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La Nueva Escuela Mexicana y porqué este modelo educativo debe priorizar a las investigaciones y datos cualitativos sobre los cuantitativos

por Luis Ángel Araujo
Artículo publicado el 05/08/2025

“Las palabras son inciertas y dicen cosas inciertas
Pero digan esto o aquello,
nos dicen”
Octavio Paz

 

Resumen: El siguiente trabajo es una reflexión sobre cómo modelos educativos alineados a la visión eurocéntrica, neoliberal o del Big Data, según la época, históricamente se han puesto a la cabeza del conocimiento generalmente aceptado por las esferas hegemónicas que concentran el poder alrededor del mundo. Sin embargo recientemente, en el caso de México, con el último modelo educativo implementado desde 2019, la Nueva Escuela Mexicana, ofrece en teoría la posibilidad de educar de una manera distinta a como se viene haciendo en varios países, la NEM se presenta como la posibilidad de poder educar con una visión integral, que restituya a las Ciencias Sociales, a las Humanidades, a los saberes comunitarios y en general, a toda una amplia gama de información y conocimientos configurados en modo cualitativo, para que coincidan y se equilibren con los conocimientos cuantitativos, los cuales se expresan, regularmente, en las Ciencias Exactas y Naturales y en la Tecnología.

Introducción:
A través de los años, «las periferias»[1] han padecido un constante estado de desplazamiento, de descalificaciones y de trabas en la búsqueda de su reconocimiento y legitimidad por parte del autodenominado “primer mundo”. Tales descalificaciones se manifiestan en casi todos los rubros en los cuales cada sociedad alrededor del mundo se manifiesta; entre estas categorías se pueden enlistar lo económico, lo político, lo moral, lo ético y para efectos de introducir el tema principal de este artículo: desde lo epistemológico y gnoseológico.

“La incorporación de tan diversas y heterogéneas historias culturales a un único mundo dominado por Europa, significó para ese mundo una configuración cultural e intelectual, en suma, intersubjetiva, equivalente a la articulación de todas las formas de control del trabajo en torno del capital, para establecer el capitalismo mundial. En efecto, todas las experiencias, historias, recursos y productos culturales, terminaron también articulados en un sólo orden cultural global en torno de la hegemonía europea u occidental. En otros términos, como parte del nuevo patrón de poder mundial, Europa también concentró bajo su hegemonía el control de todas las formas de control de la subjetividad, de la cultura, y en especial del conocimiento, de la producción del conocimiento”. (Quijano, 2000: 787)

A saber que, hay que partir de un panorama en donde todo conocimiento, las impresiones del mundo, los datos y la información que provienen fuera de las esferas hegemónicas y tradicionales del autonombrado primer mundo han padecido del sobajamiento y la desconfianza sistemática por parte de las mismas figuras de autoridad del primer mundo; académicamente, estas figuras de autoridad son las escuelas, los círculos de estudio, las corrientes filosóficas y demás sitios en donde en ellos radique la virtud de ser los únicos legítimos para enseñar, resguardar y validar el conocimiento para cualquier persona en búsqueda de su educación.

Desarrollo:
Desde la llegada de los europeos al continente americano, se instauró una relación de poder que no solo fue territorial, sino también epistemológica. El descubrimiento del Nuevo Mundo implicó la supresión sistemática de las cosmovisiones originarias, reemplazadas por una visión eurocéntrica del conocimiento. Inclusive, la denominación misma de «América» refleja un marco interpretativo impuesto desde Europa, que marginó los nombres, saberes y estructuras culturales preexistentes.

“América se constituyó como el primer espacio/ tiempo de un nuevo patrón de poder de vocación mundial y, de ese modo y por eso, como la primera identidad de la modernidad […]. Sobre esa base, en consecuencia, fue clasificada la población de América, y del mundo después, en dicho nuevo patrón de poder. De otra parte, la articulación de todas las formas históricas de control del trabajo, de sus recursos y de sus productos, en torno del capital y del mercado mundial”. (Quijano, 2000: 778)

En el caso de México, esta hegemonía comenzó durante el periodo virreinal. Las órdenes religiosas, como los franciscanos y dominicos, fueron actores centrales en la imposición del sistema educativo colonial, cuya finalidad era la evangelización y la aculturación. No obstante, aunque algunos frailes como Bernardino de Sahagún mostraron interés por registrar los saberes indígenas, estos siempre fueron interpretados como curiosidades o errores a corregir mediante la doctrina europea, bajo un modelo pedagógico paternalista.

Tiempo después, durante el siglo XVIII, la Compañía de Jesús desplazó en buena medida a otras órdenes religiosas por su capacidad para interactuar con comunidades remotas y por su dinamismo institucional. Los jesuitas promovieron una mayor valoración del conocimiento local, aunque siempre dentro del marco doctrinario occidental. No obstante, su expulsión a finales del siglo XVIII reflejó las tensiones que hubo entre el dinamismo y amplio compromiso social que manifestaba esa orden, especialmente con las clases sociales que eran relegadas y demeritadas, lo cual, les conllevo a recibir un amplio apoyo e identidad por parte de estas, una situación que no le resultaba cómoda ni beneficiosa a los intereses de la corona.

