EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVI
PORTADA | PUBLICAR EN ESTE SITIO | AUTORES | ARCHIVO GENERAL | CONTACTO | ACERCA DE | ESTADISTICAS | HACER UN APORTE
— VER EXTRACTOS DE TODOS LOS ARTICULOS PUBLICADOS A LA FECHA —
Artículo Destacado

Libros Recomiendan-04

ver-otros-libros-

Ver también «Libros recibidos»

epistemologiaBajo el sello editorial de Bravo y Allende Editores, el destacado académico de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM) Dr. Zenobio Saldivia Maldonado especializado en la investigación epistemológica y la historia de las ciencias, junto al profesor e investigador Francisco Díaz Cépedes Magister en Filosofía de las Ciencias de la Universidad de Santiago de Chile, publican el libro “Lecturas de Epistemología”.

Zenobio Saldivia Maldonado y Francisco Díaz Céspedes, ambos colaboradores de esta revista, son intelectuales chilenos que desde Santiago, siguen aportando en el mundo de la difusión de la historia de la ciencia, tanto de Chile como de Latinoamérica.
Resaltando el valor de este texto, el Dr. Walter Cornejo Báez, (Decano del Colegio de Psicólogos del Perú, Consejo Directivo Regional, Ica, Perú), escribe en el prólogo:
«Lecturas de Epistemología», podrá motivar el aprendizaje de nuestros universitarios basado en los presupuestos teóricos “de la ciencia de las ciencias”, cuyo estudio y análisis reflexivo, los llevarán a tener a la vez ideas nuevas, buena información y buena técnica de trabajo, porque como dijo el físico teórico estadounidense Robert Oppenheimer: “Investigar significa pagar la entrada por adelantado y entrar sin saber lo que se va a ver”.
Los autores, esta vez, destacan en su obra las recientes corrientes epistemológicas contemporáneas, tales como: el falsacionismo de Popper, el modelo de los Programas de Investigación Científica de Lakatos, el Positivismo, las Revoluciones científicas de Kuhn, o la idea de “obstáculos epistemológicos” de Bachelard, entre otras, que hoy están en boga en el medio académico.
También queda de manifiesto la comprensión de la epistemología como una expresión más del trabajo filosófico orientada al análisis de los problemas y conceptos relacionados con el método y la investigación científica en general; esto es, como una ciencia que analiza a la ciencia.
Consultado el Dr. Saldivia con respecto a este nuevo libro, acotó:
“Estimamos que este texto puede ser de utilidad a los estudiantes, psicólogos, cientistas sociales, y profesionales interesados en estudiar la génesis y evolución de la ciencia, y ayudar a comprender como se gesta el pensamiento científico y a visualizar el rol del investigador en su búsqueda del conocimiento”.
Mientras que Díaz Céspedes afirmó que “el trabajo específico de la epistemología, apunta al estudio de los conceptos utilizados en la ciencia, tales como la estructura discursiva de las disciplinas científicas, sus nociones de objetividad, de verdad, de falsedad o de confiabilidad, o la idea de progreso científico, entre tantas otras. De modo que este tipo de lectura podrá orientar a los estudiantes de filosofía y a los universitarios y académicos en general».

El libro puede ser adquirido gratuitamente en: investigacionespeip@gmail.com y en: zenobiomedios.com


Scott-Weintraub

La poética filosófica de Juan Luis Martínez, de Scott Weintraub, Editorial Cuarto Propio, Santiago de Chile, 2018, 250 páginas.

En 1977 Juan Luis Martínez publicó «La nueva novela», el libro que lo consagraría como uno de los espíritus más originales de la poesía chilena de este siglo y el anterior. Su obra se sigue extendiendo y las páginas críticas que la refieren son innumerables y acaso debidamente complejas. Las mejores, creo, las ha escrito Scott Weintraub. Hasta donde sé, nadie ha ido tan lejos en una obsesión detectivesca por desentrañar ese maravilloso laberinto de signos, citas y elaboradas trampas textuales que componen la obra de Martínez. Ahora, finalmente nos llega este magnífico texto crítico: La poética filosófica de Juan Luis Martínez, un estudio seminal dentro de ese extenso corpus que en la academia llamamos «estudios Martinianos».
Marcelo Rioseco

Dónde encontrarlo:
https://www.cuartopropio.com/libro/la-poetica-filosofica-de-juan-luis-martinez/

Fuera-del-alcancede-la-memFuera del alcance de la memoria [Antología poética 1998 – 2018] de Fabrício Marques.
Antología bilingüe (español-portugués) de la poesía de Fabrício Marques publicada en febrero de 2019 por la editorial Vallejo & Co, Lima-Perú. Traducción del poeta argentino Agustín Arrosteguy.
“La idea de este libro es iniciar un diálogo entre la poesía brasileña y la de lengua española. Estamos al mismo tiempo próximos geográficamente y distantes, aislados por la lengua. Esta traducción es otro intento de establecer un puente”, dice el autor.

Saber más
https://www.lapecerarevista.com/single-post/2019/07/18/Delante-de-nosotros-mismos

El-mismo-fuegoEl mismo fuego es una novela y es una autobiografía existencial basada en las experiencias del autor durante la pasada dictadura militar en su país. Los hechos reales, los nombres, el país y la posterior evolución de diferentes tragedias han sido alterados para proteger la verdad. Con una estructura sintáctica que carece del pronombre relativo que, la novela expresa en el lenguaje las mismas ausencias funcionales que existen en la memoria absoluta de su protagonista, el niño José Gabriel, sin por ello impedirle representar un mundo que su exagerada memoria registra en detalle pero su comprensión no puede abarcar en su totalidad. “Una mañana, los niños jugaban en una vieja carreta cuando sonó un balazo. ¿Por qué nacemos, si tenemos que morir? Los años van pasando, como pasan los árboles ante la ventana del tren; y Jorge sigue buscando la respuesta”.
Eduardo Galeano.


El-bruto-muroEl bruto muro de la casa propia.
Alejandro Cesario: Visión y pensamiento.

Acaso fue un instante, un primer instante, del que no se ha tomada inmediata conciencia, un instante aparentemente efímero, y después una sucesión de instantes, capaces de producir fulguraciones, y un texto, constituido por imágenes y en estructuras seriales, con un sentido, una cadencia, un ritmo. En pleno fascismo, allá por el 30, desde su metafórico balcón de las ocasiones expresaba Eugenio Montale: “La vida que dona algunas luces / es la que sólo tu ves. // A ella te asomas desde esta / ventana que nos ilumina”. El trabajo que supone que la lectura atenta de todo verdadero poeta siempre requiere tratar de desentrañar justamente el enigma de su expresión, el porqué y quizá el cómo de esa ambigüedad propia de la poesía no juramente testimonial o autobiográfica. Alejandro Cesario, declaraba ya en el Ciervo negro, uno de sus últimos libros y lo hacía de modo programático, su deseo lingüístico y existencial de buscar “en lo ridículo, en lo escondido, en lo que nadie ve (y nombra)”. Se trata de ver y nombra entonces, y, en el caso de Alejandro, también se trata de “caminar de oeste a este (las palabras son las que me arrastran)”, tal como leemos en Estación de chapas, a la búsqueda del otro, al extremo de sentirse otroy de encontrar allí, en la riqueza de las imágenes, una voz propia, más allá de la ocasión o de la denuncia ardiente, voz propia que “escarba en la lengua materna, murmulla un dialecto lejano”. Es el pasado, es el presente, como un pasado que persiste: es la familia, el barrio, la herencia afectiva, los viajes, todo el venero de hechos y objetos transfigurados y fatalmente encadenados en el acto de poesía que une experiencias vitales y significados, pero siempre conservando “el sonido de mis pasos isócronos” o la escritura a hachazos. Así, entre el propio cuerpo que camina y camina a la manera de quien empuña una cámara obstinada en registrar el documento fílmico y a la vez acechar “el milagro de las palabras”. Es visión, y es pensamiento, propone Alejandro. Hace casi dos siglos Josef von Eichendorff escribía: “algunas cosas se pierden en la noche. Ten cuidado, permanece despierto y activo”. Algo semejante al gato que acecha como sugería Gastón Bachelard ya en siglo veinte, teorizando también: “el momento verdaderamente sintético en que, cuando la conciencia de lo irracional se transforma sin embargo en el éxito del pensamiento… ese instante del conocimiento naciente… convertido en la fuente inagotable de nuestra intuición”. Y después agregaba citando a Mallarmé: “cada alma es una melodía que debemos reanudar”. Y una melodía puede ser esquiva, puede interrumpirse en algún momento por disonancia o por violenta contaminación de otro material lingüístico. Libro por libro, poema a poema, aún en sus títulos leemos por ejemplo en Alejandro que el familiar “nunca pudo terminar el bruto muro de la casa propia” o que “el viejo harapiento…talla un trozo de madera”, y también hay “una huella abandonada al costado de un camino (que) sigue siendo una huella” o “la mano de mi padre sellada (que) me acaricia”. Detalles, primeros planos algún traveling repentino, en la gran ciudad o en los oscuros suburbios (“calles con prosodia”) y en los caminos patagónicos (“Es todo mutismo, soledad, sequía. Es la Patagonia”). Y la melodía surge constante, mezclada a “la rabia de antaño”, la rabia de secular origen, inspirada en las historias de tantísimos seres -los otros- casi siempre sin nombres, sujetos históricos de infortunios, de escarnio, de privación y olvido. La melodía, el dolor. Y sin embargo, en los trenes que lo llevaban a infinidad de destinos, dice Alejandro Cesario, “me aferré a la palabra más bella: libertad”.

