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Vida y obra de Stendhal

por Luis Quintana Tejera
Artículo publicado el 20/08/2024

Dr. Luis Quintana Tejera
www.luisquintanatejera.com.mx

 

Resumen
Henri Beyle, más conocido por su seudónimo, Stendhal, nació el 23 de enero de 1783 en Grenoble. Perteneció a una familia burguesa acomodada, a la que desde joven detestó. Desde sus años mozos se declaró anti-tradicionalista jacobino y anticatólico. Estudió en su ciudad natal, en la llamada Escuela Central, de reciente creación durante la República. Destacó en matemáticas y en dibujo. Fue gran lector, y las lecturas de Shakespeare y Rousseau significaron para él mucho más que las enseñanzas recibidas a nivel escolar.

Palabras clave: Grenoble, novela nueva, Shakespeare, Rousseau.

 

Abstract
Henri Beyle est né le 23 janvier 1783 à Grenoble. Il appartenait à une riche famille bourgeoise qu’il détestait dès son plus jeune âge. Dès ses premières années, il se déclara anti-jacobin et anti-catholique traditionaliste. Il étudie dans sa ville natale, à l’École dite Centrale, récemment créée sous la République. Il excellait en mathématiques et en dessin. C’était un grand lecteur et les lectures de Shakespeare et de Rousseau signifiaient bien plus pour lui que les enseignements reçus au niveau scolaire.

Mots-clé: Grenoble, nouveau roman, Shakespeare, Rousseau

 

Desarrollo del tema
Terminados sus estudios en Grenoble fue enviado a París para continuar con su desarrollo profesional cosa que no llevó a cabo. Su protector en París fue Pierre Daru. Stendhal consigue incorporarse a la Oficina de Guerra, desde donde se lo envía a Italia. Permanece en Italia durante la segunda campaña de Napoleón. En 1800 es elevado al grado de subteniente del 6º. Grupo de Dragones. La carrera militar le desagrada y renuncia en 1802. Regresa a París.

Se dedica al comercio y fracasa. Necesidades económicas lo obligan a regresar al ejército. Le toca viajar por Alemania, donde desempeña el cargo de administrador en Brunswick, próximo a la aldea de Stendhal (sic), cuyo nombre adoptará años más tarde como uno de sus tantos heterónimos.[1] El heterónimo es el nombre que alguien adopta para sustituir a su nombre propio y que llega a tener una vida propia, hasta una biografía inventada.

En esos años de tensa vida política en Italia, en que Milán vuelve a caer bajo el dominio de Austria, se vincula con miembros de la sociedad carbonaria, que conspiran contra el dominio austríaco. Al verse perseguido y acosado por sus enemigos optó por huir a París, donde se radicó hasta 1830. (Cfr. Green, 1951: 55, 84)

La obra de Stendhal
La producción escrita de Stendhal presenta ensayos críticos sobre música, pintura, literatura, memorias y diarios de viaje, novelas y correspondencia publicados en volúmenes o como artículos en revistas, sobre todo en revistas inglesas.
Stendhal se dedicó, en verdad, al comentario artístico por necesidades económicas y porque existía en esa época un fuerte interés por las manifestaciones musicales.

Sus novelas
Las novelas de Stendhal no ofrecen muchas variantes exteriores: las construye de acuerdo con un esquema semejante; el narrador observa al mundo desde la perspectiva de una mentalidad liberal; actúa en primer plano el mismo grupo de personajes, movidos por impulsos semejantes; aparece siempre una confrontación de las costumbres en la provincia y en la capital francesa. También en la técnica resulta fácil descubrir constantes. Veamos con esta finalidad una de sus novelas.

Rojo y negro (Cfr. Del Prado, 1994: 853-858)
La más célebre de las novelas de Beyle y probablemente la que mejor se adapta al temperamento y gustos del lector moderno. Basa su trama en un informe policial recogido por el autor en la Gaceta de los tribunales, sobre el proceso a un joven seminarista, Berthet, que mató a la mujer de la que estaba enamorado. Dejando de lado esta referencia, el escritor analiza sutilmente la psicología de sus personajes, movidos por el amor y la ambición, y describe la sociedad burguesa provincial y la aristocracia parisiense, poniendo especial énfasis en el papel desempeñado por el clero y en las intrigas entre religiosos en la Francia de la Restauración.

Título del libro (Cfr. Stendhal, 1962).
El título del libro sugiere varios sentidos:
a. Tal vez el rojo encarne la carrera militar y el negro la carrera eclesiástica.
b. También pudo haber sugerido los colores de la mesa de juego, en que decide el azar.