Durante la etapa de las independencias de las colonias americanas, la élite de la casta de los criollos adoptó las ideas de la Ilustración y la Revolución Francesa, las cuales se convirtieron en referentes ideológicos del nuevo Estado. Sin embargo, su aplicación fue superficial y elitista. La participación de los sectores populares en los movimientos insurgentes fue instrumental, sin un acceso real a los fundamentos ideológicos del proceso. La educación siguió siendo privilegio de una minoría, y el pensamiento originario continuó excluido.

Posteriormente, a mediados del siglo XIX, con la llegada del Positivismo importando de Francia, fue adoptado como la ideología oficial con la cual se trazarían la mayoría de las políticas para reconstruir a la Republica, después de las Guerras de Reforma y el Segundo Imperio Mexicano. Esta corriente de pensamiento profundizó la visión eurocéntrica del conocimiento, al promover un modelo de progreso basado en la razón científica y en la productividad económica. Las poblaciones indígenas fueron vistas como un obstáculo a superar, y en algunos casos, se implementaron políticas de exterminio o de explotación laboral extrema. En aquella época, la educación se orientó hacia la formación de sujetos útiles a la idea de orden y progreso, negando categóricamente validez a las personas y saberes originarios.

Más adelante, en el siglo XX, el sistema educativo mexicano osciló entre la imposición de modelos modernizadores, como el lancasteriano, y esfuerzos más inclusivos como el nacionalismo cultural impulsado por José Vasconcelos. Sin embargo, este nacionalismo, aunque promovía el mestizaje, reproducía una visión hispanista que relegaba nuevamente las voces originarias. En contraparte la aparición de un breve paréntesis con un modelo de educación socialista durante el cardenismo, durante la década de los años 30 representó una excepción significativa incluso a nivel continental, este modelo de educación fue de los primeros que otorgó un reconocimiento al colectivo del campesinado, a la unión de trabajadores y su libre asociación en sindicatos o en cooperativas y aunque, su impacto fue breve y posteriormente desmantelado, después de que Cárdenas terminó su sexenio y lo sucedió Ávila Camacho.

Algunos años más tarde, en el contexto de la Guerra Fría, a finales de los años 60 y en década de los 70, el Estado mexicano reprimió con brutalidad diversas expresiones sociales de protesta pacífica y simbólica, especialmente las que eran provenientes de sectores estudiantiles, obreros y campesinos. En la década de los 80, con la adopción del modelo neoliberal, se profundizó la mercantilización de los servicios públicos, incluyendo la educación. Bajo este esquema, la educación tanto pública como privada, como en ninguna otra ocasión, se subordinó a las exigencias del mercado global, provocando que, de forma gradual, la educación fuese perdiendo sus rasgos de ser crítica, humanista e incluyente, en lugar de eso, la educación alineada a esta etapa del neoliberalismo se desvirtuó hacía visión acrítica, utilitarista, tecnocrática y excluyente.

Durante esta etapa neoliberal, el modelo escolar en México, concretamente, fue profundamente transformado para funcionar como un ente similar a una empresa, ya que la mayoría de los centros educativos, sin importar su nivel u orden, comenzaron a estructurarse en torno a criterios de efectividad, calidad, rendimiento y excelencia. Valores que a su vez son los que enmarcan a todo emprendimiento provechoso, útil y exitoso para la dinámica del mercado global.

Por otra parte, gradualmente, el conocimiento que no significara un valor directo a las directrices de este modelo socioeconómico fue marginado o reconfigurado para responder sí o sí a las exigencias neoliberales. Tal fue el caso de las Ciencias Sociales, las Humanidades y el Arte, las cuales, en estos últimos tiempos, han padecido de un menosprecio general hacia quienes optan por estudiarlas y dedicarse a ellas, aparte de que, siguiendo esta idea del desdén, que también viene por parte del Estado es claro el escaso apoyo e interés que demuestran, traducidos en las nulas políticas de apoyo y fomentación hacía estas áreas del conocimiento.

Sin embargo, quienes han padecido en mayor medida los efectos del neoliberalismo han sido los conocimientos, saberes, visiones y creencias de los pueblos originarios, los cuales todavía en la actualidad, por una buena parte de la sociedad, son vistos como una subalternidad de la cual uno no se puede sentir tan cómodo, inclusive hay para amplios sectores de la población, que de ellos se sienten con el derecho de sobajarles y que, haciendo uso de diversos discursos de poder, se llegó incluso hasta a normalizar las prácticas de estigmatizar y burlarse de las periferias.

