El objetivo de este artículo fue conocer las culturas de los pueblos Kawéshkar, Yámana y Selk-nam. Comprobar hasta qué punto éstas se relacionan con el medio ambiente en que se desarrollaron. Si fueron lo suficientemente eficientes como para proporcionarles una larga existencia. Identificar los motivos por los cuales mermaron numéricamente durante el siglo XX. ¿Fallaron sus culturas o bien se trató de una causa externa?
1. El hábitat que ocupaban Yámanas, Kawéshkar y Selk-nam
El extremo austral del Continente Americano, se divide en dos mundos bien distintos: “al este, el lado Atlántico, las inmensas Pampas de la Patagonia que se prolongan hasta Tierra del Fuego, al oeste, bordeando el Pacífico, las alturas rocosas de los Andes que terminan en el Océano con un fantástico desparramamiento de islas y de islotes montañosos”. (J. Emperaire, p. 24). Los glaciares, conforman unos obstáculos infranqueables entre las dos vertientes, que, “… por más de 12 grados de latitud, no se comunican sino por la única ruta marítima del Estrecho de Magallanes. (Emperaire p. 24).
El gran glaciar cuaternario, cubre las partes más elevadas de la Patagonia Occidental y la Cordillera en forma continua, entre los grados 46 a 52 de latitud sur, reapareciendo en el borde meridional de Tierra del Fuego.
La Cordillera Patagónica, es más baja que esta misma cordillera más al Norte. La altura sigue descendiendo y en Tierra del Fuego las cumbres más altas, apenas sobrepasan los 2.000 metros.
La Cordillera es una “muralla que determina dos climas bien diferentes hacia las dos faldas…” (Emperaire p. 49). En los Archipiélagos, el viento contorsiona, empobrece e impide la vegetación forestal, mientras que en la vertiente atlántica, deseca, erosiona y esteriliza el suelo de las pampas. En ambos lados el viento es muy violento, durante casi todo el año, la máxima violencia, de ellos, se da en el Archipiélagos Adelaida. Son vientos predominantemente del oeste. Estos vientos, producen un clima muy lluvioso a occidente, un ciclo cerrado y grandes olas.
La ciudad de Punta Arenas, situada en la costa norte del Estrecho de Magallanes, señala un límite entre estos territorios marítimos, montañosos y boscosos del oeste de las Pampas del llano Atlántico.
Los Andes, en esta región, han constituido una barrera, la muralla verde del bosque Magallánico, obstruye los valles desde el nivel del mar, hasta una altura de 400 metros. Más arriba, se extiende, por unos 300 metros, una zona de rocas desnudas, de líquenes y de musgos. Aún más arriba, hay una gigantesca extensión de nieve y de hielo. Todo lo cual impide el paso a todo ser viviente.
En las islas, estas zonas de vegetación, son idénticas, “Penetrar en el interior de las grandes islas es tan imposible como atravesar la Cordillera.» (J. Emperaire p. 27). Por esto la única vía de penetración, es marítima.
Los Archipiélagos de la Patagonia occidental, se extienden a lo largo de 15 grados de latitud, destacándose del resto de América del Sur, muy nítidamente. A partir del paralelo 41°, la Cordillera se divide en una serie de bloques separados por inmensos fiordos y se disloca en un laberinto de canales marítimos. A partir del Estrecho de Magallanes, los archipiélagos que bordean la gran isla de Tierra del Fuego, se desvían hacia el este, en un inmenso arco que desaparece en el Cabo de Hornos. El lado Occidental de los Andes meridionales, es abrupto y contrasta con la falda atlántica, que consiste en un escalonamiento de terraplenes llamados “meseta patagónica”.
2. Reseña sobre el clima, el relieve, la flora y la fauna
2.1. La Isla Grande de Tierra del Fuego
En esta isla, hay dos climas distintos:La región norte, es estepárica, azotada por fuertes vientos a menudo huracanes, sobre todo en verano. Es una región muy fría y con poca precipitación, además presenta alta presión.
La región suroeste y sur, es tormentosa, con muy bajas temperaturas todo el año. Su cielo, cubierto por estratos de nubes casi permanentemente, presenta tempestades violentas, aguaceros precedidos de fuertes huracanes. Recibe la influencia de una corriente marítima, que procede de regiones polares y que va de oeste a este. Masas cargadas de humedad provenientes del suroeste, se adentran en esta porción de la isla. Esta zona, se encuentra más protegida de los vientos, por bosque y cadenas montañosas, las cuales actúan como un factor desencadenante, de las precipitaciones.
En invierno, las tempestades se reducen, prolongadas nevadas, cubren el suelo con una espesa capa de nieve, las temperaturas oscilan entre 15 a 20 grados Celsius bajo cero. Martín Gusinde, se refiere a Tierra del Fuego como “la temida y helada…” Respecto del relieve, la ribera norte, es plana en cambio el sur es montañoso.
Primero nos encontramos con la pampa arenosa, que es la continuación de la Patagonia que pasa a través del Estrecho de Magallanes, es “… de tal forma llana que el nivel del agua entre flujo y reflujo se separa unos tres kilómetros.” (Gusinde p. 90). Adentrándose más comienzan algunas onduladas colinas de hasta 300 metros, ríos y riachuelos, que corren en dirección oeste a este, éstos nacen en los numerosos lagos y lagunas. En el suroeste de la Isla Grande, se levanta, en dirección este-oeste la más grande cadena montañosa, la cordillera de Darwin, que termina muy al oeste, en el Macizo Sarmiento de 2.404 metros.
La Flora: La región norte es pobre en especies vegetales. Ya en la región del Río Grande (cerca del paralelo 54° latitud sur), comienza la zona central húmeda, donde existen pantanos con grupos de árboles aislados, sotos y bosquecillos más o menos extensos. “El haya antártica (Nothofagus antártica)…predomina…” (Gusinde pp. 90-91). En el suroeste existen hayas siempre verdes (Nothofagus betuloides), en esta zona encontramos bosques, muy tupidos.
La fauna: Según M. Gusinde, en la región norte, es una… fauna muy pobre en especies…” (p. 90) la que se ha adaptado a esta región estepárica, por lo cual sus colores son semejantes al color del cielo y del paisaje, es decir grisácea. “El guanaco vivía en grandes rebaños, a veces de varios centenares de cabezas, en los llanos orientales de la Patagonia y de Tierra del Fuego…” (J. Emperaire p. 40-41). Este animal ha sobrevivido más tiempo en el sur de la Isla Grande, gracias a que se ha refugiado en los bosques, y también en la isla Navarino.
Existe así mismo, el ñandú, el puma, en las regiones con bosque poco espeso, el zorro rojo o culpeu, el cururu, que vive en galerías a flor de tierra, este mamífero pululaba en toda la Patagonia y Tierra del Fuego. Se ha extinguido debido al incesante pisoteo del ganado ovino, llevado a la región. Aves terrestres, son el cisne de cuello negro y la avutarda gris.
2.2. Región de Los Archipiélagos.
El clima: Durante el estío, es decir, de mediados de noviembre hasta abril, los promedios diarios de temperatura son de alrededor de 8° C. rara vez llegan a los 10° C. En invierno, casi nunca este promedio baja de 0° C, y es excepcional un promedio diario, de -5° C. Es decir la región, no presenta ni un frío intenso ni tampoco calor.
La lluvia es un acontecimiento cotidiano, las tasas de humedad inferiores a 70%, sólo cubren un 15% del año. La región presenta una nubosidad constante. La presión media es siempre relativamente baja, lo que indica que el nivel de precipitación será alto,
Se puede decir que su clima es suave, fijándose en la temperatura, pero la región está sometida todo el año, a un régimen de fuertes vientos del oeste, cargados de humedad.
No existen las estaciones de transición, el invierno se caracteriza por lluvias torrenciales y es frecuente el granizo. Las nevazones empiezan en mayo, y como ya se mencionó, la temperatura, es bastante uniforme durante todo el año. Hay escasos días de sol. Este clima tan influenciado por la acción del mar, es completamente distinto al de la Patagonia, a igual latitud.
El relieve: Esta zona, es un laberinto de miles de islas e islotes, de rocas a flor de agua, canales y fiordos, el relieve submarino es igualmente accidentado. Este territorio, ocupa 12° de latitud. Las playas y las terrazas son pocas, la roca granítica aflora por doquier. “Las masas terrestres de la Patagonia Occidental están ampliamente quebradas,… abiertas a la influencia del Pacífico, que actúa como regulador de las temperaturas,… los vientos que de allí traen sin interrupción enormes masas de vapor de agua… La influencia reguladora… se prolonga hasta muy adentro…” (J. Emperaire p.51).
