EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
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Lo ideal y/o lo real. De la actitud filosófica frente al mundo

por Felipe Mujica
Artículo publicado el 07/04/2022

Resumen
Escrito que reflexiona sobre la categoría de lo ideal y lo real en torno al mundo. Además, de la actitud filosófica que cada persona va asumiendo en su cotidiano vivir en torno a dichas categorías.

Keywords
filosofía, ideologías, realidades

 

Este año publiqué en Chile dos nuevos libros que se titularon “Dios no ha muerto. Y otros escritos de filosofía” (Editorial Trayecto, 2022) y “Filosofía (pos)moderna y educación. Desafíos para el siglo XXI” (Editorial Forja, 2022), los cuales, de uno u otro modo, introducen el dilema entre lo ideal y/o lo real. Dilema que, a mi entender, es constante en la vida humana y define, al final del día, cuál es la tendencia filosófica con la que enfrentamos el mundo. Aquel dilema mirado desde nuestra actualidad, me permite decir que define si afrontamos el mundo con una actitud filosófica o una personalidad idealista, realista o mixta entre ambas categorías. Es decir, aquella mixtura sería relativamente idealista y realista. Estas tres categorías podrían ser sinónimo de una personalidad más moderna (idealista), más posmoderna (realista) o moderna-posmoderna (idealista-realista).

La actitud filosófica que adoptemos frente al mundo es un reflejo de nuestras bases espirituales más profundas, es decir, de nuestra interpretación del mundo y de nuestros sentires cotidianos. Por ello, incluiría nuestra ética, nuestro posicionamiento con relación a las cuestiones metafísicas, nuestras emociones morales e incluso nuestra cosmovisión política. ¿De qué dependerá aquella actitud filosófica frente al mundo? Antes de responder aquella pregunta, debo señalar que, desde mi perspectiva, toda persona que tiene autonomía y un vínculo con el mundo desarrollaría una actitud filosófica. Por tanto, esta actitud no necesariamente es consciente, pero se refleja en los actos, en los sentimientos, en las intelecciones y en las decisiones personales. En este sentido, cabe recordar el dicho que un acto vale más que mil palabras. Entonces, de qué dependerá la actitud filosófica. Pienso que depende de múltiples factores, considerando la biografía y la cultura que ha vivido cada persona, hasta sus estudios formales e informales. Es decir, podemos estar relativamente determinados por nuestro entorno, pero no absolutamente, dado que voluntariamente también podemos tomar decisiones que modifiquen nuestro contexto, nuestros saberes y, por ende, dicha actitud filosófica. Dado que no me he referido a lo que entiendo por una actitud, preferentemente, idealista, realista o mixta, expondré en los siguientes párrafos una breve interpretación sobre aquello.

Con una actitud principalmente idealista hago referencia a un modo de vivir en el mundo muy cerrado en torno a teorías o razones que, de algún modo, lo explican. Dicha persona sabría con relativa exactitud por qué las cuestiones del mundo funcionan de ese modo y cómo deberían ir funcionando con el paso del tiempo. Cabe destacar, que aquellas teorías o razones no necesariamente son asumidas de modo consciente. Entonces, aquella persona tiene mucha consideración con lo que debería ser en torno a una planificación del mundo. Por ejemplo, podría ser una persona que tiene mucha comprensión de los reglamentos que gobiernan una ciudad, pero tiene poca comprensión de las dificultades reales que la aplicación de esas reglas genera en la ciudadanía. Y, por lo mismo, si tuviese que decidir si mantener una estricta aplicación de las reglas o flexibilizarlas, es muy probable que decida no flexibilizar, dado el importante fundamento que ellas tienen. Y aquella mirada la transfiere a los diferentes contextos y situaciones culturales.

Con una actitud principalmente realista, hago referencia a un modo de vivir que, independiente de si está influenciado por teorías o razones, toma sus decisiones en función de los aspectos contextuales y experienciales. Su modo de relacionarse con las ideas sería abierto, pudiendo, en muchos casos, anularlas para basar sus decisiones en necesidades espontáneas que le plantea la propia vida. Por ejemplo, sería el caso de una persona que ante una necesidad olvida lo que es correcto o incorrecto y comete un delito para satisfacerla. En otras palabras, aquella persona podría suspender la aplicación de ciertos principios éticos para beneficiarse de ello y actuar contra esos principios. Una persona con actitud realista se entregaría, en general, a la condición caótica del mundo, prescindiendo de una vida que se ordena, comúnmente, con principios o razones constantes. De hecho, aquella persona podría ir incluyendo en su vida razones en función del contexto, por lo que sería una actitud bastante relativista.

Con una actitud mixta o ecléctica, entre la perspectiva ideal y real, hago referencia a una tendencia de vivir y enfrentar el mundo con razones estables e inestables. Con planificación y con improvisación. Por ejemplo, sería la historia de una persona que tiene principios claros y estables, pero ante una situación que le exige flexibilizarlos lo hace parcialmente, sin suspender los aspectos más profundos de sus principios. Incluso, también podría darse el caso en que decida suspender excepcionalmente aquellos principios por exigencias reales que considere necesarias. Por otro lado, también podría decidir no flexibilizar en algunas ocasiones excepcionales. Esta actitud sería la menos predecible, dado que podría inclinarse hacia el mundo ideal o real. Asimismo, sin ninguna alternancia que le de un orden a sus inclinaciones. Esta actitud permitiría adaptarse de un modo relativamente estable a un mundo caótico, como lo es el nuestro. Para quienes se interesen en aquello, pueden averiguar sobre la exitosa y novedosa teoría del caos, así como del paradigma de la complejidad.

Para finalizar mi escrito sobre lo real y/o lo ideal, mencionaré dos refranes populares que nos explican este cotidiano dilema que enfrenta a las personas con el mundo. El primero de ellos es el que dice que del dicho al hecho hay mucho trecho. El dicho representaría lo ideal y el hecho lo real. El segundo refrán dice que el papel aguanta mucho. Este refrán representa lo idealista que podemos ser frente al mundo, planificando muchas cuestiones que distan de la realidad.

Felipe Mujica

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Un comentario

Completo acuerdo en la breve descripción de las tres actitudes. En mi caso he optado por la tercera, consciente de vivir un mundo o una vida que conforma un juego de muchos juegos, cada uno con sus propias reglas y ninguno con reglas universales. El solo funcionamiento de la consciencia, que extrae de la realidad su representación, hace evidente la universalidad de la relatividad y el sinsentido de lo absoluto.

Por Rodrigo Velasco Ortiz el día 30/06/2022 a las 10:52. Responder #

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Requerido.

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