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La tragedia de la lucha entre liberalismo y conservadurismo en la España del final del siglo XIX en la novela “Doña Perfecta” de Benito Pérez Galdós.

por Sukanta-Kumar-y-Mayuresh-Kumar
Artículo publicado el 02/07/2017

benito-perez-galdosEl autor, con la intención ingenua de narrar la situación real de la sociedad del siglo XIX, muestra con destreza la decadencia de la sociedad por una actitud intransigente adoptada por los ortodoxos en contra de los liberales.

Introducción
La figura dominante de la literatura española del siglo XIX es el novelista Benito Pérez Galdós. Después del Siglo de Oro, España no había producido un autor que poseyera el genio de Galdós. Los críticos admiten que  no hay un autor que pueda alcanzar su altura con respecto a la popularidad y producción prolífica. La valoración refinada de los críticos trata a Galdós como un escritor de su época cuya obra ofrece una visión más profunda, auténtica y extensa de las realidades de su patria. Se reconoce que a este artista de calidad suprema solamente le sobrepasa Cervantes. Ningún otro autor podía exceder a Galdós (Doña Perfecta. Traduc. Introducción) en vitalidad, capacidad de crecimiento, entendimiento de los motivos que impulsan el corazón humano, sentimiento de humor y el carácter típicamente español para crear personajes que reflejan los seres humanos verdaderamente en la sociedad de entonces España.

Galdós nació en 1843 en Las Palmas en Gran Canaria en el seno de una familia acomodada y luego fue a Madrid en 1862 para estudiar Derecho, carrera en la que se tituló en 1870. La permanencia en la ciudad de Madrid le cautivó totalmente. Su reflexión al respecto se puede ver en sus obras por las descripciones de las calles, las clases sociales, los asuntos culturales, los estudiantes y las costumbres. Fue el hijo menor de una familia de clase media y fue criado con una buena educación. No sólo adquirió fluidez en inglés y francés, sino también aprendió a pintar y dibujar. Aunque Galdós creía en el liberalismo, nunca se asoció con la figura de político activo, ni perseguía la profesión legal. Su inclinación a la profesión literaria brotó a una edad temprana.

El motivo básico de su literatura era explorar, entender y expresar la cruel guerra civil  (Carlista) prolongada que había arruinado a España desde la primera mitad del siglo XIX y destruido la esperanza de varias generaciones españolas. La lucha era entre el orden antiguo y el orden nuevo, mejor dicho entre las fuerzas tradicionalistas y las progresistas. Aquella misma lucha en Inglaterra y en Francia era normal pero en España el surgimiento de las ideas nuevas y revolucionarias se veía con una actitud sospechosa y hostil porque los ortodoxos creían que el adviento de estas ideas amenazaba la existencia de la nación. Por esta razón, acompañada con la actitud intransigente de los españoles, la lucha feroz e incesante continuó hasta 1870, cuando una reconciliación entre las fuerzas opuestas fue alcanzada, la cual coincidió con la ascensión de Alfonso XII al trono. España empezó a ganar prosperidad durante el tiempo de la tranquilidad pero ésta fue terminada, por supuesto, otra vez al final del siglo XIX, lo que resultó en la  pérdida de las últimas colonias de España y también en un desastre económico. Así el modus vivendi que existía por las décadas desapareció. La clase obrera y los partidarios de los nuevos ideólogos llegaron a ser muy activos provocando actividades similares a las de los grupos conservadores y los disturbios culminaron en la guerra civil más feroz en la historia de España en 1936. La perspectiva de esta situación era la causa dominante que animaba a Galdós a escribir sus novelas para señalar esta decadencia de la sociedad de España. Continuó creando los Episodios nacionales, una serie vasta de novelas históricas en las que retrató el pasado inmediato de la nación en aquel período.