Los acantilados tan frecuentes, son de granito desnudo, al igual que las paredes abruptas de los fiordos.
Es visible por todas partes, el paso de gigantescos glaciares que han socavado la roca produciendo cientos de canales. Sobre el granito circulan pequeños ríos, que se transforman en cascadas, en las aguas pendientes. El agua corre sobre esa superficie de roca, sin penetrarla. A los 700 a 800 metros de altura aparecen las primeras nieves eternas.
La flora: “Es imposible circular entre la costa y las cumbres desnudas”. (J. Emperaire p. 36). Debido a la existencia del tupido bosque. Este bosque es muy denso y forma una muralla compacta y continua, y es relativamente bajo.
El bosque Magallánico “forma parte de agrupaciones forestales que se extienden desde la Costa a la Cordillera, en todo Chile Austral desde el grado 37 de latitud, es decir desde Concepción hasta el Cabo de Hornos”. (J. Emperaire p. 34). Este denso mundo vegetal no recibe los rayos de sol, el suelo permanentemente húmedo, lo hace muy exuberante.
La pequeña capa de tierra vegetal que cubre la roca, es constantemente arrastrada, pero también se enriquece sin cesar por los nuevos aportes. Este suelo aparentemente pobre permite que se elaboren lentamente maderas muy duras, los árboles extienden sus raíces superficialmente, los de mayor tamaño han demorado siglos en crecer.
En la región más austral a pesar de ser el mismo bosque que más al norte, el desarrollo vegetativo de los árboles es diferente, robles, canelos y coigües, se dan débiles y retorcidos, de poca altura y con los matorrales forman un vigoroso entrelazamiento. Del Estrecho de Nelson hacia el norte se hace rápidamente más vigoroso dicho bosque.
Las especies arbóreas más comunes del bosque magallánico son “el coigüe (Nothofagus betuloides)… el ejemplar más extendido. (Hoja perenne)… Los robles comunes (Nothofagus antártica) de hoja caduca son poco numerosos… (Nothofagus pumillo)… es… abundante… El canelo (Drimis winteri), es abundante y de gran tamaño hasta el estrecho…” (J. Emperaire p. 36). El ciprés (Libocedrus tetragona) aparece donde el bosque empieza a escasear. El mañío, árbol alto y muy duro, es escaso. El tepu (Tepulia stipularis) posee una madera incorruptible aunque se deje sumergido años bajo el agua.
Este bosque no posee muchas especies de gran tamaño. La abundancia y estatura de los cipreses, van disminuyendo hacia el estrecho de Magallanes. Bajo el bosque crecen especies menores, tales como helechos, con ellos se forman las asociaciones vegetales fundamentales. Cubren el suelo algunas hierbas, a nosotros nos interesará el apio silvestre que es comestible y las callampas de gran tamaño, comestibles también: tal como el políporo, que crece en el coigüe y otras dos especies más de hongos, todos comestibles, crecen en los robles y en ramas secas. Existen algunas algas marinas en las rocas, el huiro (Macrocystes pirifera) que sólo se lo encuentra hasta el Archipiélago de los Chonos.
La fauna: “El bosque magallánico está prácticamente desierto, tanto al borde del mar como hacia el interior… Las especies de aves son bastantes numerosas, pero el número de individuos es… muy reducido… los mamíferos terrestres son escasos…” (J. Emperaire p. 38. Las aves más comunes, son el hued-hued (Pteroptupus tarni) y un pájaro carpintero, menos comunes, son aves como el carancho, el jote, el tiuque y dos nocturnas: el búho magallánico y una lechuza (Glaucidium namun). Si hay un día de sol, generalmente en verano, aparece gran cantidad de pajarillos.
Donde el bosque se ralea, es decir, a algunos centenares de metros de altitud, aparece el huemul especie de ciervo y algunos roedores pequeños. No hay reptiles en los archipiélagos, pero abundan los sapos. Insectos tales como tábanos y mosquitos, son excepcionales y aparecen en los veranos secos, junto con algunos coleópteros. En los troncos caídos existen gusanos del grosor del dedo, éstos también constituyeron alimento para estos pueblos.
Hay una gran desproporción, entre la fauna terrestre y la marítima, ésta segunda es mucho más abundante en especies e individuos.
Las aves marinas de los archipiélagos, son los cormoranes, los pingüinos y los gansos marinos, el pato a vapor o pato quetro y la avutarda, el fil-fil, dos variedades de somorgujos, el colimbo, la garza gris, el martín pescador, la gaviota, los petreles, el albatros y la golondrina de mar migratoria.
Existe una gran cantidad de mariscos, los más comunes son los choritos, cholgas, un mytilus de hasta 20 cm., dos variedades de lepadas (machas) y fisurelas (lapas), locos, picos, pecten y ostiones, erizos en gran cantidad y algunas centollas.
Entre los peces costeros, está el róbalo y el pejerrey. Respecto a los mamíferos marinos se encuentran las ballenas, casi todas de la especie “con barbas”, dos especies de pinnípedos, el lobo común o lobo de mar, y la foca de dos pelos o de piel fina, otros dos pinnípedos, se encuentran casi totalmente extinguidos, el elefante y el leopardo de mar. Coexisten dos variedades de nutrias, el “gato de mar” y el “huillín” y el coipu.
Se puede decir, que se trata de una región inhóspita y fría, continuamente azotada por fuertes vientos aguaceros y nevazones. Pero en este medio ambiente, se desarrollaron tres pueblos, en una unión tan íntima entre ser humano y naturaleza, adaptando y orientando toda su cultura a ese medio, lo que les permitió desarrollar su vida durante varios miles de años sin mayores problemas.
Pueblos: Se denomina fueguinos a tres tribus locales, situadas en el archipiélago que se encuentra en la terminación meridional del continente americano, estos pueblos son:
Los selk-nam, conocidos comúnmente con el nombre de “onas”, según Gusinde, esta palabra pertenece al vocabulario yámana y significa “gentes del norte”, dado que los selk-nam se ubicaban al norte de ellos. Los selk-nam poseían una cultura cazadora de nómades terrestres.
Los yámanas, denominados también yaganes, eran fundamentalmente nómades canoeros.
Los kawéshkar son igualmente cazadores nómades del mar.
Cada uno de estos pueblos, reconocía como propio un dilatado territorio. Se produce una aparente incongruencia entre espacio y número de habitantes, sin embargo, esto se debe a que sus economías son de libre recolección y así lo requiere. Cada uno de ellos se desarrolló en un área distinta y los accidentes geográficos, explican en parte el por qué no mantuvieron estrechos y regulares contactos, entre ellos. Esto se refleja en que cada grupo poseía su propia lengua.
Para comprender a los selk-nam, es necesario conocer algo sobre los tehuelches. Ese pueblo vivía en la meseta patagónica austral, estepas de coirón, entre el norte del Estrecho de Magallanes, la costa Atlántica y la precordillera. Eran de elevada estatura, su actividad principal era la caza del guanaco y el ñandú, ignoraban el arte de navegación. Estaban en contacto por el norte con los indígenas pampeanos. Los primeros europeos que conocieron a los Tehuelches, los denominaron “Patagones”.
Los nómades canoeros, en cambio poblaban toda la falda occidental de los Andes, desde el Archipiélago de Chiloé hasta el Cabo de Hornos y vivían esencialmente de la caza de focas, la recolección de mariscos y la pesca. Éstos se dividían en varios grupos, de norte a sur:Los chonos, los kawéshkar los cuales fueron denominados peyorativamente como alacalufes y los yámanas.
En esta oportunidad se aborda a yámanas y kawéshkar exponentes de los grupos de los archipiélagos.
Los selk-nam, eran nómades terrestres que recorrían la parte norte y oriental de Tierra del Fuego, donde se distinguían tres grupos entre ellos: el grupo de la zona norte, que se alimentaban casi exclusivamente de roedores.El grupo del sur llamado Haus que desarrolló la caza de animales marinos los cuales eran atrapadosdesde la rocosa costa. Mientras que el grupo intermedio vivía de la caza del guanaco.
