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Paisa y Sobre nupcias y otras ausencias: análisis de algunas categorías genéricas

por Yesenia Ramírez
Artículo publicado el 30/06/2018

Resumen
A partir de algunas de categorías genéricas que van en el orden de lo social, cultural, económico, político; se analiza su impronta en la estética discursiva de dos textos insertos en la heterogénea área geográfica, lingüística y cultural del Caribe: Sobre nupcias y otras ausencias, de Lenito Robinson-Bent y Paisa, de José Luis González. Se valora la incidencia de esas categorías, a partir de la comparación de estas obras literarias.

Palabras claves: migración, lengua, memoria, identidad.

 

Vivir “más allá”
Varios autores reconocen que sobre el contexto caribeño pesa la doctrina metafísica del fatalismo. El escenario isleño parece estar muy lejos de ser un espacio de realización individual por lo que todos los proyectos se perfilan fuera de este contexto regional. En Sobre nupcias y otras ausencias los protagonistas no escapan de esta predisposición (construida y exacerbada con creces). Tres de los relatos que conforman el volumen de Lenito Robinson-Bent (Dubitaciones en creciente, Divagaciones para una carta y Últimos días de noviembre) constatan la preocupación por el tema, pero de manera tangencial. En la novela breve Paisa de José Luis González el fenómeno de la migración es tratado con profundidad y precisión.

La bonanza como consecuencia directa de la migración, las separaciones, los proyectos de vida que difieren, las esperanzas de bienestar depositadas fuera de los límites de la isla invaden ambos textos. Son relatos anclados en los recuerdos y las añoranzas de lo que una vez vivieron estos sujetos. Se rememora constantemente el pasado, en menor medida se habla del presente y apenas se alude al futuro. El éxodo es visto como un sacrificio necesario e ineludible.

En este sentido, José Luis González en su obra renuncia a la idea de identificar migración con una suerte de destierro pues se siente más conforme y cómodo trabajando con el concepto de transtierro. Perspectiva que resulta sumamente importante, pues si para L. Robinson-Bent la migración del individuo de su país natal supone una desconexión casi total y un distanciamiento irreversible, para J. L. González no cabe la posibilidad de la negación o la privación sino que se presenta como una prolongación más allá de su tierra natal. Lo que para uno es una ruptura para el otro es la asunción de un cambio sin desligaduras.

En Sobre nupcias y otras ausencias el Caribe es tránsito no destino. Todo lo pasado queda atrás.

En Paisa el Caribe viene y va. No se es del todo de allá ni genuinamente de acá. Se vive en el [in-between]. Son igual de importantes las vivencias dejadas en el pasado así como las que acontecen en el presente de la narración.

En sus estudios y acercamientos a esta temática el investigador Enrique Dussel refiere que la cuestión está en proponer una “reconstrucción” que sea histórica y arqueológicamente aceptable y que corrija esta desviación de encontrar en lo otro la autentificación de lo nuestro.

Los pueblos y etnias caribeñas deben encontrarse racional e históricamente su lugar en la historia. Debe incluirse desde su origen en la Historia Mundial (lo mismo que el África bantú y Asia) y no como antecedentes de la cultura posterior europea.

Esta valoración que hace Dussel viene a legitimar equitativamente a estas culturas. Este criterio vendría a igualar las posibilidades de realización en los respectivos lugares de donde se viene. De manera tal que no habría que huir hacia ninguna parte pues desde tu propio suelo podrías crecer.

De cualquier manera la decisión de “Vivir allá” supera la condición de ser caribeño o no. Es una circunstancia esencialmente humana y una elección sustancialmente personal.

Las consecuencias de la migración
¿Qué pasa con el sujeto después que emigra? Esta es una de las preocupaciones que se analizan con mayor realce en Paisa. La vida de Andrés no se cierne a las razones por las que tuvo que salir de su Puerto Rico natal ni a las cosas que dejó atrás. Aunque él no cesa de rememorar su pasado, vive intensamente su presente y de todo lo que le acontece nos enteramos en el relato. No ocurre así en Sobre nupcias y otras ausencias en donde la narración se centra en recordar y perpetuar lo que se dejó atrás.

