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La Práctica educativa y desarrollo de contenidos para los soportes móviles y Redes Sociales. Una sinopsis desde Chile.

por Zenobio Saldivia
Artículo publicado el 03/08/2014

Comunicación presentada en el II Encuentro Nordeste de Didáctica Do Ensino, ENDE 2013,U.F.R.G., Mayo-Junio, Natal, Brasil.

 

Primero debo aclarar que no soy un experto en soportes móviles ni conocedor de Redes Sociales, estoy aquí invitado por el profesor Jerônimo Freire, en mi condición de historiador de la ciencia, de epistemólogo y de profesor de Epistemología en un Programa de Mg. en Enseñanza de las Cs. Pero puesto que el objetivo del encuentro es discutir y analizar distintos enfoques en relación a la educación y los medios móviles, pretendo compartir algunas ideas vinculantes con el tema desde lo que he podido observar en lo normativo ministerial de mi país, Chile, y destacar algunas notas deficitarias que pudieran tener estas tecnologías, desde una perspectiva de la filosofía de las ciencias, del humanismo y del ideal de la integración del conocimiento.

 

Los enormes Beneficios contemporáneos

Ahora bien, muy a menudo se considera la influencia de la tecnología sobre la sociedad como perjudicial para esta última, sobre todo en ciertos análisis de tecnófobos que hablan del largo plazo y donde se destacan los problemas ecológicos, el desempleo, la violencia, la vulgarización de la cultura y el aumento del tiempo libre entre otros. En nuestra opinión, creemos que es un juicio apresurado y erróneo visualizar la expansión tecnológica del futuro, como algo totalmente nefasto. Recordemos por ejemplo, el caso de la realidad virtual, tecnología a la que podemos sacarle mucho provecho en vista a la obtención de nuevos estímulos neurológicos o para actividades de instrucción militar, psiquiátrica, terapéutica, o para el aprendizaje en aula y para las diversas actividades de carácter educacional.

 

Sinopsis de la situación en Chile

Así, desde un punto de vista Normativo, proveniente del Ministerio de Educación de Chile, por ejemplo, hay una notoria preocupación por fomentar el uso de estas Tecnologías en la formación del docente, en rigor en año 2000 se crea un Programa de Televisión, denominado NOVASUR, financiado por el Consejo Nacional de Televisión y la Corporación de Desarrollo Pro-O’Higgins, y cuyo propósito era “mejorar la calidad y la equidad de la educación, en consonancia con la Reforma Educacional, utilizando como principales herramientas la televisión e Internet”(1) y que en general perseguía la elaboración y difusión de material audiovisual para la utilización en aula para las distintas asignaturas humanistas y científicas y para el fomento de la lectura, en los niveles de básica y media. Además de ver los contenidos en programas determinados en un Canal televisivo, se podía grabar y multicopiar en ciertas escuelas para que los profesores pudieran ir a buscar los CD y copiar el material informativo, pero los profesores no iban a retirar el material argumentando falta de tiempo y de distancia.

Luego, el año 2006, el Ministerio de Educación, crea un Centro de Estudios Técnicos, generador de estudios sobre estos temas; uno de cuyos documentos denominado Estándares en Tecnología de la Información y la Comunicación para la Formación Inicial del Docente,[2] asienta definitivamente la conveniencia y aceptación de las TIC para la capacitación docente y para la formación docente. Lo esencial del ensayo, radica en la determinación de los estándares o patrones para emitir juicios sobre el desempeño docente de los futuros educadores y tomar nuevas decisiones. En este marco teórico se reconoce la importancia de las TIC y sus expresiones tales como sofware, documentos, paginas web, juegos, blogs, y otros en el ámbito social, y se acepta la inserción de las mismas en el proceso de enseñanza aprendizaje.

Y para diferenciar estándares por área del conocimiento para aplicar en aula, se determinan las áreas de: gestión, pedagógico, tecnológico, profesional, ético….. Sin embargo, los estándares deseables para profesores de ciencias, no están oficialmente consignados en ninguna de estas áreas. Esto es, no están específicamente identificados para la praxis tecnológica en aula de los docentes de ciencias, pues se considera únicamente su rol general como docente. Tampoco se ha observado una Comisión Nacional convocada por el Ministerio de Educación expresamente para determinar el desempeño tecnológico en aula que les sea de utilidad a estos docentes más que a los otros.