Cada grupo adaptó su modo de vida y cultura a las características del medio ambiente que habitaban. Los que tuvieron extensas planicies pobladas con animales suficientes para vivir, fueron cazadores terrestres, en cambio aquellos que tuvieron como territorio las islas donde podían circular sobre una región angosta, entre el mar y el bosque, vieron que el mar ofrecía muchos más medios de mantenimiento que la costa, prefirieron la vida en el mar.
Los yámanas estaban asentados en la parte más austral del continente americano y se pueden dividir en cinco unidades. Cada unidad estaba compuesta por un conjunto de familias que compartían un territorio y cazaban o pescaban exclusivamente en el territorio de su unidad.
La primera unidad la encontramos entre las islas Wollaston y el Cabo de Hornos. La segunda ocupó las islas de Picton, Lennox, Nueva y parte Oriental de Navarino. La tercera en el occidente de dicha isla. La cuarta en el occidente del canal de Beagle y la quinta en las tierras situadas al poniente de Bahía Nassau.
Los habitantes de cada uno de estos distritos, poseían un dialecto y tenían algunas diferencias en sus costumbres ya sea por influencia de selk-nam o de kawéshkar. El pueblo yámana, es primer y único poblador del archipiélago del Cabo de Hornos, por lo menos así lo ha demostrado la arqueología hasta ahora y los relatos y mitos no hablan de ningún pueblo anterior a ellos en la zona.
Yámana, en su lengua significa, “nosotros”, “nuestro pueblo”. Este pueblo estaba constituido por grupos de familias que desde el punto de vista del mundo occidental, de la “civilización” se consideró que habitaban uno de los lugares más hostiles, tristes y duros de la tierra y que estaban en estado de barbarie. Nada más lejano de la opinión que hoy se tiene de ellos, ya que gracias a la cultura que desarrollaron, lograron vivir varios miles de añossin mayores contratiempos y disfrutando de su entorno.
Los kawéshkar vivían entre los canales, fiordos y archipiélagos que se encuentran al sur de la península de Taitao y el Estrecho de Magallanes. El grupo más meridional de ellos recorría todo el conjunto de canales situado entre la península de Brecknoch y el Cabo Tamar, incluyendo el Estrecho de Magallanes. A estos también la cultura occidental catalogó de salvajes.
Kawéshkar y yámanas conforman los “nómades del mar”, o “canoeros”. Ambos pueblos coinciden mucho en su forma de vivir y en su economía, costumbres aun cuando, como ya se mencionó poseen idiomas completamente distintos, lo que indica la antigüedad de estas dos culturas independientes.
Existe gran diferencia en la apariencia de los nómades del mar y la de los cazadores nómades terrestres de la isla Grande de Tierra del Fuego. En cambio hay un gran parecido físico y cultural entre selk-nam y patagones del continente, ambos son de gran altura.
En 1579, la primera referencia de un europeo que se encontró con los selk-nam, fue Pedro Sarmiento de Gamboa, enviado a la zona por el Virrey Toledo del Perú, los describe como hombres de gran estatura. Igualmente opina Frederick A. Cook, quien tuvo contacto con este pueblo, en 1897 y 1899, relata que son unos gigantes, su altura media alcanza los 6 pies (183 cm. Este único y singular desarrollo en parte se debe a la caza que requiere grandes caminatas a pie (M. Gusinde p. 48, citando a Cook). Son excelentes corredores, de fuerte complexión y muy derechos. Para Gusinde la elevada estatura del selk-nam y del patagón se debe a que son habitantes de la estepa, porque sus vecinos yámanas y kawéshkar, son de baja estatura aunque su alimentación es similar.
Los kawéshkar de ambos sexos, son de espaldas anchas y de cuerpo muy derecho nunca obesos. Más derechos y estables al andar que los yámanas. Las personas de edad avanzada, son de regular corpulencia, apenas presentan manifestaciones de vejez, incluso los ancianos son muy ágiles.
Los yámanas también son de baja estatura, andan descalzos aún sobre la nieve, son ágiles para recorrer su escabroso y accidentado país, aventajando en sus rápidas marchas a sus vecinos selk-nam (M. Gusinde p. 44), en la zona rocosa costera y en un corto trecho dado que estos los últimos están en su elemento corriendo por la planicie.
Cada uno de estos pueblos estaba adaptado perfectamente a este medio ambiente, adecuando sus instituciones a las variaciones locales del espacio en que vivían. Sus territorios satisfacían en tal forma todas sus necesidades que “no cambiarían sus patrias por ningún otro lugar en la tierra” (M. Gusinde pp. 169-170).
La choza ¿En qué forma el medio geográfico, influyó en la construcción de su aparentemente rudimentario refugio ocasional?
La choza era construida cuando se tenía alimento suficiente como para detenerse, o como un refugio en momentos de tormenta, éstas se usaban por un corto espacio de tiempo.
¿Cómo fue la choza de los grupos canoeros?
Ellos pasaban en sus canoas, días y días, cuando ya era posible descansar, desembarcaban y levantaban sus chozas con una armazón de ramas cubiertas por pieles. Las ramas eran obtenidas fácilmente del bosque magallánico y las pieles las traían consigo, producto de sus cacerías, principalmente pieles de foca.
La choza yámana: Era cónica, de base circular, muy liviana, de fácil y rápida construcción, se ocupaba por un corto tiempo. Consistía en palos sin amarrar, rellenadas con musgos, terrones, algas etc., encima de la cual colocaban pedazos de corteza y pieles de foca. (J. Philippi p. 21). Esta choza resguardaba del frío, dentro de ella se protegía el fuego del viento y de la nieve o lluvia, musgos, cortezas y pieles impedían el paso del aire frío y la salida del calor, así como se protegían del paso del agua. Se armaba fácilmente y todos los elementos los proporciona el medio. Luego de su uso se abandonaba.
La choza kawéshkar: Cumplía funciones similares, su base era elíptica y su tenía la forma de cúpula aplanada, recubierta de pieles. Ofrecía la mejor protección contra la intemperie y permitía una distribución uniforme del calor del fuego. Sus dimensiones variaban según el número de personas que la ocuparían. Como en toda la choza reinaba una misma temperatura, todos sus habitantes fácilmente podían secar sus mojados cuerpos, por la acción de la lluvia o las olas.
La cabaña normal, medía 3 por 2 metros y 1.80 metros de altura al centro. Es decir, las dimensiones justas para que quepa toda la familia cómodamente acurrucada junto al fuego, y lo suficientemente pequeña, como para que sea rápida y fácil de calefaccionar.
La estructura de la choza se lograba con pértigas de más o menos 4 metros de largo, delgadas y flexibles, estas se enterraban en el suelo para dar firmeza a la choza, se unían unas con otras por medio de lianas con las que se amarraban también las pieles que las cubrían.
Para aislarse del húmedo terreno, se cubría el piso con una espesa capa de ramajes verdes, tapiz poco inflamable, fácil de conseguir y muelle. Al centro se deja un lugar sin tapar para el fuego. El contorno de la cabaña se cubría a nivel del suelo, con un rodete espeso de follajes para que el frío no penetre. Las aberturas para entrar, eran bajas y estrechas y se cerraban con un cuero de foca suspendido.
En las chozas de estos tres pueblos, el humo salía por una abertura en la parte superior. Era necesario que la lluvia torrencial que entraría por ese agujero no apagara el fuego, por esto se tapaba, parcialmente, esta salida con un haz de hierbas o ramajes.
La Choza Selk-nam: El cronista John Hawkesworth de la expedición de James Cook en 1769 dice: “cubríalas a barlovento una capa de ramaje y presentaba a sotavento una abertura como de un octavo de círculo” (S. Villalobos p. 61). Según las distintas características ecológicas que hay en la isla Grande de Tierra del Fuego, encontramos dos tipos de chozas.
Al norte de la isla, el problema principal es el viento, no es fácil obtener palos largos por la ausencia de bosques, así es que construían sencillísimos paravientos, unos de 10 puntales, se disponen en un círculo de dos tercios de base, se clavan éstos en el suelo con una ligera inclinación y se cubrían con un trozo de piel de más de 4 metros de largo y casi tres de ancho, las puntas se amarraban con tiras de piel, tenía que ser muy estable y firme, para que el viento no la arrastrara. (M. Gusinde p. 173). Allí pasaban la noche abrigados por una fogata. Al irse, la mujer enrollaba la piel y los palos y arrastraba este fardo, hasta la próxima parada.