Roberto Raschella.
Reseña publicada en el 2018 en la  revista La Pecera
http://www.lapecerarevista.com/

Alejandro Cesario nació en Colegiales en 1967.
Publicó: Esas miradas tristes –un viaje por la Patagonia, novela, 2006, El humo de la chimenea, poemas, Ediciones del Dock, 2009, Fragor de borrascas, poemas, Ediciones del Dock, 2011, Ciervo negro, poemas, Ediciones del Dock, 2012, Estación de chapas, Ediciones del Dock, 2013, La última sombra, Ediciones la yunta, poemas, 2015 y El bruto muro de la casa propia, poemas, Ediciones la yunta, 2018. Sus poemas fueron seleccionados para la Antología Federal de Poesía de la Provincia de Buenos Aires, 2019.

de-animales-y-diosesBreve historia de la humanidad.

De animales a dioses, Yuval Noah Harari, Editorial Sudamericana, 2018, Uruguay, 475 páginas.

El libro “De animales a dioses”, cuyo subtítulo es “Breve historia de la humanidad”, del profesor de historia en la Universidad Hebrea de Jerusalén, Yuval Noah Harari, publicado por primera vez en 2013, tiene dos partes bien delimitadas. En la primera, el autor desarrolla teorías e hipótesis sobre los primeros pasos y el origen de la humanidad, la evolución del género Homo y de las diferentes especies humanas, la aparición del fuego y su uso cotidiano, el lenguaje, el papel de la especie humana en la desaparición de la megafauna, la extinción de los neandertales y el Homo floresiensis, la revolución agrícola y la creación de los asentamientos permanentes.
En toda esta parte, pre-histórica hasta el momento de la escritura (que es cuando se toma como referencia para el comienzo de la historia), hay un desarrollo lineal, a menudo exponiendo, sin tomar partido, distintas teorías para cada etapa. Busca conceptualizar el desarrollo humano y nos lo muestra como una curva ascendente, aunque a menudo la relativiza cuando afirma, por ejemplo, que la revolución agrícola significó la dependencia del clima para la supervivencia de cada comunidad y conllevó al fin de la infancia despreocupada de la humanidad. Y despreocupada puesto que unas horas diarias bastaban para mantener (de comida y satisfactores básicos) a los grupos, no demasiado numerosos, de cazadores y recolectores. Y que, por el contrario, al establecerse estos en un territorio más o menos delimitado (el territorio de las viviendas y plantaciones agrícolas), quedaron expuestos a la benevolencia, o no, del clima, y, más peligrosamente, a las incursiones guerreras de otras tribus.
Es aquí, en este punto, cuando Yuval Noah Harari, se decanta por una teoría de la violencia, asegurando el papel primordial de la guerra en el desarrollo de las sociedades, además de que esta —según él— es motor del desarrollo humano. E incluso establece como factible una teoría que explica la predominancia masculina sobre la femenina “no de la fuerza sino de la agresión”, teoría a la que parece afiliarse él. Además, dice que la guerra (por esa razón de agresividad), es una “prerrogativa” masculina, pero no nos aporta pruebas determinantes al efecto.
Luego, en lo que sería la segunda parte, establecerá el papel “unificador” de las religiones en la era de los imperios, como una construcción ideológica y mental que nuclea a distintas comunidades en porciones más o menos extensas de territorio. Así, el budismo que plantea una verdad universal “para liberar del sufrimiento de todos los seres”, o bien el imperio persa como un orden político universal “para beneficio de todos los humanos”. Aquí es cuando se empieza a notar que este historiador da como hechos (como si fueran probados) a lo declarativo, a la intención de las declaraciones (escritas), como si éstas, por el sólo hecho de manifestarse (de forma escrita u oral) ya se vieran realizadas.
Analizará después el papel del dinero por contraste con otras manifestaciones de intercambio, como el trueque, historiando sus distintas denominaciones y conversiones. Y con el “descubrimiento” de América, y su conquista, la enorme transferencia que se realiza tanto de materias primas como de metales preciosos que servirá para hacer lo que Marx llamaba “la acumulación originaria del capital”, se dará el comienzo del capitalismo (que nace, entonces, del sometimiento y muerte de pueblos y comunidades enteras, del robo y el maltrato, de la explotación más inhumana acompañada por el tráfico de esclavos).
Yuval Noah Harari cifrará en este sistema (no en la democracia, sino en el capitalismo, incluso aunque no sea democrático, como si fuera este sistema la última invención colectiva de la humanidad) todas sus expectativas, más allá de sus centenares de miles de desempleados y millones que mueren por hambre o por enfermedades evitables (llega a decir que actualmente “casi” no hay muertes por hambruna, siendo que la FAO, por ejemplo, ha dicho que en el mundo 821 millones de personas sufren hambre y más de 150 millones de niños sufren retraso del crecimiento—cifras del año 2018—). Es cierto, también, que se trasunta un anticomunismo visceral en su libro, alejándose de lo histórico e ingresando en lo ideológico.
Por último, nos hablará de la revolución industrial, incurrirá en el error de considerar que la revolución francesa se hizo porque la monarquía de Luis XVI “se dio cuenta de que la mitad de su presupuesto anual se destinaba a pagar los intereses de préstamos, y que se dirigía a la bancarrota”, sin considerar el papel creciente de la naciente burguesía (que es la que toma el poder) ni la pauperización de la población, que será la carne de cañón de la que se aprovecha la burguesía. Esa distracción es una cosa extraña en un historiador, pues pareciera que la historia no la escribieran los pueblos, sino los documentos y tratados. Dice incluso “que las revoluciones sociales rápidas eran excepcionales y la mayoría de las transformaciones sociales provenían de la acumulación de numerosos pasos pequeños”, lo cual evidencia cierta confusión (olvida la dialéctica de las circunstancias históricas). Una cosa es una revolución, que estalla cuando ya no hay otra forma de resolver el conflicto principal, y que se da por una acumulación subjetiva y objetiva (pues se necesita un estado de cosas insostenible y una voluntad mayoritaria de cambiar, como sea, ese estado de cosas). Lo otro, a lo que se refiere el autor, son rebeliones espontáneas generadas por un hecho puntual pero que no tiene ningún objetivo revolucionario (si entendemos revolución como la transformación de la sociedad, que satisfaga las necesidades básicas de las mayorías).
Al final, nos intentará convencer que es probable que el diseño inteligente —ciborg y superhumanos, con modificación genética— se convertirá en el principio básico de la vida. Una especie que él llama “Homo Deus”, y que llegaría a la cumbre del poder.
Con todo, lo más positivo del libro, más allá que termine contando el trozo usual de historia que nos cuentan los vencedores (como la supuesta versión norteamericana de la necesidad de utilizar la bomba atómica contra Hiroshima y Nagasaki para evitar el millón de bajas estadounidenses que supondría continuar la guerra—sin considerar otras pruebas en contrario, como el ultimátum de rendición hecho por los soviéticos que estaban analizando los japoneses—), es su primera parte, que da alas a la imaginación. Pero además, nos da materia para pensar en el desarrollo de la humanidad, en el pasado, el presente y el futuro. Y, por supuesto, que está bien escrito y cuya lectura llega a ser apasionante.

Reseña de Sergio Schvarz

 


complot-de-maria-magdalenaEl Complot de María Magdalena, de Gerard Messadié, Ed. Sudamericana, Bs. Aires, 2005, 267  pp.

Messadie, que es considerado un novelista histórico y especialista de los temas bíblicos, nos presenta en esta obra, una visión distinta sobre la muerte de Jesús, pues justamente el tema central de la novela se refiere a su particular mirada sobre la muerte del Nazareno en la cruz y su eventual resurrección. Por ello, tratando en paralelo la confusa situación social y política de los judíos de las primeras décadas del siglo 1ro de nuestra era, que a la sazón se encontraban muy divididos ora en relación a una postura frente a la invasión romana, ora frente a la interpretación y práctica de su propia religión; va matizando con excelentes cuadros costumbristas de la vida, del rol casi invisible de la mujer, de las costumbres y hasta de las comidas judías. Aquí, tras dar cuenta de un entramado de espías del Sanedrím por una parte y por otra de judíos al servicio del espionaje romano, se plantea que Jesús no murió en la cruz y que no hubo resurrección. Ello por una serie de factores enmarcados en una amplia conspiración organizada por María Magdalena, quien en virtud de su supuesta vida licenciosa había acaudalado una pequeña fortuna, lo cual sumado a su belleza y su amplia red de contactos con comerciantes acaudalados, con los fariseos, los zelotes, con la madre de Herodes, con la esposa de Poncio Pilatos y con otros exponentes de la sociedad política y mercantil judía de su tiempo; le permitieron sobornar al centurión, a los soldados romanos encargados de la crucifixión y a otros agentes romanos vinculados a las etapas y procedimientos operativos en estos casos.
Así, el autor va mostrando como no se van cumpliendo las etapas de la crucifixión tradicional; tales como la necesaria permanencia de más de un día en la cruz, el quiebre o fractura de las tibias del crucificado, que corresponden a los huesos más firmes para resistir el peso del cuerpo, el examen minucioso de su muerte y otros procedimientos de rigor.
Llama la atención ante el desarrollo de esta hipótesis, la adecuada argumentación documentaria específicamente bíblica, pero también histórica y cultural que despliega el autor para ir fundamentando su postura acerca de por qué razones no se realizó un proceso de crucifixión clásico, así como también las técnicas médicas que supuestamente se emplearon para que Jesús no sufriera o sufriera lo mínimo en la cruz. Y lo propio corresponde señalar de las técnicas curativas y otras terapias medicamentosas, para sanar lo más rápidamente posible al Nazareno, tras vencer el círculo de la vigilancia romana y del propio Sanedrím. También la novela concita el interés del lector, el amplio conocimiento de la etapa de Jesús en la comunidad de los esenios, antes de su autoasumiuda condición de profeta, salvador y conductor de un Reino de los cielos.
Como no se pretende mostrar el final del Jesús rescatado de la cruz y de la muerte, y por si alguno de los distinguidos lectores ya lo leyó o pretende hacerlo, dejamos hasta aquí este comentario, para que en su momento saquen Uds. su propia opinión.