Mientras Galdós estaba trabajando sobre su primera serie de los Episodios nacionales, escribió cuarto novelas también y una de estas novelas es Doña Perfecta que trata el problema que quedó a raíz de la desintegración nacional y que motivó una serie de guerras civiles, y el problema religioso. En esta novela, Galdós no realiza una propaganda ateísta (anti-religiosa); nunca tuvo esta intención. Es evidente que sus novelas subsiguientes tenían respeto máximo hacia los que estaban sumergidos en la fe, la esperanza y la caridad, elementos que constituyen el aspecto básico de la religión. Lo que se analiza en estas novelas es la intransigencia de los que creían poseer la verdad y eran implacables con todos que se suscribían a su fe con fervor fanático. Según Harriet de Onís, es la actitud intransigente y ortodoxa que da a luz al fanatismo a través del curso de la historia. Este fanatismo ha conducido a la muerte de Sócrates, la muerte de Cristo y la muerte de miles de personas en las cruzadas religiosas. En los anales de los mártires, se puede ver que los nombres pertenecen a los que no podían subscribirse a la opinión oficial. (Onís v-xv)

Resumen:
La llegada de José de Rey, hijo de Juan de Rey y sobrino de Doña Perfecta, en Orbajosa marca el empiezo de la novela. José de Rey (Pepe) llega allí para casarse con su prima Rosario. Este matrimonio fue arreglado para establecer un nexo familiar permanente pues Doña Perfecta recibió mucha ayuda de Juan de Rey cuando ella estaba en un estado de miseria y pobreza después de que su marido falleció.

Aunque Pepe recibió una recepción muy cordial y calurosa, la ruptura con Doña Perfecta surgió pronto debido al hecho de que mientras Pepe, por su educación, era una persona liberal y muy racional, aquélla estaba sumergida en ideas medievales. Pepe es identificado como una persona iconoclasta y desarrolla una clara separación entre la ideología del pueblo de Orbajosa y sus ideas liberales.

Don Inocencio, el clérigo del pueblo, empezó a demostrar su aversión y aborrecimiento hacia Pepe y lo cuestionaba o retaba basándose en sus ideas tradicionalistas que para Pepe demostraban la negación de las costumbres del pueblo Orbajosa. Estos incidentes destruían la imagen que Doña Perfecta tenía sobre Pepe y, con la complicidad o connivencia de Don Inocencio y otros, trataba de crear problemas a Pepe.

A pesar de esta situación de hostilidad con su tía y otras personas de influencia de Orbajosa, el amor entre Pepe y Rosario brotó desde su llegada. Con el motivo de distraer la atención de Pepe hacia Rosario y de separar a la pareja, Doña Perfecta inventaba muchos trucos de hostigamiento indirecto. En connivencia con Doña Perfecta, Licurgo presentó una demanda a Pepe por invasión de tierras. La dama astuta, a través de sus amigos, pudo expulsar a Pepe del puesto de ingeniero y creó hostilidades contra Pepe por medio de la influencia de Don Inocencio. Pero Pepe y Rosario estaban enamorados y decidieron luchar hasta el final y no rendirse. La buena suerte de Pepe hizo que los militares del gobierno llegaran a este lugar para dominar a los rebeldes. Ellos eran sus amigos y le ayudaron y protegieron de la gente hostil del pueblo.

Al entender que los soldados estaban ayudando a Pepe, Doña Perfecta y sus cómplices se sienten amenazados y entienden que ellos constituyen una amenaza en contra de las buenas costumbres de la sociedad, la pureza, la fe religiosa y la tradición del honor y la dignidad.

Don Inocencio deseaba que su sobrino Jacinto, joven abogado del pueblo, entrara en matrimonio con Rosario y para lograr esto objetivo quería que Pepe dejase de vivir en el pueblo para remover el obstáculo del camino de Jacinto. Por esto, trató de asustar a Pepe cuando éste llegó al jardín de Doña Perfecta para encontrarse con Rosario. Pero en el momento de desesperación y de odio, la dama astuta “adelantó algunos pasos. Su voz ronca, que vibraba con acento terrible, disparó estas palabras:– Cristóbal, Cristóbal…  ¡mátale! Oyese un tiro. Después, otro” (Galdós 291).

Rosario que era muy tierna en su corazón, no pudo sostener el choque de la muerte de Pepe y se volvió loca completamente. Doña Perfecta y sus cómplices trataron de pasar el rumor de que Pepe se había suicidado. Pero Don Cayetano, el gran bibliófilo de España y familiar de Doña Perfecta entendió todo lo que ocurrió y narró su opinión en sus cartas a un amigo.

