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REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVIII
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Gobernabilidad, un concepto hegemónico y problemático de la democracia (neo) liberal contemporánea.

por Jimmy Barberán
Artículo publicado el 18/02/2011

Resumen: En estos tiempos de Democracia y derechas en el poder, se pone el acento en lo democrático de los gobiernos, pero no se detiene el análisis en la calidad de democracia que se instala, y menos en la gobernabilidad que desde hace un par de décadas se establece como la única dentro de la región. En este ensayo, pretendemos aportar una mirada crítica de la hegemónica condición democrática que se desenvuelve, protegida y amparada por las fuerzas de la globalización y los organismos financieros internacionales. El acento de este ensayo se pone en el interés por generar una apertura, examen y problematización acerca de la democracia en el siglo XXI, y los nuevos modelos contra-hegemónicos de gobernabilidad, que van diseñandose en la arquitectura regional latinoamericana.

Introducción
En el presente análisis nos proponemos redefinir un concepto de gobernabilidad, para luego problematizar acerca de la dimensión hegemónica de la ciencia política neoliberal, haciendo previamente una revisión de su transformación social y política durante las últimas décadas.

La metodología consiste por lo tanto, en recoger los conceptos de gobernabilidad que se han creado, provenientes de criterios politológicos tradicionales y recientes. Así también, determinar los alcances del concepto a la luz de la ciencia económica, y de los nuevos enfoques epistemológicos de la democracia participativa.

Por último, incluiremos un enfoque sociológico del concepto de gobernabilidad, que puede complementar los criterios objetivos e indicadores utilizados por Organismos de confiabilidad internacional como son el PNUD para América Latina y el Caribe, Los indicadores del Banco Mundial y el Latin Barómetro. Que a todas luces, están carentes de una mayor problematización acerca de estas pistas de eficacia, estabilidad, y legitimidad en la acción del Estado y sus instituciones.

La governance, entendida como visión de política estable, endosada totalmente al crecimiento económico nos alerta acerca de los planteamientos conservadores e institucionalistas, que predominan en los enfoques politológicos del sigloXXI. No obstante, intentaremos replantear este concepto a la luz de una visión más crítica, cercana a la izquierda democrática.

I.- HACIA UNA REDEFINICIÓN DE GOBERNABILIDAD
En la encrucijada del cambio global los Estados del siglo XXI se encuentran frente a las exigencias de la economía internacional, las demandas del capital en constante movimiento por los mercados, que requieren de un apropiado diseño institucional en cada país, lo que ha determinado un concepto institucional de gobernabilidad, matizado por la interacción entre gobernantes gobernados, entre capacidades de gobierno y demandas políticas, incluyéndose necesariamente la adjetivización del “Buen Gobierno” (Nohlen,D.).

En lo posible que sea favorable al libre juego del comercio y la inversión. Este panorama enfrenta a los gobiernos, a una era de la prosperidad económica intensa y de prolongada duración, pasando a ser esencial la estabilidad y la capacidad para mantener el orden (Alcántara, Manuel;2002).

Por lo anterior, el tema de gobernabilidad ha adquirido una importante connotación socioeconómica. De esta manera, el concepto tiende a examinar los factores políticos, a la luz de la capacidad para producir resultados económicos que aseguren el crecimiento y la superación de la marginación y de la pobreza.

Así, un primer grupo de definiciones, son las institucionalistas, ya aludidas, de corte democrático liberal, las cuales acercan a la gobernabilidad la variable de estabilidad. Un ejemplo es la tesis de Ersson y Lane, quienes visualizan seis dimensiones de la estabilidad política, como a)ausencia de déficit del sector público,b) ausencia de inflación, c) ausencia de volatilidad, d) estabilidad gubernamental en las reglas del juego, e) control de la violencia e inseguridad, y finalmente, e) la disminución de las protestas civiles. (Alcántara,Manuel; 2002)

Conjuntamente, Dowding y Kimber, definen la Gobernabilidad como un Estado vinculado con la capacidad de prevenir contingencias, que pueden llegar a conducir a la desaparición del objeto político; en el fondo se ciñen completamente a los planteamientos de la estricta disciplina fiscal impuesta por el Consenso de Washington y los grupos Neoconservadores. Ake y Sanders, por su parte, y en su entendido prefieren hablar de comportamientos de regularidad en las normas institucionales, que generen certidumbre y predecibilidad ( Sanders, Michael;2002), aludiendo a la teoría del sistema político y su clausura estructural, en el sentido de evitar las convulsiones y los efectos de los clivajes socioestructurales.

