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Putin
el androcentrismo que mata

por Jaime Vieyra-Poseck
Artículo publicado el 06/03/2022

central-de-ZaporiyiaResumen
La invasión de Rusia a Ucrania termina con una era posguerra fría de 32 años y abre un ciclo lleno de gran incertidumbre de todo tipo. El escenario y mapa geopolítico posguerra fría salta por los aires con la invasión unilateral rusa a Ucrania y comienza a instalarse uno diferente que, nuevamente, tiene a una Rusia dictatorial expansionista, pero no comunista sino de capitalismo salvaje, y un Occidente de capitalismo democrático liberal. Los dos sistemas que lidian y lidiarán, ya con la primera guerra en curso, por ser los vencedores.

Palabras claves
Dictadura iliberal, democracia liberal,
Putin, Unión Europea. EEUU,
Ucrania, Rusia, Guerra

 

Ya va siendo hora de incorporar el componente androcéntrico en tragedias históricos como es la invasión unilateral rusa a Ucrania. El ultraandrocentrismo del mando civil y de los ejércitos y sus guerras, es la base ideológica de este tipo de liderazgo y de esta institución milenaria de creación y propiedad exclusiva del hombre.

Putin y su guerra, es el triunfo, una vez más, de un androcentrismo toxico e irracional en los liderazgos que, visto desde el occidente democrático liberal con grandes componentes ya de liderazgos de mujeres, se encuentran aún en la caverna; y que tiende, irreversiblemente por sus composiciones ultraandrocéntricas en sus decisiones, a considerar la guerra como la única resolución de conflictos, como si la guerra ―como afirmaban y afirman los nazis― fuera la continuación de la política y no lo que en rigor es: su fracaso, dinamitándola.

Se ha demostrado que los liderazgos de las mujeres en momentos cruciales, como se manifestó en la pandemia,  no persiguen alimentar egos propios patológicos; son más empáticos con las grandes mayorías; priorizan el bien común por sobre el económico-corporativista; poseen una genuina preocupación por el bienestar de la niñez y la juventud; tienen como praxis política el pacifismo promoviendo el desarme armamentista-nuclear;  exigen un irrestricto cuidado por el medio ambiente, que ahora significa salvar la vida en el planeta y, por su facultad de dar y cuidar la vida por milenios, la sitúan en primerísima prioridad.  Estos son los liderazgos no androcéntricos que deben, con urgencia, tomarse el poder para evitar los terroríficos liderazgos androcéntricos que han llenado la historia de guerras y sufrimientos, como la de Putin que tiene el mundo en vilo.

Los justificantes de la invasión
Las motivaciones de las grandes guerras casi siempre son falsas. La ultraandrocéntrica Alemania nazi simuló un ataque invasor en su frontera con Polonia vestidos con el uniforme militar polaco; hasta mataron a soldados de su propio ejército que custodiaban la frontera para otorgarle “credibilidad” a su farsa. Inmediatamente, Hitler ordenó la invasión de Polonia por la “agresión polaca”, iniciando la Segunda Guerra Mundial que dejo, después de cinco años, cincuenta millones de muertos, entre ellos 18 millones de rusos. En las dos guerras mundiales ―en los dos bandos― no hubo ni una sola mujer desde la cúpula del poder hasta su último responsable. Otra mentira provocó la invasión a Irak, nunca hubieron armas de destrucción masiva, como afirmó EEUU, Gran Bretaña y España. Ahora, Putin plantea que los rusoparlantes en Ucrania (un 17,03%) han sufrido un “genocidio” ordenado, según él, por el gobierno ucranio lleno de “nazis y drogadictos”. Este relato se refuerza con una “amenaza” de una supuesta agresión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el posible ingreso de Ucrania a ésta y a la Unión Europea (UE) ―que es una alianza más económica que política― que, para el nuevo imperialista alfamacho ruso es inaceptable, olvidando que Ucrania es un país democrático y soberano, no una colonia rusa. Las principales potencias europeas de la OTAN, como Alemania, importa gas ruso que cubre hasta el 40% de su capacidad energética. El gas ruso hacia Europa ―que ahora tiembla si el invasor decide cerrar la llave― continúa pasando por debajo del territorio ucranio mientras su superficie es invadida. La Europa democrática se equivocó con los objetivos putianos: los tratados comerciales que se implementaron en estos 32 años de posguerra fría que ahora con la invasión llega a su fin, no ayudaron a que Rusia se democratizara, sino que fue sin duda solo una parte de la estrategia expansionista rusa: sin su gas, se apaga parte importante de Europa. La única consecuencia de la invasión del supermacho Putin, es que hizo resucitar a la OTAN que padecía de graves problemas existenciales ya que, con la caída del Muro de Berlín, desapareció el enemigo que toda alianza militar debe tener y que, inclusive, se discutió el ingreso de Rusia. Si Putin pensó que con la invasión unilateral y sin amenaza alguna, iba a dividir a la OTAN e impedir el ingreso de nuevos países, no lo ha conseguido, muy por el contrario: la OTAN ha cerrado filas y comienzan a preparar su ingreso países tan neutrales como Suecia y Finlandia y, por supuesto, de los países que pertenecía al bloque soviético. Además, la invasión ha desatado una carrera tan febril como veloz de rearme en defensa de toda Europa con presupuestos público sin precedentes, como es el caso de Alemania, que es el modelo para toda Europa, que pasa del 1,4% al 2% del PIB. El alfa macho Putin le otorgó a la OTAN el enemigo que tanto necesitaba.