Pero como país, sí se observa una teorización académica al respecto, como por ejemplo discusiones o encuentros organizados por Programas de Magíster en Enseñanza de las Cs, como el de la Universidad de Playa Ancha de Cs. de la Educación, Valparaíso, en el cual he servido la cátedra de epistemología. Los coordinadores de este tipo de programas realizan algún evento o invitan a algún especialista europeo a presentar comunicaciones sobre la Enseñanza de las Cs, aunque no sobre TIC para Enseñanza de las Cs, pero eventualmente afloran convergencias.

También son notorios los trabajos de diversos colegas de la PUCCH, como los de Adriana Vergara G. y Paulina Contreras A., que analizan la visión interna de los propios profesores y alumnos de esta universidad en relación al uso de la plataforma virtual de dicha universidad, desde su génesis (1998) hasta el presente.[3] O los aportes de los profesores de la U. de Tarapacá, en Arica, especialmente los trabajos de Yanko Ossandón Nuñez, que estimulan el uso de la telefonía móvil para la práctica docente en general.[4] También resulta ilustrativo el enorme esfuerzo desplegado por Edutcichile, una entidad dependiente del DUOC, un importante centro de formación técnica, cuyo equipo está empeñado en difundir masivamente el uso de las tecnologías de información en el país, y se caracteriza porque cada mes publica entre 10 a 15 notas breves en distintos medios comunicacionales de la capital y regiones, ilustrando y dando a conocer los usos y alcances de estas tecnologías.[5]

 

Otros ejemplos

En Chile, casi todas las universidades dictan sus cursos con apoyo de una plataforma que les permite a los profesores interactuar con sus alumnos para recibir contenidos teóricos, subir y bajar ppoint, vídeos y otros como complemento de la experiencia de aula. Una de las primeras en implantar esta tecnología fue la PUCCh, Stgo. (1998). Llama la atención que haya sido una universidad privada y católica una de las primeras en aplicar estos medios, seguramente se debió a la claridad de sus autoridades para percibir el potencial y alcance de esta tecnología o a una visión filosófica del hombre y su medio social muy permisiva y actualizada, o a la necesidad de defender por esta vía su concepción educacional y humana en general. Se lo dejamos a los historiadores de las ideas. En todo caso, esta misma corporación ya en los años ochenta del Siglo XX, fue también la primera corporación en implementar un sistema de perfeccionamiento docente a distancia denominado TELEDUC, validado por el Mineduc y transmitido por el Canal de Televisión de la U.C.

En el caso de la Universidad Tecnológica Metropolitana, (UTEM) de Santiago, a la que pertenece quien les habla, posee una plataforma virtual denominada REKO, donde cada profesor y/o alumno entra con una clave desde su computador o teléfono móvil conectado a Internet, y así el profesor actualiza sus contenidos, entrega y lee informes y participa en foros, y otros. Este sistema REKO fue creado y puesto en ejecución por los profesionales de la unidad denominada Utem-Virtual, (2007) y desde entonces supervisa, actualiza, evalúa y lleva un registro minuciosos del uso de la plataforma de todos los usuarios: académicos y alumnos en relación a sus requerimientos de apoyo metodológico, iconográfico, o de otros tipos de sustento de de material informativo.

Entre las actividades que actualmente realiza Utem-Virtual, además del apoyo al académico y al estudiante via REKO, ya mencionado, se destacan un curso solicitado expresamente a Utem-virtual por el Consorcio de Universidades públicas de Chile (CUECH) denominado: Prevención en drogas y proyecto de vida. Es una asignatura de formación general, que contribuye a la formación integral del estudiante, destinado a la prevención del consumo de drogas y del alcoholismo en estudiantes de educación superior. Tiene una duración de un semestre lectivo y se dicta en modalidad e-learning a estudiantes de las Universidades Estatales de Chile. El curso tuvo sus orígenes en el año 2010 y se continúa dictando exitosamente por los resultados académicos y encuestas de satisfacción realizadas. A la fecha, entonces, han participado las 16 Universidades del CUECH y se han dictado 4 versiones, con un total de 3129 estudiantes de todo el país participantes en el curso.

Lo relevante desde el punto de vista del estudiante, es que al mismo tiempo que se dicta el curso, los alumnos expresan sus vivencias sobre drogas, sexualidad y otros tópicos, en foros y debates virtuales. Y desde el punto de vista académico, algunos profesores o profesoras de este curso adscritas al Departamento de Hdes., de la Utem, realizan encuestas sobre estos temas como acopio para una investigación de mediano plazo y que cubre todo el país.

