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La cultura, la elite y el Status Quo.

por Jaime Lizama
Artículo publicado el 08/03/2015

La instalación política de la Nueva Mayoría, para el período 2014- 2017, en el contexto de un nuevo ciclo en la sociedad chilena, debiera transformar a la Cultura es un espacio muy fundamental de renovación y de generación de nuevas prácticas y discursos que la reformulen, precisamente, a partir del agudo cuestionamiento a sus soportes institucionales y representacionales desde la ya paradigmática revolución pinguina.

La profundidad de los cambios que mueven y conmueven la convivencia y la cotidianeidad de una sociedad a medio camino de una modernidad desplegada sólo en su versión economicista, alcanzó su punto de mayor crispación entre los años 2011-2012, evidenciando hasta qué punto la ciudadanía se situaba en una radicalidad heterodoxa, más allá del consumo, el acceso al crédito, las nuevas tecnologías e incluso por sobre todas las publicitadas utopías aspiracionales al uso, promovidas por una elite coludida y puesta de acuerdo para llevar adelante sus prácticas abusivas con el membrete estructural de la letra chica y su “patafísica” del emprendimiento.

En medio de este desafío histórico pos-indignación (esa mezcla de agudo malestar y cansancio cívico), la coalición de la Nueva Mayoría, no puede eludir el hecho que la “Política Cultural”, por su naturaleza propia, debe ser un eje significativo en la reformulación crítica y estructural de los cambios que afectaran, irremediablemente, la vida de los chilenos, más allá de las puras matrices o índices macro-económicos. Nuestra premisa, por el contrario, es que a través de la Educación y de Cultura, la sociedad puede llegar ser radicalmente distinta, más inclusiva y generosa, plural, abierta, con prácticas democráticas auténticas, plenas e interculturales, más allá de 20 años de una democracia cautiva y coaptada por el poder económico de una elite político-empresarial. No ciertamente “la cultura” entendida como el despliega territorial y retórico de miles de “Muñecas gigantes” repartidas a lo largo del país.

La modernidad inclusiva, a fin de cuentas, es una experiencia de naturaleza predominantemente cultural. Por lo mismo, es impropio y profundamente abusivo que se reduzca o sólo sea leída bajo el canon empresarial del “emprendimiento” o de la innovación, quedando la cultura con una función social puramente decorativa o de entretenimiento en el contexto de una “sociedad del lucro y del espectáculo”, bajo el puro concepto y la práctica de los llamados “carnavales culturales”, y mirando pasivamente la primacía del status quo.

Es aquí donde el discurso y la política cultural han estado muy por debajo de sus expectativas discursivas y críticas, pues históricamente la cultura ha sido el espacio de la indagación crítica, la creatividad, el cuestionamiento y la experimentación, el lugar donde el espectáculo se diluye en la ironía y en el tráfico de la diversidad de los puntos de vistas.

Es en este contexto político-social, es que se requiere una propuesta cultural profunda y significativa, y la par y no a la saga o indiferente con el compromiso y la demanda de educación pública gratuita y de calidad, que se encuentra en el “centro de gravedad” de la demanda y de la crítica ciudadana de estos últimos años. A Grosso modo, este acontecimiento lo entendemos en sus dos aspectos básicos. El primer acontecimiento se refiere al hecho que esta transformación estructural en la educación chilena, por si sola, conlleva y moviliza un inevitable cambio cultural. En segunda instancia, exige que una nueva política cultural no sólo sintonice con este nuevo “centro de gravedad” de la sociedad chilena, desde la deliberación propositiva y crítica, sino que apunte al desarrollo de los procesos de una “cultura ciudadana” capaz de producir nuevas realidades y cuestionar prácticas sociales caducas, excluyentes, discriminatorias o autoritarias: una “cultura ciudadana” del siglo XXI, abierta a los cruces migratorios, el cosmopolitismo y al desvanecimiento de los límites y las fronteras pseudos nacionalistas o hegemónicas, en función de una riqueza más genuina de los pueblos y de las nuevas generaciones.

