EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVIII
PORTADA | PUBLICAR EN ESTE SITIO | AUTOR@S | ARCHIVO GENERAL | CONTACTO | ACERCA DE | ESTADISTICAS | HACER UN APORTE

— VER EXTRACTOS DE TODOS LOS ARTICULOS PUBLICADOS A LA FECHA —Artículo destacado


Duopolio mediático: decanos de la parcialidad. En relación a la demanda de la ciudadana Michelle Bachelet.

por Jaime Vieyra-Poseck
Artículo publicado el 08/06/2016

El duopolio comunicacional en Chile (El Mercurio S.A.P. y COPESA S.A.) ha instalado una suerte de autocracia informativa repleta de intolerancia ideológica y política, lo que supone una libertad de expresión anormalizada al eclipsar la pluralidad de líneas editoriales. Esta monopolización informativa lacera en buena medida el debate fuera de las élites y, si no hay debate ciudadano masivo, no hay libertad de expresión plena y participativa como debería ser en una sociedad con una democracia consolidada.

Este duopolio —que está vinculado a los intereses de la derecha y de los grandes empresarios— distribuye una influencia excesiva en lo que recibimos diariamente de los medios de comunicación. Y esto debería preocuparnos a todos por la expansión sin límites del pensamiento ultra conservador de la idea-única que difunde este duopolio, creando una democracia sin demócratas en los medios de comunicación. Este poder de facto, con una estructura de mercado oligopolista, exacerba hasta el paroxismo una condición intrínsecamente contradictoria: crea la competencia imperfecta que viola uno de los postulados fundacionales del sistema democrático: la libre competencia y el derecho de la ciudadanía a la libre elección de medios de comunicación.

Así pues, el impacto político de la monopolización periodística de la gran derecha-empresarial afecta la esencia misma de las libertades, de una información pluralista y diversificada; un derecho asegurado en los países que tienen una democracia consolidada. Este tratamiento único y masivo de la información y de las ideas ha creado los mecanismos para pervertir el valor de una prensa crítica e imparcial; como también ha perpetuado un modo de identificación y de acercamiento a la realidad del país, en todos los ámbitos, abrumadoramente parcial, anulando la libertad de expresión al crear una colonización política y cultural en beneficio de los intereses de la derecha-empresarial que son los dueños de este duopolio mediático, los cuales representan el 1,11% de los mega millonarios que se lleva el 57,7.% del ingreso total del país en detrimento del 98,8% de la población que recibe sólo el 42,3%: una desigualdad socioeconómica y mediática de vértigo.

El llamado decano de este duopolio, el periódico El Mercurio, es su representante más genuino. Este decano del conservadurismo criollo, que levanta ampollas un día sí y el otra también con su línea editorial desbordada de la parcialidad más ruda y cruda, posee un soberbio y excedido historial de faltas a la verdad con cúspides antes, durante y después de la dictadura de Augusto Pinochet, silenciando y defendiendo en forma sistemática la violación de los derechos humanos más fundamentales. Estos antecedentes antidemocráticos y pavorosamente reñidos con la ética periodística, le otorga al decano de este duopolio una limitación insoportable: es un verdadero atentado a la libertad de expresión, a la conciencia cívica, democrática, pluralista, crítica e imparcial; y más aún: es un atentado a la ética periodística por estar marcado para siempre por su complicidad, por acción u omisión, en la violación de los derechos humanos, como el asesinato de periodistas durante la dictadura. Este historial condujo a su perenne dueño, Agustín Edward, miembro de una de las familias más poderosas del país, a ser expulsado en mayo de 2015 del Colegio de Periodistas de Chile por un fallo de su Tribunal de Ética después de que los documentos desclasificados de la CIA en EE.UU. mostraran la financiación y encubrimiento, pagado con una cascada de dólares, a El Mercurio en la operación de sedición que gestó e incubó el golpe de Estado en 1973.

La marca periodística de este duopolio mediático y su historia de apoyo durante diecisiete años al gobierno de facto, es una verdadera cátedra de todo lo que no se debe hacer en periodismo ético, si se quiere tener credibilidad y legitimidad en la ciudadanía. Pero este temerario historial, paradojalmente, no ha impedido que este duopolio mediático, con el decano a la cabeza, continúe en la primera línea periodística, sin apenas fisuras.

La amenaza a la democracia y a la libertad de expresión que produce en la sociedad este duopolio mediático, no es la línea editorial ultraconservadora con que nos abruma cada día, sino el gigantesco déficit de otras propuestas mediáticas con diversas líneas editoriales (casi) imposibles de materializar por el peso económico e influencia política de este duopolio. Esta realidad no hace más que poner de manifiesto un orden económico y social injusto y antidemocrático y es, en rigor, una coacción a la libertad de expresión.

Chile necesita urgentemente de más medios de comunicación que tengan una línea editorial crítica, y no por eso constructiva; que defiendan el bien común y no sólo intereses partidistas y/o corporativistas; medios de comunicación que siempre estén en la oposición, independientemente de quien esté en el gobierno. El proyecto de unidad de la prensa libre que se ha firmó hace algunos años, recoge la aspiración nacional de poder contar con este tipo de medios de comunicación.

Ésta es la tarea urgente. Sólo así podremos calificarnos como una democracia con libertad real de expresión. Y sólo entonces seremos una democracia consolidada.

Print Friendly, PDF & Email


Tweet



Un comentario

Toda la razón de la abusiva influencia sobre la conciencia nacional que ejerce el duopolio periodístico que controla la prensa de papel de circulación diaria y con alcance de distribución nacional.

Sin embargo, y curiosamente, los responsables de esta realidad política hay que cargársela a los sucesivos gobiernos de la Concertación, enchulada hoy como Nueva Mayoría.

Existen antecedentes, documentos y razones bien fundadas que la desaparición de la prensa escrita y revistas que mantuvieron, -pese a todas las censuras y restricciones que ponía la dictadura-, líneas editoriales independientes del gobierno dictatorial, sus responsables directos fueron los gobiernos de la Concertación. Los dejó morir por inanición.

Me refiero a la desaparición de los diarios La Época y Fortín Mapocho y las revistas Análisis, Hoy, Apsi, Cauce, Página Libre, etc.

Una de las formas de dejar morir a esta prensa independiente fue apostar todos sus cuantiosos recursos de publicidad sólo en favor de los diarios del duopolio político. Otra forma fue la presión que ejercieron los embajadores de nuestro país para que cortaran toda ayuda financiera a estos diarios. Se pretendía con todo esto que la Concertación pudiera cumplir su pacto de transición con la derecha libre de juicios críticos.

Por Hernán Montecinos el día 08/06/2016 a las 21:21. Responder #

Comentar

Requerido.

Requerido.




 


Critica.cl / subir ▴