Una visión un tanto más progresista del término de Gobernabilidad, es la propuesta por M.A. Garretón, quién critica los planteamientos de eficacia y estabilidad, antes citados por revestir un cariz conservador, y que, desde el funcionalismo estructural de los años setenta, se conceptualiza como un Gobierno desgastado por las demandas sociales crecientes, que recoge la idea de Easton, quien aplicaba la teoría del exceso de demandas, y la ineficiencia del Estado, determinando que este, necesariamente, debía disminuir su rol garantista, restringiendo su presupuesto fiscal, y dedicándose a controlar la movilización política( Garretón, M.A.;1994).

En este sentido, el autor chileno plantea un concepto sociológico y político más amplio. Garretón alude al concepto de Construcción de una matriz sociopolítica, que englobaría en un sentido sustantivo la gobernabilidad político y económica, en la cual el Estado se relaciona con un sistema de representación, de base socioeconómica, donde los actores sociales mediados institucionalmente por el régimen político, deben negociar constantemente con la estructura del sistema de partidos, a fin de establecer normas consensuadas de la gobernabilidad democrática. En este sentido serán, cuatro variables o hipótesis las que definirán la gobernabilidad de la Matriz sociopolítica de un Estado, y que son: en primer lugar, la desarticulación de la antigua matriz desarrollista de las democracias y regímenes latinoamericanos, que descansaban en el Estado asistencial y en las lógicas colectivas de los movimientos sociales. En segundo lugar, la recomposición de una matriz nacional popular, sin que existan las antiguas condiciones sociales, políticas y culturales necesarias para su resurgimiento en la era de la globalización y, para finalizar la yuxtaposición de figuras viejas, tecnocracias y descomposición de la sociedad civil. Estos tres escenarios, lograrían explicar los problemas de la gobernabilidad latinoamericana, y en particular el caso que más adelante profundizaremos :Las izquierdas reformistas en el poder ( Garretón,M.A; 1994).

Asi las cosas, para Garretón la Gobernabilidad democrática a que aspira se debe plantear, de acuerdo a la naturaleza y situación de cada régimen político, y la configuración histórico-cultural de una sociedad. No es válido entonces, hablar de gobernabilidad a secas, sino que en torno a un régimen político democrático, en que el Estado logre mediar institucionalmente con la gente, para resolver los problemas de quién y cómo se define la ciudadanía y cómo se canalizan los conflictos y demandas sociales. Por lo tanto, la importancia de la gobernabilidad, es considerada por Garretón, como una necesidad de reenviarla al sistema de partidos políticos, actores sociales, sociedad civil, modernización del Estado y configuración del juego democrático validando el conflicto y recogiendo las demandas colectivas, a través de la acción de las políticas públicas impulsadas por el Estado y los nuevos actores del escenario del siglo XXI. Siguiendo la afirmación del autor citado, quien agrega: “Un sistema fuerte de partidos es la contraparte necesaria de un Estado fuerte. Ello significa inclusividad del espectro , democracia interna , negociación y acción concertada, capacidad de formar coaliciones amplias y de establecer canales con la sociedad para asegurar que los nuevos temas , conflictos y clivajes sociales logren expresarse”.(Garretón, M.; 1996)

En un enfoque un tanto más politológico, Tomassini nos señala que la gobernabilidad consiste en la existencia de un conjunto de condiciones para que la función de gobierno se pueda desempeñar con eficacia, legitimidad y respaldo social, esta visión no abandona la democracia liberal desarrollista de la CEPAL, y menos las tensiones entre capital y democracia, que creemos son las que explican el fracaso de la gobernabilidad formal neoliberal (Gómez, Juan Carlos;2002).

Tales condiciones dicen relación – según Tomassini – con la magnitud de la intervención de los organismos estatales en la economía, la cultura cívica imperante en la sociedad y el nivel de participación de los distintos sectores sociales en la economía.(Tomassini, L.; 1994).

En efecto, es imperioso para todo gobierno , según el autor, lograr estructurar una adecuada agenda pública, que permita recoger aspiraciones ciudadanas sobre los cuales sustentar la implementación de las políticas públicas. En la lógica político administrativista de Tomassini, la agenda pública del Estado debe recoger con legitimidad, eficacia, eficiencia y sustentabilidad las demandas colectivas incorporándolas activamente desde los diferentes actores de la sociedad civil, pero siendo procesadas por los mediadores naturales de la sociedad política, a fin de testear o revisar constantemente la acción del Estado y el balance de las políticas públicas impulsadas. Nótese la intermediación de los partidos políticos, quienes en gran medida han dado muestras de ineptitud y fragilidad para conducir los intereses y demandas de la sociedad civil.