La nueva cultura ciudadana debe ser promotora, desde una primerísima instancia, de las demandas del espacio público, el proanimalismo, el cuidado integral del medio ambiente y sus comunidades, el derecho y el desarrollo genuino de las minorías étnicas y la diversidad; así como la promoción de las libertades individuales, la privacidad, y el pluralismo en todas las esferas de la sociedad, a objeto del lograr una distribución más democrática y descentralizada del poder y la toma de decisiones, a contrapelo de una Elite desgastada y decadente, después décadas de prácticas seudodemocráticas.

Del mismo modo, también, y en primera instancia, los llamados “temas valóricos” son de matriz cultural, pues los derechos reproductivos de la mujer, van de la mano de la igualdad de género y de la superación histórica del patriarcado, incluso con una mayor relevancia que la diversidad sexual y el derecho de las minorías.

Todos estos son objetivos de matrices ineludiblemente culturales, por lo que su genuina persecución y sus logros, significarán no sólo la desburocratización absolutamente necesaria del poder y la política, sino la construcción de una sociedad y una ciudadanía más generosa y más libre, plenamente consciente de sus posibilidades humanas y solidarias, dignificada y desprejuiciada en su visión de la diversidad y de la interculturalidad.

Esta nueva realidad y las demandas de participación de la sociedad chilena, vuelve necesario una política cultural transformadora, y muy crítica con respecto aquellas condiciones o factores que persigan perpetuar modelos o conductas acomodaticias o complacientes con las inequidades y las prácticas jerárquicas, patrimoniales, excluyentes y abusivas: Chile y su ciudadanía necesita vivir con otro rostro y con un horizonte utópico amigablemente a la vista, donde los “bienes” económicos y de consumo, no estén por sobre los bienes de la vida, del placer, la creatividad, la diversidad y la libertad plena.

Dejar atrás lo que el poeta y músico Mauricio Redolés llama una realidad tan “charcha”, es el objetivo central del cambio político-cultural que la ciudadanía profundamente demanda, más allá de una derecha recalcitrante y trasnochada y de una izquierda pusilánime, acomodaticia e instalada ufanamente en el status quo.

JAIME LIZAMA
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2 comentarios

«serias probabilidades de encontrar minas en norte»

DEL TRABAJO

El «cantinfleo que se permite el ejército, con su actuación en los desastres, es una suerte de muñequeo político-público de forma. Aunque contenida con facultades y peso más allá de lo que la república quisiera. Esta incongruencia existe, bajo la visión institucional única en nuestro país, donde privilegios de castas, cruza un amplio espectro por encima del conocimiento público.

Así como hay estados que independiente de la ideología, desarrollo económico, historia cultural cumplen sus derechos y deberes bajo la soberanía que esos pueblos se han dado. En Chile éstas mismas castas se han dado normas de usufructo, expoliación y discriminación Constitucional, como otros grupos de poder en el mundo, eso sí, unas más exitosas que otras. Pero en política real existe un límite o nivel de conformismo tácito desde el pueblo a los gobiernos. Éste modo o ejercicio de poder es discutible de forma y fondo, pero es lo que hay dirán algunos, incluso en países cuya legitimidad puede ser cuestionable. Sean regímenes castrenses, autoritarios,paternalistas, caudillistas parlamentarios, populistas cooperativista, liberales ,de bienestar, de planificación, mesiánicos,de segregación,teocraticos, monárquicos o carismaticamente hereditarios éstos son aceptados bien o mal, siempre y cuando garanticen lo un gobierno debe saber entregar a su población ; SALUD, EDUCACIÓN, TRABAJO Y PREVISIÓN.

