EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVIII
PORTADA | PUBLICAR EN ESTE SITIO | AUTOR@S | ARCHIVO GENERAL | CONTACTO | ACERCA DE | ESTADISTICAS | HACER UN APORTE

— VER EXTRACTOS DE TODOS LOS ARTICULOS PUBLICADOS A LA FECHA —Artículo destacado


Derecha y elección presidencial: ¿campaña del terror o del humor?

por Jaime Vieyra-Poseck
Artículo publicado el 28/11/2013

Publicado también en elquintopoder.cl
y elmostrador.cl

 

La derecha chilena está viviendo un estado de pánico. Después de 50 años alcanza el poder en 2010 —con 17 años de gobierno de facto compartiendo, apasionadamente, dictadura con Augusto Pinochet—, y su gobierno llega a su fin sin pena ni gloria; sufriendo en todas las últimas elecciones —municipales, primarias y primera vuelta presidencial— una verdadera debacle electoral.

En este escenario y con la candidata opositora, Michelle Bachelet, proponiendo un cambio estructural del sistema heredado de la dictadura y con 20 punto por delante de la candidata oficialista, Evelyn Matthei, con un electorado que le da la espalda, la derecha chilena tiembla. Anquilosada en el pinochetismo, lucha por mantener el statu quo que se heredó de la dictadura y que le ha permitido vetar cualquier reforma que implique un cambio estructural del sistema que tantos beneficios (económicos) le ha otorgado, y nuevamente en estado de pánico acude a fomentar el miedo en el electorado con la ya archi conocida campaña del terror: la hizo en la elección presidencial que ganó Salvador Allende en 1970 y en el plebiscito del Sí o el No a la perpetuación de la dictadura en 1988, donde ganó el No.

Por otra parte, su candidata, Evelyn Matthei, ha tenido un discurso político que ha adolecido del más mínimo sentido de las proporciones. Uno de estos excesos, es su confesión de que no hará nada “que vaya en contra de la Biblia. La separación entre Estado e Iglesia se produjo en Chile en la década del 20 del siglo pasado, y la pone al margen de la ley: la Constitución de la dictadura declara al Estado chileno como laico. Estos anuncios religiosos son una perogrullada de muy mal gusto y están, burdamente, dirigidos a “encantar” a la comunidad religiosa . Otra de sus declaraciones grandilocuentes es presentarse como la “Angela Merkel chilena” y a Michelle Bachelet como la candidata de la Alemania comunista. Es una declaración de principios que destila un profundo desfase con la realidad internacional: !el Muro de Berlín cayó hace más de dos décadas! Por lo demás, la Alemania de Angela Merkel tiene un sistema tributario solidario donde los que más tienen pagan más impuestos, y una educación pública gratuita y de calidad, dos datos que son la antítesis de la propuesta de la candidata derechista, y que, paradojas de la política, se acercan muchísimo más a la de Michelle Bachelet: reforma tributario solidaria donde los que tienen más pagan más en beneficio de los que menos tienen, y educación pública gratuita y de calidad. Así pues, la Merkel chilena sería en realidad Michelle Bachelet. Por cierto, la Democracia Cristiana (el partido de Angela Merkel) y la Socialdemocracia alemanas, que han pactado una gran coalición de gobierno, tienen a sus partidos hermanos chilenos de la misma tendencia integrando la coalición Nueva Mayoría que apoya a Michelle Bachelet.

Pero esta dos últimas semanas antes del balotaje se ha intensificado la campaña del terror en forma sistemática y coordinada con el gobierno y los dos partidos de la derecha, declarando que las reformas estructurales que propone Michella Bachelet ahuyentan la inversión extranjera y producirán el coas económico, y advirtiendo del “peligro” de que el gobierno de Michelle Bachelet sea el primer eslabón para un Chile socialista. Estos mismos argumentos usó en el plebiscito de 1989 cuando triunfó el No a la perpetuación de la dictadura.

En la primera vuelta presidencial y parlamentaria del 15 de noviembre más del 70% votó por el cambio estructural, incluyendo a la nueva derecha liberal. El cambio de paradigma económico e institucional con una nueva Constitución que propone Michelle Bachelet, es tan conciliador como prudente, y no está contra nadie, más bien está a favor de todos, incluyendo los intereses que defiende la derecha más obcecada: es un cambio necesario e impostergable para poner las bases de una justicia social tan esencial como elemental y que en los países desarrollados, a los que aspira pertenecer Chile, es desde hace décadas la garantía de la cohesión social.

Lo que propone Michele Bachelet, recogiendo las aspiraciones del movimiento social, ni es el neopopulismo chavista ni mucho menos una versión chlilensis del castrismo, y sólo pretende modificar el neoliberalismo salvaje heredado de la dictadura que si bien es cierto ha creado riqueza, también ha creado una de las sociedades más desiguales del mundo.

Chile ya votó el 15 de noviembre por un Parlamento con las mayorías suficientes para institucionalizar el cambio estructural que, en realidad, apuntan a sentar las bases de un capitalismo “con rostro humano”, operativo en Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Históricamente, es el sistema que ha alcanzado la justicia social más eficaz y solidario, y en democracia, consagrado en lo que se ha llamado la Sociedad del Bienestar, que, tanto la izquierda como la derecha europeas lo tienen como base de su propuesta política, (a pesar de que en los últimos años algunos países de la Europa en crisis, crisis gestionada por la derecha europea, pareciera que existen intentos por recortarla).

La obscena desigualdad que padece el modelo socioeconómico chileno, confirma que el crecimiento económico sostenido, que ha logrado reducir la pobreza -del 46% al final de la dictadura al 14% actual- y cuadruplicar el poder económico chileno, ha creado también una desigualdad socioeconómica insostenible donde ”el 1% más rico en Chile acumula el 32% de los ingresos totales(*) y donde “la riqueza acumulada por nuestros multimillonarios represente casi el 25 % del PIB, liderando el ranking mundial de concentración y desigualdad entre aquellos países que tienen más de 5 multimillonarios en el ranking Forbes y un PIB mayor a US$ 50.000 millones” (**). Frente a este desmesurado desfase estructural de iniquidad, y la propuesta de Bachelet para corregirlo, la derecha en estado de pánico, echa mano de nuevo a la campaña del terror, tan repetitiva como soporífera, y se convierte, por sus excesos, en una campaña más bien de un humor execrable que, como antes, volverá a fracasar.

Jaime Vieyra-Poseck

(*) (**) Marco Kremerman y Simón Ballesteros, Estudios Nueva Economía (ENE); www.estudiosnuevaeconomia.cl
Print Friendly, PDF & Email


Tweet



Comentar

Requerido.

Requerido.




 


Critica.cl / subir ▴