Al sur de la isla, existe el bosque y la lluvia, la nieve y el granizo, no es necesario guardar los palos como en el norte. Las chozas eran cónicas, utilizaban gruesos palos para construirlas, las cubrían con piel y a su alrededor se ponían montones de césped o de tierra hasta una cierta altura, para impedir la entrada del aire frío y húmedo.
Su base era un círculo perfecto, la altura al centro era de 2 metros máximo y el diámetro de la base, oscilaba entre 2 y 4 metros, según el número de hijos o de visitantes. Las chozas de estos pueblos tenían una excelente ventaja, su tamaño se adaptaba a las necesidades del momento, si llegaban visitas se agrandaba, se casaba un hijo y se iba, se achicaba.
En el interior la familia se tendía desnuda alrededor del fuego. Esto era típico de estos tres pueblos, gracias a la agradable temperatura que proporciona el fuego que prendían en su interior y lo bien aisladas que estaban.
No poseían ningún mobiliario, sólo algunos objetos domésticos, como por ejemplo el balde de corteza de roble o de ciruelillo que servía como recipiente de agua potable para los kawéshkar, el cual llevaban de la canoa a la choza y viceversa. También una especie de bolsa de piel de foca, donde guardaban trozos de grasa del mismo animal, algunos canastos de juncos trenzados para guardar adornos y útiles.
La canoa Se ha considerado que este era el verdadero hogar de las tribus canoeras, porque en ellas transcurría la mayor parte de su existencia.
¿Cómo estaba construido este medio de transporte, de subsistencia y hogar?
Medía unos cinco metros de largo por uno de ancho. Lo suficientemente grande para que cupiera toda la familia, pero no mucho para que fuera fácil introducirse en los bajos y a veces angostos canales, además, debía ser liviana para su manejo. En el fondo, cubierto por una capa de tierra, se conservaba siempre algunas brazas, o bien, ardía el fuego, donde se cocinaban los alimentos.
La canoa que los fueguinos construyeron era el medio de movilizarse que mejor se adaptaba a esta especial configuración geográfica “en los confusos y entrelazados canales” por los cuales podía pasar esta pequeña embarcación y en cualquier parte encontraba refugio seguro, cuando amenazaba la tormenta, evitar ese peligro era parte importante en la vida del fueguino. (M. Gusinde p. 112).
Su construcción: La canoa se confeccionaba de corteza, especialmente de haya. Los kawéshkar la hacían de una sola pieza y los yámanas de tres planchas atadas. La única herramienta para su elaboración, eran punzones de hueso y cuchillos de conchas marinas, las costuras eran de lianas de voqui, se calafateaban con tierra arcillosa con raíces. Los remos eran tallados en troncos de ciprés, con cuchillos de concha. Para achicar, utilizaban vasijas pequeñas hechas de madera o de piel de lobo marino.
La canoa transportaba a toda la familia, es decir, de seis a ocho personas, todos iban en cuclillas en el suelo, se mantenían inmóviles en dicha postura, para no comprometer la estabilidad de la embarcación, sólo la mujer iba sentada a popa. Ella estaba encargada de la dirección, manejo e impulso de la canoa, por medio de un constante remar. Los niños se ocupan de la parte central de la canoa y el hombre va a proa, atento a la caza.
La mujer remaba horas de horas y apenas ocupaba sus piernas por lo que la parte superior de su cuerpo era mucho más vigorosa que la del hombre, pero ambos poseían un tronco ancho, brazos largos y piernas poco desarrolladas.
La vestimenta Dado el riguroso clima de la zona, parecería necesaria una gruesa vestimenta, del tipo de la de los esquimales, sin embargo veremos que estos pueblos supieron sobrevivir durante más o menos 10 mil años ocupando, el “vestido” que mejor se adaptaba a esas condiciones:
“Los yámanas, sólo cubrían sus espaldas con una corta capa de piel… la mayor parte del tiempo andaban desnudos.” (O. Silva p. 21). En 1832, Darwin hizo referencia a la desnudez de los yámanas: «un fueguino desnudo, sus largos cabellos le cubrían casi por completo, su rostro estaba pintado con diversos colores… en las… islas Wollaston, una canoa ocupada por seis fueguinos… Los hombres llevaban… una piel de nutria o unos trozos pequeños de cuero, aproximadamente del tamaño de un pañuelo grande que apenas… alcanzaba a cubrirles las espaldas hasta las caderas… Llovía mucho, y el agua resbalaba sobre su cuerpo… una mujer llevando… un niño recién nacido… caían sobre ella los copos de nieve… así como sobre la piel del niño.” (Gusinde pp. 41- 42 citando a Darwin).
Para inmunizarse exteriormente del frío intenso, se frotaban el cuerpo con aceite, de esa forma también quedaban protegidos del agua, gracias a este procedimiento la ropa necesaria era mínima o nula.
Entre los kawéshkar la vestimenta era muy similar “una capa corta de piel bruta de foca, nutria, de coipu, con que cubría sus espaldas.” (J. Emperaire p. 113). No utilizaban ni zapatos ni sombreros, sus capas, que a veces son de piel de ciervo, les “sirven de frazadas.” cuando duermen acurrucados en su choza. (J. Emperaire p. 255),
¿Cómo sobrevivieron con tan ligera su vestimenta?
Ello se debe principalmente a las continuas lluvias que caen sobre su territorio, esta capa se puede sacar con facilidad antes de que se moje y el cuerpo desnudo, en corto tiempo, se seca junto al fuego, al igual que la sencilla prenda.
Los selk-nam: Este pueblo debió defenderse del intenso frío, del viento y los sureños de la lluvia y la nieve. Utilizaban para esto una piel de guanaco que los cubría por entero, esta pieza caía suelta sobre ellos. Esta prenda se abre y quita fácilmente, así pueden exponer alguna parte del cuerpo sin dificultad o completamente desnudos al calor del fuego. Si los sorprende la lluvia, durante la cacería, doblan la capa y se sientan sobre ella, una vez que han encendido el fuego (Gusinde).
En el invierno cubren sus pies con cintas de piel, con la lana hacia afuera, lo cual les da mucha seguridad para caminar sobre la nieve. El sombrero que usan los hombres en sus correrías, un trozo triangular, atado verticalmente sobre la frente, de piel, cumple una función mágica, según ellos inmovilizará a los guanacos en su fuga, atrayéndolos.
La capa de piel se lleva siempre, con la lana fuera, esto se debe, a que de esta forma se ensucia menos y es más fácil de limpiar, raspándola por dentro, produce así una regular calefacción para todo el cuerpo, según ellos, imitaban al guanaco que así la lleva.
Confeccionaban estas capas y la que cubre las chozas, las cuales constaban de varias pieza cosidas con hilos de tendones, en el norte debían unir entre 40 y 60 pieles de cururo y en el sur con unos pocos guanacos bastaba. Ponían los cueros tirantes en una especie de bastidor para que se secaran, las limpiaban prolijamente de todo resto de grasa y luego los golpeaban con los puños, para darles flexibilidad.
Si el frío duraba mucho o era muy intenso, recurrían a un eficaz medio, mezclar arcilla carbonizada con grasa de guanaco. Extendían la mezcla como gruesa capa por todo el cuerpo, lo que constituía una verdadera protección contra el frío. Por este motivo se los ha llamado hombres de barro.
Las pinturas corporales que surgieron seguramente de la necesidad de protegerse del frío y del viento, con el tiempo se transformaron, en una forma de expresar ideas tales como funerales, bodas, cargo de hechicero etc. Las utilizaron las tres tribus y sus colores fueron negro de polvo de carbón con grasa fluida, el barro amarillo cocido les daba el color rojo y de la creta obtenían el blanco.
Los selk-nam dedicaban mucho tiempo a la actividad de acicalarse, se pintaban y se peinaban. Con huesos de mandíbulas de delfín o barbas de ballena elaboraban especies de peines de pocos dientes.
La caza y la pesca Estas actividades cubrían gran parte de la existencia de estas tribus ya que permitían el abastecimiento de alimentos, al mismo tiempo que se intercalaban con momentos de esparcimiento y a través de ellas demostraban sus capacidades y habilidades.
¿A qué se debe que los selk-nam que habitaban grandes extensiones donde actualmente se crían rebaños de ovejas no hayan sido un pueblo pastor?
