referencias inmediatas dirigidas a la expectativa del lector, algunas de tipo universal, otras son alusiones más concretas y locales… las putas colombianas, Hans Pozo (el occiso) el Tila (un asesino en serie), los ratis (detectives), pero resemantiza cada uno de sus pasos y elecciones y en esa medida genera un diseño con una lectura profunda, metaconsciente del quehacer del escritor y el asesino, por eso queda preguntarnos ¿qué diferencia hay entre ese que escribe a puñaladas la historia que leeremos mañana en la prensa o veremos relatada en la noticias, ante aquel que juega trepanando los cráneos o ese esposo celoso que destruye a golpes las relaciones ocultas de una mujer ficticia y su amante también hecho de palabras?

Podestá genera vasos comunicantes entre dos mundos que podrían en apariencia parecer desvinculados totalmente o sólo inscritos uno en el otro, en la relación creador/mundo posible, sin embargo, es todo lo contrario, como en el periodismo gonzo, acá los creadores pasan a ser parte de la noticia… el tema en cuestión, la víctima o victimario.

En algunos casos aparecen de modo explícito como Bombal, De Rokha o Norman Mailer.

Asimismo como Norman Mailer acuchilló
a su esposa
Asimismo entierran algunos el lápiz en
el roneo

Otras veces observamos de forma genérica como un escritor autoconsciente delata la frontera frágil entre escritura y asesinato… Podestá nos señala:

A veces los libros, sólo deben usarse
para trancar puertas
Afuera, el hombre de chaqueta de cuero
me espera
con las manos en los bolsillos.

Los hijos suicidas de Gabriela Mistral y el laberinto de la falsa antología y taxonomías hiperbolizadas.
Los hijos suicidas es un libro inusual no sólo en el margen de la poesía nortina, podría fácilmente instalar su experimentación dentro del grueso del territorio nacional.

El libro se enmarca dentro de la línea de la falsa biografía practicada por Fernando Pessoa y en nuestra lengua por autores como Borges y Wilcock.

A la manera de “Spoon River Anthology” de Edgar Lee Masters, “La Sinagoga de los Iconoclastas” del Argentino Italiano Rodolfo Wilcock y las más cercanas al fin de siglo “La Literatura Nazi en América” de Roberto Bolaño o la obra ganadora del premio Lagar 2009 “Colonos” del Premio Neruda Leonardo Sanhueza, la obra de Navarro Geisse se presenta como un compendio de cinco poetas malditos de Vicuña, creadores muertos a temprana edad, presas de una dilatada agonía o de plano autoexiliados, artistas consumidos por su genio, recalco que se trata de cinco poetas malditos, si contamos al propio Antólogo Leonidas Lamm.

Las figuras de los hijos suicidas podemos pensarlas en los términos que expone el poeta, novelista y dramaturgo Han Dong (nacido en Nanjing en 1961): “Con un toque de cinismo Han Dong señala que el suicidio del poeta Hai Zi en 1989 se debió a que no pudo distinguir la poesía de la vida ordinaria y que los que actúan de esa manera buscan siempre acciones extraordinarias. Ellos beben, luchan, bromean acerca de las mujeres, se dejan llevar, cultivan excentricidades… para probar que son poetas. Al final trascienden lo mundano y solamente muertos piensan probarlo”. (Carrizales, 2013)

Los hijos suicidas, trabajo póstumo e inconcluso de investigación nos relata los avatares de Lamm, estudioso de Literatura exiliado en Europa, naturalmente desvinculado del devenir poético nacional y del reconocimiento de sus pares académicos, sin embargo íntima y afectivamente cercano a escritores coterráneos de Gabriela Mistral y que con ayuda de Navarro Geisse, el investigador pudo rastrear para crear esta genealogía de voces desesperadas compuesta por, Juan Miguel Godoy, el mismo Navarro Geisse en calidad de poeta y no en su rol de investigador, coautor de la antología y encargado del epílogo de la obra, Alfonso Pinto y Pedro Álvarez poeta de ascendencia diaguita. Sin embargo, el libro guarda más de una sorpresa en su condición de antología, pues por medio del epílogo preparado por Geisse, revela rápidamente su carácter ficcional en la medida que Alfonso Pinto, el único poeta antologado que en estricto rigor se suicidó disparándose, no es más que una entelequia creada por Álvarez y el mismo Geisse. Pinto es tal como indica el texto: “Y esto que voy a contar me parece ahora doloroso y retorcido, que conste. Pues bien, ahí va: uno de los autores recopilados es en realidad una entelequia creada por mí y por Pedro Álvarez. Alfonso Pinto, supuestamente único poeta de esta antología que realmente se habría suicidado, es en realidad un personaje que inventamos a partir de textos elaborados por Álvarez, siguiendo sus ejercicios de experimentación poética en base a crónicas rojas. Su biografía y la carta de suicidio son de mi autoría. Partió como un juego que hicimos al profesor en la primera etapa de su investigación. Posteriormente, cuando el análisis de los textos de Alfonso Pinto quedaron dentro del artículo del profesor que apareció en Komala, nos pareció que realizábamos un sueño de muchos escritores: fundir ficción y realidad, vida y poesía de forma potente, indistinguible. Pronto comenzamos a tener sentimientos de culpa y vergüenza que nos atormentaban” (Navarro Geisse, 2010)