Finalmente, el contraste de colores insinúa una metáfora de opositores entre el secreto liberalismo republicano del protagonista y el medio eclesiástico en que actúa.

La novela se divide en dos partes, determinadas por el escenario de la acción: los treinta capítulos de la primera parte transcurren en una pequeña ciudad del Franco Condado, Verrières, y en Besançon, y los treinta y cuatro capítulos de la segunda parte en París y en la celda de la cárcel de Besançon. El libro está escrito en tercera persona, pero casi desde el comienzo aparece también una suerte de narrador, en primera persona, que se identifica políticamente: es liberal. Ese narrador interviene generalmente para excusar omisiones o reticencias, o para censurar alguna opinión o actitud de los personajes.

Stendhal no suele describir a sus personajes desde su perspectiva, al menos en el sentido más alto. Más bien el lector los conoce por iluminación indirecta, por la impresión que producen sucesivamente sobre otros, técnica que responde a la concepción stendhaliana de que el ser humano no es una realidad estable. Al no decirse todo de los personajes —como ocurre por ejemplo en las novelas de Balzac— el lector está obligado a formarse su propia imagen y a reconstruir al personaje mismo.

En relación con los protagonistas de Rojo y negro, son la síntesis del conjunto de la producción novelística de Stendhal. Las características de éstos son las siguientes:
a. Un protagonista joven en rebelión con su ambiente.
b. Una o dos mujeres pertenecientes a otra clase social diferente a la del protagonista.
c. Casi siempre un par de espías, observadores sigilosos que representan al mundo oficial y que recuerdan el hecho de André Beyle se sintió en buena parte de su vida espiado y vigilado debido a su condición de liberal.

En su ambicioso y meditado itinerario hacia lo que cree es el triunfo y la felicidad, Julián Sorel no sólo va conociendo el mundo, sino que se va conociendo y creando a sí mismo.

Descubre que en el universo en que habita impera el interés; y, que la mentira, la hipocresía y la simulación son los únicos medios aptos para alcanzar cualquier fin. Se convence de que él mismo, para lograr su aceptación en la sociedad, debe disimular su indignación ante la falsedad y mezquindad de la gente y adoptar ciertas actitudes y cierto lenguaje que representa una especie de máscara.

Si por la caracterización histórica y social y por la intriga que lleva al protagonista al destino final, Julián es un personaje de la novela tradicional, no lo es, en cambio, por la manera de ser presentado en sus facetas psicológicas y morales. El narrador no impone al lector una imagen unívoca del héroe; el lector puede simpatizar con Julián o puede despreciarlo. Aquél no podrá ver al protagonista como un héroe clásico, con sentimientos, pasiones y reacciones arquetípicas y universales. Siempre está presenta la circunstancia de que Julián está inserto en un medio histórico—social y de que su accionar depende de ese hecho.

El destino de Julián está ligado al de dos mujeres:
Madame Rênal, esposa del prosaico y burgués alcalde de Verrières, a quien la presencia de Julián revelará, con sorpresa que el amor es un sentimiento profundo y complejo al que es difícil limitar; y la aristócrata Matilde de La Mole, apegada a la remota tradición familiar y que sueña con las acciones heroicas de sus antepasados, tan en contraste con la vida apacible y tediosa de los nobles de su tiempo.

Al final del libro, Stendhal, reúne las dos situaciones amorosas, aparentemente inconexas: madame Rênal y Matilde asisten, cada una a su modo, al joven en prisión. En el análisis del sentimiento amoroso, el escritor retoma las ideas que ya había esbozado en su obra Del amor, famosa sobre todo por la teoría de la “cristalización amorosa”[2]

Para la descripción del espacio físico de su obra Stendhal adopta procedimientos que difieren del modo descriptivo de los novelistas anteriores a él y aun de sus contemporáneos. Stendhal prescinde de la técnica de presentación que comienza describiendo largamente el lugar o paisaje en que van a instalarse los personajes. Más bien, el lector va avanzando por un camino ondulado y sinuoso que permite distinguir sucesivamente diferentes planos y lugares, que el guía o narrador va señalando escuetamente, y que en un recodo vuelven a desaparecer. Se trata, como se ve, de una técnica descriptiva inusitada, que se anticipa al Traveling[3] cinematográfico y a una cámara móvil, y que permite un enfoque dinámico del escenario.