Reseña: Zenobio Saldivia M.
Marzo 2019.

“Llevábamos meses hablando poco.
Nos demorábamos en encontrar los
nombres de las cosas y que salieran
de la boca…”

la-venganza-de-lasEl sutil desquite de la oralidad.
En la alucinante novela, La Venganza de las Cautivas, María Cortés de Rueda abre el abanico de testimonios, rememorando los sonidos del viento y del agua. Habla frente al juez Luis Merlo, el 6 de marzo de 1610, al iniciarse la audiencia (residencia) en que las testigos serán interrogadas para dilucidar los terribles hechos acaecidos en la Villa Rica, tras el asedio y destrucción de aquel asentamiento de españoles por mano de los indómitos naturales en pie de guerra, defendiendo la libertad de los vastos territorios mapuche (araucanos), en las riberas del Mallolafquén (“lago gredoso”, según su toponimia), donde comienzan los parajes de los grandes lagos que se extienden hacia el sur, hacia Chilhué, el “lugar de pájaros estridentes”, el archipiélago mágico que conquistara, para la corona española, en 1567, Martín Ruiz de Gamboa. Quince años antes, en 1552, Jerónimo de Alderete fundó la Villa Rica, un año antes de la muerte de Pedro de Valdivia, ocurrida en la batalla de Tucapel (25.12.1553).

“Señores, señoras. Al sur del Bío Bío hay un reino que no nos pertenece. Los araucanos han ganado la guerra y tienen a cuatro de mis hijas ahí, tres vivas y una muerta, la madre de esta criatura. Y en cualquier momento avanzarán hasta acá.”

Sencillo y escueto preludio de María Cortés de Rueda, como la voz femenina que resonara desde la noche de los tiempos, cuando las mujeres iniciaron la interminable cadena de narraciones junto al fuego, en ese semicírculo comunitario donde se tejieron los primeros relatos de la especie, mientras los hombres buscaban el sustento como bípedos rapaces, aunque esas incipientes historias fuesen contadas después por las voces masculinas en el lenguaje áspero de la caza y de la guerra, apropiación cultural dominante que permanece, en lo esencial, hasta nuestros días.

Carmen Gloria López, escritora y periodista, se ha sumergido en los documentos históricos recopilados por ese coloso de la historiografía que fuera José Toribio Medina, para rescatar los sucesos relacionados con el desastre, militar y humano, de la Villa Rica, para reconstruir, mediante el proceso narrativo de una novela articulada por varias voces, ese mundo, esa atmósfera de finales del siglo XVI e inicios del siglo XVII, en que comenzaba a forjarse esta nación,país aún no concluido, desde aquel choque feroz de dos cosmogonías provocado por un invasor premunido de tres armas letales: la espada, la cruz y el idioma.

Lo ha logrado de modo espléndido, desplegando con habilidad un constructo lingüístico, social y psicológico sustentado en la visión femenina del mundo, esa perspectiva hecha de innumerables historias que muy pocas veces han sido incorporadas a la Historia, esa narrativa masculina y oficial que sigue escribiéndose con mayúscula, para mantener las prerrogativas del patriarcado, contra viento y marea, aunque se legisle al respecto con maquiavélico acento gatopardesco: “cambiar algo para no cambiar nada”.

Juan de Maluenda, el pequeño nieto de María Cortés, será la breve excepción testimonial entre las palabras femeninas, alzadas en ese curioso juicio que procura determinar las responsabilidades militares y civiles durante el largo asedio de la Rica, en especial el comportamiento del comandante de la plaza, capitán Rodrigo Bastidas, cuya tozudez y negativa a rendirse llevarían al exterminio de la casi totalidad de civiles y soldados; la criminal omisión del capitán Francisco Hernández Ortiz, a cargo de los refuerzos encomendados desde la capital de Chile, que jamás llegaron para salvar aquella ciudad fundada como el más expectable y fructífero asentamiento hispano en las avanzadas australes de la Corona, después de La Imperial.

Al testimonio de María Cortés siguen los relatos de Inés Paz, Constanza Ponce de León, Lorenza de la Calzada, María de Plasencia y Cortés, Catalina Aguilera, Ana Chavarri… Las relaciones de estas mujeres se van entremezclando en la trama de acontecimientos y discursos. María Cortés de Rueda es una virtual segunda narradora en esta novela, una personalidad femenina de notable fortaleza y lucidez, que Carmen Gloria López parece haber extraído desde la remota memoria de la estirpe, para pedirle: -“Habla tú por mí, que conociste mejor aquellos sucesos, que los viviste en carne propia y que yo retrotraigo a partir de la investigación histórica, abriendo los viejos libros que vuelven a hablarnos con nuevos lenguajes de la extraña peripecia humana…”

Otro significativo mérito de la autora: lograr la eficaz articulación de los diversos personajesy acontecimientos en el desarrollo de una trama coherente y maciza que mantiene, además, el suspenso frente a una revelación que llegará en las postrimerías de la novela, con el hábil acicate de la incertidumbre, porque todo aquí es una hipótesis –muy real y verosímil- de lo que pudo haber sucedido, de la ocurrencia de los sucesos, de sus detalles expresados, a veces resueltos, a través de los móviles, más o menos previsibles, de la condición humana.

La sucesión de hechos registrados por la historia –llamémosla, canónica- se respetan rigurosamente en el texto. Es en aquellos espacios no cubiertos por la crónica de una época en que mucho se escribía (recordad al conquistador, siempre con su cura y su escribano), donde la autora se explaya en la conformación narrativa, con apropiado realismo, con precisos aportes poéticos de cuño propio.

Asimismo, a través del discurso de las españolas cautivas, Carmen Gloria López expresa su admiración, no solo ante el coraje y aun el comportamiento humanitario y generoso de los mapuche con los vencidos, sino por las singulares características de su cultura y de su lengua metafórica, juicios nada antojadizos, si nos remitimos a numerosos documentos históricos que, al parecer, no son conocidos por nuestros creadores o investigadores, dando estos la errada impresión de que Chile nace, como entidad etno-nacional en los albores del siglo XIX, cuando nuestros gobiernos europeizantes, aunque mestizos por esencia, inician las atroces campañas, vigentes hasta hoy, de “pacificación” de la Araucanía.

Dentro de la villa sitiada, las mujeres organizan la vida cotidiana, administran el acopio y reparto de vituallas y abastecimientos básicos, siembran las precarias rúas de tierra, cuidan a los infantes, velan a los enfermos, en esa dualidad hospitalaria de cautelar las almas y los cuerpos, atributo también de índole femenina, si creemos en esa suerte de división del trabajo que se asigna a los géneros, categorización propia del esquema dominante del patriarcado. Y cuando la amenaza de una definitiva invasión se cierne sobre la precaria fortaleza, ellas toman las armas, recargan los cañoncillos, cuyo breve estruendo apenas sobresalta a los mapuches; también asumen la tarea de carnear los cuerpos de los enemigos abatidos, para repetir el viejo ritual del sacrificio que aplacará el hambre de los vivos famélicos. Ellas cuentan los sucesos con certero realismo, salvo aquella que ha perdido la razón y va hilando sus historias entre fantasmas y visiones extraviadas, como un personaje macondiano.

Es notable el trabajo lingüístico de Carmen Gloria López para entregarnos un texto en palabras contemporáneas, pero con acento y sabor a lenguaje antiguo, lo que no se obtiene con simples sustituciones de términos, sino mediante la acertada traspolación estética, sociológica y psicológica del habla, proceso similar al que se aplica en la dramaturgia para reinterpretar obras compuestas en siglos pasados, procurando que su puesta en escena no resulte extemporánea. Labor bien lograda cuando nos lleva a ver y a escuchar a Hamlet en la azotea de un edificio cosmopolita, o a los aldeanos de Fuenteovejuna, aplicando la justicia como si fuesen asamblea popular en el seno de una urbe postmoderna.

Ana Chavarri, la última voz femenina de La Venganza de las Cautivas, en un párrafo de enorme elocuencia, dirigido en carta postrera al juez Luis Merlo, concluye:

“Quiera Dios que esta confesión cierre su historia… La nuestra es una historia sin epopeya, sin gloria. Una derrota patética. Sólo confío en que sirva para que nada de esto ocurra nunca más. Y para que no se alabe a los héroes equivocados”.

Lo cuestionable de esta exhortación es la cualidad didáctica que la Historia, al parecer, jamás ha exhibido en la fatalidad de sus ciclos demoledores.

Pero cabe preguntarnos: ¿Y si las prerrogativas del acontecer estuviesen en manos femeninas?

Quién sabe, pero eso no lo responderemos aquí; será parte, sin duda, de otro relato abierto a la imaginación creadora.