Los tres pueblos aprovecharon todo lo que su medio les ofreció y el medio entregaba lo necesario, además, “ni el guanaco que vive en rebaños, ni el cururo se dejan domesticar, por ello es imposible la cría de ganado. (M. Gusinde p. 173). Simplemente cazaban las presas suficientes para el consumo, si alguien incurría en la falta de matar más de lo necesario, debía excusarse ante el dios supremo “Hidbbian” (J. Philippi p. 40). Esta norma permitía que siempre hubiera una cantidad constante de animales, nunca los exterminaban y así mantenían el equilibrio necesario, tanto para la vida del ser humano como de los animales.
Los selk-nam al igual que sus hermanos los tehuelches que cazaban el guanaco y capturaban el ñandú por medio de boleadoras, vivían en el sur de la caza del guanaco y en el norte de la del cururo.
El arma fundamental del selk-nam era el arco y las flechas que llevaban en un carcaj hecho de piel de foca, a la espalda. Cazaron también la foca, a golpe de garrote y aves, mediante lazos, poseían hondas, cuchillos hechos de esquirlas de ágata o jaspe.
La caza y el aprovechamiento del guanaco o del cururu, caracterizó la vida de los selk-nam y aseguró su existencia. Para cazar iban desnudos ya que debían estar libres para correr y moverse, sólo lleva el Kooél (sombrero), su arco y las flechas.
Los grupos canoeros kawéshkar: Cazaban la foca, con arpón y la perseguían en su huida hasta que se agotara, ahí le daban un garrotazo. También utilizaron también una especie de red, los para cazarlas. Otras armas fueron las hondas y los lazos para atrapar gansos.
Sus instrumentos de pesca y caza de piedra, madera y hueso, “… El perro fueguino…importante auxiliar del cazador…” (J. Philippi p. 22) parece ser que estos tres pueblos los utilizaron en sus cacerías. Probablemente los perros fueron un aporte del hombre blanco y no un animal autóctono.
Tenían arpones de hueso, de distintos tamaños, según lo que se deseara cazar. Canastos de juncos trenzados, usaban las mujeres para bajar a bucear y los llenaban con el fruto de la recolección submarina.
La alimentación Fácil es deducir de lo anterior, cuál fue su alimentación. Los Selk-nam septentrionales, vivieron del tucutuco y del cururo, que son animales estepáricos. Los del Sur, del guanaco, utilizan cada parte de estos animales, sin ellos, “no existiría posibilidad alguna de vida en la Isla Grande de la Tierra del Fuego”. (M. Gusinde p. 12).
No conocieron la sal, ni otro condimento, el agua era su única bebida. Para los niños no existía ningún tipo de leche animal. No poseían ollas, ni vasijas de greda para cocinar, acostumbraban a asar la carne cortada en trozos. La carne cruda se colgaba de la rama de un árbol o de algún palo, fuera de la cabaña a disposición de cualquier miembro de la familia. No tenían horas de comida, se comía cuando se deseara hacerlo, por esto el fuego estaba siempre encendido.
La alimentación de estos tres pueblos, debió ser lo suficientemente fácil de conseguir, como para vivir bien y además proporcionar una buena compensación al gasto de energías que implicaba conseguirlo y vivir en aquellos parajes.
Kawéshkar: su régimen alimenticio era en gran medida carnívoro. La base de éste, eran las ballenas varadas, las focas, los pájaros marinos, pescados y los mariscos que constituían el pan de cada día. Se inclinaron por los alimentos grasos.
Dado que la fauna marina era mucho más abundante que la terrestre, orientaron su vida hacia el mar. Las mujeres recolectaban algunos vegetales en las costas, cuando estaban en tierra, callampas, bayas, etc. Y su bebida es el agua.
Estos grupos podían consumir grandes cantidades de alimentos de una sola vez, pero eran también muy resistentes para soportar el hambre.
Yaganes, su alimentación era muy similar a la de los kawéshkar, vivían de la caza y la pesca, la recolección de frutos silvestres, hongos etc., eran parte muy secundaria en su dieta. Como todos los fueguinos, asaban la carne, consumían crustáceos, mariscos, sus presas iban desde los pájaros hasta los grandes cetáceos. Su alimentación preferida eran las carnes grasas lo que les permitía soportar las bajas temperaturas.
El fuego El fuego cumplía un rol fundamental, en estas frías y húmedas regiones, permitiendo la existencia del ser humano.
Selk-nam, Yámanas y Kawéshkar lo obtenían por percusión de piedras de pirita y cuarcita, las chispas que saltan, las recibían en un manojo de plumas, musgos secos, corteza u otro material que arda con facilidad, por medio de soplidos conseguían la llama y seguían agregándole palos cada vez mayores, hasta obtener un buen fuego. Era una operación larga y difícil, los canoeros tenían mucho cuidado en que no se apagara, si esto llegaba a suceder, pedían un tizón encendido si se topaban con alguna familia.
Los kawéshkar utilizaron también, un molinillo de fuego, “Para ello son necesarias unas maderas muy duras el ciprés en un listón muy seco hace una muesca transversal del grueso de un dedo otro palo terminado en punta lo introduce verticalmente en la muesca y empieza entonces a darle vueltas con las dos palmas apretando hacia abajo transcurren de 20 a 30 minutos hasta que se pueda conseguir llama.” (M. Gusinde p. 219).
Eligen prolijamente la madera para el fuego, para dentro de la choza, leña que de abundante brasa y poco humo, par esto ocupan la de tepu, durante la noche, para iluminar usan troncos de ciprés.
J. Emperaire, afirma que el fuego de la canoa, no es un medio de calefaccionarse, dado que son cuantas brasas sino. “En realidad, parece… un procedimiento de conservación (pp. 119 120), del fuego, tan difícil de obtener y tan necesario.
El fuego que se lleva en la canoa, va sobre una capa de musgos y tierra, para que no se queme la embarcación y para que no se apague con el agua que penetra en ella. Todo en un equilibrio perfecto.
La división del trabajo Esta división es puramente sexual. No existen especialistas. Al hombre le correspondía la caza de animales y aves, la pesca y la construcción de la canoa. La mujer recolectaba vegetales en las islas, extraía huevos, mariscos y crustáceos, sumergiéndose en las aguas australes.
La canoa pertenecía a ella, debía guiarla y mantenerla. J. Philippi afirma que la mujer yaghán participaba también en la pesca.
Para la subsistencia era necesario el trabajo de ambos, se complementaban perfectamente.
La mujer debía además cumplir con su deber de madre, la recolección y acarreo de la leña. La construcción de la choza era tarea familiar.
Los niños, que iban al centro de la canoa, estaban encargados de que el fuego no se apagara.
Nadie estaba especialmente destinado a la preparación de los alimentos, el que tenía hambre cocía su alimento.
Sólo las mujeres sabían nadar, esto nos parece una contradicción en la educación de los grupos canoeros. ¿Por qué sucedía esto? Desde pequeñas, las madres acostumbraban a sus hijas a sumergirse en las gélidas aguas de los archipiélagos.
Cuando las canoas volcaban, esto sucedía frecuentemente, se ahogaban o corrían este peligro, los hombres, sus mujeres debían rescatarlos. Es curioso que los hombres, no hayan intentado aprender. Quizá haberlo hecho implicaba desconfiar de la capacidad de su mujer para salvarlo o para recolectar moluscos, en todo caso, es un enigma de este pueblo marítimo.
La familia Es la unidad, económica, social y política de estas tribus, la constituye el padre, la madre y los hijos.
Las familias son autosuficientes económicamente, no obedecen a ninguna autoridad por encima de ellas y no existe otra división social en esas sociedades, que la que da el sexo y la edad.
En tal medio ambiente, no se pudo progresar hacia, una organización social más compleja.
La boda, entre los nómades del mar, se realiza cuando los parientes de la novia logran juntar la suficiente cantidad de alimentos como para poder celebrar la fiesta de boda. Hecho esto, los novios están casados y parten en su propia canoa, al igual que los otros invitados.
El matrimonio, es absolutamente necesario, porque ninguna mujer lograría alimentarse a sí misma y a los hijos que pudiera tener, sin la ayuda de un cazador, tampoco podría cargar a su padre con una familia tan crecida, por su parte el hombre, no podría salir en canoa, ya que no le corresponde ni ha aprendido la tarea de remar ni de dirigirla, de esta forma le sería imposible obtener el principal medio de subsistencia, que es la caza marítima.