La “desnazificación” de Ucrania, según Putin, es sólo parte del relato justificante falso de una invasión asimétrica militarmente de una de las mayores potencias militares globales contra un Estado democrático y soberano con una potencia militar menos que media, ha violado flagrantemente todos los tratados de Derecho Internacional y ha hecho saltar por los aires el orden geopolítico mundial posguerra fría, iniciando la reconstrucción de  “la mayor catástrofe política del siglo XX”, como ha declarado el agresor:  Putin tiene como meta militar y geopolítica final resucitar un cadáver, la URSS, pero ahora de capitalismo salvaje dictatorial iliberal.

Putin y el poder
Putin ha exhibido, ya inmerso en el horror de la invasión a Ucrania y con una verbalizada amenaza atómica, lo que pareciera haber sido siempre: el ex espía en Alemania comunista de la KGB, la agencia de inteligencia de la policía secreta de la Unión Soviética, coordinada con la STASI, la policía secreta alemana,  En declaraciones a la TV rusa en el 2017, declaró que siempre se ha sentido orgulloso de su trabajo como espía de la KGB, los cuales eran personas con «cualidades especiales, convicciones especiales y un carácter especial». Ahora el mundo tiembla frente a un ex espía de la URSS que ya es para muchos incontrolable y que está inmerso en la locura por el poder total, no sólo de su país, que ya lo tiene administrando una dictadura en toda regla, sino de un escenario apocalíptico para Europa y el mundo. Lo inquietante es que, en plena Guerra Fría, la dictadura comunista soviética jamás, como ahora, amenazó con usar su poderío atómico.

La administración “putiana”, que cumple 22 años ininterrumpidos y que ha sido un despliegue de ambición tan exorbitante como delirante por el poder, devino, gradualmente, en una dictadura que asesina, envenena y encarcela a los opositores, penalizándolos como “terroristas al servicio de Occidente”; cierra todos las organismos de Derechos Humanos y la poca y debilitada prensa crítica con su régimen, acusándolos de ser “espías de Occidente”; que prohíbe después de la invasión ―con cárcel de 15 años lo mismo que cualquier tipo de manifestación pública― las palabras “invasión” y “guerra” obligando a catalogarla como una “misión por la paz”. Los rusos reciben una desinformación sistemática desde ya hace años de una maquinaria institucional de construcción de la mentira metodológica que es parte de la estrategia global del régimen autoritario de Putin, con un staff especializado en desinformación dentro de su aparato secreto de inteligencia como un arma principal en su guerra informática contra la democracia liberal occidental, que inunda la Red global atizando la polarización en los países democráticos para desestabilizarlos ―con su mayor éxito en EEUU con la ayuda en la instalación del ex presidente, el ultraderechista, Donald Trump―, acompañada de ciberataques a infraestructuras estratégicas occidentales.

La guerra androcéntrica de Putin, es apoyado por una élite de oligarcas ultraneoliberales que poseen el 85% del PIB ruso, auténticos magnates depredadores de capitalismo salvaje que se han enriquecido a la sombra del Kremlin, bajo un acuerdo de “caballeros”, permitiéndoles Putin enriquecerse, pero no meterse en política (encarceló a varios que lo hicieron), y ser dóciles a su poder. El declive vertical a un Estado dictatorial y corrupto dinamitó la esperanza que creció después del colapso, por sí misma, de la Unión Soviética: convertirse en un país democrático liberal integrado a los países occidentales. La Rusia imperial y expansionista de este alfamacho experimenta una regresión en toda regla a los orígenes de la tradición cultural y política zarista y comunista: una dictadura interna y la agresión violenta y feroz imperialista como política exterior.

La Rusia autoritaria de Putin es, además, ultrahomofóbica (en rigor, ha prohibido la diversidad sexual con leyes tan rocambolescas como represivas) y ultramisógina (en la cúpula del poder casi no hay mujeres, y sus programas estatales las enseñan cómo deben “atender” a sus maridos). Esta Rusia androcéntrica y dictatorial lleva apoyando a todos los partidos neoultraderechistas y nazifascistas europeos para erosionar la democracia liberal en Occidente que, por cierto, es una política exterior calcada de la estalinista; los dirigentes ultraderechistas hacen filas para ser recibidos por el patriarca Putin con recibimientos, en rigor, solemnes.

La guerra androcéntrica que mata mujeres y niñas/os
Los ejércitos y sus guerras están regulados para que hombres maten a otros hombres. Pero, ya sabemos, que es sólo un ilusión del androcentrismo: las que padecen más son las mujeres, niñas/os y personas de la llamada “tercera edad”. Esta invasión androcéntrica lo está ilustrando dramáticamente de nuevo: la población que no es hombre-militar es la que padece más; las mujeres y niñas/os y muy mayores están sumidos en una guerra que no declararon ni menos organizaron como tampoco participan en ella. Por eso son las víctimas principales y las que más sufren.

