EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVIII
PORTADA | PUBLICAR EN ESTE SITIO | AUTOR@S | ARCHIVO GENERAL | CONTACTO | ACERCA DE | ESTADISTICAS | HACER UN APORTE

— VER EXTRACTOS DE TODOS LOS ARTICULOS PUBLICADOS A LA FECHA —Artículo destacado


Economía: la era de la estupidez.

por Jaime Vieyra-Poseck
Artículo publicado el 14/05/2016

Publicado también en elquintopoder.cl
y elmostrador.cl

 

La última crisis económica del neoliberalismo global se inicia con la llamada crisis subprime en 2008 en EE.UU.; enseguida contamina a países de la zona del euro en Europa, aplicando la tan obstinada como ineficaz política de austeridad económica que provoca un trauma social al enterrar hasta el hueso el cuchillo de los recortes sociales y los derechos laborales, mutilando la Sociedad del bienestar; una involución socioeconómica en las clases medias y bajas.

En este crash económico, cuya onda expansiva no acaba de terminar, el mercado desregulado privado corrupto que la originó, puso (sólo) la mano para que el Estado solucione su crisis, rescatándolo éste con dinero público: socializó las pérdidas y privatizó las ganancias para los mismos que originaron la debacle económicosocial.

El desenmascaramiento del neoliberalismo con esta cínica “solución” a la crisis económica, crea un antes y un después que, unido a la inequidad sistémica —marca identitaria del neoliberalismo— y la corrupción política costeada por los conglomerados financieros, provoca un tsunami de populismo contra el establishment político en Occidente. Y así estamos, con EE.UU. gobernado por un populista esperpéntico: una bomba atómica sobre la cabeza del mundo.

La pregunta es: ¿por qué el neoliberalismo ha desacreditado el sistema democrático y su establishment político creando una crisis institucional sistémica? Aquí algunas respuestas:

  1. a) La desigualdad estructural económicosocial desacredita la democracia al eliminar el rol histórico del Estado: el bien común, descapitalizándolo y minimizando así su capacidad de maniobra económica y política y, en paralelo, alimenta un populismo mesiánico, por su derecha, neonazifascsista y, por su izquierda, un neoestatismo autoritario;
  2. b) La hegemonía económica neoliberal por sobre la política, la ha denigrado y corrompido convirtiendo a los políticos en sus perros de Pávlov;
  3. c) Bufonizaylobotomiza al ser humano al dogmatizar la individualidad —lo privado— por sobre lo colectivo —el bien común— que despolitiza y atomiza el tejido social;
  4. d) Convierte el sentido de la vidaen uno solo: un consumismo tan vacuo como adictivo, consolidando la mercadocracia: el sistema de factodel mercado desregulado privado creando una dicotomía imposible de conciliar entre democracia versus mercadocracia, y
  5. e) El aumento de la concentración de riqueza. Si se lee la letra chica delproducto neoliberal, el vendedor —el mercado—, el 1% de la población mundial, se queda con el 95% de las ganancias, y el comprador —los ciudadanos—, el 99% de la población mundial, se queda con el 5% de las ganancias. La mercadocracia cleptómana contra el 99% de la población captura el Estado democrático.

Chile, es un claro ejemplo: el 1% más rico se lleva el 57% de las ganancias totales del país, mientras el 99% se queda con el 43%. A pesar del desarrollo socioeconómico (entre el año 1990 y 2015 la pobreza se redujo de 45% a 11,7%), la mayoría vive en la pobreza relativa por la expoliación salarial que impulsa un endeudamiento crónico. El 53,2% de los asalariados gana menos de USD 450,65 líquidos/mes. Si se mide la relación entre Carga Financiera sobre Ingreso Disponible en el hogar, el endeudamiento es el más alto de la OCDE, un 38% promedio. Un Estado democrático distribuye el bien común y garantiza los derechos sociales básicos de calidad —educación, salud, vivienda y pensión— y debe tener capacidad económica para gestionarlo: poseer entre el 35%-40% del PIB (Chile dispone del 22%).

La crisis institucional bajo el neoliberalismo es global. En Chile, sólo el 34% confía en el ejercicio democrático; en la confianza interpersonal, el 13%; en el Congreso, el 12%, y en los partidos políticos el 7%. Esto indica el desencanto de cómo se ejerce el poder bajo el neoliberalismo.

Un mercado disfuncional en su relación con el Estado democrático, convertido en un depredador de éste, sí, crea riqueza, pero no equilibrio institucional de poder entre éstos, ni menos justicia social. No es la mercadocracia sino la democracia, con un Estado fuerte para alcanzar una relación simétrica entre mercado y Estado, el responsable de distribuir el bien común equitativo. La mercadocracia neoliberal carece de esa facultad.

Por último, mencionar el efecto más perverso del neoliberalismo. Se nace para consumir y se consume hasta morir: consumiendo al planeta se consume la vida. Si sobrevivimos al capitalismo neoliberal, la historia la recordará como la era de la estupidez humana por sostener un sistema productivo extravagante que aniquila al planeta al cebar un consumismo irracional que idiotiza al ser humano hasta el autoexterminio.

Queda una sola oposición binaria: La vida o la muerte del ser humano. Se requieren cambios de paradigmas titánicos urgentes. En especial, sobre el dilema de los dilemas, tan insostenible como insoslayable: el exterminio de la vida en el planeta por el neoliberalismo.

¿Alguna propuesta de la/los presidenciables de éste, el mayor dilema de todos los tiempos?

Jaime Vieyra-Poseck

Print Friendly, PDF & Email


Tweet



Un comentario

Lo que hay de fondo es la anulación del pensamiento abstracto, profundo, anulado por un mundo de destellos y logotipos de cualquier procedencia. El consumismo es una doctrina del shock, al igual que los medios precocinados de radiodifusión.

Por margui el día 02/04/2020 a las 19:27. Responder #

Comentar

Requerido.

Requerido.




 


Critica.cl / subir ▴