Así alcanza el fin de la novela y el autor dice, “Esto se acabó. Es cuanto por ahora podemos decir de las personas que parecen buenas y no lo son” (Galdós 303).

Identificación del espacio y del tiempo.
El autor no trata de especificar la ubicación exacta del pueblo, pero dice en el primer párrafo que no está muy lejos ni tampoco muy cerca de Madrid, y dice que la estación del ferrocarril, Villahorrenda se encuentra exactamente a 171-172  kilómetros (López-Landy 47) de la capital de España pero se ignora en qué dirección. El autor elige este lugar probablemente para reflejar una sociedad verdadera que todavía no se había desviado del camino del tradicionalismo. De hecho, como dice López-Landy (48), en esta obra, el tiempo no se limita al período de los eventos de la novela sino que indica en totalidad el siglo XIX. Este autor ha enfatizado que “el espacio intensivo y dramático, parece necesario considerar los elementos no exclusivamente técnicos o estilísticos, sino más bien los ideológicos” (55).

Según Leopoldo de Trazegnies Granada
“Orbajosa era cuna de varones y damas insignes y mal pensantes. En sus campos se cultivaba el ajo y la mala uva. Y se combinaba perfectamente la envidia y el desprecio que suelen desembocar en el odio. La hipocresía tradicional les servía para encubrir sus mezquindades morales. La corrupción del espíritu había sido convertida por artes clericales en virtud y fortaleza del alma y la austeridad en vicio.” (Web)

Granada añade además que  este lugar es una presentación de cualquier lugar de la España de entonces porque en todas partes existía el mismo sistema social compuesto por unas familias dominantes feudales que suprimirían a la mayoría de la población en connivencia con la iglesia y que resistían el progreso científico y económico.

El período de tiempo se sitúa en la tercera parte del siglo cuando la industrialización aparecía paulatinamente en la península a pesar de la inquietud de la gente. Manuel Tuñón de Lara dice (138-181) que “La  revolución de 1868” había acabado y en la década de los sesenta la monarquía se había restaurado después del fracaso de la primera república, aunque algunos de los preceptos continuaban con la excepción de la restauración de la autoridad de la iglesia.

Según Gullón, “El interés de Galdós por la sociedad de su tiempo se debía a su convicción de que solamente en ella y vinculado a ella podía entenderse el hombre” (125) y esta idea de Galdós se destaca muy ampliamente en sus episodios nacionales.

Perspectiva social, histórica y cultural
La perspectiva social e histórica revuelve sobre la lucha que atormentaba la  sociedad española durante todo el siglo XIX desde la proclamación de la Constitución de 1812 (Fusi y Palafox 160). La lucha involucra no sola una polémica sobre los ideales sino también las batallas políticas en las que los antiliberales disfrutaban el apoyo moral del clero.

En Historia de la Literatura Española (395),(Editor: Diez Borque) se observa quela política y cultura de la España en el siglo XIX, se tiene que analizar bajo la luz de la lucha entre moderados y progresistas que culminó en la revolución de 1868 cuando los progresistas ganaron la batalla contra la reina Isabela II y subieron al poder.  Este cambio del poder resultó en una reorganización total a escala nacional.

La monarquía restaurada no correspondía totalmente a la anterior sino tenía que aceptar muchas reformas progresistas (Borque 396) como  la libertad de enseñanza, de prensa, de asociación, de reunión etc. Aunque en 1876, la Constitución “respeta sobre el papel la mayor parte de las libertades conseguidas en 1869, introduce algunas <<novedades>>: la religión católica es la religión del Estado, el sufragio universal se convierte en sufragio restringido” etc., así caciquismo fue restaurado (Borque 395-98).