Los jóvenes eligen libremente a su pareja, siempre que no sean consanguíneos. Se consideraba una grave falta, las relaciones sexuales prematrimoniales, esto acarrearía los problemas que hemos descrito de una mujer sola con un hijo.
Entre los yámanas, se destaca la fidelidad conyugal, “era el hombre… cuidadoso en dar adecuada protección a su mujer frente a extraños. Si un marido era flojo o maltrataba a su mujer venía un cuñado para reprenderlo… podía retirar a la hermana… el culpable caía en descrédito y le resultaba muy difícil obtener otra compañera…” (J. Philippi pp.29-30) cosa que era muy grave para su vida y muy triste.
El descrédito social, era la gran sanción que sufría el infractor, esa era la justicia y el peor castigo, además de que no podrá recurrir a nadie.
Los tres pueblos, acostumbraban a ser monógamos, estos les procuraba todo lo necesario y no incurrían así en un gran gasto de alimentos. Pero entre los yámanas, éstos debían hacerse cargo de la cuñada que enviudaba, si no encontraba esposo y también incurrían en legítima bigamia, cuando la mujer era muy vieja y ya no era capaz de realizar los trabajos necesarios, en esos casos ella misma aconsejaba a su marido que lo hiciera.
Ambos cónyuges dependían por entero del otro, la mujer le aportaba además una variación en la alimentación.
La mujer del nómada del mar, daba a luz ordinariamente en las chozas, pues casi siempre sabía cuándo les llegaba la hora, si se producía el parto en la canoa, ella se valía por sí misma, estaba preparada para hacerlo, usaba un cuchillo de concha para cortar el cordón umbilical. La mujer acostumbraba a darse un baño de mar inmediatamente después del parto, no podían prescindir de él, seguramente esto les permitía, reincorporarse enseguida a sus labores y de esta forma evitaban las infecciones. Estos baños continuaban toda la semana.
Al día siguiente de nacido el niño, lo bañaba, lo secaba y lo llevaba pronto a la cabaña, depositándolo cerca del fuego, de esta forma el bebé se iba preparando a vivir en este frío. Al niño se lo dejaba desnudo sobre una piel, sin atarlo así experimentaba todos sus movimientos posibles. Era amamantado hasta los tres o cuatro años, esto suplía la necesidad de leche del niño, imposible de obtener de otra fuente, además de esta forma retardaban la concepción de otro niño, por lo menos durante un tiempo, la familia no podía tener demasiados niños, no era conveniente cargar con una familia numerosa. Así es como la población se mantenía una constante y no presiona sobre los recursos naturales. La mujer llevaba consigo al niño, a todos lados, se lo ponía a la espalda, lo que le permitía tener siempre las manos libres para hacer su trabajo, así también se evitaba confeccionar ropas de abrigo para su hijo, ya que este gozaba del calor de su madre. Sólo los Selk-nam utilizaban una especie de arnés que se clavaba en el suelo, en él dejaban al niño, cerca de ella, para realizar más cómodamente ciertos trabajos.
Pronto los niños empezaban a recibir la alimentación grasa del adulto, primero humedecían los labios, de éstos con grasa tibia de foca, más tarde les ofrecían trozos de tocino aceitoso y blando, junto con mariscos, ya que era necesario que lo antes posible fueran capaces de resistir las mojadas y el frío ambiental.
Solamente sacrificaban a una criatura marcadamente anormal, dado que sería una persona que no podría valerse por si misma y nadie podría cargar con ella. Los hijos constituían la principal alegría de estas familias y eran educados por sus padres en todo lo concerniente al medio que los rodeaba y a las normas de convivencia. La culminación de la educación, era la ceremonia de iniciación. En el caso de los Selk-nam debían participar en otra ceremonia más.
La ceremonia de iniciación Esta ceremonia constituía la actividad colectiva más importante. Participaban los jóvenes de ambos sexos. Su objetivo, era adoctrinar a la juventud en todo lo necesario, para preservar las costumbres, preceptos, tradiciones y mitos. Así los preparaban para enfrentarse a los peligros milenarios y a saber desenvolverse ante cada situación de la vida, como lo habían hecho por siglos sus antepasados. Estaba comprobado que su cultura estaba bien adaptada a este medio y por esto enseñaban a los jóvenes para que conocieran todos los secretos a fondo.
Las ceremonias duraban varios meses y eran la culminación de la educación. En ellas aprendían las normas para la convivencia social. Recibían consejos de buena educación, tales como, escuchar los relatos de los ancianos, aunque parecieran aburridos, porque siempre de ellos algo nuevo se podría aprender.
El claro conocimiento de las costumbres guiaban, la conducta de cada cual, eliminando roces inútiles.
También adquirían el dominio de sí mismos, de su voluntad, de sus cuerpos, esto se lograba haciendo que permanecieran en cuclillas durante muchas horas comiendo poco, casi sin dormir y en silencio. De esta forma, en caso de tormenta, de hambre o peligro, que a veces debían enfrentar, ellos estaban preparados para soportarlos.
Complementaban su aprendizaje de la elaboración de objetos, femeninos o masculinos, por esto era requisito, para casarse, el haber participado en estas ceremonias. Sólo así el marido sabría hacer correctamente una canoa, cazar y pescar en la forma más práctica, respetar a los demás y dominarse a sí mismo.
La mujer lograba un conocimiento total, de todas sus tareas, ser una excelente compañera, necesaria para la conservación de ellos mismos y sus descendientes.
Era considerada una grave falta el mentir, causaría innumerables daños que alguien avisara sobre la presencia de alguna ballena varada o de un grupo de guanacos, movilizando a gran cantidad de gente y luego, resultar que no era cierto, esto no podría permitirse.
Con la ceremonia de iniciación de la pubertad, los miembros de cada cultura, alcanzaban su completa madurez fisiológica, pero, sobre todo, porque en dichas ceremonias se enseñaba al joven prácticamente la forma de buscarse el alimento y la manera de comportarse con sus compañeros de tribu (M. Gusinde p. 235).
Si se llegaba a suscitar un conflicto entre dos familias, los yámanas recurrían al consejo de un anciano, ello no significaba que esta persona estuviera investida de un cargo, su autoridad era meramente moral, un anciano, era una persona lo suficientemente sabía como para haber sobrevivido hasta esa edad, sorteando todos los peligros de la existencia y acumulando una gran experiencia. También se escuchaba a los ancianos, cuando había que tomar decisiones que incumbían a todo el grupo.
Como se ve, no había ningún tipo de autoridad política, religiosa ni judicial, sólo los selk-nam reconocían cierta autoridad en el “kemal” llamado a dar solución justa a las diferencias, era el hombre que cumplía, cuando era menester, la función de brujo, tenía influencia moral sobre su grupo, pero no sobre toda la tribu y el resto del tiempo, realizaba las mismas labores que los demás hombres.
La propiedad comunal y privada Existía entre ellos, bienes de común aprovechamiento y otros de propiedad privada.
Poseían un concepto muy claro, de soberanía sobre su territorio, en el todos los miembros de la tribu podían cazar o pescar. No existía propiedad alguna sobre la tierra, dentro de sus distritos los bienes susceptibles de recolectarse o de capturarse, no estaban asignados a ninguna familia o persona, de otra forma no hubiera sido posible la vida, ya que por mucho que una tierra delimitada les hubiera pertenecido, si el guanaco, en el caso Selk-nam, se fuera de ella, ya sería imposible comer.
En caso de una ballena varada, los yámanas lo hacían saber a todos los miembros de la tribu y compartían el preciado tesoro, una ballena proporcionaba tanto alimento, aceite y materia prima, para hacer armas, que era posible compartirla. Generalmente aprovechaban esa ocasión, para llevar a cabo las ceremonias de iniciación u otra festividad.
Los bienes materiales de propiedad común, eran las construcciones hechas para realizar las ceremonias, solamente mientras estas duraban, eran un bien comunal, después se abandonaban. Se observaba estrictamente el derecho de propiedad privada, por ejemplo los adornos de la mujer, las armas del marido, los juguetes de los niños, pertenecían a cada una de ellos.
Un caso bien representativo del respeto, a lo que pertenece a otro, es el siguiente. Era frecuente que la leña recogida se dejase amontonada secándose en algún lugar del bosque. Nadie podía apropiarse de ella, tenía dueño, como la presa en alguna trampa o lazo. No se tomaban esos objetos (hacerlo era un) acto inmoral (J. Philippi p. 41). Esto sucedía en cada uno de estos pueblos, de esta forma era posible proveerse de lo necesario, de otra forma no hubiera sido posible obtener leña seca, ni poner trampas y menos vivir pacíficamente.