De esta manera, estas conceptualizaciones en torno a la Gobernabilidad, nos definen de manera parcial el término, que intentamos complementar con lo señalado por Tomassini, y con los estudios empíricos institucionalistas de Kaufman, quien intenta objetivizar el análisis, por medio del estudio de 6 indicadores de constante medición, presentes en los organismos no gubernamentales, centros de investigación y universidades, que colaboran con la calificación de riesgo encargada por el Banco Mundial; pero que robustecen la antojada visión neoliberal de separar al pueblo de la política, generando un Estado incrustado en la lógica económica. Así, Kaufman reflexiona en torno a eficacia de la gobernabilidad y desarrollo económico, puntualizando que en la práctica los indicadores de: “Voz y rendición de cuentas”; “Inestabilidad y violencia política”; “eficiencia gubernamental”, “firmeza del Estado de Derecho”; “Marco regulatorio” y “control de la Corrupción” nos entregan un panorama marcado por la urgencia en Latinoamérica de fuertes reformas y modernización de los Estados, a fin de disminuir la vulnerabilidad y recalcar la preeminencia de los agentes privados en la intermediación del sector público, influenciando la eficiencia de la gobernabilidad, fundamentalmente desde una lógica privatista de las decisiones públicas.(Kauffman,D;2002).

El trabajo de Kaufman, tiene un mérito interesante, pues sin abandonar una línea institucionalista, aporta una revisión crítica de los indicadores económicos derivados del Consenso de Washington, lo cual nos advierte que el neoliberalismo de las transiciones no ha funcionado del todo bien, por lo tanto – Kauffman intenta cautelar este modelo , mediante el siguiente recetario- incorporando el tema de la corrupción o mala gobernabilidad (neoliberal), y el de buen gobierno. Entonces Gobernabilidad para Kaufman implica : “el ejercicio de la autoridad a través de tradiciones e instituciones para el bien común , abarcando una dimensión centrada en el proceso de seleccionar, monitorear y cambiar gobiernos; la capacidad de formulación e implementación de políticas responsables y eficientes en la prestación de servicios públicos y , en definitiva el respeto de los ciudadanos y el estado hacia las instituciones que gobiernan las interacciones económicas y sociales entre ellos. (Kauffman; 2002)

Siguiendo a Kaufman, hasta hace unos diez años se estimaba que la gobernabilidad y la corrupción eran un tema del sector público, pero se ha descubierto por estudios del FMI, Banco Mundial y ONGs privadas de estudios políticos, que la corrupción, beneficios en la elaboración de leyes y políticas públicas han dado pie al fenómeno de los sobornos y de la captación del Estado. Por otro lado, un recurso de negociación, que raya en lo ilícito son los Lobbys, que restan transparencia a la gestión del aparato estatal y complican la comprensión de los estándares de transparencia internacional. De hecho transparencia y gobernabilidad van de la mano, especialmente en el acceso a información, oportunidades y calidad de los servicios, son indispensables para evaluar la calidad de la democracia, pero no olvidemos que esta democracia , sólo se entiende desde una tesis liberal representativista.

De manera complementaria, y de acento más crítico con los anteriores métodos conceptuales de Gobernabilidad, creemos que la definición de Arbos y Giner, desde una perspectiva multidimensional, enriquecen la tipología de vertientes que han contribuido al debate del concepto. Para estos autores, existen cuatro tradiciones de gobernabilidad: Conservadores, Neoconservadores, Liberales y los Marxistas. De modo tal, pueden establecerse cuatro niveles de análisis en la comprensión del concepto , al que se refieren de la siguiente manera : Los procesos complejos de gobernabilidad de las sociedades se mueven en torno a la tensión eficacia-Legitimidad; De las presiones y demandas del entorno gubernamental, o de la carga de responsabilidades; de la reestructuración corporativa de la sociedad civil, y de la expansión y cambio tecnológico, con sus repercusiones demográficas, ecológicas y sociales consiguientes.(Arbos y Giner;1993).