“Sólo cuando se niega el mito civilizatorio y de la inocencia de la violencia concomitante, se reconoce la injusticia de la praxis sacrificial fuera de Europa (y aún en Europa misma), entonces se puede igualmente superar la limitación esencial de la “razón emancipadora”. Se supera la razón emancipadora como «razón liberadora» cuando se descubre el «eurocentrismo» de la razón ilustrada, cuando se define la «falacia desarrollista» del proceso de modernización hegemónico. Esto es posible, aún para la razón de la Ilustración (más allá de una razón comunicativa todavía eurocéntrica y desarrollista, y por supuesto de una razón estratégica o instrumental), cuando éticamente se descubre la dignidad del Otro (de la otra cultura, del otro sexo y género, etcétera); cuando se declara inocentes a las víctimas desde la afirmación de su Alteridad como Identidad en la Exterioridad como personas que han sido negadas, como su propia contradicción, por la Modernidad”. (Dussel, 1994: 177)

Una vez que se ha terminado de desarrollar de manera breve el panorama de desigualdad que por mucho tiempo ha habido entre los conocimientos originarios y el conocimiento proveniente del Viejo Mundo; se procederá ahora a introducir el tema del Internet y su compleja relación que tiene con la educación y con el almacenamiento, la compartición y la generación de información.

Esta herramienta, desde sus inicios, cuando solo unos pocos tenían acceso, hasta nuestros días, en donde la mayoría de la población dispone de conexión y dispositivos para navegar por el Internet, la misma sociedad ha sido testigo de cómo en poco tiempo se ha originado un vasto ecosistema de páginas, sitios, motores de búsqueda que han engrosado de manera descomunal al Internet, aparte de que, no tiene tanto tiempo que se vive el pleno fenómeno social que conlleva la aparición y la adopción tan arraigada entre nosotros de las redes sociales; ya que a través de estas recientemente, se han configurado nuevas conductas y formas de interacción que se manifiestan en un considerable número de aspectos, comportamientos y lazos interactivos de nuestras sociedades actuales.

Y aunque son diversas las condiciones que permitirían indagar y estudiar la sorpresiva y tan presta evolución que ha tenido el Internet, una realidad que ha originado también la aparición de nuevas ciencias, estudios, técnicas y habilidades orientadas a que la red funcione y se mantenga de forma constante y global. Como hipótesis central de este trabajo, se plantea lo siguiente:

La clave del desarrollo tan presto, constante y colosal del Internet radica en un ambicioso proyecto global que consiste en codificar, mediante datos y metodologías cuantitativas a toda la información disponible en el mundo para tenerlas y preservarlas en un orden digital, que sea posible de cuantificar y proyectar mediante el uso de la ciencia de los algoritmos, en lo que respecta a la Programación. En general toda esta información que se alm,almacena en las bases de datos que conforman al Internet mismo es conocida como Big Data. “Big Data son activos de información de gran volumen, alta velocidad y/o gran variedad que exigen formas rentables e innovadoras de procesamiento de la información para mejorar el conocimiento y la toma de decisiones”. (Laney, 2001)

Esta información global que tiene que ser recabada, no importa que originalmente haya venido de enfoques metodológicos cuantitativos o bien, que hubieran provenido de alguna metodología cualitativa, las cuales, cuando son sometidas a los procesos de codificación, los cuales se basan en la estricta metodología del análisis de datos, invariablemente del tipo de información contenida a modo cualitativo, cuando esta pasa por el proceso del análisis de datos, significa que atravesará por una serie de enormes modificaciones que distorsionan la forma original de la información o en los casos más radicales, si se considera que la información que no es posible someter a la digitalización de su proceso, ergo puede ser desestimada y no almacenada.

“La fiabilidad y precisión de los datos son cruciales, ya que las decisiones basadas en datos inexactos o incompletos pueden tener consecuencias negativas. La veracidad se refiere a la fiabilidad de los datos, abarcando la calidad de estos, el ruido y la detección de anomalías. Las técnicas y herramientas de limpieza, validación y verificación de datos son fundamentales para garantizar la integridad del Big data, lo que permite a las organizaciones tomar mejores decisiones basadas en información fiable”. (Mucci; Stryker, 2024)

Finalmente, este proyecto global de la era digital busca el asegurarse que la información futura continúe presentándose exclusivamente en formato cuantitativo. Ya que estos datos alimentan y sostienen cientos de miles de bases de datos, las cuales, a su vez, constituyen los servidores que integran la red global de Internet.

“En 2024, se crearon, capturaron, copiaron o consumieron 402,89 millones de terabytes de datos a diario. Esto suma 147 zettabytes de datos al año. Se proyecta que esta cifra aumente a 181 zettabytes para 2025. Durante la última década, la cantidad de datos a nivel mundial se ha disparado, pasando de 2 zettabytes en 2010 a aproximadamente 147 zettabytes en 2024. Esto equivale a la creación de 402,89 millones de terabytes al día. El mayor incremento anual se produjo en 2011, con un aumento del 150% en el volumen de datos, pasando de 2 zettabytes a 5 zettabytes”. (Soax, 2024)

Estas bases de datos no solo sirven como depósitos de información, sino que también permiten trazar estrategias y tomar decisiones que van desde aspectos triviales, tales como el marketing o el entretenimiento, hasta asuntos sensibles como la seguridad, la salud y la economía, aspectos claves para mantener el bienestar dentro de las sociedades contemporáneas.