Si un yámana moría, sus bienes se quemaban, no existía el derecho hereditario, así nadie podía acumular más riqueza y llegar a imponerse sobre todas las familias, obstaculizando el necesario ir y venir del nómade.
Practicaban el préstamo y el trueque, eran generosos, estas características de mutua cooperación, derivaba del conocimiento generalizado, de que en tal difíciles condiciones de sobrevivencia, es necesario ayudarse unos a otros.
Las creencias religiosas Kawéshkar, yámanas y selk-nam, creían en un Ser Supremo, que había creado cuanto existe. Era un ser inmaterial, al cual ofrecían trozos de carne o fuego ardiendo, como una acción de gracias por poseer en ese momento, ese bien tan importante, lo invocaban para no ser abandonados durante las excursiones en busca de alimentos o en los temporales.
Al parecer eran monoteístas, entre los yámanas se llamaba Temauquel, era el dueño de los animales, árboles etc. Y él les permitía, a los hombres matar lo necesario para subsistir. Todo el quehacer diario estaba impregnado, por la creencia en este ser sobrenatural.
No tenían ni imágenes, ni sacrificios, ni culto formal, tampoco sacerdotes, cualquiera persona, en cualquier lugar, podía pedirle, agradecerle o increparlo, directamente, sin necesidad de intermediarios.
La naturaleza no pertenecía al ser humano, ni estaba a su servicio, es así como los hombres guardaron el perfecto equilibrio ecológico y agradecieron el poder disponer de animales, donados por el dios, para que viviesen.
Poseyeron también, una cosmogonía poblada de espíritus menores, que personificaban las fuerzas de la naturaleza, los animales y otros fenómenos del medio ambiente.
Conocían infinidad de leyendas y mitos, sobre un mundo fantástico. Todas sus creencias se apoyaron firmemente sobre la base de su medio natural, explicándoselo y aprendiendo a respetarlo, cuidarlo y utilizarlo para vivir, como un don sagrado.
Conclusiones
En este estudio se puede comprobar como funcionó su cultura en el medio ambiente en que vivieron. A modo de conclusión, veremos a qué se debió la casi desaparición de estos pueblos. Si ello fue producto del clima, de la vegetación, de la fauna, del relieve o de algún otro fenómeno natural, eso nos estaría indicando que su cultura, no era lo suficientemente apropiada, para esa región y que debieron modificarla.
Las poblaciones originales de estos tres pueblos: (utilizando los cálculos aproximados hecho por M. Gusinde).
Kawéshkar: Teniendo en cuenta la dilatada extensión geográfica del archipiélago de la Patagonia occidental es probable que el número de kawéshkar llegaba a los 5.000 (M. Gusinde p. 125). Establece este cálculo, relacionando el área, con la capacidad de recursos alimenticios de esa zona, obtenidos por la economía nómada.
Yámanas: Si se miden las costas navegables, tenemos una extensión en la que pueden moverse con facilidad unas 450 canoas para la búsqueda de alimentos promedio de seis tripulantes cifra de la primitiva población de cerca de 3.000 (M. Gusinde p. 119).
Selk-nam : La Isla Grande de la Tierra del Fuego una llanura de cerca de 48.000 Km2 se atribuye a cada persona una parte de llanura de 10 Km2 cuya proporción no es muy elevada para una tribu de caza nómada – se puede deducir que la máxima población de los selk-nam era de 3.500 a 4.000 personas (M. Gusinde pp. 96-97).
Sabemos que estos pueblos mantuvieron una población más o menos estable, si por algún motivo decrecía, pronto se recuperaba y no permitieron que creciera demasiado, lo cual ocurría naturalmente, porque hubiera ejercido una presión mayor sobre los medios de subsistencia, provocando escasez en períodos difíciles. Actualmente estos pueblos están numéricamente muy disminuidos, aun cuando también existen descendientes y mestizos, los cuales intentan conservar su idioma y cultura, a pesar del no reconocimiento del Estado chileno y la perdida de sus antiguos territorios.
¿A qué se debió esto?
Una de las causas, fue la obligación de vestirse con ropa occidental que establecieron los misioneros a los indígenas canoeros, lo cual les acarreó rápidamente la muerte, provocada por fuertes resfríos y enfriamientos, debido a que permanecieron con esta ropa mojada sobre el cuerpo.
El hombre blanco, aportó las epidemias de gripe, tuberculosis, sarampión etc. para las cuales no tenían inmunidad. Las enfermedades venéreas se difundieron, atacaron a los adultos y produjeron el nacimiento de niños mal conformados.Estas enfermedades, arrasaron con la población, se contagiaron en su mayoría, en los centros misionales que establecieron los cristianos, donde fueron conminados a recluirse.
Muchos adultos fueron llevados a las haciendas recién establecidas a servir en diferentes tareas y los niños sobrevivían que quedaban huérfanos fueron dados en adopción
La introducción del alcohol, bebida totalmente nueva para ellos, ocasionó estragos entre su población la que veía como les era arrebatado todo su mundo.
Durante el siglo XX, se produjo el fenómeno de que cierto número de chilotes, abandonando, cada año sus islas, adoptaron una existencia nómade en los archipiélagos, desde el Golfo de Penas, hasta el Cabo de Hornos. Se ocupaban en cazar animales de piel fina o cortar árboles, sacar moluscos y crustáceos, para venderlos más al norte de los archipiélagos, se mezclaron con las poblaciones kawéshkar y yaganas ejercen la más nefasta influencia. (J. Emperaire p. 59). En su opinión estos hombres además de haberse comportado brutalmente, con los indígenas, les han repartido alcohol, para apoderarse de sus pieles u otro bien, les han llevado enfermedades y les arrebataban su alimento, además de violar sus territorios.
La Pampa meridional, que estuvo poblada durante unos diez mil años, en sólo medio siglo se acabó con su población:
La introducción de la oveja, pisoteó las galerías de los cururos, acabando con este animalito, alimento fundamental de los Selk-nam del norte. Los campos fueron cercados y los guanacos cazados. ¿Qué hacer? Cazar una oveja, ante esto los ovejeros, atacaron a la población nativa. Para ellos los indios eran hostiles por lo que practicaron la caza del indígena, igual como lo hicieron los buscadores de oro, Propper, en el extremo sur y los marineros que pasaban por el Estrecho de Magallanes hacían puntería, desde el barco, sobre las fogatas y canoas de los indígenas. Se puede concluir, que su abrupta disminución poblacional se debió a la imposibilidad de seguir practicando su modo de vida por la incursión del blanco en su territorio. Su cultura fue un éxito, como adaptación a este medio, sólo que no estaban preparados para este desconocido peligro.
¿De dónde procedieron estos pueblos?
La población americana primitiva es en su mayoría de origen asiático. Es posible que además, hallan llegado vía Pacífico, algunos grupos malayo-polinésicos y australoides al extremo sur de nuestro país. Ello habría sucedido, sin embargo, en épocas más recientes (O. Silva p. 9).
El paso de grupos cazadores asiáticos, hacia América se cree que se produjo durante el último glacial, llamado Wisconsin y Wurm, momento en que los dos continentes quedaron unidos por un puente terrestre llamado Beringia, alrededor de 50.000 años atrás. Estos grupos siguieron avanzando cada vez más al sur, persiguiendo a los animales que les permitían subsistir.
Se supone que a Chile llegó el ser humano, más o menos hace 17.000 años. Grupos más fuertes, que también ingresaron por la ruta norteña, habrían empujado posteriormente a éstos hacia las zonas más meridionales de América, obligándolos a permanecer en estas frías regiones. Esta ha sido la explicación que se ha dado al hecho de encontrar pueblos asentados allí. La ocupación del extremo sur estuvo sujeta a una serie de fluctuaciones, debido a los cambios geomorfológicos y climáticos que la afectaron en los cinco milenios anteriores a Cristo (O. Silva p. 17).
ÁREAS CULTURALES
Ya Hipócrates (460-77 a.C.) creía en la influencia inmediata del medio ambiente sobre los seres humanos que en él viven.
En Chile podemos distinguir 4 áreas culturales
Área norte, hasta el río Copiapó.
