Fabular los mundos ajenos conlleva a esconderse, de modo más o menos efectivo, en rincones oscuros o a desnudarse en apariciones fulgurantes. «La gente sabe quién es a través de las historias que cuentan acerca de sí mismo y de otros», dice Stanford. Los límites entre individuos y comunidades pueden ser paredes o puentes. Los retratos del sujeto se diseminan en textos que arman otros cuerpos, aún en aquellos en los que la firma se oculta, casi vergonzante. En el espacio literario mexicano y latinoamericano la escritura de Margo Glantz modula, historia, ficción y crítica. Su mirada une poéticas de la subjetividad y políticas del género. Siluetas literarias y culturales mexicanas entran y salen de relatos que, a su vez, inficionan su trabajo crítico. El trabajo con lo mínimo hilvana las mil y un calorías; la historia de los cabellos y las tarjetas de bodas los avatares de los naufragios y los nombres, todos mundos de «varia lección». La invención es el núcleo de estos itinerarios. Glantz insiste en partir del cuerpo: lengua, cadera, mano, cintura, pie ya que una mujer escritora no deja de ser un «animal de dos o varios semblantes»; una especie de monstruo ya sea la famosa Juana Inés o la anónima y quejosa Nora García.
El interés de Glantz se centra en la contraconquista de la literatura mexicana. Arduamente escucha el revés de las historia ya que » la memoria inscribe en el cuerpo un palimpsesto y la interpretación -la figura del lengua- prepara una nueva lectura de la realidad». En los orígenes históricos está la lengua que traduce y traiciona, al mismo tiempo que da a luz, es la Malinche, cuerpo de mujer india, seducido y silenciado sexual y culturalmente; atravesado por palabra y cuerpo del conquistador. Malinalli, Malintzin o Malinche cumple con la función del faraute «una lanzadera entre dos culturas diferentes. .. espía, pero sobre todo la de intérprete de ambas culturas, además de modeladora de la trama La historiadora coloca a la mujer indígena en el grado cero de la escritura, » la lengua en la mano» de aquella cuya voz se adentra en las escrituras de varones. Si el discurso de la Malinche se dice en la serie lengua/mano, las palabras de las monjas místicas atan los órdenes del cuerpo y la letra, superficies tachadas que actúan con la obediencia de los bordados produciendo hagiografías manejadas por el mandato patriarcal.». En las ascendencias literarias femeninas las monjas y sus «cuadernos de manos», llenos de borrones son «cadenas de servidumbre», surgidos como «mandas». Juana Inés de la Cruz se niega a desaparecer como individuo, intenta sortear a las instituciones, firmando una y otra vez en resistencia, aún corriendo el riesgo de ser monstruosa, al asumirse como mujer que piensa; insiste en aparecer, armar una autobiografía, eludiendo la pérdida del cuerpo que supone la hagiografía.
Al evocar la compleja figura de Juana la autora se queda » a media voz» ya que «… una monja- poeta es un artefacto sorprendente pero peligroso». El «estruendo» provocado por esta presencia deriva de su «gigantismo » que la obliga a auto-representarse para sobrellevar una mitología. La investigación explora las escrituras del y sobre el sujeto afirmando que la autobiografía de Juana muestra una «… existencia (que) depende de una estricta vigilancia sobre el hilo que hilvana su vida y la define». En tensión con el discurso hagiográfico construye su cuerpo como «inmunda boca» que emplea «baja pluma», desobediente de los mandatos del obispo y lucha contra su propio cuerpo hasta el silencio.
Las travesías culturales de Margo Glantz tienen en cuenta lugares relegados donde se han refugiado prácticas y saberes. De la amorosa inclinación a enredarse en los cabellos es un libro pensado » a manera de relicario, como «simple guardapelo»; muestrario, álbum, objeto amoroso, que continúa un intento anterior – El día de tu boda, una nostálgica mirada sobre las tarjetas de casamiento. En «De pie sobre la literatura mexicana» rastrea la historia del calzado y de la erótica en la literatura mexicana. Las lecturas de la moda están vinculadas con su actividad en la revista Vogue.
Apariciones puede verse como la ficción de su escritura, donde se confunden fantasmas de textos y personajes voces mezcladas que crean un espacio en/entre la literatura y la historia literaria. La autora fábula el mundo y el claustro, inscribiendo el acto de la escritura.. Decir yo es decir otra/ otras e inversamente. Dos monjas y dos mujeres, Si la monja y la mujer inscriben las señas de identidad en su cuerpo; la escritora lo hace en el papel. El goce es el gozne entre mundos; siempre referidos a un Otro distante o prohibido como la niña o Cristo. El goce de la escritura está en la mirada -» Escribo de nuevo, gozo y la escribo»; «Escribir es un encantamiento. Sobre todo cuando tengo la revelación, cuando no sé cómo nombrarla». La escritora está fascinada por «las sirenas del claustro» que escuchan las monjas místicas. Una figura encima de la otra, una pintada sobre la otra, sustituyéndola o complementándola- «Te duplicas, detrás de ti aparece la otra imagen»; «Cuando la relato, es decir cuando la escribo alguien interrumpe»; «son una la sombra de la otra» Una monja que transcribe a otra monja».