Paralelamente al auge de esta era del Big Data, era de esperarse que la educación siguiese acompañando de cerca al proyecto de la generación y preservación de datos y metadatos digitales, por lo que como una transición casi imperceptible, del neoliberalismo de los años 80, 90 y la primera mitad de los 2000, se prepararon todas las condiciones para que, en la actualidad, los perfiles y políticas educativas promuevan el aleccionamiento y capacitación de estas generaciones para que se alineen sin mayor problema a los requerimientos del proyecto global de digitalización de la información.

Para llevar a cabo este proceso, no únicamente se requirió de la imposición de planes de estudio globalizados, con corte mercantilista o centrados principalmente en la capacitación de temas de hardware y software, sino que también hubo que implementar un nuevo orden social que garantizara que en todo momento los sujetos, de manera directa e indirecta, estén recolectando, almacenando y compartiendo información del orden cuantitativo, para seguir en todo momento, las directrices de este megaproyecto.

Los datos son omnipresentes debido a la recolección de datos (Ayankoya; et al. 2014) y la cuantificación de datos son omnipresentes. Además de las transacciones de datos comúnmente obtenidos de los sistemas de información empresarial y operativa, los sistemas y servicios de recolección y cuantificación de datos, cada vez más populares y generalizados, están fortaleciendo significativamente el diluvio de datos y el ámbito del Big data. Dichos sistemas y servicios incluyen, entre otros, wearables, el Internet de las cosas, apps y redes sociales.

Como hemos visto y podemos predecir, la recolección y la cuantificación de datos se producen en cualquier momento y lugar, por cualquier persona, en cualquier forma, de forma no tradicional, con alcance, profundidad, variedad y velocidad.

—Tiempo de cuantificación: cuantificación en cualquier momento, desde el trabajo hasta el estudio, la vida cotidiana, el descanso, el entretenimiento y la socialización. —Lugares de cuantificación: cuantificación en cualquier lugar, desde sistemas biológicos hasta sistemas y entornos físicos, conductuales, emocionales, cognitivos, cibernéticos, ambientales, culturales, económicos, sociológicos y políticos;

—Cuerpos de cuantificación: cuantificación de cualquier persona, desde el uno mismo hasta los demás, el yo conectado, el exo-yo (Kelly 2012) y el mundo, y desde los individuos hasta los grupos, organizaciones y sociedades;

—Formas de cuantificación: cuantificación en cualquier forma, desde la observación hasta la conducción, desde lo objetivo hasta lo subjetivo, desde lo físico hasta lo filosófico, desde lo explícito hasta lo implícito, y desde formas y aspectos cualitativos hasta cuantitativos;

—Vías de cuantificación: cuantificación desde cualquier fuente, como fuentes y herramientas que incluyen sistemas de información, digitalización, sensores, sistemas de vigilancia y rastreo, el Internet de las Cosas, dispositivos y aplicaciones móviles, servicios sociales y plataformas de Internet, y dispositivos y servicios wearables (Viseu; Suchman, 2010) y del Yo Cuantificado; y

—Velocidad de cuantificación: cuantificación a cualquier velocidad, de lo estático a lo dinámico, de finito a infinito, y de generación incremental a exponencial de objetos, conjuntos, almacenes, lagos y nubes de datos”[2]. (Longbing, 2017, 43:9)

Y si bien, en esta era del Big Data, las personas perciben que gozan de grandes beneficios, que van desde el acceso cada vez más sencillo y ampliado de inmensas cantidades de información de casi todos los temas, un mayor alcance comunicativo, compras en línea, trámites y banca en línea o el acceso y el aprendizaje de herramientas de creación y edición de material digital, los cuales son empleados como nuevas fuentes de empleabilidad u organización de proyectos, para diversos fines.

No obstante, el costo de estos beneficios que brinda la era del Internet y el Big Data han implicado a su vez un alto costo, el cual, para la mayoría de las personas, el impacto de este gravamen pasa desapercibido, debido a que intencionadamente se ha encubierto el hecho de que, en estos tiempos, como en ningún otro momento, existe este deliberado detrimento a las metodologías de la investigación cualitativa, así como también a la información o los saberes configurados de ese modo.

Este presente panorama de descompensación entre el enfoque cuantitativo y el cualitativo, ha generado una serie de problemas sociales presentes en nuestra cotidianidad, sin embargo, cuando los expertos de diversas áreas encargados del estudio del fenómeno social hablan de este periodo y lo describen casi de manera unilateral como una época de crisis, dentro de sus diagnósticos, pocos de estos especialistas plantean la existencia de una conexión general entre todos estos problemas sociales.

Sin embargo, dentro de este trabajo se busca plantear que esta descompensación entre lo cuantitativo vs lo cualitativo es el hecho sui generis de la mayoría de las tribulaciones de las sociedades actuales.