Esta dimensión de la gobernabilidad, que a todas luces es integradora, no profundiza en la ideología del concepto y en la finalidad, que según el autor Boaventura de Souza Santos, tiende a reforzar la visión elitista y poco participativa, que Shumpeter hace ya varias décadas, instalaba en la perspectiva estructural-funcionalista , recogiendo por esta via, un modelo de democracia deficitaria de las mayorías, y concentrada en los políticos. Según este autor, en la actualidad, la gobernabiliadad neoliberal es una práctica hegemónica de la democracia, que se debate en las incompatibilidades del capital y la democracia, como garantía de (des) igualdad (Souza Santos, Boaventura;2004).

Críticas al concepto de Gobernabilidad, desde una postura Emancipadora-conflictivista

Las posturas de la gobernabilidad arrancan fundamentalmente, según critica Rottman Rosenmann de modelos de democracia liberal representativa, que están sustentadas en el modelo neoliberal de desarrollo. Que en gran medida, suponen un modelo neutral de política o Estado, que no interviene en los flujos del mercado. Así, en nombre de la bendita gobernabilidad se han articulado políticas de ajuste económico, de flexibilidad laboral, de privatizaciones y desindustrialización acelerada de las economías, provocando su transnacionalización, bajo un decreciente gasto social, que deslegitiman la acción tutelar del Estado y operacionalizan una lógica de contención y exclusiones reiterativas, garantizando el orden del mercado en Latinoamérica, en pro de los negocios y la sociedad del consumo.(Rottman, Rosenmann;2002).

Según esta visión neoliberal de la democracia, todo proyecto alternativo, que no aplique los criterios gerencialistas del management a las políticas públicas, y que opte por modelos nacionales-populares o de corte transformativo social, se convierten automáticamente, en proyectos societales ingobernables, enemigos de la estabilidad neoliberal. Este concepto hegemónico de gobernabilidad, viene a definirse desde la década de los 80s, por la ciencia política neoconservadora de Huntington, como una tercera ola de democratización, donde el mercado y la democracia son las bases de la confianza y la libertad en el siglo XXI.

Esta visión requiere para su fortalecimiento aniquilar la centralidad del Estado, y proveer las desregulaciones, y desincorporaciones de la actividad pública estatal (Rottman, Rosenmann;2002).

La escasa posibilidad, de corte epistemológico, de replantear un modelo de desarrollo alternativo a la gobernabilidad, según Rottman Rosenmann nos expone a ser tildados de teóricos estafadores o marginales, pues en el intento de teorizar una gobernabilidad que se ponga al margen de la razón capitalista, nos deslegitima como populistas, o peligrosos, según la ciencia política neoconservadora.

Esta posición, abiertamente poco democrática, nos deja entrever una concepción de dominación, que se oculta tras ropajes de una sociedad democrática, y que muy por el contrario, valida la interpretación de Souza Santos, quien nos indica que asistimos a un nuevo fenómeno: La emergencia del fascismo societal. Esta apariencia de gobernabilidad democràtica, nos aleja del todo de una democracia participativa, donde los ciudadanos mantengan su autonomía y voluntad como sellos válidos de los acuerdos políticos.

Es más, El estado de gobierno democrático es homologado con los principios de la catalaxia de la oferta y la demanda, imperantes en el mercado, que fomentan la segmentación y la creencia de un ciudadano estandarizado por la sociedad del consumo masivo, donde más que voto y proyectos de sociedad, cobran importancia el poder del consumo y la ética de la responsabilidad, por sobre la ética de la convicción. Y que son tan necesarias en medio de los fenómenos que hemos intentado detallar, al criticar la Gobernabilidad: exclusión, precarización del trabajo, desciudadanización, individualismo y fragmentación de las demandas sociales, tornando la sociedad civil en una sociedad anónima de consumidores. Un Estado que se deslegitima y se jibariza, cediendo paso a un conjunto de ONGs y organismos del voluntariado, que transforman la propiedad pública estatal y asumen la producción de bienes públicos no estatales, incrementando la focalización de la pobreza y la marginalidad, como si fueran situaciones periféricas, que no son una responsabilidad directa del modelo de economía de mercado. En este terminante escenario, sólo caben las resistencias al Estado Excluyente, y al fascismo societal neoliberal, que intenta establecer nuevas redes de explotación y colonialismo en América Latina.(Rottman, Rosenmann;2002)

Esta pecepción negativa y crítica de Rottman Rosenmann, nos abre a un interesante desafío y debate, que consiste en redefinir modelos alternativos de gobernabilidad y de democracia, que no supongan caer en la lógica burocrática de mercado, sino que profundizar en el rol político de la sociedad civil y del Estado, como – posibles- “articuladores legítimos” en la reconstrucción de un régimen democrático, que valide posiciones contrahegemónicas ( Souza, Santos;2004).