Área de los valles transversales hasta el río Aconcagua
Área central hasta el canal de Chacao.
Área sur, hasta el Cabo de Hornos, existiendo zonas de transición entre ellas.
Un área cultural se define como aquella zona geográfica en donde las características ecológicas favorecen la adaptación de ciertos modos de vida (O. Silva p. 12).
Dentro de cada área cultural, hay muchos sistemas ecológicos, de acuerdo a ellos surgieron culturas dispares, adaptadas a las condiciones locales dentro de una misma área, todas las culturas conservan rasgos comunes que las unifican.
Para comprender en qué medida, el medio ambiente está relacionado con la cultura debemos saber ¿Qué es cultura? Aquellas cosas creadas por el ser humano, conjuntamente con sus costumbres, hábitos, conocimientos, ideas y creencias (O. Silva p. 5).
Los tres pueblos aquí analizados pertenecen a la cuarta área cultural, y se buscará comprobar si efectivamente el paisaje, clima, relieve, vegetación etc. Influyeron o no en la cultura de nuestros pueblos en estudio.
Desarrollo cultural En la tierra hay distintos medios físicos y bióticos, los pueblos al adaptarse a ellos conforman su cultura.
En zonas de clima rígido, con escasa vegetación y animales, el hombre se ve obligado a recorrer extensas superficies para lograr recolectar su alimento (O. Silva p. 6). Poseen una cultura muy simple, son nómades, viven en pequeños grupos familiares, para guarecerse en sus caminatas ocupan cavernas o construyen simples refugios, no pueden llevar consigo gran cantidad de utensilios, ni muy pesados, dado que los deben transportar constantemente.
En cambio, en las zonas donde la tierra es buena, hay agua permanentemente, buen clima, es decir un lugar donde durante todo el año se puede obtener alimentación o producir su alimento, allí se establece, construyen aldeas, aparecen diversos especialistas, la sociedad se hace más y más compleja, elaboran calendarios para saber en qué momento se debe sembrar y otras labores agrícolas, observan los astros, confeccionan sistemas de escritura etc. Estos pueblos pueden permitir que la población y las áreas cultivadas crezcan, así también sus ciudades, llegando a conformar civilizaciones.
Es interesante conocer las distintas etapas del desarrollo cultural, para comprender hasta que nivel de desarrollo, les fue posible llegar, dado el medio ambiente en que se desarrollaron los tres pueblos involucrados en este estudio.
Etapa Paleo India: Representa la coexistencia, en Chile y en América, de culturas nómades con grandes animales hoy extinguidos.
Arcaica: Época experimental, los hielos han retrocedido y los pueblos debieron adaptarse a nuevas condiciones climáticas, recolectaron vegetales y animales, y trataron de cultivar especies vegetales.
Formativa: Aparecen aldeas agrícolas.
Clásica: Las aldeas se han convertido en ciudades.
Postclásica: Existen civilizaciones militares que conforman imperios.
En Chile sólo se desarrollaron las tres primeras etapas, antes de que parte de nuestra geografía, cayera bajo el dominio Incaico.
En la Patagonia, hay evidencias del hombre Paleo Indio, en la Cueva Fell. Hace unos 11.000 años, los humanos que habían alcanzado los parajes que hoy se encuentran en la ribera norte del Estrecho de Magallanes, se alimentaban de milodones, caballos y probablemente, tigres dientes de sable, guanacos y huemules (O. Silva p. 10), se supone que fueron capaces de cazar estos animales porque fabricaron una punta llamada “cola de pescado”.
No hubo grandes cambios hasta más o menos el 8.000 a.C. El último glacial empezó a derretirse, subió el nivel de las aguas del mar, el hielo erosionó la corteza terrestre, hubo un cambio en el clima y en la vegetación, se extinguió una fauna y aparecieron animales más pequeños y móviles. El ser humano debió readaptarse. Comenzó a fabricar otras puntas de proyectil, boleadoras para cazar la nueva fauna, carnearon las ballenas varadas en la playa, ocuparon sus huesos y barbas para hacer arpones, que utilizarían en la caza de la abundante fauna marina.
En el extremo sur del Chile la etapa arcaica perduró hasta su colonización en el siglo pasado.
Los tres pueblos a los que se alude en este estudio, de esta área, pertenecen al nivel cultural conocido como pre alfarero, dado que no conocieron al metalurgia ni desarrollaron actividad agrícola alguna, así como también no contaron con una organización política ni jefes tribales.
Los archipiélagos, fueron recorridos por familias nómades, que se desplazaban en canoas de corteza de árbol, levantaban campamentos en las islas, poseían una economía marítima.
En la vertiente atlántica se desarrolló otra cultura de cazadores, los cuales fabricaron armas apropiadas para dar caza al guanaco y ñandú, se desplazaban a pie, en grupos familiares. De todos estos, derivaron las bandas canoeras y pedestres, es decir, kawéshkar, yámanas y selk-nam y tehuelches. Son dos diferentes líneas de desarrollo cultural (G. Mostny p. 33).
Estos pueblos empleaban como materia prima, el hueso, la madera, las conchas y las pieles y en muy poca proporción la piedra.
Cada familia conformaba una unidad social independiente, autosuficiente económicamente, unidos a su pueblo por una lengua en común, así como iguales costumbres y tradiciones. Se reúnen durante contadas ocasiones del año.
Mientras menos cosas posee el nómade, más fácil se hace su peregrinar, por eso estos pueblos redujeron al mínimo la posesión de objetos.
¿Cómo se explica la presencia de los selk-nam en Tierra del Fuego?
Este pueblo, tan parecido física y culturalmente al tehuelche, ¿cómo llegó a esta isla? No parece posible este pueblo en otro tiempo conociera la navegación y la canoa, o que haya sido transportados, por los nómades de los archipiélagos. (J. Emperaire p. 58). La hipótesis que parece más acertada, dado que ellos desconocían la navegación, es que el Estrecho de Magallanes, es el vestigio de un rosario de antiguos lagos glaciales cuya comunicación con el mar es acaso bastante reciente, algunos miles de años (J. Emperaire p. 58). Entonces los antiguos pueblos pampeanos, en sus correrías llegaban hasta esos lagos y pasaban hacia la actual Tierra del Fuego, algunos grupos se encontraban en ella cuando se produjo la ruptura, fuese esta progresiva o catastrófica.
Este pueblo por lo tanto es de origen Patagónico.
El nomadismo
Una de las principales ocupaciones delos fueguinos fue procurar la necesaria alimentación para la familia, labor aunque dura, para ellos la caza y la recolección ofrecía un gran atractivo y fuente de satisfacciones.
El caso Selk-nam, muestra muy claro esta necesidad de deambular, es imposible el asentamiento fijo, debían moverse constantemente para realizar la caza. No era posible una larga permanencia en un mismo lugar y menos aún la reunión de varias familias establecidas ya que se verían disminuidos sus fuentes de alimentación. Lo mismo sucedería entre los grupos canoeros que debían ir tras la fauna marina.
Todos ellos para sus correrías debían disponer de una dilatada extensión, el guanaco por ejemplo, cambia constantemente de lugar, buscando el pasto necesario y el cazador debe ir tras él. Por este motivo, sus escasísimas pertenencias las transporta en bolsas de cuero o en cestos de fibras vegetales y el agua se acarreaba en vejigas de animales.
7 comentarios
Buen material
Hola! estoy muy agradecido por la completa y especifica información, quiero hacerte una pregunta y me gustaría poder tener una respuesta…sabes que tejido utilizaban los selknam? para fabricar sus canastas? como se dedicaban a esto y si sabes que técnica y materiales utilizaban? seria un agrado que me ayudaras y muy agradecido por tan bello material.
De qué tipo de madera eran los arcos y flechas de los yaganes
Excelente artículo, muy bien detallado cada punto.
Es muy triste que hayan arrasado con una cultura tan bonita, probablemente nosotros teníamos mucho que aprender de ellos y no ellos de nosotros.
Muchas gracias, tengo un gran trabajo que hacer y esto me ha servido demaciado :)
Simplemente extraordinario, magnífica tesis, te pasaste. Pude sentir el lugar y verlos a ellos con tus palabras.
Voy a ir a conectarme con esa energía ecológica y milenaria, pronto.
Agradecido por tu tesis…
Jean
El ser supremo de los yamanas no es el temaukel . El Temaukel es de los Selk’nam