Estas inconsistencias abarcan fenómenos tales como la infodemia, la sociedad del cansancio[3], el deterioro del tejido social, el aumento de conductas agresivas, la cosificación de los cuerpos o la exaltación de valores banales que giran en torno a la autosuperación, el mindfulness o el sharkmind, todas estas problemáticas podrían estar vinculados a este desequilibrio.

Por ejemplo, uno de los factores que propician el estado de la sociedad del cansancio es lo engorroso que es el aparato burocrático, ya que a lo largo de la gran mayoría de las etapas de la vida de una persona promedio, de forma gradual y aprehensiva, este será introducido a tener que gestionar y saber hacer trámites de forma reiterante para poder acceder a cualquier tipo de servicio o necesidad, atendida por las instituciones del Estado y las privadas. Además de que se verá constantemente orillado a realizar múltiples procesos de reportar, calificar y compartir la gran mayoría de la información que pase por sus manos —en el ámbito laboral, social o administrativo— el sujeto promedio de nuestros tiempos ha interiorizado y normalizado de sobremanera a los aparatos de recolección de datos, los cuales van desde los cuestionarios, los formatos, los exámenes, los diagnósticos y demás escalas de calidad que simplifican lo complejo de los caracteres que antes, eran mejor descritos y recabados mediante un enfoque cualitativo, pero ahora, se han tenido que adaptar y reducir a solo valoraciones cuantificables, como lo “excelente” o lo “poco recomendable”.

Pero, las consecuencias más críticas de esta oscilación entre lo cuantitativo y lo cualitativo son aquellas que se hacen presentes en el ámbito educativo. Pues luego de varios años en que la educación fue perfilada únicamente para atender las necesidades de las metodologías y enfoques cuantitativos, se formaron varias generaciones con una formación “descafeinada”: hábiles en lo técnico, funcionales para el mercado, pero carentes de formación en las Humanidades, el arte, el pensamiento crítico, ético, ecológico y decolonial.

Estas generaciones presentan deficiencias notorias en habilidades lectoescritoras, argumentación lógica básica, apreciación artística, así como en su capacidad de formular una visión compleja de la vida. Pues el sentido de la vida de una buena mayoría de aquellas generaciones formadas por la “educación desequilibrada” está solo ligado a indicadores materiales y cuantificables, depreciando en cambio, a aquella persona que toma una postura crítica, de expresividad, creatividad o en lo general, de avocarse al conocimiento, por solo el conocimiento.

“Un estudio reciente de la OCDE, con 120.000 estudiantes de seis países, reveló que una quinta parte de los estudiantes obtuvo el nivel más bajo en pensamiento crítico, y la mitad, los dos niveles más bajos. Un estudio estadounidense indicó que el 45 % de los estudiantes universitarios no mostró avances significativos en pensamiento crítico, razonamiento complejo ni habilidades de escritura a lo largo de sus cuatro años de estudios”. (Davies, 2024)

En términos generales, para quienes fueron formados bajo esta lógica de educación técnica, ésta dejo de ser apreciada como un bien en sí misma, y fue reinterpretada ahora como un medio para buscarse un estilo de vida basado solo en la productividad, el rendimiento y la acumulación de bienes.

Por ello, cuando modelos nuevos de educación, que irrumpen en esta monotonía global – o bien, haciendo uso de un término de Byung-Chul Han, El infierno de lo mismo[4]-, como es el caso del modelo de la Nueva Escuela Mexicana implementado a partir del año 2019, este modelo educativo a grandes rasgos pretende ofrecer una alteridad al modo unilateral con el cual varios países rigen sus políticas educativas; ya que de inicio la Nueva Escuela Mexicana propone una serie de principios en donde se le brinde la apertura a las epistemologías alternas, multidisciplinarias, interdisciplinarias, transdisciplinarias, originarias desde los enfoques situados , a su vez que, la Nueva Escuela Mexicana – referida más adelante solo como NEM -, se presenta con una abierta crítica a las políticas globalizadoras y aboga por volver a brindar una especial atención al estudio de las Ciencias Sociales y las Humanidades, a la ciencia y a la tecnología en pro del bien colectivo, pero también devolverle la atención y la dignidad al estudio del arte y del conocimiento popular y de los pueblos originarios.

