RESUMEN
Este ensayo analiza el cuento “El fardo” de Rubén Darío, desde las categorías de utopía y distopía, planteando que, lejos de ser un cuento distinto a los otros de Azul…(1888), conlleva en sí las particularidades y condiciones sociales, políticas y culturales que vieron nacer al modernismo en el continente latinoamericano y que parecen seguir replicándose aún en la actualidad.
Palabras claves: Rubén Darío, Azul…, El fardo, Utopía, Distopía
Rubén Darío es considerado iniciador y máximo exponente del modernismo en Latinoamérica, sin embargo, al hacer alusión a su vida y obra, existen dos elementos que han sido relegados a un segundo plano: la motivación en su escritura y la prosa narrativa como consecuencia de esta[2].
Para el primer punto se debe destacar que la obra de Darío, y su vanguardia,nace“en un contexto donde su presencia es un signo más de un momento de crisis y de polémicas; ahora, el antiguo escritor, debe asumir que hay un sujeto que también discute, porque es su espacio de acción, porque los hombres por antonomasia se dedican a hacer y a influir culturalmente en los cambios de pensamiento en las distintas épocas”[3] (Ferrada 2009: 64).
A esto debe sumarse que el incipiente capitalismo y los procesos modernizantes, eminentemente europeos, habían producido en la sociedad de la época una insensibilización en pos de las lógicas de consumo[4]. Es por ello que Azul…expresa, tanto en sus cuentos como poemas, la evasión del autor frente al complejo y cambiante escenario en el que debe vivir.
Como consecuencia de la publicación de este libro, surge un segundo punto en el análisis de la obra del nicaragüense:la prosa narrativa. Este punto es clave para comprender la propuesta escritural del modernismo, pues los cuentos de Azul…– y de igual manera sus poemas[5] -construyen todo un entramado que está supeditado por la realidad, o que, con mayor precisión, intenta proyectarla.
En el caso de“El fardo”, este se enmarca en el escenario de lo que conociera Darío durante su trabajo en la aduana chilena, pero lo exterioriza sin los elementos clásicos de la vanguardia modernista, sobre todo aquellos vinculados al escape de los protagonistas hacia lugares fantásticos y épocas gloriosas[6].
En este caso el poeta, protagonista delas historias de Azul…, solo se dedica a escuchar el relato del tío Lucas sobre la muerte de su hijo y la difícil vida que lleva junto a su familia en el puerto de Valparaíso. A su vez, la historia está acompañada por variadas reflexiones en torno al empobrecimiento, las relaciones humanas, la falta de comunicación y la marginalidad.
A razón de esto es que “El fardo”se ha distinguido siempre como una presencia extraña en Azul…, “ya en el prólogo de Eduardo de la Barrase singulariza este cuento, pues no se señala como algo heterogéneo, dice el crítico chileno, sino como algo aún más sombrío y más humano dentro de esta galería de elite; algo digno del lápiz de Goya” (Saavedra y Mapes1939: 180).
La atribución de esta particularidad se debe, en gran medida, a que el cuento “narra una anécdota real acaecida en Valparaíso en donde puede vislumbrarse la miseria y sordidez, la desesperanza y hasta la fatalidad vistas de cerca en una familia de lancheros o estibadores del puerto” (Romeau 1989:321).
En tal sentido, la mayor utopía dentro del cuento es el carácter vehemente de los personajes, quienes intentan surgir a pesar de las condiciones inhumanas que están obligados a sortear. Y aunque la intención de progreso por parte del tío Lucas es loable y desinteresada, la aparición abrupta de la realidad distópica, representada por el fardo, solo aumenta el carácter aciago de la sociedad en la que deben vivir.
A través de una estructura enmarcada, “El fardo” se desarrolla gracias a la conversación entre el poeta y el tío Lucas, un viejo lanchero que rememora la muerte de uno de sus hijos, un alma noble y sacrificada que lo acompañó, primero como pescador y luego como estibador.
La tensión del relato se produce,entonces, mediante estos dos elementos que constituyen las categorías de análisis: la utopía y la distopía. La primera hace alusión a una serie de particularidades positivas y esperadas en un mundo que podría considerarse perfecto; mientras que la segunda denota un lugar aciago donde la sociedad se ha corrompido[7].
En el proyecto modernista ambas son clave, pues existe por parte de los autores y de los personajes, una huida en el tiempo y en el espacio hacia lugares que consideran de mayor esplendor, ya sea por las materialidades que los construyen, o por las subjetividades de quienes allí habitan.
La descripción inicial del cuento, que puede considerarse utópica,concuerda con estas concepciones que el modernismo propuso para evadirse de la realidad, y que se repiten permanentemente en la prosa de Azul…: “Allí lejos, en la línea, como trazada con un lápiz Azul…, que separa las aguas y los cielos, se iba hundiendo el sol, con sus polvos de oro y sus torbellinos de chispas purpurados, como un gran disco de hierro candente”(Darío 1996:76).
