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La Historia en la historia de El Sueño del Celta de Mario Vargas Llosa: la realidad de la ficción y la ficción en la realidad.

por Mildred Lesmes Guerrero
Artículo publicado el 28/08/2012

“…la narrativa no es meramente una forma discursiva neutra que pueda o no utilizarse para representar los acontecimientos reales en su calidad de procesos de desarrollo; es más bien una forma discursiva que supone determinadas opciones ontológicas y epistemológicas con implicaciones ideológicas e incluso específicamente políticas.”
Hayden White, El contenido de la Forma.

 

Palabras claves:
historia, literatura, Mario Vargas Llosa, explotación cauchera, amazonía, siglo XIX, siglo XX, civilización, barbarie, Irlanda, Inglaterra.
Mots clès:
histoire, littérature, Mario Vargas Llosa, exploitation du caoutchouc, Amazonie, XIXéme et XXéme siécle, civilisation, barbarie, Irlanda, Angleterre.

 

 

El sueño del Celta es la última novela del premio Nóbel de literatura Mario Vargas Llosa. Esta novela es una crítica a la explotación del caucho de los ingleses y belgas durante el fin del siglo XIX y principios del siglo XX. Esta crítica es puesta en escena a través de un narrador esquisciente, el cual permite escuchar la voz del fallecido Roger Casement, militante pro independentista irlandés. Este hombre denunció las atrocidades cometidas en nombre de la civilización en el Congo belga y en la Amazonía durante la extracción y comercialización del caucho. Además del delito de rebeldía fue condenado por la circulación de sus diarios en los cuales su homosexualidad se hacía patente. Fue ejecutado en Londres en 1916 y años después reinvidicado como héroe. Ahora Vargas Llosa lo hace público gracias a su novela. En este trabajo la historia y la literatura se funden para hacer de lo real una historia de ficción y para recrear realidades económicas y sociales vigentes en el siglo XXI. ¿Por qué escribir y leer una obra literaria que narra una realidad histórica? ¿Cuáles son los límites entre la narración histórica y narración literaria? Estas son las preguntas que queremos responder a través de este trabajo.

Historia y literatura han sido dos “ciencias humanas” separadas por un elemento tangencial: la realidad. Mientras la Historia busca la veracidad en los archivos y recrea la realidad del pasado a través de hallazgos y pruebas físicas; la literatura se encarga de trabajar con la ficción y de recrear realidades “paralelas” a las expuestas en la cotidianidad. Sin embargo Mario Vargas Llosa, como muchos otros escritores, ha decidido unir estos dos saberes y recrear la historia de un hombre, el cual dejó pruebas materiales de su existencia en este mundo, y la historia de un hecho histórico, a través de una narración de ficción. He allí la importancia de develar la Historia de la historia y de preguntar por qué Vargas Llosa decidió utilizar la vida de un hombre real y los eventos que éste vivió para escribir una historia de ficción en una novela. En este texto se hará una somera presentación de los Hechos, la Ficción, la relación Historia-Literatura para entablar la relación de los hechos y la ficción en la novela El Sueño del Celta de Mario Vargas Llosa.

Los hechos:
El Congo y la Amazonía peruana fueron lugares de explotación del caucho desde finales del siglo XIX. Este tipo de explotación fue ejercido por dos países particularmente, Inglaterra y Bélgica. Sin bien, Francia quiso participar, lo hizo de manera más tímida y menos organizada que estas dos naciones. La explotación del caucho se debió a la utilización de esta materia prima para la construcción de toda la industria europea. De 1879 a 1912, conocida como la Fiebre del Caucho, fue una época de comercialización, de riqueza y de colonización en África y América del Sur. La extracción del látex construyó una sociedad en la cual los caucheros y los colonizadores cumplían su rol de agentes de control. Así mismo, se presentaron grupos evangelizadores para catequizar a los indígenas, quienes eran los directos encargados de la extracción material de la preciada sustancia. Uno de los exportadores más famosos fue Julio C. Arana y las casas de Luis Felipe Morey y Cecilio Hernández. Estas casas fundaron sus territorios de explotación en el Putumayo, la Casa Arana se convertiría en la Peruvian Amazon Company, con sede en Londres y acciones en la bolsa inglesa.

