La cultura yo entiendo que sirve para muchas y diferentes cosas… y seguramente por lo mismo me dedico a fomentarla.
Para empezar la cultura sirve para reírse de los peces de colores.
El gran Julio Cortázar por ejemplo, cuando escribía sus historias de Cronopios y Famas o Casa Tomada, yo creo que lo que buscaba era hacernos reír o por lo menos sonreír, y de paso entregar algunas lecciones de un modo bastante subliminal.
Borges en cambio gustaba sorprender con ideas, personajes y situaciones extraordinarias en isla remotas del Norte, cuando la gente vivía, como yo, en medio del bosque. O historias fantásticas, la Biblioteca infinita y el hombre que se acordaba de todo: Ireneo Funes.
Entre paréntesis, sostengo que toda biblioteca es infinita, como ésta y otras mucho menores. Incluso la mía, en Butalcura, que apenas tiene un anaquel. Siempre encontrará usted un libro inesperado, un libro que nadie imaginaba estaría ahí.
La cultura sirve también para saber en qué idioma hablan en Indochina y qué edad tenía Cristóbal Colón cuando llegó a la isla de Guanahani. Y cuánto tiempo se demoró Magallanes en atravesar el Estrecho que lleva su nombre. Yo leí la biografía que le hizo Stefan Zweig… sencillamente impresionante. Y Magallanes no logró dar la vuelta al mundo por una tontera, pero una de sus naves, la Victoria, al mando de Sebastián Elcano, si llegó a su puerto de origen.
Pero volviendo a lo nuestro, supongo que la cultura nos sirve para saber qué tenemos que saber, para comunicarnos y para darnos cuenta de qué está bien y que está mal; distinguir lo verdadero de lo falso, reflexionar y rectificar nuestra conducta. Algo que siempre tenemos que hacer, desde los 7 a los 77. Después ya no importa.
La cultura, al final, yo creo que nos sirve o debería servirnos para respetarnos mutuamente y aprender a vivir en paz consigo mismo y con los demás. Y para no botar la basura en el patio del vecino y tampoco en el camino, ni en el mar. Y detener la contaminación y destrucción de este planeta bautizado no sé por quién como «la Tierra”… me pregunto por qué no le pusieron la Piedra o mejor, el Agua, que es lo que más hay, por lo menos en la superficie. Y que también tenemos que cuidar mucho, igual que nuestra atmósfera, que nos permite nada menos que respirar.
También nos sirve la cultura para hablar correctamente, memorizar las tablas de multiplicar y el Abecedario. ¿Cuántas letras tiene el alfabeto castellano? Yo no llevo la cuenta, pero estoy seguro que empieza con la A y termina en la Z. Vaya uno a saber por qué. Podría haber sido en otro orden cualquiera.
La cultura, también nos sirve o quizás consista en cultivar conocimientos, como quien cultiva papas y cebollas, y ejercitar nuestras facultades mentales o intelectuales. Los que cultivan mucho sus conocimientos son las personas cultas. Y también están los eruditos que dominan a lo menos un tema en profundidad, aunque muchas veces no sepan clavar un clavo.
TIPOS DE CULTURA
Que yo sepa existen muchos tipos de cultura y/o acepciones de esta misma palabreja o concepto, si ustedes lo prefieren, ya que estamos entre personas educadas.
La cultura popular y la cultura de barrio, la cultura local y la cultura de los pueblos originarios y, harto más remota, la cultura China y la dinastía Ming que, cuando nosotros estábamos en la Edad de Piedra, ellos tomaban té de jazmín en finas tazas de porcelana, made in China.
La cultura del consumo y la cultura del ahorro. La cultura machista.
La cultura libresca y la cultura moderna.
La cultura ecológica o medio ambiental que yo personalmente promuevo en todo momento y lugar y que aquí en Chiloé debería desarrollarse mucho más, como en todo el mundo por lo demás. Menos motosierra y más cuidado con los arbustos, pasto y arbolitos.
También está la cultura religiosa con todas sus creencias. La vida eterna, el Infierno, el Purgatorio y el Limbo, a donde van las guagüitas que mueren sin bautismo. Todo el constructo —como dicen ahora los estudiosos— del catolicismo. Y el Dinero del Culto, que imagino se ha reducido con los últimos sucedidos, pero que igual me gustaría recibir de vez en cuando. El 1% de la renta de todos los creyentes en esta sala no me vendría nada mal.
Al final voy a pasar el sombrero.
A las tradiciones y costumbres de una localidad determinada se la denomina cultura local, nativa, autóctona o vernácula, para usar palabras más rebuscadas.
Cultura: “Conjunto de comportamientos socialmente adquiridos», dicen por otro lado. E interculturalidad, que comienza cuando dos o más sociedades se encuentran e intercambian lenguas y experiencias. Lo que para bien ocurre actualmente en Chile con la inmigración y todos sus problemas.
La cultura, escribe un tercero (no voy a empezar con las citas cultas), es motivo de goce, placer y orgullo. Aunque hay algunas culturas que yo borraría del mapa, por ejemplo la Cultura Militar con sus tres derivadas, Ejército, Marina y Aviación, que yo calculo nos cuestan a los chilenos más que la salud y la educación. Sin contar los 60.000 carabineros y los no sé cuántos “detectives” que, díganmelo ustedes, nunca han podido ponerle el cascabel al gato. Y que gozan de jubilaciones harto más jugosas que los simples mortales.
También está la Cultura Universal, que se expresa como por arte de magia a través de las Artes y las Letras.
Otra cita: “Cultura: conjunto de modos de vida o costumbres, conocimiento y grado de desarrollo artístico, científico e industrial, en una época o grupo social”.
Además están la cultura indígena, el físico culturismo, la cultura light, la cultura alcohólica, la piscicultura, el lenguaje culto, la culturización, la agricultura y la cultura de la violencia. Bien en boga actualmente, en el cine, en la gran ciudad, en la Araucanía y en el Medio Oriente, como siempre.
En todo caso la cultura, etimológicamente viene de cultivar y entre otras cosas sería una respuesta original o propia de cada pueblo a su medio ambiente y a su historia.
Díganme ustedes que piensan, a mí ya no me quedan tantas neuronas como para preocuparme de asuntos muy complicados.
En todo caso creo que si la cultura no nos sirve para amarnos los unos a los otros no nos sirve de gran cosa. Y por favor no piensen que soy una suerte de presbítero, lo que pasa es que no sé cómo he logrado llegar a una edad tan avanzada que tengo la perspectiva suficiente para distinguir entre lo importante y lo trivial.
Cedo la palabra. Muchas gracias
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