En esa medida la obra antológica reconoce su andamiaje ficcional y sacrifica academicismo en pos de establecer al lector el delgado tránsito entre realidad e imaginación. Los autores se constituyen como en el caso de la obra de Lee Masters o de los delirantes poetas fascistas de Bolaño, en una lista hiperbólica de vidas en colisión. Recurso que tiende a la polifonía discursiva y la fijación fantasmal de un canon de autores o libros que se deben consultar. De este modo Navarro Geisse con los hijos suicidas cumple un doble rol, dar médula y estructura al libro a través de la falsa antología o antología novelada, mientras que promueve a la par, la parodia o desacreditación de los productos culturales y su arbitraria construcción de ídolos a través de premios, selecciones prestigiosas dadas por fundaciones o tesis académicas de alto vuelo.

Quizá allí radica la importante presencia de la figura de Gabriela Mistral en el título de la obra, pues a través de esta imagen icónica de la poesía universal, nacional y del norte, se busca criticar y parodiar la apropiación cultural de los gobiernos o en un sentido inverso, la invisibilización del arte y el creador por razones extraliterarias. El mismo Lamm lo insinúa en su prólogo a la antología de poetas jóvenes del Elqui:

“La figura de Gabriela Mistral se convierte en paradigma al momento de analizar el destino de la imagen del intelectual exitoso chileno. Asombra lo fácil que es manipular la estampa de cualquier prócer con cierto renombre dentro de la población, ya sea para obtener beneficios económicos con marcas comerciales, o para echar mano de su figura cuando ya no problematiza políticamente a los gobiernos de turno. Es lo que sucedió precisamente durante la dictadura militar chilena, la que dio énfasis a Gabriela Mistral, convirtiéndola en papel moneda y carne de estatua, en parte para invisibilizar la molesta presencia de Pablo Neruda, otro referente obligado dentro de nuestra cultura, cuyas manifiestas inclinaciones políticas e ideológicas eran una piedra en el zapato para un régimen derechista carente de figuras públicas culturales que contrastaran en peso con el grueso de las ideas contenidas en los textos literarios del Premio Nobel de 1971.

Se ocultó sutilmente entonces que Gabriela Mistral había apoyado al Frente Popular que llegó al Gobierno en 1938, que defendió a Sandino frente las Naciones Unidas, que buscó infatigablemente propiciar una reforma agraria en nuestro país, que advirtió a la gente en Latinoamérica sobre la venta de sus recursos a naciones extranjeras, que estuvo siempre del lado de obreros, campesinos e indígenas, y que por último desarrolló sostenidamente una postura radicalmente antimilitar. La manipulación de su imagen contó con el apoyo de la pereza crítica de las grandes masas de nuestro país, favorecida y alimentada por supuesto por un gobierno que prefería el analfabetismo y la precariedad intelectual de los sectores más desposeídos, que su desarrollo como masa pensante y verdaderamente constructiva. Fomentó de esta forma su necesidad de santones, santos y héroes deportivos de los que enorgullecerse, convirtiéndola así en figura equiparable a Miguel Ángel Poblete y la virgen de Villa Alemana, Sor Teresita de los Andes, Martín Vargas o Hans Gil de Maister [sic], todos ellos figuras que en distintos ámbitos servían para desviar la atención de las atrocidades y coerciones físicas e intelectuales forjadas durante el gobierno militar” (Lamm, 2010)

Una interesante y experimental obra, con carácter antifundacional y desfundante que persigue con su heteroglosia, afectar el rol canónico de la crítica y de gran parte del sector literario, bombardeando indiscriminadamente tanto al lector ingenuo como al más recalcitrante estudioso y promotor de rankings de calidad cultural, pues entre las palabras de Lamm sobre Gabriela Mistral, y los dichos de Navarro Geisse en su epílogo, uno tiende sin dudarlo, a problematizar el rol de crítico, editor e incluso promotor de antologías y preguntarse -¿No se estará jugando el mismo papel de falso cristalizador, canonizando con los fines erróneos, jugando al pastiche de elevar nombres e invisibilizar a otros?