¿Por qué se dio esa fiebre del caucho en este momento? Una de las principales causas es el desarrollo científico. Por un lado las nuevas expediciones contaban con una mejor capacidad de navegación y los colonizadores/exploradores del siglo XIX tenían el conocimiento que les faltó a los colonizadores de siglos anteriores. Este tipo de información permitió la ‘evolución’ no sólo técnica sino intelectual de las realidades del espacio geográfico del mundo. El descubrimiento de grandes bosques de árboles de caucho y jebe en el Perú, (ríos Manu y Tahuamanu) en los viajes de exploración, entre ellos los del coronel Faustino Maldonado (ahogado en 1861) y el prefecto del Cusco, Baltasar de la Torre, quien murió trágicamente en 1873, permitieron un mejor reconocimiento de zonas ricas para la extracción de materias primas. De otro lado, el caucho fue importante en la aplicación de la industria europea y gracias a Charles Goodyear la vulcanización de éste en caliente a mediados del siglo XIX lo hizo más duradero .Es por ello que las expediciones al Pacífico y el interés que en ellas portaban los gobiernos de las naciones europeas tuvieron éxito. Un éxito que permitió y alimentó la dinámica económica del capitalismo (Emmanuel Wallerstein). En este momento se trata de un capitalismo mercantil y comienza a vislumbrarse su cara comercial y financiera. El caucho se convertiría entonces en uno de los tantos productos que moverían intereses financieros.

Los intereses económicos de estos países europeos, Bélgica e Inglaterra, hicieron que se crearan unas redes sociales y laborales en los lugares de explotación de esta materia. Además de la amazonia peruana, el Congo, región privada de Leopoldo II de Bélgica, fue uno de los espacios en los cuales la explotación del caucho hizo que se modelaran sistemas de poder y redes sociales propias. Se trata, en estos casos, de territorios ocupados por un poder dominante extranjero que impone sus normas de acuerdo al interés económico. Los capataces se sienten autónomos de ejercer este poder y de establecer un sistema de justicia propio a sus intereses. Las atrocidades denunciadas por ciertos sectores de la comunidad nacional e internacional han permitido esclarecer y reconocer la realidad que vivieron estos pueblos bajo la explotación humana y material de sus territorios. Así mismo, personas que cumplieron roles diferentes dentro de este sistema han dado testimonio de lo que ocurría en estas zonas de extracción. Dentro de estas sociedades se encontraban, también, los encargados de “civilizar” a los indígenas y negros –habitantes propios de cada región-; en este caso los misioneros quienes cumplían el rol de Dios en la tierra y velaban por la salvación del alma de estos seres colonizados.

La historia que se describe aquí es solo una parte de una historia mucho mayor, la del sometimiento y explotación de África. Es un relato con muchos episodios estremecedores y crueles. (…) Lo más chocante de la partición de África quizás no sea lo que se hizo, sino la ligereza con que se hizo. (…) [Las nuevas teorías aportan y crean] debates acerca de la relevancia de factores económicos y políticos, y sobre el papel de capitalistas, militares, políticos, misioneros, ideólogos y otros. (Wesseling, Henri L., 1999. P.23-24)

 

La ficción
Roger Casement, irlandés de nacimiento y funcionario de la corona británica se encuentra en una cárcel en Londres. Debe pagar la traición a los reyes, la sublevación a la Gran Bretaña y su homosexualidad con la horca. Así empieza la narración de la última novela de Vargas Llosa. Estamos en 1916 y la situación política del Reino Unido se define de acuerdo a sus intereses económicos gracias a la navegación y al comercio que ella implica. Casement hace parte de esta dinámica y su estadía en la cárcel y la condena a la que es sometido corresponden a sus viajes al Congo Belga y a la Amazonía peruana como representante de la corona inglesa. La diplomacia ha sido su modus vivendis y la manera en que ha participado dentro de la sociedad de fines del siglo XIX principios del XX. Este personaje traído de la Historia por el premio Nóbel de literatura, es un hombre que vivió una de las coyunturas más importantes de la conformación económica del mundo moderno.