“La NEM promueve la formación ciudadana y a través de ella, la responsabilidad que implica el ejercicio de libertades y la adquisición de derechos. Las y los estudiantes desarrollan la conciencia social que les permite actuar con respeto a los derechos humanos, y comprender que su participación es importante y tiene repercusiones en su grupo y comunidad. […] El sentido social de la educación implica una dimensión ética y política de la escuela, en cualquier nivel de formación, lo que representa una apuesta por construir relaciones cercanas, solidarias y fraternas que superen la indiferencia y la apatía para lograr en conjunto la transformación de la sociedad. La formación ciudadana es un camino para la transformación social y depende de educar personas críticas, participativas y activas que procuren procesos de transformación por la vía de la innovación, la creación de iniciativas de producción que mejoren la calidad de vida y el bienestar de todos. Quienes son formados en la Nueva Escuela Mexicana emplean el pensamiento crítico gestado a partir de análisis, reflexión, diálogo, conciencia histórica, humanismo y argumentación fundada para el mejoramiento de los ámbitos social, cultural y político. […] Las y los estudiantes formados en la NEM tienen el conocimiento y las capacidades para promover la transformación de la sociedad y asumen que una nación soberana tiene en el centro al conjunto de su población, en el contexto de la diversidad que la integra como nación y llevan a cabo acciones de transformación: en su organización, en la producción y en sus condiciones de bienestar. Luchan porque la transformación busque el bienestar de todas y todos y que combata la desigualdad en todos los ámbitos en los que les toque intervenir; para ello utilizan con justicia los saberes, habilidades y herramientas que han obtenido en su educación”. (Subsecretaria Educación Media Superior, 2019)

Conclusiones
Desde la aparición de este nuevo modelo educativo, las primeras reacciones que generó fueron de un rechazo generalizado, principalmente por parte de las generaciones alineadas al neoliberalismo, ello debido a las pocas habilidades críticas, – ya antes mencionadas – que tienen de hallar en esta nueva propuesta educativa un sentido o una utilidad que, más bien, se antepone y crítica a los mismos parámetros teleológicos que aquellas generaciones interiorizaron.

Un rasgo más del rechazo a la NEM y todo lo que implique políticas de reconstrucción social integral, ergo paulatinas y escaladas es que estas generaciones alineadas están acostumbradas a la celeridad y a la espectacularidad, por esto, no es de sorprender que una considerable parte de la sociedad de varios países alrededor del mundo clame por la solución de los problemas sociales mediante mecanismos, estrictos, radicales y hasta violentos, pero que se presentan con la promesa de ser prontos y expeditos dentro de la sociedad aquejada por tales males; a pesar de que con estas políticas radicales corran el riesgo la ciudadanía de vulnerar sus propias libertades individuales. Ejemplos actuales hay varios, como el caso del gobierno de Bukele en El Salvador, Milei en Argentina, Trump en los Estados Unidos, Meloni en Italia y en algunos países como Polonia, Hungría, Lituania, Letonia y República Checa, quienes en este año (2025), han aprobado leyes para prohibir y sancionar con prisión a quienes demuestren públicamente su simpatía por el Comunismo y otras corrientes políticas de izquierda.

“Los hallazgos pueden resumirse en dos afirmaciones generales. Primero, la protesta no es «anti ideológica», sino que está claramente dirigida contra políticas relacionadas con la inmigración, la integración y la ley y el orden. […] Votar por partidos PRR parece estar motivado en gran medida por consideraciones ideológicas y pragmáticas, al igual que votar por otros partidos. […] Estas motivaciones provienen de la percepción de pérdida de cultura y privación económica, aunque los ciudadanos quizás no distingan claramente entre agravios culturales y económicos. […] Además, las características de los seguidores pueden variar según el contexto. Por ejemplo, las personas con menor nivel educativo suelen ser los «sospechosos habituales», pero el electorado de Jobbik ciertamente no está compuesto por los «perdedores» de la transición: los jóvenes y con mayor nivel educativo tienen mayor probabilidad de apoyar a este partido. […]

Por otro lado, los votantes de los partidos PRR a veces se caracterizan como irracionales y alienados, aparentemente desconectados de cualquier valor o preferencia política particular. Sin embargo, el aislamiento social no está relacionado con el voto PRR, ni en Europa Occidental ni en Europa Oriental. […] En una línea similar, Klandermans y Mayer […] concluyen que los activistas de la derecha radical están socialmente integrados y parecen «personas perfectamente normales». (Muis, J.; Immerzeel, T, 2017)

En el caso de México, quien, desde la anterior presidencia, con un gobierno identificado con la izquierda ha apostado, no solo por la implementación de políticas frontales para atender los graves problemas que aquejan a nuestra sociedad mexicana, como lo son el crimen organizado, la violencia de género, el desempleo, precariedad salarial, la sobre especulación de bienes y productos, la mala alimentación y sus consecuencias en la salud pública general, etc.

Sino también, las recientes políticas del gobierno mexicano tienen la esperanza de que a través de la educación se pueda generar una reconstrucción mejor y más integral del tejido social y con ello subsanar tales tribulaciones, principalmente pensando en la cultura de la paz, en la adquisición de una conciencia crítica de género, de clase y el asumir una mayor responsabilidad en el cuidado de uno mismo – en términos de salud, pero también, en un sentido ético –.

Para ello, esta esperanza en el modelo de la NEM, el cual es también el primer modelo educativo creado en México, por y para docentes mexicanos, desde el comienzo ha asumido un reto inhóspito, pues el que este sea el primer modelo educativo original, implica a su vez a que este tenga en sí mismo errores que haya que aprender a la postre a detectar y tratar de corregir.