Como consecuencia de la revolución del 68, hubo una gran racionalización del florecimiento del pensamiento y ocurrió un gran surgimiento de la novela realista en 1870, la cual alcanzó su apogeo en las décadas de los ochenta y noventa del siglo XIX. Novelistas tales como Galdós, Clarín y Bazán aparecieron en la escena literaria para reflejar la condición real de la vida y de la sociedad exponiendo la hipocresía de los llamados controladores de la moralidad de la España de entonces. Borque dice que “Lo más característico del realista es su posibilidad de alcanzar la ironía o el distanciamiento crítico (Dickens, cierto Pérez Galdós, Clarín, sobre todo etc.). Surge así del realismo un nuevo valor literario, descubierto por Cervantes, y después olvidado. El realista no sólo es capaz de comprender y englobar un sinnúmero de relaciones, sino que también es capaz de crear una nueva: la relación autor-obra, autor-mundo, engendradora de la irónica crítica, del humorismo también” (404).

El genio de Galdós permite a los lectores “reconstruir la historia entera de la novela española de medio siglo” porque “está abierto a todas las novedades, y suele ser el primero en señalar los cambios de rumbo, las  rupturas novelescas” (Borque 413).

Según Borque, la novela Doña Perfecta se basa en el tema del dualismo y añade que “muestra bien a las claras la lucha de la burguesía revolucionaría contra las clases de antiguo régimen; el autor predica la tolerancia, pero exalta la figura de liberal individualista al atacar a la Iglesia Católica y a lo que ésta representa, socialmente, como peligro ante la burguesía progresista. (413)

El tema:
Según Ignacio Elizalde, en el decenio 1870-1880, aparecieron una serie de novelas que destacan la controversia sobre el problema religioso y las visiones científicas. Galdós en su novela Doña Perfectademuestra que “Una de la mayores urgencias en la vida privada y pública española era encontrar una solución de ‘el  problema religioso, que perturba los hogares y ofrece contradicciones que asustan’ (147). Según Elizalde esta novela revela con la perspectiva de gran realismo la intransigencia y el fanatismo de ambiente cerrado y los partidarios ortodoxos de la fe religiosa son inexorables en su actitud y “se sirven de ella para sus propios fines e intereses” (147).

A mí me parece que la novela es realista ya que el autor reconoce y recrea en su novela las relaciones de los personajes con la sociedad y su elaboración, por el medio de los asuntos relacionados al curso de la novela, expone al lector a un mayor grado de realidad. El comportamiento de Doña Perfecta y el de Don Inocente coinciden perfectamente con las personas que dominaban en España en el siglo XIX, quienes se apoyaban para lograr sus intereses.

Análisis de la obra.
En cuanto a la estructura, es una novela en la que el protagonista se convierte en eje de la novela (Elizalde 154, Gullón 27) porque “los distintos ámbitos del conflicto quedan organizados como círculos concéntricos sobre los cuales se proyecta el foco de luz del narrador”. Es muy obvio que el narrador  es omnisciente porque puede prever el curso de los eventos y arregla los asuntos en un modo organizado para revelar la característica de Doña Perfecta y Don Inocencio.

De hecho, Doña Perfecta sobrevivió el desastre económico después de haber perdido su esposo solamente con la ayuda y la compasión de su hermano, “el bueno de don Juan Rey” (Galdós 31). El autor ha mencionado en el capítulo 3, en una forma inimitable que “la gratitud de Perfecta era tan viva, que al escribir a su hermano desde Orbajosa…  le decía ‘has sido más que hermano para mí, y para mi hija más que su propio padre’” (31). Más tarde, Perfecta en una carta mandada a su hermano, acepta la idea de su hermana acerca del matrimonio de su hija Rosario con Pepe con “mucha humildad y modestia.” Galdós así construye la perspectiva que finalmente va a demostrar que todas estas expresiones de gratitud y el intento de establecer una vinculación perenne con su hermano eran nada más que promesas falsas y huecas. Juan el padre de Pepe refiere a éste que su hermana es “¡Pobre hermana mía!” y añade “¡Que  buena es!,” para manifestar el flujo incesante de su cariño verdadero. Así poco a poco el autor continúa construyendo el contraste entre los personajes, los que miran a los  asuntos desde el punto de vista del liberalismo, tolerancia y el punto de vista de intransigencia.