Aun mayor parquedad se nota en la presentación de los interiores, que nunca se abarcan en su totalidad. Con todo, en algunos casos hay ambientes que están envueltos en una atmósfera sugerente y misteriosa como la capilla de Verrières, escenario también del drama final.

Otra singularidad de la novela reside en la forma en que el escritor francés presenta los diálogos y los monólogos. El autor proyecta las conversaciones de los personajes adoptando, según lo considere pertinente, el estilo directo, el estilo indirecto o el estilo indirecto libre. En algunos casos, se aplica la técnica de enfoque en primer plano, y se escucha exclusivamente al personaje que interesa en particular, mientras lo que dice el interlocutor está vertido al estilo indirecto. Con todo, lo que más llama la atención es la cantidad de monólogos interiores que sostienen los personajes. H. Martineau, en 1930, afirmó que en este aspecto Stendhal es precursor de James Joyce, tanto sea en su novela Ulises como en su último relato Finnegans Wake.

Rojo y negro, en resumen, no sólo es la más conocida de las novelas de Stendhal, sino también la que reivindica con mayor firmeza la modernidad de su autor, la que proyecta al futuro una imagen de héroe romántico ya sutilmente modificada por los mitos sociales de la nueva civilización burguesa e industrial, y la que con mayor fidelidad refleja la trama de una prosa y de una forma de narrar que habría de ser decisiva para la evolución de la novela psicológica.

Además de Stendhal, tanto Balzac como Flaubert dejaron una huella imborrable a través de sus planteamientos narrativos y proyectaron el espectro de la novela más allá del siglo en que les tocó vivir. La prima Bette de Balzac y Bouvard et Pécuchet de Flaubert se reflejan en el siglo XX por su estilo, por sus violentos contrastes, por su ironía, en fin, por todo un bagaje de aportaciones que hallará eco en las principales corrientes europeas de la primera mitad del siglo mencionado.

Conclusiones
El objetivo del presente ensayo ha sido plantear una reflexión sobre la novela del siglo XIX con fundamento en la obra de Stendhal. Las consideraciones que efectuamos al principio pretendieron ubicarnos al hombre de carne y hueso a través de sus necesidades y aspiraciones.

Analizamos en la segunda mitad del trabajo la novela de Stendhal que consideramos más representativa en el marco de la creación de este “italiano” adornado con la máscara de un francés, me refiero a Rojo y negro desvelando desde la significación del título hasta el final trágico y sus consecuencias, sin dejar de lado el tema del amor y de las permanentes búsquedas que el protagonista nos ofreció.

Luis Quintana Tejera
Artículo publicado el 20/08/2024

Bibliografía
. Del Prado, Javier (1994). (Coordinador). Historia de la literatura francesa, Madrid, Cátedra.
. Green, F.C. (1951). Stendhal, traducción de Estela Canto, Buenos Aires, Losada.
. Stendhal (1962). Trad. de M.S., Rojo y negro, México, Editora Nacional.
NOTAS
[1]
Otros heterónimos fueron: Louis—Alexandre—César—Bombet (1914). Escribe con este sobrenombre: Sobre el estado actual de la música en Francia y en Italia y Vida de Haydn. En 1817 publica Historia de la pintura en Italia con el seudónimo de M.B.A.A. (Monsieur Beyle ancien auditeur) y posteriormente escribe Roma, Nápoles y Florencia con el sobrenombre de M. de Stendhal.
[2] Dice Stendhal en Del Amor: Amar es tener placer en ver, tocar, sentir con todos los sentidos y lo más cerca posible un ser amable que nos ama. Comienza la primera cristalización. Uno se complace en adornar con mil perfecciones a la mujer de cuyo amor se está seguro; uno pormenoriza toda la felicidad con infinita complacencia. Esto se reduce e exagerar una propiedad soberbia, que acaba de caernos del cielo, que no se conoce y de cuya posesión se está seguro. (…) Lo que llamo cristalización es la operación del espíritu que extrae de todo lo que se presenta, el descubrimiento de que el ser amado tiene nuevas perfecciones. (Stendhal, 1953, capítulo 2).
[3] Traveling «acarreo» (voz inglesa: «viajando»), se emplea en el cine para indicar que la cámara se desplaza hacia los lados. El desplazamiento se realiza frecuentemente sobre un pequeño vagón que rueda sobre unas vías, a fin de asegurar la máxima suavidad de movimiento, especialmente en suelos irregulares. En caso de suelos lisos se utiliza un soporte con ruedas de goma, para evitar el laborioso montaje de las vías.

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