Conclusión.
En síntesis, las obras reseñadas abren nuevos derroteros en la producción poética del norte e instauran temáticas impensadas dentro del acervo creativo que se ha asignado, a veces de modo arbitrario a las provincias extremas, también generan tensiones interesantes en la delimitación de lo que entendemos por género, pues el cruce intermedial por el cual el comic, cine, discursos públicos y metatextos ingresan a la poesía permite nuevos actos cooperativos y proporcionan al lector, claves de interpretación inéditas que priorizan la falta de clausura en lo poetizado y a una sensación de semiosis latente.

En palabras de Carrasco “El texto literario no se considera aislado de los demás hechos textuales y no textuales, sino en activa interrelación con ellos, articulando disciplinas, contextualizando datos, relacionando y tratando de dar sentido a elementos, situaciones y momentos históricos distintos, medios verbales y no verbales, literarios y de otras formas de discursividad” (Carrasco, 2002: 199-210).

Son encuadres que innovan y en los cuales, tanto los contenidos escamoteados como los aludidos, se llenan de significado y guían hacia un final por completar. Las implicaturas cobran vigor y se solucionan en el código del destinatario. En esa medida, no es menor la tarea que toca a la crítica, llamada a investigar y ampliar las fronteras impuestas por el canon, completar los vacíos de décadas en antologías críticas y tesis y dejar de suponer desde el cómodo lugar que anticipa un estancamiento en la poesía del norte, actitud que lleva a estudiosos a aludir a perpetuidad tan solo dos o tres nombres en sus bibliografías, a fin de no tener que escudriñar, descubrir y enfrentar continentes que ponen en tela de juicio sus marcos teóricos a la medida.

Los hechos culturales evidenciados por medio de las tres voces en comento, dan cuenta de alteraciones urgentes en el modo de leer. Me refiero tanto al proceso privado destinado a las expectativas del lector como al rol de la teoría y metodología de interpretación. “El estudioso se sitúa entre disciplinas diversas, entre lenguas diferentes, entre tendencias contradictorias, logrando una apropiación de culturas que resuelve por estrategias comparadas tanto de adopción como adecuación. La crítica transita entre textos heterogéneos entreviendo las aperturas de una situación” (Block, 1990: 11).

 

Referencias Bibliográficas

Block de Behar, L. (1990) Dos medios entre dos medios (sobre la representación y sus dualidades). Buenos Aires: Siglo Veintiuno Argentina Editores.

Carrasco, Iván. (2002). “Interdisciplinariedad, interculturalidad y canon en la poesía chilena e hispanoamericana actual”, Estudios Filológicos. 37.

Carrizales, Wilfredo. (2013). Cuatro Poetas Suicidas Chinos. Traducción al español, selección y notas por Wilfredo Carrizales. Arica: Cinosargo

Espinoza, Pablo. (2013). “Urlo”. Arica: La liga de la Justicia Ediciones

Farías, Eduardo. (2013). Urlo, lo nuevo de Pablo Espinoza Bardi en Letras s5. Consultada el 15/08/2013 http://letras.s5.com/urlo210813.html

González, Ernesto. (2010). Novela Negra (Yerba Mala Cartonera, 2008) De Juan Podestá Barnao en Letras s5. Consultada el 15/08/2013 http://letras.s5.com/egb060910.html

Jameson, Frederic. (2001). Teoría de la posmodernidad. Trad. Cecilia Montolío y Ramón del Castillo. Madrid: Trotta.

Lamm, Leonidas & Navarro Geisse, Fernando. (2010). Los Hijos suicidas de Gabriela Mistral: Antología Poética de Jóvenes del Valle del Elqui. Valparaíso: Inubicalistas.

Martínez Álvarez, Fidel, et al. (2007). “Hacia una Epistemología de la Transdisciplinariedad” en Rev Hum Med. Ciudad de Camaguey, v. 7, n. 2.

Podestá, Juan. (2010). “Novela Negra”. Arica: Cinosargo

 

Notas


1.   “El pastiche es, como la parodia, la imitación de un estilo peculiar o único, idiosincrásico; es una máscara lingüística, hablar un lenguaje muerto; pero es una práctica neutral de esta mímica, no posee las segundas intenciones de la parodia; amputado su impulso satírico, carece de risa y de la convicción de que, junto a la lengua anormal que hemos tomado prestada por el momento, todavía existe una sana normalidad lingüística, el pastiche es, entonces, una parodia vacía, una estatua ciega» (Jameson 1996, p. 38).

2.  (…)”nivel más complejo de integración, en el que se establecen interacciones entre dos o más disciplinas, donde se definen objetivos comunes sin abandonar sus paradigmas cognitivos propios; allí se produce intercomunicación y enriquecimiento recíprocos y hasta transformaciones”(Martínez, 2007)

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