El título del capítulo VI, “Donde se ve que puede surgir la desavenencia donde menos se espera” sugiere sutilmente el advenimiento de un elemento de discordia sobre un asunto trivial y que  se convierte en algo amargo e irritante para Pepe que es un joven de un comportamiento conveniente y afable. El gran sabio de la catedral no sólo hace comentarios irrelevantes al desarrollo de la ciencia sino que también inunda su discurso con invectivas contra Pepe. El autor utiliza el capítulo sexto y el capítulo séptimo para destacar la ironía oculta para descifrar la intransigencia y la intolerancia de los representantes de la fe ortodoxa que rechazan las nuevas ideas porque tienen miedo de perder sus posiciones de autoridad en la sociedad.

Gullón dice que:
“el tono del narrador es irónico, y casi diría invariablemente irónico, si no pensara en la moraleja, innecesaria a mi juicio, y en otros momentos aislados. … La más superficial, y por ello la primera en saltar a la vista es la referida a los nombres, de Doña Perfecta y Don Inocencio en adelante. El truco es realmente sencillo: dar a las cosas un nombre que signifique lo contrario de lo que realmente son…” (52)

Hay muchas situaciones creadas por el autor en su novela para proyectar la ironía con una intención de desnudar la hipocresía de las figuras importantes de la sociedad.

La visita de Pepe en la casa de Troya (Galdós 116-133), donde vivían tres hermanas desventuradas y la ayuda monetaria que le ofrece enfadó a Perfecta porque estas muchachas desafortunadas tenían mala fama y, por eso, cualquier interacción con ellas era un acto de mal comportamiento o, mejor dicho, un acto de degradación de la moralidad y una manifestación de lujuria. Los portavoces de la moralidad han olvidado los elementos básicos de humanidad. Según Ricardo Gullón “la visita a la casa de Troya, muchachas alegres, se subraya <<la solapada ironía>> de la protagonista y el Penitenciario”(142).

A pesar de estos asuntos tan hostiles desarrollados durante la corta permanencia de Pepe en la casa de Perfecta, las llamas del amor de Rosario llegan a ser muy intensas. Ambos sintieron un lazo de pasión inseparable que se manifiesta por las palabras de Rosario, cuando dice: “Por ti estoy padeciendo; por ti estoy enferma; por ti desprecio la vida y me expongo a morir… Ya lo preveo: mañana estaré peor, me agravaré… Moriré. ¡Qué me importa!” (Galdós 158). Nada de los trucos pudo asustar a Pepe para que huyera de Orbajosa, y cuanto más Perfecta y su cómplice crean problemas para Pepe, más reta su resistencia.

Desde el principio del capítulo X, es evidente que Don Inocencio marcha con su misión de desgraciar y desprestigiar el ingeniero y persuadir a Doña Perfecta de elegir a Jacintito como su yerno, para impedir y evitar la boda con un incrédulo. En el capítulo XIX, el lector se encuentra con que el rechazo directo dirigido a Pepe alcanza el clímax, cuando la dama astuta exclama: “en nombre de Dios, a quien puedo invocar, porque creo en ­­­­­­­­Él, te digo que mi hija no será jamás tu mujer. Mi hija se salvará, Pepe: mi hija no puede ser condenada en vida al infierno, porque infierno es la unión contigo” (Galdós 188).

Esto es una evidencia flagrante de la repugnancia de los conservadores hacia los liberales, quienes empezaban pensar bajo la luz del punto de vista científico. La intención se puso en práctica mediante del encierro de Rosario para impedir la reunión de los amantes, porque creían que Pepe representaba lo malo, lo impuro y el detestable ateísmo.

En el fin del capítulo XVII, después de la reunión entre Pepe y Rosario, se anuncia la llegada del ejército del gobierno con el propósito de vencer a los rebeldes que estaban ocupados en los alrededores del pueblo en las actividades antigubernamentales. La solicitud de  un teniente coronel para hospedarse en casa de Doña Perfecta aparece como una gran bendición a favor de Pepe, porque el teniente era uno de sus amigos. Pero como se ve durante el curso de los  eventos, la intriga de Don Inocencio y Doña Perfecta triunfa en eliminar a su oponente Pepe.