Los viajes de Casement le forjaron una personalidad contradictoria que el narrador nos deja ver a través del relato. Es un hombre que duda, que crítica y que finalmente actúa, arraigándose a unos valores cristianos aprendidos desde su infancia. Esa será su tabla de salvación, creer fuertemente en esos valores, asumirse dentro de ellos y actuar por lo que él considera una causa justa.

Roger no decía nada. No se movía. Tenía, otra vez, esa extraña sensación que se había apoderado de él muchas veces en los últimos meses, desde aquella mañana gris y lluviosa de abril de 1916 en que, aterido de frío, fue arrestado entre las ruinas de McKenna’s fort, en el sur de Irlanda: no se trataba de él, era otro de quien hablaban, otro a quien se le ocurrían estas cosas. (Vargas Llosa, 2011, p.16)

Y ese alrededor, es nada menos, que la condena a muerte que le espera en unos pocos días. Su condena se agrava cuando sus diarios íntimos aparecen a la luz pública. En ellos los relatos de relaciones sexuales de Casement con otros hombres (¿reales o imaginarios?) propician un veredicto de acusación más certero y claro que antes del conocimiento de su homosexualidad. “-Sus diarios- silabeó el joven, con otra mueca de disgusto. Había bajado la voz y a Roger le costaba trabajo escucharlo-. Los descubrió Scotland Yard, en su casa de Ebury Street.” (Ibíd. P.17)

El 1 de septiembre de 1864 Roger Casement vió por primera vez la luz en Dublín, en una Irlanda protestante y probritánica. Su padre fue un militar que sirvió durante ocho años en lndia. Su madre, una ferviente religiosa, causó una impresión tan fuerte en él que siempre la recordaba, en sus momentos de eufórica alegría o de profunda tristeza. “Aunque admiraba a su padre, a quien Roger quería de verdad era a su madre. Esa mujer esbelta que parecía flotar en vez de andar.” (Vargas Llosa, p.20) Anne Jephson, sin embargo, no era protestante, sino católica. A pesar de su conversión, siguió guardando en secreto su credo más valioso. Y llegó a bautizar a su hijo, cuando este tenía cuatro años, en uno de sus viajes de visita a la familia en Gales. Roger siempre estuvo intrigado por los grandes viajes y por las historias y relatos de los vikingos. Quiso ser aventurero y lo consiguió. Esta decisión tomada desde tan joven, marcaría su vida y su muerte.

Desde que aprendió a leer, a Roger Casement le gustaba enfrascarse en las historia de los grandes navegantes, los vikingos, portugueses, ingleses y españoles que habían surcado los mares del planeta volatizando los mitos según los cuales, llegadas a cierto puntos, las aguas marinas comenzaban a hervir, se abrían abismos y aparecían monstruos cuyas fauces podían tragarse un barco entero. Aunque, entre oídas y leídas, Roger prefirió escuchar aquellas aventuras de boca de su padre.

La narración presenta la vida de este hombre desde una propia voz interna, mientras los personajes que se acercan a él son narrados, así como los hechos conducidos, por una tercera persona que cumple el rol de narrador extradiégetico equisciente.

Este narrador, aunque aparece en tercera persona, señala y muestra sensaciones y comportamientos del personaje principal de manera clara y concisa. “Cuando estaba en Liverpool, donde sus primos, Roger vencía a veces su timidez e interrogaba al tío Edward sobre el África, un continente cuya sola mención le llenaba la cabeza de bosques, fieras, aventuras y hombres intrépidos. (Ibíd. P.24) La historia del personaje es narrada dentro de sus mismos límites, el lector conoce los sentimientos y los acontecimientos a través del lente y mente el personaje, sin que por ello, este personaje asuma la narración.

