EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVIII
PORTADA | PUBLICAR EN ESTE SITIO | AUTOR@S | ARCHIVO GENERAL | CONTACTO | ACERCA DE | ESTADISTICAS | HACER UN APORTE

— VER EXTRACTOS DE TODOS LOS ARTICULOS PUBLICADOS A LA FECHA —Artículo destacado


Crítica a Banal, o en qué pensabas mientras te demolían.

por Jessenia Chamorro Salas
Artículo publicado el 07/12/2015

«Todo el teatro es político, incluso el más banal”
(Jordi Casanova)

 

Banal, según la RAE este adjetivo significa “Trivial, común, insustancial”, sin embargo, resulta una ironía que una obra con las características que posee Banal lleve por título tal nombre, ironía intencionada, ya que tras un sinnúmero de nimiedades que se hablan en escena existe un profundo sentido crítico y reflexivo que va más allá de la mera trivialidad o “banalidad”.

¿En qué pensabas cuando te demolían? Este subtítulo nos lleva a la profundidad que subyace a la aparente banalidad que se presenta, nos lleva a relacionar el relato fragmentario de estas mujeres con la crónica roja, con las noticias y su sensacionalismo, con los matinales y su populismo, esta pregunta rememora preguntas célebres como aquella “¿Y qué se siente?”, dirigida a quien a ha perdido a un ser querido o sus bienes materiales. ¿En qué pensabas (cuando te humillaban, cuando te abandonaban, cuando te violaban, cuando te mataban…) cuando te demolían? Esta sola pregunta nos lleva a cuestionar el rol y la configuración identitaria que poseemos las mujeres en esta sociedad, el imaginario que sobre nosotras se ha construido y en el que, en muchos casos, hemos ayudado a construir. Somos constructos de esta sociedad, de lo que se ha catalogado como “femenino” y nos encasilla, nos clasifica, tal como señala la obra, en ser niña, ser mujer, ser señora, ser señora-de-bien, ser señora-de-gran-ciudad, entre otras múltiples denominaciones, pues, tal como podemos inferir de la obra, parece que ser-mujer implica necesariamente estar construida de una forma determinada, como un edificio, que pasa por inspecciones y controles de calidad que designan si es adecuado o no lo es, y de pronto, este edificio es derrumbado a golpes, y entonces viene la pregunta ¿En qué pensabas mientras te demolían?

Tres mujeres, tres visiones estereotipadas que hablan sobre qué es ser mujer, que clasifican, que se-clasifican, tres prostitutas (también estereotipos) que conversan de las banalidades del mundo y la sociedad, de carteras, del rol que cumplen éstas en la configuración de toda mujer –mejor dicho, de una “señora-de-bien” (porque la cartera hace a la dama y viceversa, dicen los personajes), porque tal como la cartera, las mujeres tienen relevancia por lo que puede ponerse en ellas, según la visión que se critica en la obra, importa en ambos casos de qué están hechas. De los fragmentos hablados en la obra se desprende que Hemos llegado a tal punto de cosificación de la mujer, que puede comparársele con una cartera –o peor aún- que la cartera es la cual le otorga identidad, así como también los zapatos, el perfume, el maquillaje, la ropa, etc., etc., esto me recuerda a la serie televisiva Sex and the city y lo banal que resulta como prototipo degradado de la señora-de-gran-ciudad, y me lleva a preguntarme ¿Son éstos accesorios para la mujer o la mujer es un accesorio en donde éstos se sustentan?.

Las tres prostitutas, animadoras de TV, mujeres que anhelan alcanzar la perfección de sus cuerpos por medios quirúrgicos, son tres identidades diluidas en voces decadentes pero lúcidas que saben bien de qué se trata ser mujer y qué es lo que se requiere para ser una mujer-de-bien. Una prostituta embarazada (realmente embarazada)y una prostituta vieja, le enseñan y aconsejan sobre cómo debe ser una mujer, o mejor dicho una “señora de bien” y qué es lo que la distingue, a una joven prostituta que se parece -según sus compañeras- a Kate Moss (famosos ícono femenino de moda y estilo en los Noventa) y que usa ese bello rostro para captar la atención de sus clientes, pues cuales maniquíes degradados estas mujeres están en venta al mejor postor (como Barbies decadentes), incluso a aquél que pueda demolerlas, haciéndolas pasar del vulgar anonimato de las calles, a la efímera fama que oscila entre matinales y noticieros plagados de femicidios.