En el relato de José Luis González, Andrés Morales sufre el ensañamiento de la exclusión étnica, racial, idiomática…cultural. Es la lucha por la inserción de un sujeto estereotipado como “no apto” para encajar en una sociedad otra, ponderando por el hecho de que esa otra sociedad es la estadounidense. La atmósfera de extrañamiento delinea toda la narración. En el inicio del relato a Andrés lo despierta la mirada de un extraño nombrado en el texto como “el otro” y la historia de sus peripecias concluye con la escena de su “cuerpo tendido con la muerte mirada fija en el pedazo de cielo extraño”.

La memoria
En la literatura del Caribe la nostalgia se ha asociado al pasado con la pérdida de espacios físicos y con la enajenación colonizadora. En los textos de José Luis González y Lenito Robinson- Bent también aflora este sentimiento cuando aparece el tema de la fugacidad del tiempo, la añoranza temporal y la nostalgia espacial por la propia región desde la perspectiva de un país lejano. Se trata de evocaciones del amor, la ausencia, la belleza y la lejanía como lo plantea Pujalá (1995: 39), al referirse a la obra de Álvarez Bravo.

La memoria se señala como rasgo medular en Paisa y Sobre nupcias y otras ausencias: la memoria psicológica de la experiencia real y la del pretérito imaginario, tema que se expresa en la literatura en términos etnográficos, económicos, políticos y sociológicos como señala Benítez Rojo (1998: 241). Los protagonistas de los textos antes mencionados están anclados a sus islas Santa Betulia, San Macario y Puerto Rico.

La Modernidad como “emancipación”
“El viernes del hidroavión” es uno de los relatos en los que Lenito Robinson-Bent explora tangencialmente la vertiente de realización en el espacio nacional, pero la decisión no parece ser de mucha garantía cuando se justifica a partir de lo que E. Dussel llama mito civilizatorio.

La campaña civilizadora en las islas a partir de la importación de productos archiconocidos por su insuperable calidad directamente relacionada con la condición de ser foráneos. Se sobrestima lo externo y se anula lo interno. Orestes Archfield, el protagonista del relato, elige quedarse en su isla natal San Macario, pero atrapado en la falacia desarrollista del proceso de modernización hegemónico. Es un estado de cosas en que se determina a la otra cultura (es decir, en este caso a la isla de San Macario y por extensión a todas las islas) como inferior, ruda, bárbara, siendo sujeto de una culpable «inmadurez». De manera que la dominación que se ejerce sobre el Otro es, en realidad, emancipación, «utilidad», «bien» del bárbaro que se civiliza, que se desarrolla o «moderniza». En esto consiste el «mito de la Modernidad», en un victimar al inocente (al Otro) declarándolo causa culpable de su propia victimación, y atribuyéndose el sujeto moderno plena inocencia con respecto al acto victimario. Por último, el sufrimiento del conquistado (colonizado, subdesarrollado) será interpretado como el sacrificio o el costo necesario de la modernización.

La añorada identidad caribeña
La unidad e identidad caribeña solo es posible dentro de un modelo gradual que dé cuenta de las transiciones; una tipología de identidades caribeñas que formule relaciones y rangos.

«El Caribe es un mar histórico-económico y un meta-archipiélago cultural sin límites, un caos dentro del cual hay una isla que se repite» (Benítez Rojo, 1998: 17). En tanto isla que se repite, se caracteriza por otros aspectos tales como el sincretismo, el polirritmo, la fragmentación, el aislamiento, el desarraigo, la complejidad cultural, entre otros. A pesar de que los anteriores criterios se han puesto en duda, estos sirven como punto de partida para la caracterización de la literatura del Caribe y justamente en la década de los cincuenta emerge la preocupación por la conceptualización unitaria del área en la crítica literaria.

Es pues el Caribe una zona de encuentros y desencuentros, de coaliciones y fragmentaciones, de identidades y diferencias, aspectos que de alguna manera explican la estructura, contenido y lenguaje de su literatura.

Los textos que se han tomado de referencia (Sobre nupcias y otras ausencias y Paisa) no escapan de estas aseveraciones pues en ambos se constata lo que Zimmerman denominaba una poética del Caribe en donde se revelan tipos de identidad susceptibles de solaparse como lo etno-nacional, etno-local, nacional-universal y transcaribeña y prácticas semióticas específicas (tradición oral, carnavalización…) que pudieran revelar el sustento social, cultural, ideológico e histórico; y en especial, estético de las comunidades caribeñas.