Un personaje secundario, María Remedios, en la novela, merece mención por su amabilidad y el cariño de amor eterno que tiene para su hijo Jacintito. Galdós describe a este personaje “como una mujer estimable, a la cual es urgente  consagrar algunas líneas. Era una señora, una señora, una verdadera señora, pues, a pesar de su origen humildísimo, las virtudes de su tío carnal, el señor don Inocencio…” (Galdós 248). El autor ha dibujado una imagen de la mujer que se conforma con el pensamiento tradicional que destaca que, según la ley natural, “la mujer pase su existencia dedicada exclusivamente a los trabajos del hogar…” (Jagoe 120) y también “la mujer se debe educar para participar en la sociedad pero sólo para ser mejor madre” (Jagoe et al. 18). Este retrato otra vez crea una ironía porque, en este caso, el cariño se convierte en un elemento que persigue un interés personal. Sin embargo, es la presentación de la realidad de una mujer que no es conocida en el mundo exterior y que confina toda su vida al bienestar de su familia.

La preparación para combatir el carisma de Pepe revela que don Inocencio no era tan dedicado a su moralidad y paz, rasgos típicamente de un clero según la costumbre filosófica de la religión, porque el cura no desistió a aconsejar de usar las armas para lograr su objeto y tomar la ventaja de la inquietud prevaleciendo en los alrededores del pueblo.

La venganza de don Inocencio y Doña Perfecta se realiza hacia el fin del capítulo XIX con el fracaso del  intento de Pepe de reunirse con Rosario en el jardín de la casa. Éste se convierte en un desenlace fatal debido a la detección de su plan por la confesión de la criada y porque Rosario ayudada por Caballuco siguió los pasos de Pepe hasta su huerta. Así los eventos siguientes culminan en el asesinato de Pepe por el mandato directo de Doña Perfecta cuando, su voz ronca que vibraba con acento terrible, disparó estas palabras: “Cristóbal, Cristóbal… ¡mátale!” (Galdós 291).

A pesar de la difusión de los rumores acerca de la ocurrencia como un suicidio, los lectores pueden conocer la verdad a través de las cartas de don Cayetano que se ha mostrado como un personaje ideal en el curso entero de la novela. Don Cayetano mostraba su tolerancia debido a su pragmatismo y también representa una de las personas que en la coyuntura de las épocas de transición cultural de una sociedad, pueden mostrar la madurez para aceptar los cambios revolucionarios y eliminar las costumbres antiguas e inútiles. El autor retrata este personaje reticente con una perspectiva del realismo encubierto.

Aunque la venganza de dos personas fanáticas de intolerancia religiosa se ha mitigado por el asesinato de Pepe, el fin de la historia se extiende un poco más, resultando en la locura perpetua de Rosario y la obsesión pensativa de Doña Perfecta, debido al sentimiento de culpabilidad. Además, el lector puede enterarse de la renuncia de don Inocencio que desde el incidente trágico y diabólico prefirió una vida retirada.

Según Laureano Bonet (Ensayos de Crítica Literaria,Introducción 61) “Galdós concluye su definición de la novela realista que además, ha de ‘existir perfecto fiel de lanza entre la exactitud y la belleza de la reproducción’”. Este tema del autor reluce en toda la novela Doña Perfecta. El paso gradual y constante de la narración avanza a enfocar los problemas del conflicto intelectual muy serio y a la vez muy realista que se muestran a través de los personajes de la novela sin exageración, ni con una descripción acerba que intente de crear un ámbito a favor de su propio concepto del liberalismo. Es una observación desde un ángulo neutral que se destaca por la última frase de la novela:

“Esto se acabó. Es cuanto por ahora  podemos decir de las personas que parecen buenas y no lo son.

Fin de «Doña Perfecta”

El narrador nunca menciona nada de los personajes de la novela como un omnisciente sino que produce sátira inherente en las conversaciones de los personajes principalmente a través de los diálogos entre Pepe y Don Inocencio. Así la belleza de la producción literaria ha emergido como un rasgo único de esta novela soportando su propia convicción de buena literatura.