Por su parte, Sousa Santos, nos propone una concepción no hegemònica, que no ve la democracia como una simple obra de ingeniería institucional( governance), tal como lo sustentan Kauffman y el Banco Mundial. Muy por el contrario, Souza Santos nos invita a reflexionar en una sociedad donde la democracia, como régimen político implica rupturas con las tradiciones establecidas, un disenso necesario de los más débiles con el modelo de los más poderosos, y por lo tanto, la tentativa de institución de nuevas determinaciones, normas y leyes, no pueden ser tildadas de vulnerabilidad o riesgo político. Con todo, el disenso y la conflictividad son los engranajes de los acuerdos y procedimientos institucionales de la democracia, por lo que la única alternativa es que los movimientos sociales estarían insertos en la sociedad civil, que es el factor válido de una nueva gobernabilidad, involucrando las prácticas participativas de la ciudadanía, que replantean la antigua tesis del consentimiento delegativo de las democracias July warns that the circumstances might prevent you from implementing the projects you conceived earlier. liberales, que habían hasta hoy, triunfado, eficazmente derrotando, y anulado la participación y diversidad cultural – social de los actores políticos. (Souza, Santos;2004).

Esperemos que con los gobiernos populares y reformadores de la nueva Izquierda, que comienzan a fortalecerse en casos como Brasil, Bolivia, Ecuador y Venezuela., se genere nuevas condiciones para el fermento de una dmocracia nueva en En América Latina. Que permita, redefinir los supuestos de representatividad democrática, corrigiendo los vicios del sistema de partidos, su fragilidad o bipartidismo poco participativo, que hasta la fecha han dejado fuera, con los proyectos de transición desde los 80 y 90, a un conjunto de grupos étnicos y socioculturales vulnerables, quienes no logran visibilizar sus intereses representados en el sistema político. Es más so fuertemente perseguidos, eliminados o declarados como enemigos del Modelo Hegemónico, como ocurrió en la larga persecución de la Huelga Mapuche, y su etiquetamiento como terrorismo , que surge con gran facilidad en las élites económicas, grupos corporativos del gobierno, partidos políticos y las minorías prósperas del continente, quiénes se elevan como los administradores de los recursos naturales y los commodities. Cobran importancia , de igual manera las formas de relativización entre la democracia representativa y la democracia participativa, que fortalecen y controlan las políticas públicas, ya no desde actores supranacionales como el Banco Mundial y el FMI, quienes han determinado el presupuesto social de los países en la región, sino que esta tensión empoderaría a los grupos locales y étnicos, quienes reinventarían nuevos escenarios de emancipación, ejerciendo una acountability eficaz, promoviendo escenarios de implosión y ruptura, pero desde los microespacios, donde estos nuevos actores sociales se legitimarían, no desde el mercado transnacional, sino más bien desde sus luchas localizadas contra las elites.

Conclusiones
En este trabajo sobre la gobernabiliadad y la democracia, hemos querido acercarnos a la conceptualización de fondo que se tiene de la democracia, logrando apreciar que la democracia liberal, y en particular el neoliberalismo sólo están encaminados a un “abuso de poder de mercado”, y un “ abuso de la libertad”, que a todas luces se evidencian con la alta desigualdad y pobreza que se instala en la región, y que en el siglo XXI fortalecen la emergencia de foros sociales y visiones alternativas de gobernabilidad, que se conocen como expresiones de una gobernanza de actores y movimientos sociales, quienes se incorporan a un proyecto deliberativo y participativo más exigente y controlador del Estado.

Es necesario hacer un reparo en el concepto de gobernabilidad, así como Nun advierte la paradoja de las democracias neoliberales en Latinoamérica, que tras consolidar transiciones democráticas representativas, que legitimaron sus indicadores macroeconómicos ante el Banco mundial, han tenido que dar pie a gobernabilidades ambiguas y procedimentalistas, que están enmarcadas por contextos de pobreza creciente, polarización social y cultural, desigualdad, y donde los regímenes sociales de acumulación vigentes, han fomentado la marginalidad y la exclusión de la población; mientras el Estado es capturado por grupos e instituciones supra y transnacionales, que tornan la situación política interna de cada país en ingobernable en lo material, donde la magnitud de la crisis y afección de los derechos sociales, civiles y políticos, vulneran la participación y las expectativas de una ciudadanía cansada del modelo de mercado. Es la desconfianza de los políticos y del sistema de partidos, lo que caracteriza a la ciudadanía de Latinoamérica, quienes han optando por formas nuevas de asociación que descansan en la cooperación y la solidaridad, dando cuerpo a un capital social y político que tiende a no legitimar a los intermediarios tradicionales, sino más bien generar un asambleísmo que logre atenuar las contradicciones del modelo de mercado, esto es, extirpe la visión despolitizada y fragmentaria de la sociedad.(Nun,José;2001).