Por otra parte, hay que tener muy en cuenta que muy pocas guerras se han dado entre dos países democráticos, la altísima mayoría de las veces es una dictadura contra uno democrático o entre dos dictaduras. Hasta ahora no ha habido en la historia de los últimos siglos, una dictadura dirigida por una mujer que sea la agresora y causante de una guerra (excluyendo las reinas que estaban dentro de un aparato absolutamente androcéntrico). Por otra parte, desgraciadamente, las guerras androcéntricas son muy fáciles de justificar e iniciar, casi en su totalidad con mentiras pero, por la misma dinámica de la guerra, son muy difíciles de terminarlas. Ésta no será la excepción.

La Rusia: país-paria internacional
La Rusia de Putin, desde la invasión, se convierte a una velocidad de vértigo en un paria global apoyada sólo por dictaduras dirigidas por androcéntricos esperpénticos, como se ilustró cabalmente en la Asamblea General de la ONU que condeno muy mayoritariamente la invasión Rusa a Ucrania: de 193 miembros, 141 votaron a favor de la condena. Los únicos países que votaron en contra son 5 dictaduras: Corea del Norte, Siria, Eritrea, Bielorrusia, y la propia Rusia. En Latinoamérica, la “izquierda boba” que se autoproclama la “verdadera izquierda” está entre los 35 países que se abstuvieron: Bolivia, Cuba, Venezuela, Nicaragua, El Salvador, junto a China, India, Irán, Irak, Kazajistán, o Pakistán, entre otros). Además, es apoyado por sus amigos del alma, los ultraderechistas, Jair Bolsonaro, presidente de Brasil y el ex presidente de EEUU (que amenaza regresar en cuatro años), Donald Tramp, que declaró después de la invasión que su amigo Putin era “un estratega genial”.

Consecuencias inmediatas de la dictadura contra la democracia
Lo que se inicia con esta guerra, es un cambio geopolítico mundial con dos modelos de sociedad en pugna: una de capitalismo excluyente ultraneoliberal autoritario imperialista y agresor, con dos cabezas: Rusia y China; y un capitalismo democrático liberal inclusivo conducido especialmente por la Unión Europea y también por EEUU. Es decir, volvemos a los valores y desvalores que produjeron las dos guerras mundiales en el siglo XX: después de haber padecido la lucha entre capitalismo contra comunismo (o viceversa), la guerra ahora vuelve a ser entre capitalismo dictatorial iliberal contra capitalismo democrático liberal.

En consecuencia, esta es la primera guerra nacionalpopulista-capitalista liberal ―de matriz ultraderechista― contra el sistema democrático liberal-capitalista. Un neohitler, gestándose a la vista de medio mundo durante más de 20 años en el poder y que ha engañado a la democrática liberal y naíf Europa y EEUU, ha nacido el día 24 de febrero de 2022 a las 04:00 GMT, anunciando la invasión a Ucrania. Pero ahora el nuevo ultraandrocéntrico Hitler tiene bomba atómica.

Más que nunca se necesitan más lideresas.

Jaime Vieyra-Poseck

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Un comentario

¿Capitalismo democrático liberal? ¡Por favor! que denominación más placenteras para los sancionadores de aquellos otros países que no sigan sus exigencias neoliberales y que quieran independizar sus riquezas en favor de sus pueblos y no para el puro usufructo de las potencias imperiales, aquellas que forman parte de la mayor ORGANIZACIÓN CRIMINAL DEL MUNDO, LA OTAN.

Ahí están como mudos testigos los casos de los bombardeos en Belgrado, Libia, Siria, Iraq, entre otros, y a no olvidar, como chileno parece olvidar que fue EEUU el país que complotó desde la misma oficina de Nixon, y más encima financió el golpe de Estado que derrocó al presidente chileno, que obvio está ud., parece olvidar que fue un presidente elegido democráticamente.

Por cierto que no defiendo a Putín ni ninguna invasión ni ninguna guerra. Sin embargo hay que agradecerle a Putín que es el único país que ha puesto en cintura a EEUU y su organización criminal de la OTAN, y eso se aplaude, porque coarta las intenciones de la mafiosa OTAN, por imponer a la fuerza la unilateralidad de la visión del mundo, Claro está, una visión según a ellos más les acomoda para seguir siendo países ricos y poderosos a expensas de las explotaciones que ejercen sobre otros países, incluidos el nuestro.

Me parece muy extraño que un análisis que se pretende ser serio no haya examinado con atención todos los contextos que se juegan en el tablero de la geopolítica, sino que a tenido ojos sólo para defender a los países que nos explotan, ahora en forma de una nueva neo colonización económica, cultural y sancionadora para aquellos que los incomodan con sus políticas independistas.

Por Hernán Montecinos el día 22/04/2022 a las 23:09. Responder #

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