Los cuentos reunidos con el título de Zona de derrumbe proponen otra representación autobiográfica, Nora García. Esta escritura responde, según la propia Glantz a una «histeria dosificada», residual a su obra . La fábula parodia y subvierte el discurso del Otro que es Octavio Paz con quien la crítica ha dialogado a través de los años. Las palabras que chillan según el poeta remiten al cuerpo. Un cuerpo que se insiste en manipular y nombrar por partes. Cuerpo de mujer mutilado por el deseo o por la acción, reducido. estrujados por palabras, bisturíes, láser, espéculos que lo golpean, que escriben en y con él.
La productividad textual descansa sobre la continua y proliferante operación de desmenuzar significados y jugar con significantes, como en el barroco. Nora, como sus perros,» como Glantz es animal de dos o varios semblantes» Un ser mestizo, marcado por los exilios del centro. Mujer, judía y mexicana cuya escritura es habitada por distintos espacios y tiempos. Pertenece a los seres que debe aceptar las miradas adversas alejan para siempre. Si la Jo de Alcott requería un sombrero verde, Nora exige tener unos zapatos Ferragamo para escribir un texto que, como la ópera transforme lo trágico en grotesco: la historia de la mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador, su propia historia.
Las Genealogías es biografía de familia y autobiografía; libro de crónicas de inmigrantes que se puede leer como ficción y como historia cultural de la comunidad judía mexicana. La escritura histórica se imagina como conversación familiar, como crónica de costumbres. Las crónicas y las fotografías componen «una galería de cuadros de exposición» que también nos permite internarnos en la autobiografía intelectual. Los relatos reponen voces de muertos y vivos. El texto se arma con » «cachitos de vida», en donde se condensan las historias.
La narradora siente que tanto la lengua como los libros le son ajenos: «no les pertenezco, apenas desde una parte aletargada de mí». La transcripción transforma las voces en documento; le extiende un ambiguo certificado de propiedad, que le permite recuperar parte de su identidad- » Y todo es mío y no lo es y parezco judía y no lo parezco y por eso escribo- éstas- mis genealogías».
Los sujetos se desplazan en perpetuo viaje en el tiempo y en el espacio pero las historias de vida construyen un centro: la familia. Las ficciones de la infancia mexicana de la autora remiten a las ficciones de infancia rusa de los padres cuyos múltiples nombres dan cuenta de una identidad siempre en fuga-«; Recojo pedazos de conversación, pero no le hace, también los documentos se han hecho trizas ; La imaginación histórica reconoce la importancia de la imaginación literaria Todo lo vivido «permanece en el recuerdo con la consistencia esponjosa y crujiente de una envoltura delicada y cariñosa»(132)
Todo viaje hombre adentro tiene su contraparte, es decir un viaje mujer afuera… La autora, como Sor Juana, se ha retratado bajo distintos velos y en una dirección distinta a su padre, lo ha hecho en los otros. La escritura restaura leyendas y mapas que inscriben una mitología personal y colectiva. La vida y la literatura aparecen como una incansable búsqueda de territorio. Si su madre encontró su territorio en su propio cuerpo, Glantz recupera los «cuerpos» de su ascendencia biológica y de su ascendencia literaria, en su propia cartografía de memorias y olvidos que» puede crecer hasta el infinito como los cabellos, pero en estos momentos las mujeres podemos cortarnos o soltarnos el pelo…»
Carmen Perilli
Margo Glantz, Las mil y una calorías. Novela dietética, México: Premiá, 1978
—————– No pronunciarás México: Premiá, 1980
—————– El día de tu boda; México: Cultura: SEP, 1982.
—————– Síndrome de naufragios, México: Joaquín Mortiz, 1984.
————– De la amorosa inclinación a enredarse en los cabellos, México: Océano, 1984.. —————– Borrones y borradores. México: Ediciones del Equilibrista, UNAM, 1992
—————- Esguince de cintura México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes , 1994. —————– Sor Juana Inés de la Cruz:¿Hagiografía o Autobiografía?, México: Grijalbo, 1995.
—————– Apariciones, México: Alfaguara, 1996.
—————– Las genealogías, México: Alfaguara, 1997
—————– Zona de derrumbe, Rosario: Beatriz Viterbo, 2001
-Stanford Friedman, Susan, Feminism and the cultural geographies of encounter, Princeton: Princeton University, 1998.
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