Por otra parte, se tiene que poner manos a la obra en materia de formación continua que permita, no solo a los nuevos estudiantes de educación, pedagogía o afines, sino también a los maestros ya egresados y con varios años de experiencia para que todos por igual puedan tener cursos y actualizaciones para poder conocer y aplicar de forma correcta en las aulas este nuevo modelo educativo, que, hay que insistir, es y será perfectible, pero que se recibe como una bocanada fresca de aire al presentarse como una necesaria crítica a la hegemonía digital impuesta casi sin resistencia durante años, por parte de las grandes empresas del Internet y algunos gobiernos que las respaldan e inclusive en conjunto funcionan como una especie de simbionte.

Finalmente, el reto más importante que atraviesa y atravesará con la venía y la paciencia de la sociedad, es el que esta misma paulatinamente encuentre el alto valor que tiene este modelo educativo y para ello, pues incluso habría que trabajar en una profunda redefinición axiológica de lo que una buena parte de la misma sociedad entiende el que algo sea considerado como «valioso» y con ello, se entenderá de mejor manera que se está probablemente en una de las últimas oportunidades que tiene el rumbo general de la sociedad, para dar un giro radical y poder redirigirse hacia un destino que no implique la visión del Infierno de lo mismo.

Poner el dedo en el grave problema que implica esta parte del proceso del análisis de los datos, antes mencionado, donde los datos que se consideren poco útiles o inviables de digitalizar hay que desecharles, aunque, para estas ciencias no hay un mayor conflicto en este accionar; esta reflexión apela a lo contrario, sí que hay un grave problema en dejar de lado, aquello que se está dejando de lado, pues estos otros datos, estos otros códigos, lenguajes, información que no se ajusta a la exactitud y pulcritud que quisiesen solo preservar las visiones operarias, han hecho que esta sociedad en su perfil general se miren más traslucidas, más reducidas, más prestas a la acción sin reflexión crítica, ética, ni una visión profunda del sentido humano, o lo que alguna vez fueron las corrientes del pensamiento conocidas como Humanismo.

“Es el pensamiento renacentista el que, tras el teocentrismo medieval, erige un antropocentrismo que da origen a la modernidad. Es la idea de pensadores como Gianozzo Manetti, Juan Pico de la Mirándola y Fernán Pérez de Oliva, pero también de muchos otros, que realzan la dignidad del hombre y lo ponen como una especie de dios en pequeño. No en balde resurge el símbolo del hombre como microcosmos, amo y señor del macrocosmos, por la ciencia que surgía y por los descubrimientos de nuevas tierras que se hacían. Es la autonomía del hombre respecto de Dios, de la ciencia respecto de la fe, de la filosofía respecto de la teología. Es un pensamiento de dominio del mundo, por la ciencia y la técnica, pero también de disfrute del mismo, ya no de fuga de él; se lo disfrutaba por el arte y la conquista del mundo. Surgía una cultura cada vez más mundana y laica, ya no supeditada a la iglesia. Con todo, no puede decirse que ese humanismo se opusiera a la fe, no era contrario a la religión cristiana, sino que trataba de compaginar el cristianismo con esa nueva situación. En definitiva, se trata de resaltar al “hombre natural”, opacado por el “hombre espiritual” del medievo”. (Beuchot, 2009: p.78)

Precisamente, es destacable que la refutación de fondo que presenta la NEM, es abogar por volver a rescatar una noción de Humanismo, criticable puede ser, al querer expresarle como un tipo de Humanismo que se puede segmentar de acuerdo a su región, pues en este caso la NEM se fundamenta en la idea de algo llamado «el Humanismo mexicano», si bien, filosóficamente abre un profundo debate el que se pueda hablar de estos dos términos, «lo mexicano» y «el Humanismo» como un término compuesto, gnoseológicamente se entreve que el sentido de este término compuesto, se aboga más bien, por una restitución de las metodologías y a la información cualitativa, sea esta de varios orígenes, pensada en otras latitudes y no solo en el contexto o de la mano de autores mexicanos. Ejemplo de ello, las filosofías de la liberación o la decolonialiad son algo que tiene su origen en Sudamérica y no obstante, se encuentran dentro de lo que se aboga por el Humanismo mexicano y la NEM, y de nuevo, aunque filosóficamente este término combinado parece ser una malinterpretación de lo que era el Humanismo en el Renacimiento, el cual, apareció como una exaltación al espíritu y la genialidad del hombre para sobreponerse al periodo de crisis del bajo medievo, ciertamente el que se hable desde México nuevamente de este término complejo, el cual, así como ocurrió en el bajo medievo, la nación mexicana pasa también por una crisis y ante ello, se busque retomar al Humanismo como el medio principal para poder transcender de esta crisis a una etapa de restauración, este acto de reinterpretar al Humanismo, ahora como «Humanismo Mexicano», quizás sí puede y está en el camino de permitirse algunas adecuaciones particulares, empezando por la región, el tiempo y el perfil de la sociedad en el que se está revisitando.