¿Qué hay de nuestro engendro político, donde militares de la república, encarnados, camuflados y encabezando cual hidra una seudo democracia «protegida» vigilando intereses de casta.
La lucha divisoria comienza en las escuelas matrices, como sí la amplia capacidad del «ser-militar», esté pre-determinada no en el estudio de la técnica que por cierto se aprende, sino por el rango o alcurnia de origen. Estamos claro, no cualquiera puede acceder a la oficialidad, sin antes revisar antecedentes de su «familia militar» ( Lo mismo sucede al ingreso en el resto de los poderes del estado, la casta, como un apéndice enquistado y mimetizado también en otros poderes de la supuesta república). El resto de los «Shilenos» a conformarse con la norma discriminadora del imperio de la ley, por tanto es justa en su forma y nadie lo discuta ya!!
Veamos respecto al ingreso, inclusión y eventual desarrollo laboral, los vínculos que permiten ser parte más allá de capacidades físicas o intelectuales pertenecer a «LA FAMILIA», donde parafraseando a los «Corleones», ésta debe permanecer unida y selecta. Como señale tanto en Política, Magistratura, Minería, Economía y negocios. Es lo que en Chile se denomina el «Hijo de», que no es lo mismo que «El hijo e’ «, y por favor no confundir con «pituto», creación de una red de contacto entre la precariedad y solidaridad de vínculos en una escala menor.
El resto de masa postulante al trabajo debe «esperar» y/o «descrestarse» laborando, porque demostrar capacidades no sirve (Es como pedir misericordia al torturador). Debe demostrar fortaleza o sumisión atrincherándose a llegar sano y salvo al final de la marathonica e ilusoria carrera meritocratica, sí es que llega. O bien volverse un «lobo-laboral», acechando la oportunidad de aniquilación de la competencia a cualquier medio y escalar en el conflicto laboral, convertido muchas en un simple vigilante, adulador, genuflexo-abusador, a veces dirigente apoyado por jefaturas, nominada a su vez, por algún representante de la casta.
Para la masa, ésta debe conformarse con lo que encuentre al pie de los arboles o en el piso del bosque-laboral, ya que aquí en la «selva-laboral», capacidades o consideraciones histórica-social no cuentan. Pero el chorreo no termina, continua más abajo donde la carne de cañon debe saltar la valla del sueldo minímo, como víctimas de un conflicto estructural de este país, (Dirán que África es peor en indíces de desigualdad, pero es falso) traducido a empleado, oficinista, pequeño comerciante y así, hasta el obrero o la rimbombante flexibilidad laboral campesina, oséa trabajo temporal.
Sin embargo curiosamente a más bajo nivel, la red de relaciones sociales es digna de destacar, incluso puede sumar al extranjero-migrante, ya sea por rasgos de solidaridad, por compartir y sufrir una realidad «tan charcha», como diría Redolés. En este punto a la inteligencia militar, le surge una tarea díficil de abordar a corto plazo. Ya sea por lazos jurídico-sociales que el migrante va generando en su trans e interculturización etc. Donde como siempre a las élites resulta fácil estigmatizar e inculpar «al otro», a los fuera del sistema de castas, al nativo,al inmigrante latino-americano-asiático-africano, no así al gringo-europeo . Las castas chilenas y su antiguo brazo armado las FF.AA., hoy convertidas en otra casta más autónoma por cierto, agitan diplomática o solapadamente conflictos supuestos de un trasnochado nacionalismo y mantener de paso la precariedad del trabajo inmigrante. Para otro sector sólo la oportunidad económica de provecho laboral recíproco, pero sin inclusión por el peligro y desconfianza ante la supuesta usurpación del espacio laboral,o valor de capacidades. Pero la casta de económia y negocios, requiere esa fuerza laboral por sobre cualquier consideración o contradicción bajo la arenja Chouvinista.