Galdós no creía importante integrar “elementos extraños, convencionales, impuestos por la moda, prescindiendo por completo de los que la sociedad nacional y  coetánea” en sus novelas, idea que es manifiesta en su ensayo “Observación Sobre la Novela Contemporánea en España” en (Ensayos 105), obra donde proyecta los problemas ardientes de la sociedad de España. Doña Perfecta muestra la tragedia de la sociedad basada en una lucha inútil que tiene su origen en la pura arrogancia ortodoxa que no puede aceptar las ideas nuevas y avanzar al ritmo del tiempo.

Según Stephen Miller, “la tradición socio-mimética, principiando en Cruz y llegando al Galdós de 1866 a 1889, nunca ‘prescind[e] de la realidad exterior’ para sustituirla con la objetivación…pero siempre la acepta como la inspiración y medida de éxito de su arte” (71).

Sin embargo, según Clarín, uno de los novelistas famosos decimonónico categoriza las cuatro novelas Gloria, Doña Perfecta, León Roch y Marianela  como ejemplos de un regreso a la novela idealista, filosófica y simbólica (Miller 102).

Esta novela ya tiene docenas de ejemplos de la maldad que existía en la sociedad de aquella época.“Allí todo es bondad, honradez; allí no se conocen la mentira y la farsa como en nuestras grandes ciudades; allí renacen las santas inclinaciones que el bullicio de la moderna vida ahoga; allí despierta la dormida fe, y se siente vivo impulso indefinible dentro del pecho…” (Galdos37). La alabanza que se expresa en estas frases en cuanto a la gloria de Orbajosa, envoca los sentimientos de engaño en los lectores porque resulta ser un lugar muy contrario a lo que se mencionó en el principio.

El debate entre la hegemonía del arte y de las ciencias es muy antiguo pero esta obra tiene algunos ejemplos muy destacados del mismo donde se puede ver la batalla entre estos dos haciendo a los lectores ahogarse en la profundidad de palabras. Uno de los ejemplos es este: “Con la ciencia destrúyese lo maravilloso en las artes, así como la fe en el alma. La ciencia dice que todo es mentira y todo lo quiere poner en guarismos y rayas, no sólo mariaacterras, donde estamos nosotros, sino también cælumqueprofundum, donde está Dios… ” (Galdos 63)

El uso de las metáforas también atrae nuestra atención al estilo específico de Benito Pérez Galdos como por ejemplo en estas frases: “El cielo no es una bóveda, las estrellas no son farolillos, la luna no es una cazadora traviesa, sino un pedrusco opaco, el sol no es un cochero emperejilado y vagabundo sino un incendio fijo. Las sirtes no son ninfas sino dos escollos, las sirenas son focas, y en el orden de las personas, Mercurio es Manzanedo; Marte es un viejo barbilampiño, el conde de Moltke; Néstor puede ser un señor de gabán que se llama Mr. Thiers; Orfeo es Verdi; Vulcano es Krupp; Apolo es cualquier poeta.” (Galdos 65)

La pobreza de la sociedad es visible en la obra donde las alabanzas no pueden cubrir lo malo que existe en España y que mata a mucha gente, sus ideas, sus futuros y sus esperanzas.  Siguiente sería el ejemplo más adecuado para explicar esto. “En aquella tierna edad, en que el grado universitario sirve de soldadura entre la puericia y la virilidad, pocos jóvenes, mayormente si han sido mimados por sus maestros, están libres de una pedantería fastidiosa que, si les da gran prestigio junto al sillón de sus mamás, es muy risible entre hombres hechos y formales. Jacintito tenía este defecto, disculpable no sólo por sus pocos años, sino porque su buen tío fomentaba aquella vanidad pueril con imprudentes aplausos.” (Galdós 90)

Entre todo, lo más peor que vemos en esta obra, gracias a Benito Pérez Galdós, es la situación de las mujeres de Orbajosa. Ellas son maltratadas y no tienen una vida digna que vivir. Si fuera orbajosa una ciudad tan bonita, no seria la situación de las mujeres como se la puede ver en esta obra. “Si estas pobres muchachas fueran tan malas como dicen, no vivirían tan pobremente ni trabajarían. En Orbajosa hay hombres ricos.” (Galdós 151)

Conclusión
En contrario de la forma canónica y la escritura conservadora, Galdós crea en DoñaPerfecta una historia (Santana 283-304) que presta mucha atención al dinamismo histórico, y revela la falsedad que subraya la idea emergente de costumbrismo de Caballero (295). Santana cita a Gullón cuando dice que la apertura de Doña Perfectaorquesta la narración para convencernos de que la realidad novelesca oculta un engaño, que se desenmascara a través del texto del narrador.