Historia y literatura
El interés que porta esta obra es su riqueza semántica. Las múltiples lecturas que se pueden hacer de esta novela provienen de la riqueza cultural de la convergencia de dos civilizaciones, de dos pueblos (los colonizados y los colonizadores), como de la aventura existencial del ser humano. Vargas Llosa nos presenta, no sólo la Historia del imperialismo europeo en África y América, sino la historia de un hombre que vivió, evaluó y criticó sus propias raíces, su manera de actuar y asumió un rol dinámico en la consecución de una causa que para él era justa.

A ello debemos agregarle elementos contemporáneos que siguen haciendo parte del debate filosófico de la humanidad. No sólo la justicia, la equidad y la libertad sino lo que ello implica a nivel individual. Cuando a un hombre se le juzga por su escogencia sexual, cuando a un hombre se le mutila físicamente en nombre de la civilización, cuando los valores económicos superan los valores morales y cuando la degradación y poder se juntan para aniquilar lo poco de humanidad que queda en el hombre se abre el espacio para este debate.

Esta obra es rica semánticamente por las lecturas que se pueden hacer de ella, sin embargo, queremos focalizar nuestra atención en la riqueza histórica y su paralelo con la realidad social de esta época. Hablamos, en este caso, de una obra de ficción publicada en el siglo XXI que trata un hecho de la realidad de fines del siglo XIX. Es esta mirada la que nos interesa en este momento. El por qué un lector contemporáneo debe y puede interesarse en una creación literaria basada en un hecho histórico.

Una de las primeras cuestiones que pueden ser abordadas son la escritura e la Historia y la escritura de la Literatura. Qué las diferencia y por qué se escribe una u otra. Hayden White en su obra El texto histórico como artefacto literario, afirma que los historiadores son “réticentes a considerar las narrativas históricas como lo que manifestamente son: ficciones verbales cuyos contenidos son tanto inventados como encontrados y cuyas formas tienen más en común con sus homólogas en la literatura que con las de las ciencias.” (White 2003, 109) Por lo tanto una narración histórica estaría más cerca a una narración literaria de lo que los historiadores pretenden con su objetivo de ciéntificidad.Más adelante, White valiéndose de R.G. Coolingwood, resuelve esta cuestión al reconocer que la búsqueda de los historiadores pretende hallar los resquicios y vestigios de esa realidad del pasado de la cual quieren informar a su publico :

“los historiadores tienen que hacer uso de la <imaginación constructiva>, la cual le señala a la historiador cuál <<habrá sido el caso>>, dada la evidencia disponible y las propiedades formales que ésta le muestra a la conciencia capaz de formular las preguntas correctas. (…) Collingwood sugirió que los historiadores llegan a sus respectivas evidencias dotados de un sentidos de las posibles formas que los distintos tipos de situaciones humanas reconocibles pueden tomar. (…) Y concluyó que los historiadores ofrecen explicaciones pausibles para los cuerpos de evidencia histórica cuando lograr descubrir el relato o complejo de relatos implícitamente contenidos dentro de ellos” (White 2003, 112)

Sin embargo, White es esceptico ante el entramado de la escritura, ante la narración que hacen unos y otros : literatos e historiadores. Por un lado reconoce el trabajo de « archivos » y demás fuentes que hace el historiador para la re-creación de su Historia ; reconoce también la importancia de demostrar que su narración es una fiel constatación de unos hechos y acciones ocurridas en el pasado y de las cuales él ha recogido huellas. Por otro lado, White cuestiona los tipos de narraciones que se encuentran en los textos históricos, ya que algunos eventos han sido elaborados de acuerdo a las intenciones « retóricas » del historiador llevándolas a pertenecer a una u otra « categoría » literaria, a una u otra forma del relato.