Por otra parte, La Globalización tiende a fomentar la pasividad del Estado Red, que se va transformando cada vez más en un Estado rehén de las Instituciones supranacionales y transnacionales, quienes poco a poco disuelven las fronteras territoriales. Se articulan redes de intervención e inversión en las políticas internas, locales y soberanas de los Estados-nación en Latinoamérica, por lo cual es urgente repensar la democracia en forma integral, ya que la combinación capital y democracia representativa nos expone a profundas contradicciones, que tornan estas sociedades en explosivas, ingobernables, violentas y duales, postergando las demandas de justicia y de igualdad de las mayorías ciudadanas locales o nacionales.

En efecto, en esta búsqueda de perfeccionamiento integral de la democracia , como sistema, que involucre al concierto de actores de la sociedad civil, utilizando mecanismos de toma de decisiones ,se han ido generando visiones más utilitaristas del modelo liberal de la democracia. Por lo tanto, urge que generen debates, desde una mirada más amplia de la participación ciudadana en las diferentes instancias del poder político y, de la gobernabilidad, pero también, con las intenciones que se repliquen los ejemplos criollos del presupuesto participativo, las veedurías públicas y el asamableísmo, como maneras alternativas de gobernabilidad, que vayan en la lógica esencial de la democracia dliberativa, que de manera más horizontal reconstruyan la sociedad democrática, que actualmente no existe en la región, pero que los neoconservadores y el Banco Mundial pregonan como uno de sus grandes logros, tras los modelos de transición, posterior a las dictaduras (Gómez, Juan Carlos; 2002).

Este nuevo Estado Rehén, del que nos habla Castells (Castells,M;1999), y en cierta medida favorecido por el neoliberalismo, según Gómez, nos llama a que debe transformarse la concepción del poder, y en particular el Estado, por cuanto la democratización debe afectar a todas las redes del poder, o sea en el macro-poder, como en el micro-poder. Así el Estado, debe abandonar la actual postura que le transforma, según la gobernabiliadad de cuño neoliberal, en un “articulador de los intereses transnacionales”, y que debe legitimarse con la gobernanza internacional, accediendo a los acuerdos comerciales y políticos de una agenda cooperativa y de integración, que en la mayoría de los casos le viene impuesta, y no ha sido consultada por la sociedad civil y los micro poderes, subsidentes y excluidos por el institucionalismo pseudo- democrático.

A la vista, podemos enumerar las últimas recetas de la tecnocracia criolla, que más allá de dar luces de buenas prácticas, se montan y pregonan un exitismo, sustentado únicamente en la obsesión por la búsqueda de resultados y calidad, desperfilando el gran problema que hoy tensiona el desarrollo en nuestras repúblicas: La pobreza y la inequidad.

En tanto ocurre esta situación, el Estado, se debilita ante corporaciones empresariales transnacionales, redes de criminalidad organizada y de corrupción, que ponen en jaque su soberanía y su aparente sistema democrático formal. Es lo que diversos estudiosos, tanto Touraine, como Santos convienen en denominar la irrupción del Globalitarismo, modelo ideológico de la posmodernidad, que se nutre de la circulación del capitalismo global, como estrategia para someter los proyectos de gobernabilidad autónomos y de mayor profundización democrático social. En el diagnóstico que realiza acertadamente M. Santos, nos agrega que estamos en frente de Las fuerzas conservadoras, que a lo largo de los siglos, han gobernado en todas las partes del mundo. Han permanecido hegemónicos en los aparatos estatales, con rarísimas excepciones. Y, en contraposición a largos periodos de dictaduras formales alrededor del mundo, la hegemonía hoy, regla general, es legitimada por el voto popular, en general obtenido de forma corrupta debido a la farsa de la democracia burguesa, y los estándares de las NTICS, que desborda la participación real de las ciudades latinoamericanas, y se activan los electoralismos virtuales. Así, se puede cuestionar a los mandatarios del poder político, pero ellos van a poder continuar diciendo: “gobernamos así porque tenemos legitimidad popular, porque el estado de derecho, ‘la democracia neoliberal’, nos autoriza a proceder así, en nombre del pueblo que nos eligió” (Santos, Milton; 2000).