Asimismo,el relato denuncia los esquemas ideológicos y culturales validados durante la época, especialmente aquellos en los que unos pocos se benefician del trabajo de los más desfavorecidos[8]: “los bravos hombres toscos que viven la vida del trabajo fortificante, la que da la buena salud y la fuerza del músculo, y se nutre con el grano del poroto y la sangre hirviente de la viña” (Darío 1996: 77)
En este plano social se produce un enfrentamiento entre las categorías. Por una parte, el tío Lucas y su hijo personifican la fuerza utópica por cuanto aparecen descritos como nobles, trabajadores y de buenas intenciones. De hecho, Darío se refiere al tío Lucas como un “hombre basto, pero de pecho ingenuo” (Darío 1996: 77), lo que significa, de manera bastante concreta, que los personajes se caracterizan tanto por la abnegación, como por el sufrimiento.
Sin embargo, aquella representación positiva se ve eclipsada por la aparición abrupta de la realidad distópica, que consolida la crítica y evidencia el círculo de pobreza en el que deben vivir los protagonistas: “¿Qué cómo murió? En el oficio, por darnos de comer a todos: a mi mujer, a los chiquitos y a mí, patrón, que en ese entonces me encontraba enfermo” (Darío 1996: 77).
En este contexto, la muerte noes solo el foco principal de la tensión narrativa, sino también el detonante de la distopía. Es precisamente el fardo – un objeto amorfo imposible de individualizar – un símbolo de la prosa mercantil, vulgar y comercial que Darío pretende denunciar; un enemigo que no es ni pobre ni desvalido, sino deforme, gordo, maloliente y encubridor de distintos productos y objetos de lujo destinados a la oligarquía chilena.
Según lo propuesto por Achungar (1986), el fardo es también un antivalor: “El anti-valor no es, como podría pensarse en un relato naturalista, la degeneración biológica, el vicio o la injusta y determinante estructura de la sociedad. En este caso, el anti-valor está representado -gracias a la mediación simbólica del fardo que mata al niño- por el comercio importador, es decir, por una clase mercantil que sacrifica, en su afán materialista, incluso, la vida de un joven”(862).
En este desarrollo la utopía resulta imposible, y aunque por breves instantes se presenta como una realidad alcanzable, lo cierto es que no es permisible, principalmente porque el mundo en el que ocurre el acontecer, se ha orientado hacia la racionalidad instrumental: “el tío Lucas, había logrado, tras mil privaciones, comprar una canoa, se hizo pescador (…) Un día de invierno, había temporal (…) pero una racha maldita los les empujó contra una roca, y la canoa se hizo astillas” (Darío 1996: 78).
Por tal motivo, en “El fardo” se presenta un proyecto modernizante que no se centra en el individuo ni en sus expresiones, sino más bien en las consecuencias acaecidas en Latinoamérica a causa de la llegada de la modernidad europea y del capitalismo como fuerza social, política y económica principal.
El final de la historiase arraiga en la realidad distópica, pues no se produce una reivindicación en cuanto a las condiciones de vida de los personajes. Se precede así al término del relato con un párrafo que sintetiza y afianza la distopía como fuerza antagónica por antonomasia: “Aquel día no hubo pan ni medicinas en casa del tío Lucas, sino el muchacho destrozado, al que se abrazaba llorando el reumático, entre la gritería de la mujer y de los chicos cuando llevaban el cadáver al cementerio” (Darío 1996: 81).
La atención vuelve al poeta que ha escuchado el relato del tío Lucas, quien entrega las reflexiones finales de manera profetizadora, anticipando que estos problemas seguirán aquejando a la sociedad. Es este personaje el receptor ficticio que oscila entre ambas categorías durante el transcurso de la historia, enfrentando esta oscura realidad y concluyendo el relato de la siguiente manera:“Me despedí del viejo lanchero, y a pasos elásticos dejé el muelle,tomando el camino de la casa, y haciendo filosofía con toda la cachaza de un poeta, en tanto que una brisa glacial, que venía de mar afuera, pellizcaba tenazmente las narices y las orejas” (Darío 1996: 81).
CONSIDERACIONES FINALES
En este ensayo se ha realizado, por una parte, una breve contextualización sobre la escritura de Rubén Darío y su importancia en el modernismo Latinoamericano como iniciador y máximo exponente de esta vanguardia; de otra,el análisis del cuento “El Fardo”, a través de las categorías de utopía y distopía.
En lo que respecta a esta idea, el cuento presenta contenidos que lo hacen distinto a los otros de Azul…, debido a que exteriorizala realidad a la que se ven enfrentados los protagonistas sin escapar de ella. En tal sentido, el tío Lucas y su familia están destinados a un inexorable fracaso pues la sociedad y las circunstancias distópicas, representadas en su máxima expresión en el fardo, han condicionado el existir de los personajes, destruyendo todo atisbo de progreso y oportunidad.
Asimismo, en el cuento se han anticipado los problemas que hoy padece la sociedad, particularmente aquellos relacionados con el mundo materialista, individualista y mercantil en el que deben vivir. Por ello es posible concluir que “El fardo”, lejos de ser un cuento ajeno a los otros de Azul…, conlleva la esencia que vio nacer al modernismo y está impregnado de las particularidades, procesos históricos y condiciones sociales, políticas y económicas que diferenciaron a esta vanguardia de las europeas.
BIBLIOGRAFÍA
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2 comentarios
Cuál es es asunto principal desarrollado en el cuento de el fardo
Está muy bueno como lo escribió
Rubén Darío… Excelente…