Finalmente, se puede concluir que Galdós creía que la historia del tiempo pasado, glorificada por las narraciones de costumbres, no puede ya impedir la transformación del mundo moderno y esta idea se destaca en la novela Doña Perfectaque es una manifestación de las nuevas costumbres. Mediante una tal novela, Galdós pone en marcha la crítica hacia la autenticidad de las poéticas conservadoras, y su habilidad de creación de una identidad colectiva de nación. Al contrario de su oponente principal, la creación de una novela nacional (porque se reclama que la novela está basada en la observación real y la misma ofrece un retrato real de la España contemporánea), Doña Perfectatrata de retratar una historia nacional en forma metafórica y secular. La mezcla de la sátira y estilo sencillo del autor convierte Doña Perfectaen una novela perfecta para revivir la historia de España de aquel tiempo sin moverse. Esta novela es una máquina de tiempo que nos lleva al pasado, una herramienta avanzada que establece que esta novela era mucho más allá de su tiempo y espacio.

 

Bibliografía
 Diez Borque, JoséMaría. Historia de la Literatura Española. Madrid: Taurus. Tomo III (1980).Impreso.
—. Historia de la Literatura Española. Madrid: Taurus. 1980. Tomo III. 395-97, 404,413. Impreso.
Elizalde, Ignacio. Pérez Galdós y su novelista .Bilbao: Univ. De Deusto. 1981.  Impreso.
Fusi, Juan Pablo, y Jordi Palafox. España: 1808-1996. El Desafío de la Modernidad. Madrid: Espasa. 1997. Impreso.
Galdós, Benito Pérez. Ensayos de Crítica. Introducción Ed. Laureano Bonet. Madrid: Ediciones Peninsular, 1990. Impreso.
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—. Ensayos de Crítica Literaria. Barcelona: Ediciones Península: 1990. Impreso.
Gullón, Ricardo. Galdós Novelista Moderno. Madrid: Taurus. 1960. Impreso.
Jagoe, Catherine., alda Blanco, y Cristina Enríquez de Salamanca. La Mujer en los discursos de Género. Barcelona: Icaria Editorial. 1998. Impreso.
Jagoe, Catherine. Ambiguous Angeles. California: Univ. of California. 1994. Impreso.
Miller, Stephen. El Mundo de Galdós. Santander: Sociedad Menéndez Pelayo. 1983. Impreso.
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López-Landy, Ricardo. El Espacio Novelesco En La Obra de Galdos.Madrid: EDICIONES CULTURA HISPANICA DEL CENTRO IBEROAMERICANO DE COOPERACIÓN. 1979. Impreso.
Santana, Mario. “The Conflict of Narratives in Pérez GaldósDoña Perfecta’» Modern Language Notes.113.2 (Mar. 1998): 283-284. Impreso.
Tuñón de Lara, Manuel. “El Problema del Poder en el Sexenio 1868-1874.” La Revolución de 1868. Eds.
Clara E. Lada and Iris M. Zavala. New York: Las Americas Publishing Company: (1970) 138-81.7
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Un comentario

[…] El ingeniero Pepe Rey y su tía doña Perfecta Rey de Polentinos, son los protagonistas de esta obra publicada por entregas en 1876, ejemplo de novela ideológica, género literario caracterizado por tratar los temas de actualidad de su momento. En efecto, el drama amoroso de Pepe Rey y su prima Rosario en Orbajosa, una imaginaria ciudad de provincias, representa el enfrentamiento ideológico entre liberalismo y conservadurismo en la España del siglo XIX. Para profundizar más en este aspecto de la novela, os recomendamos leer el artículo La tragedia de la lucha entre liberalismo y conservadurismo en la España del final del si… […]

Por Club de Lectura de Galdós « Blog del Instituto Cervantes de París el día 24/03/2020 a las 09:20. Responder #

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