Lo mítico, lo mágico y lo maravilloso
La importancia del mito en la literatura de Caribe ha sido resaltada por Walcott tanto en su creación poética como en el ensayo. El poeta asevera que el objetivo de la escritura en el Caribe es regresar a los orígenes, no registrando la historia, sino lo que en ella es oscuro: el mito. Este fin no solo lo ha llevado a cabo Walcott, sino también otros escritores contemporáneos del Caribe como: Naipaul, Harris, Melville, Dabydeen y D’Aguiar, entre otros.

Esta tendencia a relacionar de alguna manera el mito y la historia en la literatura del Caribe, también ha sido señalada por Mateo Palmer (1993:608-624). La autora plantea que hay por lo menos dos etapas en esta relación, en lo que respecta a la literatura del Caribe:

En la primera (década del 60) el mito, la tradición y la historia se incorporaban a la literatura con el fin de darle mayor ficcionalización; este énfasis en una tradición mitológica continúa en los escritores caribeños de los años setenta y ochenta, quienes usaron procedimientos de una visión mágico – religiosa del mundo. La segunda etapa (década del 90), el signo mítico sufre una liberación, pues se utiliza con nuevas significaciones al insertarse en procesos de desmitificación o desacralización.

En cuanto a lo mágico y lo maravilloso, Benítez Rojo (1998: 201) establece que el realismo mágico alcanza su mayor significación en la literatura del Caribe.

En el texto de José Luis González no se explota prácticamente este aspecto. Andrés, frecuentemente, se ve inmerso en un estado de sopor en el que se confunde presente-pasado, pero de ningún modo escapa de su cruenta realidad. No interesa en Paisa recrear esta temática pues el relato pretende ser lo más verosímil posible a lo que les ocurre a los emigrante de los ghettos hispanos en la ciudad de New York.

En el texto de Lenito Robinson-Bent sí se constata un apego a este tópico. “Las bodas del tiburón de plata” y “La agonía de Tulia” vienen a emparentarse con la caracterización que Mateo Palmer apuntaba sobre la relación entre el mito, la historia y la literatura del Caribe en su primera etapa.        

El problema lingüístico
Varios investigadores han señalado la pluralidad lingüística como parte del sistema literario caribeño insular. En efecto, esta pluralidad presente en el Caribe pone al escritor ante una problemática compleja y está claro que sondear o no este elemento en las obras literarias es una decisión autoral individual. Lenito Robinson-Bent y José Luis González apostaron (en las obras que hemos estado cotejando) por no explorar esta vertiente.

Esta particular situación se aprovecha con fines estéticos, pues el autor toma las lenguas de sus contextos como procedimiento artístico que le permite crear una polifonía para expresar conflictos ideológicos y diferentes visiones del mundo.

Bansart (1995: 33) plantea que la traslación de la oralidad enriquece lingüísticamente al texto literario y se observa en toda la literatura caribeña insular en cualquiera de los idiomas en los que se escribe. El texto de José Luis González y algunos de los relatos de Sobre nupcias y otras ausencias presentan una estructuración según los principios de la oralidad. Glissant habla de los presupuestos de la poética de la oralidad que consisten en la manera como el escritor aprovecha las posibilidades lingüísticas de su área para la modelación de su escritura.

Estos aspectos se destacan en ambas obras en las que se retoma la tradición oral africana, se incorporan proverbios, expresiones populares y se realizan representaciones fonéticas del acento puertorriqueño y del léxico antillano.

La presencia de la oralidad en la literatura del Caribe; además, de manifestarse bajo las formas antes enunciadas, se expresa mediante otros indicadores que no han sido enunciados explícitamente: las prácticas conversacionales de la vida cotidiana que el escritor recrea en el espacio literario; las distintas formas de apelación mediante el nombre propio y la presencia de prácticas rituales discursivas como saludos, expresiones de uso cotidiano y popular del Caribe, entre otras.