Edmundo Moure
Marzo 2019

poblacion-flotantePoblación flotante es una extraordinaria y arriesgada novela coral que, en su deriva, complejiza y hace justicia a las diferencias geográficas, sociales y experienciales que constituyen la gran novela que es Chile. Carlos Araya Díaz, sin lugar a duda, nos entrega en este, su tercer libro, una historia estremecedora y violenta.
Un bus que transporta mineros, cesantes, videntes, turistas e inmigrantes, atraviesa la carretera Panamericana con dirección al norte de Chile, pero durante el viaje se cruza con un frente de mal tiempo que pone en jaque su llegada a destino.
Con una prosa seca y precisa, Carlos Araya Díaz desarrolla un relato que explora en el tiempo, la geografía y las contradicciones del Chile contemporáneo. Un mosaico construido a través de las voces de dos tripulantes y sesenta pasajeros que sueñan con los espejismos del desierto.
Carlos Araya Díaz (1984, Calama). Cineasta y escritor. Publicó la novela Ejercicios de encuadre (Cuneta, 2014. Premio Juegos Florales Gabriela Mistral) e Historial de Navegación (Alquimia, 2016. Premio Municipal de Santiago). Con su cuento Los mapas de mi padre fue finalista del Concurso de cuentos Paula (2014). Escribió y dirigió el largometraje El hijo pródigo (2013. Estrenado en el Festival de Cine de Valdivia). Correalizó el largometraje colectivo Propaganda, producido por MAFI (Mapa Fílmico de un País, 2014). Actualmente está finalizando su película El viaje espacial.

Planeta de Libros Chile

NO-ERA-FACIL2Libro homenaje a los veinte años de la publicación de
Prohibido salir a la calle,
de Consuelo Triviño Anzola.

Edición de M. Ángeles Vázquez
Editorial La Mirada Malva
c/Los Rosales no 7, 18650 Dúrcal, Granada – España.
Teléfono [34] 645 376 642
www.miradamalva.com
miradamalva.blogspot.com.es
ISBN: 978-84-948523-4-3
DL: M-33015-2018

A modo de conclusión: Resituar los hechos en el mundo.

Todo lector de Tolstoi sabe que, cuando Anna Karenina se suicida al echarse bajo las ruedas de un tren que llega a estación, falta aún una cincuentena de páginas para que la novela acabe. No es por lo tanto la peripecia personal y trágica del personaje lo que más preocupaba al autor, sino las circunstancias en las que se inserta y el valor simbólico que el adulterio adquiere. Precisamente, la fuerza de la literatura radica en su capacidad para resituar los hechos en el mundo y elevarlos del grado anecdótico al de categoría. Muchos se conforman, sin embargo, con la transparencia más inmediata del texto, y no buscan levantar ese mantel que permite descubrir la entraña de la significación literaria.

Así, numerosos comentaristas han solido leer Prohibido salir a la calle, la primera novela de Consuelo Triviño Anzola, como una obra autobiográfica, una obra costumbrista sobre la Bogotá de los años sesenta del siglo XX o, incluso, como una manifestación de las constantes de la literatura feminista. También a la manera de una novela de infancia. Algunos, más perspicaces, la creen en un “Bildungsroman”, una novela de aprendizaje. Claro que tendría que ser el aprendizaje únicamente de la primera etapa de la vida, pues la peregrinación indispensable en dicho género, el “Wander- jahre”, tan sólo se anuncia simbólicamente en la frase final del libro.

Hay en la novela de Triviño, desde luego, pero también en cualquier otra, elementos autobiográficos y costumbristas, incluso desde el punto de vista lingüístico. Cuando un personaje abre una puerta, por ejemplo, en la descripción del hecho se vuelca la experiencia personal del narrador que abrió muchas puertas en su vida, así como los hábitos de decoración y uso de su tiempo. Cuando se habla de la infancia, rebrotan en la pluma del escritor palabras que escuchó de labios de su madre y que luego había olvidado. Pero ello no es ni autobiografía ni costumbrismo. También, al situar al personaje en los años infantiles, la novelista ajusta las cuentas con ese período de su propia vida que, necesariamente, se integra en un período histórico. Pero Prohibido salir a la calle va más allá de la autobiografía y del costumbrismo, del mismo modo que Anna Karenina no puede limitarse al deseo desenfrenado de su protagonista, ni permitirnos preguntar por la eficacia  del sistema de frenos de los ferrocarriles rusos en la época.

Si en Tolstoi lo importante no es exactamente el adulterio lo que debe tenerse en cuenta, sino la crisis de los valores sociales y su repercusión en la acción política que una ruptura matrimonial implicaría, la descalificación, por ello, de Karenin para ser ministro del zar, en la novela de Consuelo Triviño no es tanto la prohibición lo que importa, o la misma calle, sino el hecho de salir y, desde luego, el modo de narrar cómo la protagonista se hace consciente de las prohibiciones y de la necesidad de contornearlas. ¿Pero de dónde no puede salir la protagonista? De la casa, indudablemente, para caer en los peligros ciudadanos, pero también y sobre todo de las contradicciones en las que la educación inicial sumerge al individuo.

No puede, tampoco, limitarse esta importante novela colombiana a la aventura del descubrimiento de la feminidad, porque ésta, como la masculinidad, no es sino uno más de los rasgos de la vida. Otra cosa es la mirada feminista, o no, del lector al volcarla sobre la novela. Lo que la protagonista descubre en Prohibido salir a la calle es el valor de la feminidad, establecida en confrontación con una masculinidad que definen, precisamente, las propias mujeres de la casa. Las responsabilidades sociales que la niña aprende no se corresponden con las asumidas en su hogar, del mismo modo que la escuela, con su teoría tan fundamentada, solapa la realidad de la vida. La protagonista, observadora inteligente, no puede sino someter a crítica todo el sistema. Ahí radica su aprendizaje. No se trata de una cuestión de sexo (de género, como se mal traduce), sino de poder, y éste recae en unos casos sobre los hombres y en otros sobre las mujeres, de forma tan aleatoria o injusta como se ejerce en la sociedad.

El universo de Prohibido salir a la calle es una metáfora de la vida social que todo ser humano tiene que ir desmontando de su estrategia significativa, y de ahí la importancia de la novela, mucho más allá de la peripecia superficial. Si los primeros cuentos de la autora transmitían la constancia de la soledad fijada simbólicamente en seres fracasados que pretenden huir, es natural que Consuelo Triviño Anzola sintiese la necesidad de rebuscar los motivos de la insatisfacción en los orígenes de la personalidad. A lo largo de toda la obra, la sociedad se construye, no sobre la plenitud de sus individuos, sino sobre una insuficiencia que los obliga a continuar andando, sin prisa ni pausa, para que la estructura social siga dialécticamente hacia un destino desconocido. En este caso, el personaje comprende que la prohibición no es tanto la de salir a la calle amenazadoramente peligrosa, como la de convivir con un padre cuyos usos vitales siempre estuvieron desajustados con los comunes y que se aparece como una posibilidad de libertad y rebelión. Y para expresar ese sentimiento tan íntimo de su personaje, Consuelo Triviño construye una lengua literaria que va más allá de la simple transparencia.

Por eso Prohibido salir a la calle es una novela que nos importa por encima de una lectura literal y que acoge a cualquier lector en su reflexión sobre la conformación social del modo de vida. Si, para unos, puede encandilar con su anécdota tan vívida, para otros deviene la expresión de cómo el individuo construye su personalidad en el imprescindible enfrentamiento con la organización familiar y social.

Todo ello hace de esta novela una de las más profundas, trabadas y significativas de la literatura colombiana y latinoamericana en general.

Jorge Urrutia
Catedrático Emérito de la Universidad Carlos III de Madrid. Anteriormente desempeñó otros puestos docentes de lengua y literatura españolas, desde el lectorado de la Universidad de Estrasburgo (Francia) a la cátedra de la Universidad de Sevilla. Ha sido profesor invitado en universidades extranjeras. Decano fundador de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, ha sido Premio Nacional de Traducción y está en posesión de la Medalla del Instituto de Cultura Puertorriqueña y de las Palmes Académiques por su contribución al conocimiento de la cultura francesa.
Como poeta, su obra es muy significativa entre los autores que se dan a conocer a mediados de los años sesenta del siglo XX debido a su culminación simbolista, después de haber buscado una conjunción de la poética del lenguaje y la del compromiso a través, especialmente en los libros de los setenta, de una escritura vanguardista. Un volumen colectivo preparado por reconocidos especialistas en literatura estudia detalladamente su obra poética bajo el título El mar de la palabra. La poesía de Jorge Urrutia (Madrid: Biblioteca Nueva, 2011). En 2017, la editorial Salto de Página publicó una antología de cincuenta años de su producción poética: Será presente lo que ya es pasado y, en 2018, la Editora Nacional de la república Dominicana, abrió su colección Puentes, destinada a los poetas extranjeros, con otra amplísima antología: Presente continuo.

 


tequila-portada

Tequila, de Jorge Majfud
Sudaquia Editores, Diciembre 2018, 546 páginas.