Digamos respecto al TRABAJO que las fuerzas armadas tienen a disposición las mejores «herramientas de trabajo» é insólitamente a plena discreción, sumado a la dificultad e imaginación de gastar enormes sumas de dinero, ahí está el tributo que los otros poderes conceden a través del presupuesto nacional y ley reservada del cobre, algo así como un poco más que un «raspado de olla».
No quiero explayarme en la cantidad de trabajo, sería una visión demasiado sesgada de mi parte, poner en tela de juicio la capacidad y especificidad laboral, sobre todo sí consideramos la ecuación cantidad de trabajo versus calidad del trabajo, y obviando la derivada «resultado del trabajo».
Sin embargo podríamos mencionar incluso la cantidad de horas extras- que implica el trabajo militar, o un conflicto inminente que cada cierto tiempo con publicidad e información poco fidedigna (Hay que entender la lógica diplomática -castrense; confundir y desinformar en aras de la seguridad nacional e inteligencia-militar) se cierne sobre la soberanía de ciertos intereses de las castas. En un escenario como éste, los seres humanos, poco importan y tampoco interesa a estos ciudadanos el concepto de ciudadania, por el largo déficit teórico de escasa educación cívica y un alto grado de conocimiento práctico de ensayo y error de años de democracia chilena. Se podría advertir que poco interesa defender eventuales territorios o zonas económicas explotadas por compañias extranjeras y trasnacionales, pues seria defender interes mineros o pesqueros o del retail, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, como podriámos explicar estas ramificaciones de intereses a nuestro fiel roto chileno.

Ya que los límites e intereses en un eventual conflicto, sólo tienen tienen significado para integrantes de las mencionadas castas, porque ahí están los recursos que sostienen su status. Para el resto lo que sobra, acostumbrado a sobrellevar la gotera económica bien calculada durante estos años, y no crean que las élites no saben planificar para sostener su poder y abuso, es por eso que son doble-mente perversas, son conscientes del estado de ensoñación económica en que sobrevive el país

Pero ante un virtual conflicto o dicho de otro modo, poner en ejecución la disciplina del trabajo militar, es dable considerar dejar en manos de profesionales el trabajo a realizar, sobre todo sí tiene la convicción e interés involucrado. El «pastelero a sus pasteles» es lo correcto y se espera de ellos y no recurrir al panfleto para la gallá, o al llamado de una impúdica y supuesta república que más encima requiere muertos, que a dado ha cambio a sus habitantes, esa obligación corresponde a las tiranías de las dictaduras. En fin, dejemos todo trabajo de la guerra que se pueda a los profesionales y sus socios políticos y económicos, tal vez con sus recursos, vean la necesidad de contratar mano de obra extranjera

Finalmente pensaba en 5 a 10 años las tareas de ordenamiento en la zona de desastre causada por lluvias en el desierto más árido del mundo del siempre el gran teatro de operaciones de un eventual conflicto bélico con nuestros vecinos. Pues bien ahora se viene una larga jornada de trabajo técnico profesional del ejercito. Estoy seguro no lo hará sólo con su contingente y en largas jornadas de tiempo extra, y como siempre requerirá ayuda no solo de la civilidad y ramas armadas. Posiblemente foránea y calificada. Que sumada a la contaminación química y medio ambiental, colapso sanitario de todo tipo, sumada alcantarillas y desagües, imaginen la cantidad de minas explosivas de todo tipo desplazadas por las riadas en ese gran teatro de operaciones, primero de es responsabilidad histórica el trabajo a realizar de la casta mencionada y sus consecuencias a mitigar posiblemente se extenderán por generaciones. Sumado otras de orden urbana las cuales es necesario investigar y denunciar con todos los responsables políticos de tan ineficiente trabajo profesional preventivo y de planificación.

Continuará…

Por henry cristian Aldea Molina el día 16/04/2015 a las 16:52. Responder #

«…SUMANDO FÁCTICAS SOLUCIONES (Y) RESPONSABLES»