“Considerados como elementos potenciales de un relato, los acontecimientos históricos tienen un valor neutral. Que encuentran su lugar finalmente en un relato que es trágico, cómico, romántico o irónico depende de la decisión del historiador de configurarlos de acuerdo con los imperativos de determinada estructura o trama, o mitos, en lugar de otra.” (Ibíd, 113)

Por lo tanto, los hechos y las acciones ocurridas en el pasado son neutrales y las evidencias de su existencia objetivas hasta que la escogencia y transcripción de ellas a través del acto de escritura las convierten en un relato. En este caso un relato del pasado. Es allí donde el tiempo cobra importancia en la configuración del entramado narrativo histórico. Se trata de narrar un tiempo pasado, un tiempo que está asumido por el historiador dentro del tiempo cronológico, reinscribiendo el tiempo del relato al tiempo del universo : « Cette réinscription du temps du récit dans le temps de l’univers, selon une unique échelle, demeure la spécificité du mode référentiel de l’historiographie. » (RICOUER, 1985. P. 331)

En cuánto a la literatura -que tanto para H. White como para P. Ricouer, serían narraciones de ficción- Julia Kristeva ofrece una teorización desde la semiología y nos es pertinente para identificar las diferencias y semejanzas en la escritura histórica y literaria. La definición de novela que es pertienente para Kristeva responde a un todo y sus partes ya que el texto novelesco es un proceso de mutación y de interdependencia. « La totalidad no es nunca sistematizable » ya que es un juego, un movimiento constante hacia un fin que jamás será alcanzado. « Esta estructura hace que la novela se convierta en el propio discurso del TIEMPO. » (KRISTEVA, 1974.P.22) Lo que nos llevaría nuevamente a la inscripción de la narración al tiempo cronologico. Sin embargo, la novela es un todo que puede ser leído por sus partes : « A nove lis a living thing, all one and continuos like any other organism, and in proportion as it lives will it be found that in each of the parts there is something of each of the other parts. » (Tomado de Luckás por Kristeva, pp. 23)

Y es allí precisamente donde puede presentarse una de las respuestas a nuestras preguntas : el lector y la interpretación que de uno u otro texto éste desarrolle. Para Kristeva, la novela como totalidad y como una transformación, « se trata de un MÉTODO DE LECTURA Y DE INTERPRETACION» (Kristeva, pp. 24) una de las posibilidades de lectura es la lineal en la cual el lector recorre el texto a través de las acciones, descripciones o hechos de los personajes. Otra manera consiste en leer el texto de manera « transformacional (…) [en la cual] cada segmento es leído a partir de la totalidad del texto y contiene la función general del texto [y ] (…) se presenta como una INFINIDAD de posibilidades estructurales. » (Ibíd)

Por lo tanto, una de las diferencias estriba en el límite de la narración, mientras para la Historia, el relato es presentado como algo finito y se reunen pruebas materiales de ello, comprobándose su existencia y su desaparición a través de las fuentes – vestigios y huellas- ; para la Literatura el relato es un proceso infinito que puede tener varias y variadas lecturas desde el todo y sus partes. De otro lado, las similitudes o lugares de convergencia entre narrativa de ficción y narrativa histórica se fundarían sobre la relación con el TIEMPO y con la INTERPRETACIÓN, por lo tanto con el lector. Tanto el Tiempo como la lectura están inscritos en el Universo, antes que en el mundo de cada relato.

Paul Ricouer nos ilustra este entrecruzamiento en el capitulo quinto de su tercer volumen sobre el Tiempo y el Relato : Entre le temps de la fiction et le temps historique, une certain commensurabilité a été assurée par la phénoménologie, qui a fournie aux deux grands modes narratifs une thématique commune, aussi lacérée soit elle d’apories. » Una de las dificultades que han tenido la Historia y la Ficción ha sido resuelta por la teoría de la lectura, por la tanto de la recepción de una u otra, a pesar de la constancia de que la lectura de la novela es mayor que la de las obras históricas. Ya que el entrecruzamiento se da en la medida en que la una existe en virtud de su oposición a la otra.