En el verano de 1998, siete estudiantes universitarios deciden emprender un viaje de graduados desde la costa atlántica de Florida hasta la costa californiana del Pacífico en una motorhome. En su recorrido por la interestatal 10 comenzarán a revelarse las verdaderas personalidades de cada uno. En Nueva Orleans, después de una noche de excesos, despiertan en una habitación de motel para descubrir que uno de sus integrantes había sido asesinado. Temiendo que cualquiera de ellos pudo ser el asesino, continúan viaje con el cuerpo del compañero como si fuese un viajero más. Una serie de decisiones apresuradas los llevará por el infierno de la frontera y el desierto, de la culpa y el silencio hasta encontrar una solución inesperada.
Tequila es más que una aventura de camino; esta novela explora el despojo de las máscaras que todos llevamos dentro como individuos civilizados y la invención de otros sustitutos como formas egoístas de sobrevivencia.
Raquel, la narradora se entera, por las noticias, del asesinato de un coreógrafo en Los Ángeles llamado Guzmán, quien ella conoce como German. Sabe que el asesino es Roque, el mismo que la ha perseguido por años, como un cazador bosquimano.
Roque es uno de los siete integrantes de un viaje de graduados realizado quince años atrás por la interestatal 10 desde la costa atlántica de Florida hasta la costa pacífica de California, el cual estuvo marcado por un juramento y una tragedia. Poco antes de abandonar Florida tienen problemas con Roque. Después de una disputa, Roque tiene sexo en la motor home en marcha con una de las integrantes que más lo había resistido. Por su creciente agresividad, en particular hacia Guzman, el miembro gay del grupo,es obligado a abandonar el grupo y jura vengarse, pero debe bajarse en Mobile, Alabama.
En New Orleans, luego de una noche de tequila y marihuana, el resto del grupo se despierta con el ruido de disparo en una de las habitaciones de un motel. Descubren a uno de los compañeros, Guzman, muerto en una cama y vestido de mujer.
El grupo abandona el motel de Luisiana sin saber quién pudo haberlo hecho debido a la intoxicación de la noche anterior. Llevan a Guzman, el muerto, por el resto del trayecto, vestido y conservado en frecuentes baños de tequila. En El Paso, Texas, contactan a un inmigrante mexicano, German, para que los ayude a contactar a un “coyote” para hacer desaparecer a German del otro lado de la frontera. Pero el plan no resulta y siguen viaje, esta vez con German.
Al tiempo de andar y después de varios días, descubren que German afeitado es el doble de Guzmán. Se lo atribuyen al parecido que tienen todos los que pertenecen a otras etnias pero comienzan las especulaciones para sacar ventaja del hecho.
Como quien recibe un órgano para iniciar una nueva vida, Germán decide adoptar la identidad de Guzmán (el que finalmente entierran en Arizona, luego de perderse en el desierto) y hace su vida en Los Angeles, en el rubro del cine, tal como Guzmán quería hacer.
Pero Raquel sabe que Roque mató a Guzmán dos veces, en 1998 y en 2013 y que continuará acosándola. Ella tiene un plan para terminar con Roque, que incluye su propio suicidio.

Comentarios
“En esta novela, la exaltación de la juventud se convierte en una tragedia y persigue a una mujer por muchos años. La prosa clásica de Majfud nos lleva a través de imágenes y pasiones que logran enlazar el espíritu de América Latina con los peligros ocultos en la frontera sur de los Estados Unidos. Definitivamente, una emocionante novela que te dejará hipnotizado”.
Carlos Salomón, profesor de Estudios fronterizos en California State University.

“Una narradora decidida a afrontar un pasado violento nos atrapa en sus recuerdos. Una vez más, Jorge Majfud comparte su perspicaz mirada sobre una sociedad enferma de los excesos su de modernidad”.
Brigitte Natanson, profesora de literatura latinoamericana de Université d’Orléans, Francia.

“Tequila es una novela atrapante donde la aventura, el delito y el viaje se unen al sentido ético y de exploración psicológica que caracteriza las obras de Jorge Majfud. Esta vez el uruguayo va más allá de las fronteras que había ya sobrepasado en sus novelas anteriores y nos trae una historia lineal pero que contiene muchas historias relacionadas entre sí. El mayor acierto de Tequila está en su narración, la cual llega a ser obsesiva, con sutileza y rigurosidad en la construcción de cada personaje y en la trama misma. En fin, una novela majfudiana…
Leonor Taiano, University of Notre Dame du Lac.

“Majfud incomoda al lector con su prosa inconformista y una disección de la realidad norteamericana nada convencional. Si en la excelente novela Crisis de 2012 fueron las experiencias no contadas de inmigrantes latinoamericanos en los EE.UU., en Tequila, la noticia de un asesinato en Los Ángeles rememora un juramento y una tragedia que vuelve del pasado para perseguir a la narradora que detalla un secreto largamente oculto que explica el desenlace”.
Jorge Catala-Carrasco, profesor de Estudios Hispanicos en Newcastle University, Inglaterra.

Paperback: 546 pages
Publisher: Sudaquia Editores (December 20, 2018)
Language: Spanish
ISBN-10: 1944407413
ISBN-13: 978-1944407414
Más sobre este libro

Danilo-hacedor-papelografosEscrito sobre lo roto.
Danilo (el hacedor de papelógrafos),
de Antonia García Castro,

Editorial Cuarto Propio
2017, 172 p.

Para hacer un papelógrafo, en algún momento, hay que romper el papel. No queda otra. En torno a esa idea se construye este libro que trabaja con fragmentos, con lo que queda disperso, separado u oculto.

Danilo Bahamondes (1946-2001) fue un militante comunista, primer encargado nacional de las Brigadas Ramona Parra, a fines de los años 60, creador, a fines de los 80, de la brigada Chacón, a la que no renunció una vez asumida su ruptura con el PC y que dirigió hasta su muerte. Se trata de un creador –autodidacta– que se desempeñó en el ámbito de la gráfica y que modificó lo que era posible hacer, en Chile, en términos de comunicación política.

Algunos investigadores han realizado trabajos donde han quedado registrados sus aportes, así como la visión de terceras personas sobre distintos aspectos de su vida y de su obra. Este libro toma en cuenta esos trabajos, los consigna, y asume que en la medida en que ya existe un lugar donde cierta pluralidad de voces pudo expresarse… es lícito dedicarse a escribir desde donde se tiene ganas… Esto es desde el afecto, desde el reconocimiento. Pero también, concretamente, desde el rincón donde se tuvo ocasión de ver lo que se cuenta. Esto es el taller de la brigada Chacón, allá por el año 1991, 1992.

“En la medida en que ese trabajo totalmente subalterno si se quiere […] se hace literalmente codo a codo con Danilo, quienes lo han ejercido son personas que suelen tener hacia él un sentimiento de lealtad muy especial. Es por la letra, claro. La letra que Danilo trazó y que ellos, en algún punto, defendieron. A la manera de un guardaespaldas, no de personas pero sí de signos, de palabras, de discursos completos del que no son los autores pero en los que se reconocen como si lo fueran. Y no pocos tienen el sentimiento además de que, para escribir, Danilo los ha leído también a ellos. Les ha leído la mente, los ojos, el corazón y hasta las páginas blancas en las que todo está por escribirse todavía”.

Partiendo de una relación de proximidad, explicitada en las primeras páginas, el libro ofrece una visión de Danilo (“El Gitano”) y sus compañeros, enfocado en el trabajo de la brigada Chacón. En particular en la elaboración de papelógrafos –mensajes pintados en papel de amplias dimensiones destinados a ser pegado en el espacio público– desde la redacción del texto hasta el pegado en el muro, pasando por todas las etapas que habitualmente no se ven, al menos que se haya salido a pegar con la brigada.

“Ricitos desliza sus manos en busca del clavo traicionero. Va formando grandes círculos. Lo mismo hacen Juana y Petrov. Todos siguen un libreto que nunca nadie vio escrito. Lo que saben lo aprenden haciendo. Como si el mismo muro fuera capaz de transmitir sus enseñanzas a cada uno de los hombres y mujeres que lo tocan, que lo palpan con la punta de los dedos buscando lo que sobresale, lo que pudiera interferir con el pegado, romper el papel o deformar las letras del mensaje”.

No es un detalle que la escena ocurra a principios de los 90. Vale decir, al revés de los cristianos, en un momento de confiscación de la palabra, donde no cualquiera podía decir cualquier cosa ni en cualquier parte ni en cualquier tono. De ahí, también, la importancia del “Gitano”. El tono. Su forma de decir. Previo a eso, su forma de leer y de escuchar a los demás. Su capacidad para sintetizar pensamientos y ponerlos al alcance de todos.

Por lo mismo, lo que ahí sucede interesa en sí, e interesa, además, como experiencia (política, gráfica, literaria) en resonancia con otras.

¿Cómo se escribe? ¿Cómo se pinta? ¿Con qué medios? ¿Con qué dificultades? ¿Con qué esperanzas? Y si lo propio de tus escritos es que los rompan o que los cubran, ¿qué significa empezar de nuevo? Y cuando todo indica que ya no volverás a escribir ni a pintar, ¿qué es lo que queda?

Fragmentos, restos.

“Mucha gente que conoce a Danilo, lo respeta. Pero, sobre todo, lo quiere. También hay gente que no lo respeta ni lo quiere. Desde ese punto de vista Danilo es como todo el mundo, un hombre común. Libros enteros se han escrito sobre gente común y siempre es grato recordar algunos de esos personajes, como puede ser Makar, el copista de San Petersburgo, que se pasaba el día llenando papeles con su bella letra y que por las noches escribía cartas a una vecina en las que nunca lograba expresar el fondo de su pensamiento. Sufría Makar, en la penumbra de su habitación, encorvado sobre la hoja porque nunca lo que escribía era suficientemente eso. Ese problema, Danilo no lo tiene. Ni es copista ni se le escabullen las palabras. Más bien lo contrario. Como una contracara de Makar, Danilo escribe lo que quiere escribir. Todo lo que tiene para comunicar se vuelve escrito. No sale de la boca, sale de la mano, del gesto, del trazo”.

Centrado en la figura de Danilo Bahamondes, este libro gira en torno a una escena de trabajo con sus diversos planos. Ni estudio ni biografía. Tampoco testimonio. Más bien evocación que echa mano a todos los recursos disponibles e intenta integrar la dimensión política sin oponerla a lo íntimo, a lo cercano, a las diversas formas que puede tomar la amistad cuando se defiende lo escrito desde un colectivo. Todo junto, hilando, conformando un solo y mismo género…


Reseña de la obra MAS ESPACIO DEL QUE SOÑAMOS
de Leonardo Espinoza Benavides.
Puerto de Escape, 2018.