El total distanciamiento entre los intereses de los dichos “representantes del pueblo” (la mayoría de los mandatarios) y los verdaderos intereses del pueblo (la mayoría, formada por los que viven de su propio trabajo, y deben soportar las contracciones del capitalismo global) ha sido justificada por esa “democracia” que se limita a la realización de elecciones cada período de tiempo. ¿Cuáles son las causas de la continuidad de esa vieja hegemonía?. Fundamentalmente, se encuentran en el campo de los valores culturales, hoy hegemónicos.

En el fondo, se requiere, ante estos diagnósticos, de un Estado más protagónico, innovador y proactivo, que genere acuerdos con los grandes mercados, pero sin empeñar sus decisiones internas, posibilitando un lucha contrahegemónica del Estado Social, evitando lo que Edelmiro Rodrígues Brito, señala como, “.la “Tiranía del dinero y la tiranía de la información (que) son los pilares de la producción de la história actual del capitalismo globalizado. Y, que sin el control de los espíritus seria imposible la regulación a través de las finanzas. De ahí el papel avasallador del sistema financiero y la permisividad del comportamiento de los actores hegemónicos en estos nuevos horizontes de la Democracia Poscapitalista. Que inevitablemente, entre la asociación entre la tiranía del dinero y la tiranía de la información conducen, de ese modo, a la aceleración de los procesos hegemónicos, legitimados por el “pensamiento único” que las derechas en el poder están intensificando.( Rodriguez, Edelmiro; 1999)

De ahí la máxima, que el Estado Moderno y de Bienestar, estaría entrando en una franca decadencia, y de paso determinando una crisis de la soberanía y autodeterminación de los pueblos, lo que nos obliga a activar diálogos interregionales con nuestros países vecinos, fomentando canales de comunicación regulares con los sectores políticos del sistema partidista, y extapartidista, que permitan lograr consensos y concretar agendas de país en progreso, democratizando y descentralizando las decisiones, logrando que la sociedad civil recobre espacios de participación en las políticas públicas, que lamentablemente hoy se diluyen en los círculos de consensos parlamentarios y transnacionales.

Para concluir, es necesario que se vayan legitimando las reformas del Estado y su modernización, sin abandonar las premisas de equidad, igualdad y libertad que son tan significativas para la Democracia.

Para finalizar, queremos destacar que la transitología y el neoinstitucionalismo neoliberal de las Derechas en el siglo XXI, han diseñado un modelo de gobernabilidad, que favorecen las bases de enclaves autoritarios, que ya estaban en la institucionalidad oligárquica presente en nuestros países, y que las estructuras populistas y corporativas de los 30s y 40s han sido fuertemente activadas, por los criterios autoritarios de modelos civiles representativistas en el siglo XXI, que únicamente, entorpecen la democracia como un sistema de mayorías y acuerdos, sustentados en un diálogo permanente pero de espalda a los actores sociales y políticos, y que vienen a validar nuestra mirada e idea de un presupuesto de orden impuesto, que merecen una revisión, donde la ciudadanía evite efectivamente y controle, el gobierno de los tecnócratas y políticos, que nos ofrecen los teóricos de la gobernabilidad neoliberal, con sus recetas paradigmáticas del buen gobierno, exento de conflictos.

En síntesis, una sociedad democrática pasa por reconstruir mas gobernanza y menos governance. Activar más la ciudadanización y la micro-política, de los nuevos sujetos políticos territoriales. Donde estos nuevos actores emergentes, que hoy constituyen el pueblo, pueden ser sujetos, y protagonistas, de las transformaciones sociales. Destruyendo el inmovilismo de la concepción espontánea que intenta convencer de que los gobiernos deben asumir una postura de neutralidad política, es hipócrita en su esencia.

Ningún gobierno es neutral, y menos elitista. Como no es neutral quien ve a una niña siendo violada y se cruza de brazos, no denuncia al agresor, no intenta evitar la continuidad del estado de violencia. Aunque indirectamente estaría también protagonizando la violencia. Una postura manifiestamente neutral contribuye especialmente a la continuidad del “status quo” social y político. ¿ Cómo conciliar la contradicción de que tanto el pueblo como el gobierno sean protagonistas de las transformaciones sociales-políticas?, ¿ Cómo no ceder al principio de autonomía popular con relación al gobierno, sin negar a éste el derecho de, a través del aparato del estado, contribuir a la realización de un proyecto de futuro representativo de los intereses populares? Francamente estas interrogantes debemos propiciarlas dese una nueva visión de debates y amplias minorías que deben ser incorporadas dentre de las plataformas de programas en nuevos partidos y referentes políticos, como en viejas coaliciones que ya deben ceder sus eslóganes a favor del recambio de las nuevas clases políticas.