Amenazas de la utilización de medios móviles y redes sociales

1. La información difundida por los medios móviles, no siempre obedece a contenidos de un diseño curricular definido que esté en correlato con la política educacional de tal o cual país, o con la necesidad de una educación coherente con los requerimientos regionales o locales, en que están inmerso los alumnos, sino que muchas veces simplemente eclosiona de facto por los requerimientos de los estudiantes y/o por la experticia del profesor de aula. E incluso la orientación y propósitos de la difusión de contenidos es casi siempre sobrepasado por los intereses de los alumnos que van más allá de lo curricular.

2. Está también el peligro, o mejor dicho el factum, de la difusión de contenidos no autorizados por el profesor, o mejor dicho no vistos por el profesor porque ya los estudiantes no piden autorización ni para usar sus medios en aula, ni menos para subir al Cyber-space tal o cual contenido, sea del profesor o sea del propio alumno o de algún condiscípulo. Así, por ejemplo, este mismo servidor se ha encontrado con minutas personales de clases de Ética Profesional, analizadas en aula, pero que no tenían el perfil terminado para ser un documento debidamente cerrado y que ahora circulan por el Internet. Lo propio ha sucedido en mis cursos de Historia de la ciencia o de Epistemología, donde algún alumno, ha subido su propio trabajo, por ejemplo: “Las exploraciones científicas en la región de Chiloé durante el Siglo XVIII y XIX.”, que si bien ya había sido evaluada en aula con una determinada nota, no estaba en condiciones de divulgación por tener algunos errores cronológicos y de descripción taxonómica. Así, en estos casos, hay un doble peligro: una difusión errónea de saberes acotados y puesto que aparece el nombre del profesor, implica también un cierto descrédito en la imagen corporativa del profesor ante sus pares, pues éstos ven lo que está ante sus ojos y no como y porque llegó al Cyber-space.

3. Existe el peligro de que las redes sociales se utilicen simplemente como un insumo comunicativo que por estar inserto en los hábitos juveniles y del marco social, se continúe con ellas en el proceso enseñanza-aprendizaje, obnubilando otras expresiones de trabajo metodológico en aula, y centrándolas en el medio supuestamente cognitivo por antonomasia, sin que necesariamente la utilización de las mismas reflejen siempre un correlato con los procesos comunicacionales pertinentes a las asignaturas, o a los requerimientos curriculares.

4. Debemos tener presente además, que el uso de estas tecnologías en general, sino se complementan con otras actividades de interfaz vivencial, podrían dificultar la entrega de valores humanistas, laicos y filosóficos, cuyo asentamiento en la personalidad del estudiante requiere de una interacción dialógica vivencial y directa con el profesor de aula, pues no es posible traspasarlos ipso facto, a través de los medios iconográficos, sonoros y visuales de la Internet, puesto que a todos los contenidos intercambiados en las redes, sea de alumnos profesor o viceversa, siempre les faltará el contexto. Ya lo señalaba Ortega y Gasset en su tiempo: Todo lo que no dice la palabra, lo dice muda la circunstancia. La circunstancia, el contexto, es la invariante ineludible que coadyuva para la internalización axiológica y frente a la cual el estudiante opta por internalizar o nó determinado esquema, conducta o actitud valórica; el contexto es así, el marco holístico que da el sentido humanista que siempre debemos cautelar en nuestra condición de formadores. Por ello, es de esperar que estos medios que analizamos no se constituyan en la única fuente de adquisición y difusión del conocimiento, sino que se complementen con la docencia presencial de aula, o al menos con algunas actividades dialógicas y de socialización en aula.


[1] Convenio de Colaboración entre Corporación de Desarrollo Pro-O’Higgins y el Consejo nacional de Televisión, Stgo., Chile, 27, Oct. 2008.

[2] Estándares en Tecnología de la Información y la Comunicación para la Formación Inicial del Docente, Enlaces, Mineduc, Stgo., 2006.

[3] Vergara G., A. y Contreras, P.: “Reflexiones acerca de las TIC y la Práctica pedagógica a partir de la opinión de Alumnos y Profesores Universitarios de la UC”, Rev. Pensamiento Educativo, Vol. 43, Stgo., Chile, 2008.

[4] http://eudev.uta.cl/RIC/blog

[5] http://www.eduticchile.cl

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