“El espacio que habita entre nosotros”

 

leonardo-espinozaCon el autor del libro que comento, nos conocimos –cómo no- simplemente a través de la red, y a propósito de un artículo que publiqué con algunas ideas en el contexto del Primer encuentro de Literatura de Ciencia Ficción y Fantasía, organizado en Letras de Chile y al alero de la Universidad Católica. De esta manera, tuvimos un intercambio interesantísimo y fructífero que, generosamente, nos permitió intercambiar obras sin mayor compromiso que darnos a la lectura. Fue entonces en junio de este año en que pude tener en mis manos esta nueva entrega de la Editorial Puerto de Escape. El libro de 300 páginas que reúne una colección de 19 relatos de Leonardo Espinoza Benavides, nacido en San Fernando en 1991, médico cirujano de profesión y recientemente retornado a Chile después de una estancia en Estados Unidos, nos presenta en esta obra un contexto clásico y fácilmente reconocible dentro de lo mejor del género. Cada relato, desde el evocador Campos de maíz y acero, hasta el enigmático Erz, nos muestra textos reposados, de un ritmo relajado como un metrónomo, que se mueve fluidamente entre los lenguajes más reconocibles de la ciencia ficción sin dejar de lado la propia impronta como autor, donde los textos aparecen de una cotidianidad lúcida, como si estuviesen ocurriendo precisamente en el mismo momento en que los acontecimientos son narrados. Así, esta habilidad para poner en los hablantes una dulce parsimonia que poco a poco nos pone en la piel de quienes viven los universos de cada relato, es único y fascinante. Aquí la ciencia constituye un marco apropiado para sostener a los personajes construidos hábilmente en perfectos trazos, no hay por lo tanto, descripciones prescindibles o terminología críptica, sino la construcción de situaciones de una naturalidad sutil y de un dramatismo casi mítico. Más espacio del que soñamos es un conjunto de relatos maduros, conscientes de las reglas del género, construye personajes creíbles y entrañables, alejados de la pirotecnia del héroe de cartón, y de una línea continua que nos permite no solo sorprendernos con las historias que ya de por si causan nuestro interés, sino con el tono de los relatos del autor.

Sus historias son prístinas y sobriamente construidas, pero al mismo tiempo, desde ese cotidiano alucinante nos permite también estremecernos a través de ese contraste:

“Al interior, sobre un camastro angosto, Javier reposaba desatado. No necesitaba amarraduras: en la unión de cada una de sus extremidades, en la unión de cada hombro con su torso y de cada pierna con su pelvis, cables extirpados se asomaban por entre el metal que rajaba la piel sintética”. (Padre Williams).

Leonardo construye una trampa donde de contrabando, terminamos convencidos que nos está contando sucesos que vivió y que ocurrieron en diez, 50 o 100 años en el futuro, donde agricultores, sacerdotes, funcionarios, exploradores espaciales y en fin, vivieron sus vidas como las vivimos nosotros en nuestras cíclicas existencias de seres humanos finitos y vulnerables:

“Lorenzo la pudo ver sin problemas a través de la ventana: la imponente arcoclínica y sus más de cuatrocientos noventa metros de altura, considerándose la antena de la cúspide, y con sus dos kilómetros cuadrados de área abarcados por su base. Era difícil, más bien, perderla de vista.” (El mecanólogo).

Más espacio del que soñamos son un conjunto de relatos hermosos y líricos, sin quizá la estridencia de un Space Opera o la obnubilación de la Ciencia Ficción dura, y que sin embargo se equilibran en el género en este conjunto de relatos llenos de humanidad.

Jorge Alberto Collao
Autor, Analista Químico. 13 de noviembre del 2018.

poesia-de-la-calle

A propósito del libro “Poesía de la Calle” del grupo Polifemo.
Textos de Tirso Troncoso, Jaime Lizama, Patricio González, Alfonso Sanhueza
Lanzado el 16 de agosto de 2018 en la Sociedad de Escritores de Chile
Editorial TEGE

Presentación de Sergio Ojeda Barías
Leer y, tener la posibilidad, de comentar este libro de rescate poético y memorístico, me ha hecho pensar en muchas cosas. Por cierto, lo primario es evocar mis propias experiencias en los oscuros años de vida universitaria en dictadura. Pertenezco a la generación que ingresa a esas aulas unos 6 años después de las andanzas del grupo Polifemo (Convocado en su formación por Luis Tirso, Jaime Lizama y Alfonso Sanhueza.). Por tanto, también me tocó ser testigo y participe de diversas formas de resistencia contra el oscurantismo reinante. Los campus universitarios por aquellos tiempos eran una especie de microclimas donde se observaba la presencia de colectivos artísticos, militancias políticas, activos de resistencia, algo que no era frecuente ver en el resto del país.
Al respecto, Fabio Salas afirma en “Dulce patria tus hijos bailan otra vez”:

Y esa resistencia no sólo debía venir de las orgánicas políticas que
funcionaban en la clandestinidad, sino que también de la acción
cultural artística que muchos de nosotros pudiéramos realizar al alero
de un perímetro de oxígeno que poco a poco porfiada y estoicamente
se iba ampliando con cada nuevo semestre que allí acaecía.

Pedagógico, histórico y luchador, era un referente desde todos los vértices posibles. Símbolo en cuanto a capacidad de lucha, resistencia y movimiento. Lo relevante de esta lucha político-cultural, y sin apegarse al mito, es que estas universidades tenían rectores militares delegados, programas de estudios cercenados. Sitios donde el soplonaje y la vigilancia eran pan de cada día.
Usando un lugar común: eran tiempos duros.
Difíciles, pero creativos; complejos, pero solidarios. Tiempos donde el alma y la vida pendían de un hilo, imposibles de representar en pocas palabras.
Este periodo, que algunos pretenden negar y calificar de montaje, de la poesía y las artes en Chile, sin duda, está fuertemente signado por el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, suceso que provocó profundos quiebres y grietas en el conjunto de la sociedad chilena, hechos que afectan hasta el día de hoy el devenir del país. Los primeros años de la dictadura militar se caracterizaron por la instauración de fuertes restricciones respecto de la producción literaria y artística.
Por una parte, se produjo la salida de un vasto contingente de intelectuales y artistas al exilio, y por otra: una severa censura aplicada a medios de comunicación y a la producción en el campo cultural. Todos estos elementos contextuales no pueden ser soslayados al momento de referirnos a la producción poética de estos años. En Chile hubo 3.000 personas detenidas y desparecidas, se realizaron arbitrarias ejecuciones políticas y un gran número de chilenos vivió por años el destierro obligado y con prohibición de regreso al país. La censura in extremis promulgada por el gobierno de facto obligó a muchos creadores a buscar nuevas formas de expresión que representaran de alguna manera la situación sociopolítica reinante.
En este sucinto marco surgieron por doquier: colectivos, acciones de arte, panfletos, revistas hechas en mimeógrafos artesanales. Proclamas, manifiestos, neovanguardia y escenas literarias artísticas. Todo eso está presente en esta bella edición de “Poesía de la calle”. Un llamado a la actividad, a salir dela asfixia, el academicismo neutro, la comodidad y del miedo.
El manifiesto de Polifemo (1978) lo señala:

Nos encontramos ante la disyuntiva de las letras o la calle. Toda la poesía
chilena hasta nuestros días, en sus poetas menores y mayores, se ha visto
envuelta en el culto al libro y la veneración de la letra impresa…”. Más
adelante agregan: “La necesidad de conciencia y emoción de la poesía de la
calle quiere quedar ´impresa´ en la mente para las transformaciones de la
conciencia y de la emoción. El cometido público de la poesía será por fin
realizado…

En estos extractos, queda claro, que la poesía no puede ser un artículo decorativo, que su puesta en la calle permite desarrollar proyectos estético-discursivos que rebasen la mera hoja impresa y que, por tanto, se conviertan en agentes motores, espacios de vitalidad y de confluencia.
Lúcidamente afirma Carmen Berenguer, en este libro, respecto de Polifemo:

Lo interesante es la puesta en la escena universitaria conculcada como
fondo en la lucha armada de las palabras y su deseo de liberarlas de la
opresión institucional de la impresión, por la oralidad, sinónimo de libertad…
Este salir a la calle, y la libertad de las palabras, entronca vívidamente con ciertos postulados de las primeras vanguardias, me remite a Breton y su poema “Déjenlo todo”, cuando nos dice:
Déjenlo todo
Dejen Dada.
Dejen su esposa, dejen su amante.
Dejen sus esperanzas y sus temores.
Abandonen a sus hijos en medio del bosque.
Suelten el pájaro en mano por los cien que están volando.
Dejen si es necesario una vida cómoda, aquello que se les
Presenta como una situación con porvenir.
Salgan a los caminos…

Leyendo el manifiesto de Polifemo, y los textos del libro, pienso que la idea que subyace detrás de esta conceptualización es que la poesía es un tipo de anormalidad creativa, una “enfermedad vigorizante” para el lenguaje. Como afirma Terry Eagleton, la modernidad estableció una crisis de fe con el lenguaje, una suerte de escepticismo con la metáfora y el gesto verbal exagerado. Para dicho motivo es preciso violentar el lenguaje para obtener alguna verdad de él, si es que la hay.
Leamos un fragmento del “Texto a dos manos” de Jaime Lizama y Patricio González:

Todo está permitido
Menos vivir para siempre.
El que no lo crea
Bueno, que reviente.
Y todo también es imposible
Menos la muerte…

Tirso Troncoso, no señala en “Poema contra el tiempo y la muerte”:

No es hora de divertirnos y charlas vanas
(ya lo dije antes, el tiempo corre en contra nuestra)
tiene carácter panfletario
Es un documento poético entrecomillas
Un poema contra el tiempo y la muerte
Ya basta señores:¡Este verso es territorio libre!