Es así como estas tres mujeres, problematizan en sus diálogos yuxtapuestos, fragmentarios y aleatorios la visión que los Mass Media, la publicidad, el capitalismo, y la sociedad falocéntrica han fabricado e impuesto a las mujeres, convirtiéndolas en seres deshumanizados, prototipos de sí mismas, muñecas con accesorios que son, en ocasiones accesorios de otros, tal como dice el refrán popular “detrás de un gran hombre hay una gran mujer”. Una de las mujeres sentencia en escena “(…) Las palabras no sirven cuando no van acompañadas de la tenida y la cartera adecuada (…)”, lo cual deja en evidencia la visión de que las mujeres son valoradas más por su apariencia que por su intelecto y/o espíritu, y te puede llevar más lejos la silicona que un libro, lo cual me lleva a pensar ¿Qué imaginario social y cultural estamos construyendo sobre “lo femenino” y qué consecuencias puede tener esto en las presentes y futuras generaciones de mujeres?

Sin duda, y tal como señala el epígrafe de la presente crítica, todo teatro es político, incluso si es banal, esto se aplica no solo a esta obra por su título, sino que también porque su contenido nos interpela, a hombres y mujeres, acerca de cómo estamos elaborando nuestras identidades y cómo nos dejamos llevar por lo que parece tan banal, pero en realidad no lo es. Teatro político que tal como señala Brecht busca generar una reflexión y postura crítica en el espectador, pero además, esta obra podría ser catalogada como posdramática, debido al uso de material audiovisual (diapositivas con frases y subtítulos), y la incorporación de mujeres que aparecían desde el público para conformar en escena un Coro de mujeres comúnes (gordas, flacas, altas, bajas, jóvenes, viejas, etc.), el cual acompaña con su canto la delirante enumeración de las características físicas (y artimañas) que debe poseer toda mujer para ser “perfecta” desde la punta de los dedos hasta las células –literalmente-. Las mujeres en esta obra son la representación misma de la subalternidad, la cual no se busca reivindicar en un tono feminista, sino que por el contrario, la subalternidad se acepta orgullosa como un continuum infranqueable, y solo queda para estos personajes aceptar su destino, bien vestidas, con cartera y labios rojos, como toda “señora-de-bien”.

Estructuralmente la obra se divide en tres grandes partes, la primera es la escena de las prostitutas, la segunda la de las animadoras decadentes de TV, y la tercera alude al femicidio en la escena en que las mujeres pican cebolla mientras narran cómo un hombre asesinó a la prostituta parecida a Kate Moss, utilizando la cebolla como metáfora de la mujer, que de desviste en mil capas, queda desnuda, destruída, y finalmente, botada y convertida en basura. Cada una de estas partes va acompañada de diapositivas con subtítulos y la actuación sobresaliente de estas tres mujeres que no solo utilizan su cuerpo en la actuación, sino también, y sobre todo, su voz, la cual reivindica el género femenino subrepticiamente en la paródica justificación de sí mismo.

Por último, cabe hacer notar que Banal, o en qué pensabas mientras te demolían es el último trabajo del filósofo, dramaturgo y académico, Mauricio Barría (El ínfimo suspiro, El peso de la pureza) y está dirigida por Heidrun Breier, quien señala al respecto:

Me interesó dirigir esta obra por su forma y su libertad para interpretarla. Es quizás la obra más compleja que me ha tocado dirigir, es un trabajo exigente para una obra diferente. Invita a escuchar, no una historia, si no textos, conceptos, ideas, palabras y a través de eso cada uno podrá hacer su viaje propio.

 

Ficha técnica:
Dramaturgia y producción: Mauricio Barría
Dirección: Heidrun Breier
Elenco: Soledad Henríquez, Ana Laura Racz y Emilia Cadenasso
Diseño Sonoro/música: Pablo Aranda
Diseño de iluminación y escenografía: Andrés Poirot
Diseño de vestuario: Chino González
Gráfica: Eduardo Cerón
Coro: Constanza Guarda, Gabriela Hidalgo, Wendy Sarah Taylor, Cecilia Saavedra, Carola Giesen, Edith Díaz, Patricia Ulloa, María Ignacia Parra, Tamara Zapata, Ángela Ramirez, Luna Jadue, Mariela Lira.

19 Nov. al 6 Dic. 2015
Centro Cultural Gabriela Mistral / GAM
Alameda 227 Santiago – Chile
info@gam.cl

Print Friendly, PDF & Email


Tweet



Comentar

Requerido.

Requerido.




 


Critica.cl / subir ▴