El desmadre medioambiental acontecido fue un gran escenario de operaciones de desastres y tardanzas, donde las élites y castas políticas de Chile llegaron otra vez tarde a la historia.
Por ejemplo para el ejército desplegar todo su potencial e infraestructura a modo de ejercicios y práctica de capacidades y de paso fundirse en labores de apoyo y socorro, haciendo carne las timbaleras arengas de cada año en el parque O ‘higgins.
La verdad «chispeza» no se puede pedir a una casta de oficiales, al menos sí una visión estratégica de planificación y acción. No en vano el ejercito se lleva gran parte del presupuesto nacional, fue la oportunidad perdida de «mostrar» labores del «contingente profesional», levantado hospitales de campaña, fuerzas terrestres, coordinación y telecomunicaciones, ingeniería mecánica, puentes aéreos, suministro y equipamiento aéreo-naval y en especial, análisis e inteligencia. Ésto último, considerando la capacidad a esta altura ociosa de fuerzas e infra-estructura militar asentada en la zona, bajo la supuesta visión geo-estratégica y disuasiva frente a nuestros potenciales enemigos y hermanos países vecinos.
Al menos sabemos que en caso de virtuales conflictos «limítrofes» de ésta envergadura, contamos con soporte agua desde Bolivia y eventualmente carreteras argentinas, nos permitan desplegar fuerzas móviles. Ya que nuestro país partido en dos (era que no) ante la paupérrima realidad vial, en especial la ruta 5 ( en concesión-extranjera, lo mismo que el agua, electricidad, tele-comunicaciones, etc.etc,ect. ) y particularmente el desmantelamiento de ferroviario como histórica vía alternativa. Mencionando de paso enlaces telefónicos o vía satélite, con aparatos sin batería o descargados, torres de comunicación y energía destruidas. O la destacada y patética imagen del poder político central gobernante, llamando a la calma por cadena nacional en una zona sin energía eléctrica. Osea una secuela cinematográfica de errores, al estilo 27-F, eso sí, año 2015 a cargo de los mismos actores, (a estás alturas, me permito hacer uso de nuestro connotado humor negro para enfrentar la desgracia ; !!! Bajo el mando de los mismos comediantes…!!!!).
Pero sigamos, que les parecería que desde el satéite militar alfa, podamos acceder y estudiar el comportamiento de riadas en la topografía y eventualmente «descubrir» un supuesto sabotaje o liberación de relaves mineros, insisto, esto también en un simulado escenario bélico.
Esta desagradable y dramática realidad, pudo ser la oportunidad de realizar ejercicios conjuntos con fuerzas combinadas y observadoras a modo de capacidad y solidaridad continental de fuerzas bélicas.
Próximamente eso sí, en 5 o 10 años y al estilo televisivo, cuyos dueños además propietarios mineros expanden su positiva influencia sobre todo ámbito nacional, informarán condicionalmente bajo censura o amenaza laboral (Como en los viejos tiempos) el GRAVE y hasta irreparable daño ambiental por contaminación de desechos químicos y mineros. Y otra vez, a las fuerzas armadas se les escapo la oportunidad de enfrentar un escenario de conflicto de estilo química donde desplegar sus capacidades e infraestructura,(si es que la tienen y si están, ya saben están a buena guarnición)

En fin, en un escenario real presentado por la naturaleza y la geografía, se pudo hacer un calce simulado o mejor aún «camuflado» a gusto y ficción militar, (Donde las cosa nunca son lo que parecen, por secreto y seguridad nacional obvio, por ejemplo un ex-general y comandante en jefe a cargo del sistema electoral político del estado, a este nivel ya estamos hablado de un best seller, con «estrellas» de peso).
Cabe destacar que el presente ejercicio no consideró ni arriesgaba la vida de soldados,. Digo esto a fin e evitar desproporcionas reacciones e interpretaciones castrenses, ya que, el costo y los muertos lo puso la población civil del histórico norte grande, que produce el sueldo para pagar y mantener el nepotismo y corrupción de graves vicios y fallos de discriminación e ineptitud de normas de la ley y la justicia. La miope incapacidad y egoísmos de políticos y la irresponsabilidad y juicio público de profesionales y y planificación urbana.
Sin más que agregar para la reflexión.
Henry Aldea Molina
Poeta y periodista

Por Henry Aldea Molina el día 31/03/2015 a las 12:23. Responder #

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Requerido.

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