Patricio González, dice en “Sin tierra”:

Qué puedo decir yo, poeta joven, acerca de mi tierra
Sin que tenga que vomitar mi náusea furibunda de impotencia
Qué puedo decir yo de esta larga franja obscurecida
Tierra pecaminosa, donde la vida vale menos que la muerte.
Donde lo real supera la ficción…

La palabra poética se libera, confluye hacia espacios del coloquialismo, clara herencia del discurso parriano. Se desborda entre la vida y la muerte, es un correlato profundo de lo que está pasando y de lo que podría suceder, por ese motivo muchos de los versos de los poemas incluidos en el libro hablan de la muerte. Es como una banda sonora de fondo.
Este rescate que hace el libro, se presenta valioso, permite acceder a materiales valiosos, muy escasos, que complementan la mirada del campo cultural de aquellos funestos años de dictadura. Se agradece este gesto, que sin duda, va más allá de la nostalgia complaciente. Este país de hoy lo necesita, lo requiere de manera urgente, es una sana manera de luchar contra el olvido y el cinismo.
Por último quiero señalar que Marcos Aguirre tiene toda la razón cuando firma en su texto, a raíz de la detención de Tirso: “Tirso no es inocente” “No somos inocentes”. Eso es verdad. En un espacio derruido, los gestos y acciones inocentes casi no tienen cabida, pues todo está en juego.


Borges-lectorBorges lector de Nietzsche y Carlyle.
De Sergio Sánchez, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, 2018
PRÓLOGO

Como todas las cosas que conocemos, un texto es una creatura histórica, no una cosa en sí. Vale decir que nace y vive de sus relaciones con otros textos: aquellos que su autor leyó y los que él mismo creó. Borges, que así lo entendía, veía que lectura y escritura integran un continuum: “los libros congregados e interrogados por un hombre constituyen también un aspecto de su obra”.
Las páginas que siguen procuran explorar esos aspectos de la obra de Borges que son su lectura de Nietzsche y Carlyle, la que termina por entregarnos, en trance similar al del emblemático hombre del “Epílogo” de El hacedor, una imagen de la obra de Borges mismo, y “el mapa y espejo de su personalidad”. En distinto grado y con diverso cariz, el escocés y el alemán son parte importante de su mundo de lecturas y de sus creaciones. Borges los juzga por la “entonación” de sus trabajos, en la que su sensible oído crítico descubre la clave de una actitud elemental frente al mundo y la vida: un estilo. El escritor ya maduro, que ha dejado atrás sus adhesiones juveniles a exaltados heroísmos, no lo celebra, antes bien lo deplora: su lectura del Zarathustra de Nietzsche y de las mayores obras de Carlyle entraña una verdadera crítica del estilo enfático que las caracteriza.
Cioran ha dicho que Borges representa la imagen de la única utopía que estaría dispuesto a aceptar como propia. Esta confesión comporta algo que va mucho más allá de la opción por un estilo literario o un asunto que compete meramente al arte y los libros: representa una opción de cultura. Es lo mismo que tenemos en la reacción de Borges a los autores que ha leído: trasunta sus preferencias estéticas, las que claramente son mucho más que solo estéticas. Si atendemos a lo que rechaza de Zarathustra y de las estridentes páginas sacerdotales de Carlyle, podemos imaginar cuál es la utopía que les opone, qué tipo de mundo y qué cultura son compatibles con esos rechazos. Los hombres de su utopía fatalmente se le parecen: son escépticos, no están ganados por la locura de tener la última palabra y sus gustos, actitudes y pasiones son las que caracterizan a los “justos”, que quiso “salvando el mundo” o conjurados en “una torre de razón” en medio de la Babel de la época.
Vistos con las lentes del momento en que Borges escribe, pulidas por la historia de los efectos en que con múltiples textos se inscribe el trabajo de los totalitarismos, en especial el que padeció Europa con la llegada del nazismo, Nietzsche y Carlyle aparecen transformados al modo en que lo están muchos escritores tras el advenimiento de Kafka, que nos hace verlos como sus precursores. Los énfasis del Zarathustra y del autor de Past and Present son mucho más que la expresión de un temperamento o un rasgo de la auto-estilización de dos escritores: suenan como ecos del presente que llegan al Río de la Plata con las noticias más sombrías de la vieja Europa, decidida a dar la espalda a sus mejores tradiciones.
Pero Borges es un lector exigente, capaz de ese “arte de leer bien” que requirió Nietzsche y del que pocos lectores se mostraron capaces. Borges fue uno de estos pocos (como en Europa lo fue Thomas Mann por las mismas fechas). Su lectura de Nietzsche es acaso la más inteligente y honesta que se ha hecho en nuestro país. No está hipotecada por el apremio de juicios sumarios, que lleva a valorar obras y autores sin la suficiente asistencia de la crítica y la sana ephexis escéptica. Borges no parece buscar otra cosa que comprender, con la mayor honestidad intelectual de que es capaz. Sin dudas, acierta Mastronardi cuando anota que “su libertad de espíritu – atributo muy notorio en su obra, la que alguna vez deberá estudiarse desde esta perspectiva – es ciertamente admirable”. Hay en él un maestro de los matices que, frente a las simplificaciones de las férreas convicciones de Carlyle, no puede menos que expresar su disgusto. Y por esto también, admira las páginas del mejor Nietzsche: el que recordaba a sus lectores que él era “la antítesis de una naturaleza heroica” y que “las convicciones son prisiones”; el Nietzsche “buen europeo” que afirmaba no poder alabar los libros de Emerson –admirado por Borges– de tan cercano que los sentía.
La atención a la densa trama de las lecturas de Borges y su escritura permite apreciar un contenido que es al mismo tiempo evidente y oculto, como “la figura en el tapiz” en el relato de Henry James, y que entraña un modo peculiar de entender y valorar nuestra común condición humana. Si no hemos entendido mal, acaso no diste de lo que Horacio González ha aludido como el “existencialismo trágico” que, sin embargo, el escritor “formalmente repudiaba”. Nos gustaría pensar que hemos presentado con suficiente claridad esta visión que para nosotros contiene la medida borgeana para lo humano.
El segmento de la “biblioteca ideal de Borges” que exploramos permite entrever en sus líneas principales la constelación de otros autores, además de lo convocados en primer lugar, que son referencia obligada en el mapa de sus simpatías y antipatías. Hemos indicado apenas unos pocos, los más relevantes para nuestro tema. El lector interesado en este tipo de cartografías encontrará en las notas información para ahondar y completar ese mapa tentativo.

El libro estará disponible en librerías italianas, traducción de Giulisano Campioni.

podremos-reirnosLa ciencia ficción como un vitral: La propuesta de Jorge Alberto Collao.
En torno al libro: ¿Podremos reírnos en el silencio del cosmos»?

Algo particular sucede al leer la obra de Jorge Alberto Collao. Asoman esas frases de antaño que alguna vez expusieron que, en la ciencia ficción, los personajes muy frecuentemente vienen siendo las ideas. Así ocurre en ambos libros afines publicados por el escritor chileno aludido, pero se conjugan dos variables más. Una tiene que ver con la potencia de la atmósfera generada por sus relatos y lo esencial que esta resulta para la transmisión de sus ideas, como una especie de atajo hacia un subconsciente sensitivo. Y la otra, con su capacidad de combinar las dimensiones fantásticas —fantasía, terror y ciencia ficción— y sin embargo lograr que el resultado final logre ser, como un todo, ciencia ficción, incluso cuando su prosa se torna completamente “realista”. Su ejercicio literario no traduce un intento fatuo de querer remodelar lo que de por sí es siempre dinámico (y es que los límites de la ciencia ficción son los límites de nuestra capacidad artístico-especulativa), sino que evocan una pluma que discurre natural, original, que llega por sí sola a su destino. Lo que surge finalmente es una especie de ciencia ficción en forma de vitral.
La primera incursión explícita de Collao en la ciencia ficción fue con su libro “Aunque tal vez sólo seamos los dioses de las hormigas” (Puerto de Escape, 2014). Poco tengo que agregar a lo ya sentenciado por el círculo local: la obra es ejemplar y una lectura infaltable. Tan solo habría deseado que sus páginas se extendiesen en unas cuantas centenas más. En esta novela corta se goza con la experiencia de aceptar la incapacidad de comprender en su totalidad una historia de personajes intrínsecamente incomprensibles ante su inmensa distancia del estereotipo humano. En un camino que siempre evoca al maestro polaco Stanisław Lem, Collao ofrece su propio viaje irremediablemente abstracto de la mano de Sradivmidratubrathy, uno de estos personajes.
“¿Podremos reírnos en el silencio del cosmos? (Puerto de Escape, 2017) es su segunda y más reciente publicación en el género. Acá me detengo a tejer un poco los hilos de su narrativa. En este caso, una treintena de relatos arman el ancho de su libro. Inicialmente, confieso, fui impaciente: ¿dónde estaba la ciencia ficción? Pasó un buen número de páginas hasta que comenzó a hacerse presente, partiendo con el relato “Disipador”, una observación macro cósmica arcana y existencial. Y luego una vez más se ocultó… Y volvió esplendorosa con los relatos “Mundo” y “Mundos” que, además de ser paisajes siderales, algodonosos, notables, están editados en papel con una belleza estética refrescante: ambos de tan solo una página de extensión, el primero a la izquierda del lector, el segundo a la derecha, con ilustraciones de la mano del propio escritor. Fue entonces cuando armé los trozos, cuando pegué los vidrios. Estos relatos que encontraban plausibilidad en un universo de fronteras difusas abrazaban al resto y los incorporaban a un mismo recipiente. Una propuesta y desafío interesante, tanto para autor como editor. Así disfruté, con esta nueva perspectiva, la calidad kafkiana de “Gusano”. Del mismo modo, el relato que da título al libro, en la vertiente de las andanzas de Sradivmidratubrathy, me preparó el terreno para leer las siguientes entradas, “Primer síntoma”, “Puerta” y “Reunión”, que por sí solos no alcanzarían lo que en su unión generan. La oscuridad alienante de “TYG” y la sorpresa tétrica de “Último día en la ciudad”, relato que transcurre en el Mall de La Serena, suman a la paleta de colores finales de este bordado.
La propuesta de Jorge Alberto Collao es aún joven y fértil, con incontables caminos como opciones a seguir, con el misterio y la emoción de la forma que pueda seguir adquiriendo su vitral literario. Su obra tiene ya un espacio en el telar de la ciencia ficción chilena, sin duda. En mi sesgo como lector y escritor de ciencia ficción, espero y anhelo que este autor de la IV región continúe entregando sus letras a este género y nos continúe compartiendo sus más desbordadas ideas.