Bibliografía Consultada
•Alcántara Saez, Manuel. Gobernabilidad, Crisis y Cambio. F.C.E, Mexico 1998. Nohlen, citado por Alcántara Saez, Manuel. Gobernabilidad, Crisis y Cambio. F.C.E, Mexico 1998,p 39.
•Nohlen, citado por Alcántara Saez, Manuel. Gobernabilidad, Crisis y Cambio. F.C.E, Mexico 1998,p 39.
•Alcántara, Manuel. Gobernabilidad, Crisis y Cambio. F.C.E., México 1998, Pp. 23-24
•Alcántara,Manuel. Ob.cit. p.25. A continuación extractamos la expresión utilizada por Sanders, que es citada por Alcántara “…The extent to wich a political system many be characterized as unstable at any given point in time varies in direct proportion to the extent to whichthe occurrence or non occurrence of changes in and challenges to the government, regime or community deviates from the previous system especific “normal patterms of regime/government/community changes of challenges; a patterns wich will itself vary over time”(Tomado de M.Alcantara, Ob. Cit. Pie de página número 4, p. 26.
•Garretón, Manuel Antonio. “Redefinición de Gobernabilidad y Cambio Político”, artículo publicado en el CAPP de la ACHCP de la U. De Chile, en la la obra dirigida por Luciano Tomassini “¿Qué espera la Sociedad del Gobierno?, año 1994, Santiago-Chile. P.63.
•“Un sistema fuerte de partidos es la contraparte necesaria de un Estado fuerte. Ello significa inclusividad del espectro , democracia interna , negociación y acción concertada, capacidad de formar coaliciones amplias y de establecer canales con la sociedad para asegurar que los nuevos temas , conflictos y clivajes sociales logren expresarse”. Garretón, Op. Cit. P. 67
•Gómez, Juan Carlos. “Democracia y ciudadanía en los tiempos del libre mercado”. Revista América Latina,2002, editorial Universidad Arcis, santiago Chile,.pp. 60-71.
•Tomassini, Luciano. “La Reforma del Estado y Las Políticas Públicas”Centro de Análisis de la Políticas públicas , Santiago, 1994
•Tomassini, Luciano. “La Reforma del Estado y Las Políticas Públicas”Centro de Análisis de la Políticas públicas , Santiago, 1994, pp. 36-53.
•Kaufmann, Daniel. “ Replanteando la Gobernabilidad” , documento sin pág. Corresponde a una traducción del texto en inglés, original “Rethinking Governance”, en Reporte Global de Competitividad, año 2002/03.
•Arbos, Xavier y Giner, Salvador.La Gobernabilidad. Siglo XXI Editores, Madrid, 1993. p.9-13
•De Souza Santos, Boaventura. Democratizar la Democracia: Los caminos de la democracia participativa, FCE México; año 2004, p 12-36.
•Rottman Rosenmann, Marcos. “La gobernabilidad: ¿un problema teórico-práctico”, en Salinas,Darío y Jiménez Edgar ( Coordinadores) , “Gobernabilidad y Globalización . Procesos recientes en América Latina, Edit. Gernica, México, 2002; pp. 67-86.
•Nun, José. Democracia ¿Gobierno del pueblo o de los políticos?. FCE, México, 2001;pp.131-154
•SANTOS, Milton. Por uma outra Globalização: do pensamento único à consciência universal. Rio de Janeiro: Record, 2000. p. 66-70.
•Ver RODRIGUES, Edmilson Brito. Modos Petistas de Governar. In.: BARRETO, L., MAGALHÂES, I., TREVAS, V. (Orgs.) Govierno e Cidadania: balanço e reflexão sobre o modo petista de governar. São Paulo: Ed. Perseu Abramo, 1999. pp. 42-48.
•Castell, Manuel. (1999) “Globalización, Identidad y Estado en América Latina” PNUD y Ministerio Secretaría General de la Presidencia.FCE; pp.10-23.
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2 comentarios

interesante

Por jose leon el día 09/02/2014 a las 18:49. Responder #

Muy buen artículo

Por Leonardo el día 30/09/2011 a las 21:00. Responder #

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Requerido.

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