« Par entrecroisement de l’historie et de la fiction, nous entendons la structure fondamentale, tant ontologique qu’épistemologique, en vertu de laquelle l’histoire et la fiction ne concrétisent chacune leur intentionalité respective qu’en empruntant à l’intentionalité de l’autre. (…) l’histoire se sert de quelque facon de la fiction pour refigurer le temps, et oú, d’autre part, la fiction se sert de l’histoire dans le même dessein. Cette concretisation mutuelle marque le triomphe de la notion de figure, sous la forme de se figurer que… » (RICOUER, 331)

Es así que se puede concluir, por el momento, que el entrecruzamiento entre Historia y Literatura responden al hecho de figurar(se) el Tiempo y las acciones o movimiento del ser humano en éste, que la narración histórica tiene como pretensión No ser literaria y que la narración literaria No pretende er histórica. De allí que su configuración del tiempo y de la construcción narrativa de esta pretensión dependan del lector, de la interpretación que se haga de ella.

Los hechos y la ficción en El sueño del Celta: Unas respuestas inacabadas.
En cuanto a la novela El Sueño del Celta, la Historia y los hechos ocurridos durante el período de la « Época del Imperialismo » nos ofrecen el sintagma linear –del cual habla Kristeva- que es parte de la Totalidad del texto novelesco y que en Sí mismo es autónomo : « Las partes relativamente autónomas de la novela son más independientes que las de la epopeya, más perfectas en sí, de tal modo que, para evitar que hagan explotar el conjunto, hay que ajustarlas a este todo por medios que se sitúan más allá de su mera presencia. » (Tomado de Luckás por Kristeva, pp. 23) Este sintagma de la novela sirve para llamar la atención sobre los juegos de poder, el crimen y el cuestionamiento a la « civilización » propuesta por el occidente de Europa. De la misma manera, Vargas Llosa rescata un personaje y le da vida convirtiéndole en héroe de su relato, reconociendo en este hombre las contradicciones que sufrimos los seres humanos y la salvación que nos otorgamos a través de ciertos sistemas de valores, independiente de la cultura y de la sociedad en la cual hallamos nacido.

Esta apuesta literaria es un llamado de atención a los que enarbolan las banderas de la postmodernidad occidental, suponiendo la construcción de un hombre moderno quien ha superado con exito los tabués de la escogencia sexual y la libertad individual y de conciencia. Una posmodernidad en la cual las imposiciones políticas, sociales o culturales no tienen cabida porque los relatos son múltiples e inacabados y la aceptación de ellos implican el respeto antes que la tolerancia. Este llamado de atención es claro, ya que tratar el tema del Imperialismo, la colonización y el capitalismo financiero entrando en el siglo XXI nos deja ver que pasado un siglo no hemos superado las pretensiones y actuaciones impositivas, dominantes y totalitarias de un Occidente que se siente en caída libre hacia el abismo.

 

Bibliografía
KRISTEVA, Julia, Le langage, cet inconnu. Une initiation à la linguistique. Editions du Seuil. Paris. 1981.
KRISTEVA, Julia, El texto de la novela, Editorial Lumen, Traducido del francès por Jordi Llovet, Primera edición 1970, España, 1974.
WHITE, Hayden, El texto histórico como artefacto literario, Ediciones Paidós, Barcelona, 2003.
RICOUER, Paul, Temps et Recit, 3.Le temps raconté, Éditions du Seuil, Paris, 1985.
VARGAS LLOSA, Mario, El Sueño del Celta, Alfaguara, Madrid, 2010.
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Un comentario

I think the dream of Celtic q is the best literary work I read q thank Mario Vargas Llosa

Por jhonatan el día 12/12/2012 a las 11:22. Responder #

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Requerido.

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