Leonardo Espinoza Benavides
8 de agosto, 2018
Santiago de Chile
Leonardo Espinoza Benavides (San Fernando, Chile, 1991)
Médico cirujano, escritor y cinéfilo. Fue miembro de la Washington Science Fiction Association (WSFA) y expositor de la primera participación chilena en la convención Capclave de Estados Unidos. Ha publicado ficción y no ficción en Dos Disparos Magazine, El Sitio de Ciencia Ficción, Puerto de Escape, The WSFA Journal, entre otros. Actualmente reside en Santiago de Chile.

De- mi-mayor-estigmaSe encuentra disponible gratuitamente para ser leída, impresa o incorporada a bibliotecas virtuales, la cuarta edición electrónica corregida y con la mayoría de los textos eliminados definitivamente, en PDF y en versión FLIP (Libro Flash), del poemario “De mi mayor estigma (si mal no me equivoco):” de Rolando Revagliatti. Hemos agregado links recíprocos (de ida y vuelta desde el índice a los poemas y viceversa) para una navegación más cómoda por el documento. El diseño integral y la diagramación es de Patricia L. Boero.

Puede descargarse en:
http://www.revagliatti.com/demimayor.html

de-un-infernoLa editorial Dialogarts de la Universidad stadual de Rio de Janeiro acaba de publicar el libro De un infierno a otro: El migrante latino en Crisis, de Jorge Majfud, de la crítica y académica Dr. Leonor Taiano (Universidad de Notre Dame), con prólogo de la profesora Ana Cristina dos Santos, de la Universidad de Rio de Janeiro.

El libro es un profundo análisis de la novela Crisis, del escritor uruguayo estadounidense Jorge Majfud, originalmente publicada en España (Editorial baile del Sol) en 2012, y que bucea en el drama de los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos, principalmente en el contexto de la Gran Recesión del año 2008. Taiano analiza la pluralidad de personajes y la multidimensionalidad de cada uno, desde su perspectiva psicológica como cultural y política.

crisis-jorge-MajfudTanto la novela Crisis de Majfud como el cuidadoso estudio de Leonor Taiano cobran una mayor vigencia en la actualidad, cuando los mismos dramas y problemas individuales y sociales se han multiplicado en el gran país del Norte, casi diez años después.

La académica Leonor Taiano es graduada de la Universidad de Salamanca y doctora por la University of Tromsø de Norguega. Ha presentado parte de sus estudios sobre la obra de Majfud en diferentes universidades de Europa y Estados Unidos.

Leonor Taiano, contacto:
leonortaianoc@gmail.com / ltaianoc@nd.edu
University of Notre Dame
Department of Romance Languages and Literature
343 O’Shaughnessy Hall
Notre Dame, IN 46556

 


francisco-rivasEl quinteto imperfecto, de Francisco Rivas, Santiago, Editorial Ceibo. 2018.

Es muy difícil si no imposible encasillar la extensa obra de Francisco Rivas en algún lugar dentro de lo que ha sido la narrativa chilena de los últimos treinta años. Sus novelas se distinguen claramente no sólo por su forma sino también por sus temáticas y especialmente por sus personajes, que no pertenecen al imaginario recurrente de la mayoría de las narradoras o narradores chilenos contemporáneos.

La libre y desbordante imaginación de Rivas y la amplia cultura demostrada en todas sus novelas lo aleja de la monotonía que domina otras muestras literarias, transformándolo en un escritor inclasificable dentro la narrativa actual.
El quinteto imperfecto no es una excepción. Así como en sus producciones anteriores, Rivas nos traslada a lugares y tiempostan disímiles como fascinantes y nos presenta personajes tan improbables como reales: la Cremona y sussublimes lutieres, la Rusia y los grandes compositores e intérpretes del período zarista, la jungla sudamericana de los años de la emancipación, la nostálgica época del bandoneón y la sórdida realidad de los cantantes castrados.
Traza un contrapunto probable: por un lado el Sucesivismo y sus protagonistas, esa doctrina política inaugurada en el siglo XIX por Mariano Melgarejo dictador boliviano, cuya persistencia, aunque en ocasiones fugazmente revertida, ha permitido a las clases dominantes, abusivas e insaciables,perpetuarse en nuestro continente. No importa el hombre que detenta el poder, sino el sistema que él administra y sostiene. Si se aparta del rumbo trazado por el Imperio tendrá pronto un Sucesor. Porotro lado, el personaje que da continuidad a los cinco instrumentos musicales: un veterinario que en momentos de lucha contra la continuidad de la dominación sucesiva, se alinea con los combatientes.
No hay lugares comunes en este libro, sí una sucesión de hechos y situaciones enmarcadas en la fabulación del pasado, presente y futuro y que puede ser tan imprecisa como la que ha sido y será la de los propios historiadores. En un período de pleno desarrollo de esta doctrina política, este veterinario es oyente de testigos de épocas y sitios diferentes de las cinco historias que constituyen esta novela.
Conocerá la historia oculta de las Sombras, esas magníficas solistas, de algún modo esclavizadas por músicos famosos y que debían reemplazarlos siempre en el anonimato ante un eventual fracaso en sus presentaciones.
La del maligno pianista que no se detendrá en ninguna maniobra, por sórdida y perversa que sea para interponerse en el camino hacia la fama y la fortuna de un virtuoso, favorito de la Rusia zarista.
También la del habitante de la selva amazónica, fabricante de extraordinarios instrumentos de viento y que se une a los próceres de la emancipación en la lucha contra la brutal agresión de los depredadores gobernantes.
Escuchará el relato del mezzosoprano que ha huido escapando de la castración impuesta por los empresarios musicales y por la iglesia para mantener su extraordinaria voz en los coros y en las orquestas.
Y la épica narración del compositor contemporáneo de música clásica y del bandoneón abandonado en un cambalache en la feria de las pulgas de Mauerbach.
Estas diversas historias se entretejen con las de resistencia cada vez más poderosa de quienes quieren terminar de una vez y para siempre con la sucesión de administradores de los bienes usurpados al pueblo.
La prosa es fluida, cada episodio construido en forma precisa, trasladándonos constantemente a épocas y lugares impensados, proponiéndonos una multiplicidad de historias que se sostienen con un lenguaje prolijo y con un vocabulario potente.
Rivas ha desarrollado un estilo que se reconoce desde sus primeras creaciones. Sus relatos pueden parecer tan inverosímiles que sólo pueden darse en la realidad, siempre ligados a la verdadera historia de nuestro continente, la que no está ni en los textos públicos y asequibles y tampoco en los ocultos, también asequibles.
El Quinteto Imperfecto no escapa a lo anterior. No claudica ni con la imaginación ni con el vínculo que necesariamente une al narrador con su escenario.
Tanto en esta novela como en las anteriores se revela la crítica frente a las democracias inconclusas, en contra de los oportunistas, denunciando los que sin importar el signo que marca el poder se convierten y coluden con los que en otro momento fueron sus marcados adversarios.
En esta narración se desnuda la capacidad de hacer el mal que tiene el ser humano, y sin duda se atisba la redención del individuo a través de la generosidad y el coraje.
La pregunta por el origen del ser humano está presente en el relato, ¿Cuándo el homínido dio el salto que lo transformó en la especie a la que pertenecemos? ¿Fue en el momento en que el animal se pensó a sí mismo? ¿Cuándo comprendió la palabra o cuando se regocijó al dañar al prójimo?
En cada uno de los capítulos y en sus personajes es posible encontrar cualquiera de esas respuestas. El ensimismamiento, la palabra, la bondad, el amorcomo sinónimos de humanidad, pero la alteración, la incomprensión, la sevicia y la intolerancia del mismo modo como la indivisible contraparte en esa única humanidad. Y aun cuando hay rasgos de ambas en un individuo, siempre dominará una sobre otra dependiendo de la circunstancia. Y esa circunstancia está presente en los episodios que comentamos.
Y en estos contradictorios también hay intransigencias. Más allá de la dualidad de estas cualidades o vicios en cada protagonista, sea cual sea la interpretación o justificación de su comportamiento ciertamente no hay tolerancia hacia ciertas conductas: la deslealtad, la traición, la codicia, la envidia, el resentimiento.
El Sucesivismo es el caldo de cultivo para la prevalencia de las manifestaciones más negativas y sin duda los relatos que se intercalan y lo acompañan, quizás sin una relación directa con él revelan en sus personajes la inefable naturaleza humana.
En la obra de Rivas, esencialmente personal e irrepetible, hay reminiscencias de John Irving y de Murakami, lo que se aprecia en otras imperdibles de sus novelas como El fabricante de ausencias, La conjetura del Quincunx o El insoportable paso del tiempo.
Esperemos que la espesura del lobby literario, el mercantilismo editorial y la censura oculta no invisibilicen obras como la que comentamos.

Reseña de
Juan Camilo Lorca

ver-otros-libros-

 

 

subir ▴