La muerte
El tema de la muerte viene a marcar, en ambos textos, un punto de giro en la vida de sus personajes. En Paisa, con la muerte del padre de Andrés comienza todo. El fallecimiento de este traerá consigo un cambio significativo en la vida de este joven pues su padrino residente en Estados Unidos, al enterarse de la muerte de su compadre, le escribe pidiéndole al ahijado que vaya a vivir con él:

“Aqui es verda que no bivimos como ricos pero donde comen cuatro comen sinco y es sabido que cuando el padre falta el padrino está obligado a velar por la criatura. Por correo aereo sertificado le mando el pasaje la semana que viene.”[1] (p.110)

En “La agonía de Tulia”, la ausencia de ambos progenitores dejó a la abuela a cargo de sus nietos. La joven de diecisiete años comienza a manifestar un terrible dolor de oídos para el cual el doctor del pueblo no encuentra explicación ni remedio. Al séptimo día de padecimiento, la joven sucumbe. Cuando la abuela se dirige a darle el último adiós a Tulia, todo se esclarece:

“…distinguió la huella hinchada en alto relieve sobre el lado derecho de la cara de la muchacha, desde la parte superior de la mejilla hasta el orificio del oído: una mano de mujer con sus cinco dedos.” (p.29)

Su muerte confirma cuál era la causa de tanto sufrimiento: víctima de una venganza ultratumba producto de una maldición lanzada por Alsina a los padres de Tulia el día de su boda.

Las ausencias en estos relatos encarnan un castigo cruel para estos personajes que dejan tras sí los objetos que simbolizan su esencia, su vida.

La sobriedad y la tristeza reinan en estos relatos, en el que el mar se convierte en un personaje más de dichas historias. El océano, ente unificador de nuestra región, es un elemento importante que une esta obra con el resto de la producción literaria del Caribe. La insularidad en su doble configuración (en palabras de Lezama y Piñera: “fiesta innombrable” o “maldita circunstancia” respectivamente) está presente de forma tácita en la compilación.

Carecen estos textos de imágenes carnavalescas, de rituales religiosos, de bailes y demás estereotipos. Lo caribeño se aprecia en las relaciones interhumanas de los personajes, en la agonía ante tantas ausencias, en el olvido, en lo marginal y en la mezcla cultural.

Bibliografía
Bansart, Andrés. Los procesos interlinguísticos característicos de las literaturas caribeñas insulares 15-36″, en XV congreso sobre literatura del Caribe   hispanoparlante.  Universidad Simón Bolívar. Instituto de altos estudios de América latina, University of the West Indias, 1995, Caracas, 250 págs.
Benítez Rojo, Antonio: La isla que se repite. Casiopea, Barcelona, 1998.
Bhabha, Homi K.: El lugar de la cultura, 1a ed. – Buenos Aires
Manantial, 2002.
Depestre, René. «Mito e identidad en la historia del Caribe», Casa de las Américas  118, 1980, 38-41.
Derek, Walcott. «The muse of history: an essay» en Orde Coombes (ed.) Is Massa day Done? Black moods in the Caribbean, Anchor Doubleday, New York, 1974.
Dussel, Enrique: 1492: El encubrimiento del Otro. Hacia el origen del “mito de la Modernidad”, 1992. (soporte digital)
González, José Luis: El país de los cuatro pisos y otros ensayos. Ediciones Huracán, Inc. Río Piedras, Puerto Rico, 1998.
González, José Luis: Paisa. Editorial Cultural, INC. Río Piedras, Puerto Rico, 1973.
Lamming, George. «Identidad cultural del Caribe», Casa de las Américas, 118, 1980, 35-37.
Mateo Palmer, Margarita. «La literatura caribeña al cierre del siglo», en Revista Iberoamericana, 1993, 605-626.
Méndez, José Luis. 1979. «Problemas de Cultura Caribeña», en revista Casa de las Américas. No. 114. May-Jun.
Pujalá, Grisel. «Cuatro ensayos sobre poesía cubana», en Revista de la Universidad de Juárez autónoma de México. 6, 1995, 38,38-52.
Robinson-Bent, Lenito: Sobre nupcias y otras ausencias. Colección ORBIS. Editorial Arte y Literatura, La Habana, Cuba, 2011.
Rodríguez, Ileana. Introduction: towards a theory of Caribbean unity en Ileana Rodríguez y Marc Zimmerman (eds.). Process of Unity in Caribbean Society: Ideologies and Literature, Institute for the Study of Ideologies and Literatures, Minneapolis, 1983, 14-23.
Zimmerman, Marc. “The Unity of the Caribbean and its Literature” en Rodríguez y Zimmerman (eds.). Process of Unity in Caribbean Society: Ideologies and Literature, Institute for the Study of Ideologies and Literature, Minneapolis 1983, 33-52.
NOTA
[1] Se ha respetado la ortografía del texto original.

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