“La educación vista desde un paradigma de nuevo humanismo, postula a la persona como el eje central del modelo educativo. Dentro de esta perspectiva las y los estudiantes son vistos de manera integral, como una totalidad, con una personalidad en permanente cambio y constante desarrollo e imbuidos en un contexto interpersonal. […] La importancia de la orientación humanista en el Sistema Educativo Nacional, radica en hacer hincapié en la ineludible dimensión colectiva de toda vida humana, es decir todas y todos formamos una comunidad de seres humanos que se vinculan entre sí; mediante el reconocimiento de su existencia, de su coexistencia y la igualdad con todos los demás.

La NEM no considera al estudiante como un sujeto aislado, sino como un sujeto moral autónomo, político, social, económico, con personalidad, dignidad y derechos. Prevalecerán en su formación los valores basados en la integridad de las personas, la honestidad, el respeto a los individuos, la no violencia y la procuración del bien común”. (Subsecretaria Educación Media Superior, 2019)

A diferencia del bajo medievo, donde eran la ignorancia y el oscurantismo los dos principales síntomas que hubo que combatir en aquel tiempo; el problema principal, en la actualidad, no es la ausencia de información, ni una ignorancia total, sino más bien el desequilibrio entre la información cuantitativa y cualitativa, – como se ha desarrollado a lo largo de esta disertación – es por ello que este Humanismo mexicano, al hacer una clara apología y rescate más enfocado a la información y a las metodologías cualitativas, para buscar una restauración del equilibrio que debe de existir entre estas dos metodologías de la información. Lo cualitativo que se vuelve a poner en el centro de estudio y atención por parte de la NEM, coincide también en temáticas tales como la conciencia de clase, de género o ecológica.

Nuevamente con el estudio de las alteridades de saberes y conocimientos y en general por abogar hacía una reconstrucción de una memoria histórica que brinde un reconocimiento expedito a las víctimas de este desequilibrio, a la gente de las periferias, como se mencionó al inicio de este trabajo, probablemente no es tan desatinada aquella frase con la cual el Humanismo Mexicano se ha presentado a lo largo de numerosos discursos dirigidos por el expresidente López Obrador: “Por el bien de todos, primero los pobres”.

Luis Ángel Araujo
Artículo publicado el 05/08/2025

Bibliografía:
  • Beuchot, Mauricio (2009). El humanismo mexicano como humanismo analógico. Theoría. Revista Del Colegio De Filosofía, (19), 79–88.
  • Byung-Chul Han (2010). La sociedad del cansancio. Editorial Herder.
  • _____________ (2017). La expulsión de lo distinto.
  • Davies, Martín (2024). Our kids are missing out on critical thinking. Pursuit. The Melbourne University.
  • Dussel, Enrique (1994). 1492: El encubrimiento del Otro. Editorial Nueva Utopía.
  • Geuens, Robin (2024). How much data is generated every day?com
  • Laney, D. (2001). 3D Data Management: Controlling Data Volume, Velocity and Variety. META Group Research Note.
  • Longbing, Cao (2017). Data science: A comprehensive overview. ACM Comput. Surv. 50, 3, Article 43 (June2017).
  • Mignolo, Walter D. (2015). Habitar la frontera, sentir y pensar la descolonialidad (antología 1999-2014). Barcelona: CIDOB y UACI.
  • Mucci, Tim; Stryker, Cole (2024). What is big data analytics?
  • Muis, J.; Immerzeel, T. (2017). Causes and consequences of the rise of populist radical right parties and movements in Europe. Current Sociology. 65(6), 909-930.
  • Quijano, Aníbal (2000). “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”. Revista Internacional de Ciencias Sociales, UNESCO.
  • Subsecretaria Educación Media Superior (2019). La Nueva Escuela Mexicana: principios y orientaciones pedagógicas. Secretaria de Educación Pública.
Notas
[1] En el contexto del pensamiento decolonial, las periferias se refieren a las regiones geográficas y culturales que han sido históricamente sometidas a la colonialidad por parte de los centros de poder europeos, y que a menudo se asocian con la modernidad eurocéntrica. Este término se desarrolla ampliamente en varios ensayos reunidos en una antología. Mignolo, Walter D. (2015). Habitar la frontera, sentir y pensar la descolonialidad (antología 1999-2014). CIDOB y UACI.
[2] Traducción personal, debido a que el artículo solo se encuentra disponible en su fuente original, en idioma inglés.
[3] A propósito de este término se hace referencia al amplio diagnóstico de la sociedad actual, de acuerdo con el ensayo homónimo del filósofo surcoreano, La sociedad del cansancio (2010), Editorial Herder.
[4] El «infierno de lo mismo» se refiere a una condición en la que todo se parece demasiado, en la que se ha expulsado lo diferente, lo extraño, lo otro. Es una sociedad donde la diversidad real es sustituida por una repetición vacía de lo igual, en apariencia diversa pero profundamente uniforme. Byung-Chul Han (2017). La expulsión de lo distinto. Editorial Herder.

 

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